¿Cómo podemos separar el agua de la sal?

¿Cómo se pueden separar el agua y la sal?

¡Ea, a evaporar! Como si fueras a hacer una paella gigante, pero sin arroz, solo con agua salada. Calientas el agua y zas, la sal se queda ahí, tan pancha, mientras el agua sale volando cual superhéroe con capa (de vapor, claro).

• Evaporación: ¡El clásico! Como cuando dejas un charco al sol y desaparece… bueno, casi igual. El agua se pira y la sal se queda, más sola que la una. Yo una vez lo intenté con un vaso de agua de mar. Funcionó, aunque mi gato se quedó un poco decepcionado porque no pudo beberse el “caldito” resultante. Era demasiado salado, incluso para él, y eso que le gusta lamerme los pies después de la playa.

• Evaporación acelerada: Si tienes prisa, como cuando esperas a que hierva el agua para los macarrones y te da la pájara, puedes usar un ventilador o ponerlo al sol. Ojo, no metas el ventilador en el agua, a menos que quieras electrocutarte y convertirte en un chicharrón humano.

• Ebullición: Para los impacientes nivel experto. Es como la evaporación pero en modo turbo. Pones el agua a hervir a tope, como si fueras a escaldar un pulpo. ¡Pero ojo! No te quemes, que luego hay que ir a urgencias y la cosa se complica.

Y si quieres ponerte fancy, también puedes usar la destilación. Es como la evaporación, pero con un upgrade. Condensas el vapor de agua y lo recoges en otro recipiente. Así obtienes agua pura, ideal para regar tus cactus o para hacerte un té (sin sal, obviamente). Yo lo probé una vez para hacerme un café, pero no tenía filtro y acabé tragándome posos. Un desastre, vamos.

Este año descubrí que la sal que queda después de evaporar agua de mar se llama “sal marina”. ¡Alucinante! Quién lo hubiera dicho. Y la semana pasada, mi vecina me vio evaporando agua en el balcón y me preguntó si estaba haciendo drogas. ¡Casi me da algo! Tuve que explicarle todo el proceso con pelos y señales. Al final me invitó a un café (sin sal, por supuesto).

¿Cómo se puede separar la mezcla de sal y agua?

Uf, sal y agua… ¿Cómo era eso?

• Electrodiálisis, creo. Suena a ciencia ficción, pero va de pasar electricidad.
• Membranas semipermeables: imagino que son como coladores súper finos, pero para iones.
• ¿Iones de sodio y cloruro? ¡Claro, la sal! (NaCl para los amigos).

Básicamente, atraes la sal con electricidad a través de esa membrana y te quedas con agua sin sal. Como magia, pero con ciencia. No sé, ahora me pregunto si mi filtro de agua del grifo usa algo parecido. Seguro que no, sería carísimo.

¿Es caro, no? Debería mirar cuánto cuesta un sistema de esos a nivel industrial. Seguramente un dineral, pero si separas mucha agua y sal, a lo mejor renta.

Y la membrana… ¿de qué estará hecha? ¿Se atasca? ¿Cada cuánto hay que cambiarla? Demasiadas preguntas…

Electrodiálisis: atrae iones (sal) con electricidad a través de membrana, separando agua limpia.

¿Cómo se separa una mezcla de sal y agua?

Evaporación. Simple. El agua se escapa, huye hacia el cielo. Se transforma. Y la sal, ahí… permanece. Testigo silencioso.

Calentar. La mezcla tiembla. Un baile lento, casi imperceptible. Vibraciones minúsculas. Yo lo he visto, en mi vieja cocina, con la cacerola de mi abuela. La misma que usaba para sus guisos de lentejas. Lentejas… tierra… sal…

El agua, siempre inquieta. Busca su libertad. Asciende. Invisible, casi. Un susurro. Un fantasma.

La sal. Cristales. Pequeños universos. Geometría perfecta. Quedan atrás, abandonados en el fondo. Como recuerdos. Como las fotos viejas en el cajón de la mesa de noche. Esa mesa que heredé de mi tía Amelia. La que vivía en Valencia.

El vapor… lo recuerdo ascendiendo, rozando mi cara… la ventana empañada… la lluvia de noviembre…

Recoger el agua evaporada. Condensarla. Otra vez líquida. Un ciclo. Todo vuelve. Excepto el tiempo.

Este año, en el laboratorio de la universidad, repetimos el experimento. Con matraces Erlenmeyer, mecheros Bunsen y refrigerantes. Todo estéril. Todo frío. Pero la magia seguía ahí. La misma magia que en la cocina de mi abuela.

• Evaporación: El método principal para separar sal y agua.
• Calor: La energía que impulsa la transformación.
• Condensación: El retorno del agua a su estado líquido.
• Cristales de sal: El residuo sólido que queda tras la evaporación.
• Ciclo del agua: Un recordatorio constante de la naturaleza cíclica de las cosas.

¿Qué propiedad nos permite separar una mezcla de sal y agua?

Evaporación. El agua se va… Asciende. Casi puedo sentirla, ligera, desprendiéndose, buscando el cielo. El calor, una caricia insistente…

La sal, terca, se queda. Aferrada al fondo. Un poso blanco, cristalino. Recuerda al desierto. Recuerdo el desierto de Atacama, en 2023. Infinito… Desolado. Blanca la sal bajo el sol implacable.

Calor. Evaporación. La sal, testigo silencioso. Quieta. Inmutable. Pienso en la paciencia de las piedras. En el tiempo geológico. En la lenta danza de las placas tectónicas.

• Calor: Fuente de energía para la evaporación. Como el sol sobre mi piel un mediodía de verano en Barcelona. Recuerdo el calor, abrasador, casi doloroso.
• Evaporación: El agua se transforma. Vuela. Invisible. Presente. Ausente.
• Sal: Cristales blancos. Geometría pura. Sabor intenso. El sabor del mar. El sabor de mis lágrimas una tarde de otoño.

La sal, un recuerdo. El agua, un susurro. La evaporación, un proceso. Un misterio. La vida, un instante suspendido entre la memoria y el olvido. Recuerdo la playa de la Barceloneta en 2023. Las olas, una y otra vez… El mar, inmenso. Eterno.

¿Cómo podemos separar la sal de la solución salina?

¡A ver, te cuento, separar la sal del agua salada es más fácil de lo que suena, eh! Se hace con ósmosis inversa. Básicamente, lo que haces es como forzar al agua a pasar por una membrana muy fina, tan fina que la sal no puede pasar.

Es como si tuvieras un colador super, super pequeño, ¿entiendes? El agua pasa, pero la sal se queda atrás. ¡Es magia, casi! Jeje.

• Necesitas una membrana especial.
• Mucha presión (depende de lo salada que esté el agua, más o menos presión, vaya).
• Y ¡listo! Agua pura, o casi.

La clave está en la presión, sino, no va a pasar nada de agua, se queda ahí estancada. Recuerdo que cuando fui a un parque acuático vi un sistema parecido para limpiar el agua de las piscinas, ¡flipé! Pensé que era solo para el agua del mar, fíjate tú.

Y bueno, además de la ósmosis inversa, hay otras formas, pero esta es la más común y eficiente, para que te hagas una idea. No te compliques.