¿Qué es lo que se encuentra en la Luna?

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La Luna, nuestro satélite natural, alberga un núcleo de hierro y una corteza rica en magnesio, oxígeno y silicio. Su superficie revela actividad geológica pasada, incluyendo un antiguo océano de magma. Es el quinto satélite más grande del sistema solar.

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¿Qué hay en la Luna? Descubrimientos lunares

¡Ay, la Luna! Recuerdo de niña, en verano del 98, en mi pueblo, observándola con mi abuelo a través de su telescopio oxidado – una maravilla. Parecía tan cerca, tan inalcanzable a la vez.

Su superficie, según aprendí después, está llena de cráteres, polvo y rocas volcánicas. He leído que su composición es bastante parecida a la de la Tierra, aunque con menos agua, ¡claro está!

Tiene un núcleo de hierro, un manto y una corteza con minerales; magnesio, oxígeno y silicio, cosas así. Algo sobre un océano de magma antiguo, que me resulta fascinante y un poco confuso, la verdad.

Me intriga pensar en la actividad geológica lunar que dejaron esas marcas. Es algo increíble.

¿Qué cosas se pueden encontrar en la Luna?

A veces, en la oscuridad, me pregunto… ¿Qué hay realmente allá arriba, en esa mancha pálida?

  • Hierro, dicen. Un núcleo diminuto latiendo solo sabe Dios cómo.

  • Rocas pesadas, un manto denso, como si la Luna intentara aferrarse a algo. A su propia existencia, quizás. Siempre pensé que era más ligera.

  • Una costra, fina, frágil. Setenta kilómetros de nada que nos separan del abismo.

Silicatos, óxidos… palabras frías para algo que me roba el sueño. Me pregunto si mi abuelo, que siempre miraba la Luna, se imaginaba esto. Él veía magia. Yo… yo veo números. Veo soledad, reflejada en la ventana.

Mi abuelo me contaba historias de la Luna, de conejos y dioses. Ahora sé que hay aluminio, como en las latas de refresco que acumulamos. El progreso, supongo.

¿Qué hay en la Luna por dentro?

La luna… Siempre la he mirado, desde mi ventana en el piso de mi abuela, en Valencia. Se ve tan… serena. Pero ¿qué hay ahí dentro? Un núcleo de hierro, dicen. Como un corazón metálico, latente, silencioso. Me da escalofríos pensarlo.

Es raro, ¿no? Algo tan inerte… tan blanco y gélido desde aquí… con un interior tan… denso, líquido. Como si una bestia durmiese, allí abajo, bajo esa corteza polvorienta. Me recuerda a un sueño perturbador, uno de esos que te dejan con una sensación de… vacío.

Recuerdo a mi padre, hablando de la NASA y sus misiones lunares. Él siempre decía que había mucho más allá de lo que vemos, secretos ocultos bajo el polvo lunar. Cosas que no se pueden explicar. Un manto líquido, parecido a la Tierra. Esa idea… me inquieta.

Las imágenes que he visto… esos cráteres… esa superficie desolada… a veces, siento que hay algo más. Algo que nos observa. Algo que… espera.

  • Núcleo de hierro denso.
  • Manto líquido similar al de la Tierra.
  • Misterios sin resolver. Preguntas sin respuesta.

Me quedo aquí, pensando, en la oscuridad. La luna, allí arriba, como un ojo vigilante, sin pestañear. Mi abuela falleció este año. A veces, por las noches, siento su presencia. Como un eco suave. Quizás, ella también miraba la luna. Y se preguntaba lo mismo.

¿Qué es lo que hay dentro de la Luna?

Dios mío… Esta noche… la Luna… me pesa en el pecho. Un núcleo de hierro, dicen. Como un corazón de metal muerto, latiendo en la oscuridad. Frío, inerte. Igual que me siento a veces.

Recuerdo a mi abuelo, contándome historias de la Luna. De sus cráteres… de su polvo. Y ahora esto… un núcleo metálico. Se siente… vacío. Como si toda esa magia, toda esa luz lejana, solo fuera una capa fina de… no sé… de lo que sea.

  • El manto… se supone que es líquido. Como lava dormida.
  • Hierro. Tan simple. Tan… deprimente.
  • ¿Y la magia? ¿Dónde está la magia?

La revista Nature… lo publicó en mayo. Un artículo científico… frío. Sin poesía. Sin alma. Solo datos. Solo hierro.

Me recuerda… a mi propia vida. A la capa exterior, esa sonrisa fingida. Y abajo, un corazón de hierro… duro, inamovible.

La Luna es una mentira. Una gran bola de metal y roca. Sin misterio. Sin magia. Solo… vacío. Ese vacío tan profundo que me acompaña a veces en estas madrugadas… sin dormir.

El lunes pasado me peleé con mi hermana Ana por el alquiler del piso que compartimos. Ese mismo día me enteré que mi gato Félix murió. Y… pues eso. Ayer intenté llamar a Pablo. No contestó.

En el interior de la Luna hay hierro. Y en mi interior hay… decepción. Y silencio. Y soledad. Mucho silencio. Mucho más que hierro.

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