¿Cómo quitar un sabor feo de la boca?

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¡Adiós mal sabor! Cepillo y lengua limpios (al menos dos veces). Enjuague bucal, ayuda. Agua, chicle sin azúcar, o caramelos ácidos refrescan. ¿Sabor metálico o amargo? ¡Cubiertos de plástico!

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¿Cómo eliminar el sabor desagradable de la boca?

¡Uf! Ese sabor raro en la boca… ¡qué rollo! A mí me pasó algo parecido el 15 de marzo, después de comer unos mejillones en ese chiringuito de la playa de la Malvarrosa, costaron un ojo de la cara, ¡18 euros la ración! El sabor metálico me duró horas.

Lo primero que hice fue cepillarme los dientes, lengua incluida, ¡hasta tres veces! Usé Colgate Total, la que me recomendó mi dentista. Ni con esas.

Luego probé con enjuague bucal, Listerine, el azul. Ayudó un poco, pero el mal sabor seguía ahí, tenaz.

Lo que sí me funcionó un poco mejor fue beber mucha agua, y masticar chicle sin azúcar, de menta, claro. Recuerdo que tenía un paquete de los de “Orbit” en el bolso.

Para la próxima vez, si tengo algún evento importante, creo que usaré cubiertos de plástico. Ya sabes, por si acaso. ¡Menos mal que aquello se pasó al final!

¿Qué pasa cuando tienes un sabor raro en la boca?

¡Uf, un sabor raro en la boca! Es como descubrir que tu café mañanero sabe a calcetín sudado. ¡Qué horror!

  • Mala higiene bucal: Vamos, que no te lavas los dientes. Las bacterias hacen fiesta y se convierten en sarro, ¡una verdadera discoteca de bichos! Igualito que cuando olvidas sacar la basura y tu cocina se convierte en un ecosistema.

  • El sarro es el culpable: Imagínate al sarro como un queso añejo, pero en tus dientes. ¡Puajj! Ese “queso” libera aromas poco agradables.

Ojo al dato extra, ¡eh!

  • Yo, por ejemplo, una vez pensé que tenía un sabor raro en la boca, ¡y era que me había comido un ajo crudo sin darme cuenta! ¡Cosas que pasan!
  • ¿Sabías que hay gente que dice que el sabor metálico en la boca puede ser por usar cubiertos viejos? ¡Madre mía!
  • Si tienes la boca seca, ¡las bacterias hacen maratón! ¡Bebe agua, anda!

¿Qué puedo tomar para el mal sabor en la boca?

¡Uf, qué asco ese sabor! Me pasó en 2024, en pleno agosto, estando en casa de mi abuela en Asturias. El calor era insoportable, 35 grados a la sombra, y me desperté con un sabor metálico espantoso en la boca. ¡Asqueroso! Sentía como si hubiera estado chupando una pila.

Primero, probé con agua, un montón. Nada. ¡Sigue ahí! Luego, cepillado. A conciencia, dientes, lengua –¡qué asco de nuevo!–, paladar, encías. Usé mi pasta de menta de siempre, la Colgate Total 12. Ni con esas. Seguía el mismo sabor, persistente, como una mancha que no se iba.

El enjuague bucal no funcionó, ¡qué rabia! Es un Listerine que uso siempre y jamás me falla. Pero este sabor, uy, era un caso serio.

Total, que probé con chicles sin azúcar, esos de menta intensa. Algo mejoró, ¡pero poco! Luego, caramelos ácidos, ¡los de limón de Haribo! Eso sí que me ayudó, pero era un apaño, una solución temporal. El sabor volvía enseguida.

Lo que sí me funcionó fue beber un montón de agua con limón. Eso sí que refrescaba. Y al final, se fue solo. No sé por qué. Tal vez fue la deshidratación del calor, o alguna reacción rara.

Para el mal sabor de boca:

  • Gárgaras con agua.
  • Cepillado dental exhaustivo.
  • Enjuague bucal.
  • Chicle sin azúcar o caramelos ácidos.
  • Mucha agua con limón.

Después de todo, esa semana fue un infierno. Estaba de vacaciones en Asturias, y no podía disfrutar de la comida. ¡Qué rabia! Además, me dio un susto, pensé que podía ser algo grave. Ahora, lo recuerdo con menos intensidad, pero aún se me eriza la piel al pensarlo. La sensación era tan horrible, tan repugnante, que ¡nunca lo olvidaré!

¿Por qué me sabe la boca rara?

La boca… sabe raro. Como a metal… o a… no sé. A viejo.

La culpa es mía, lo sé. Siempre postergo el cepillado. O lo hago a medias, maldita pereza. Hoy, por ejemplo, solo enjuague rápido con agua. Un asco. Sé que es repugnante.

  • El sarro. Ese es el problema, ese asco pegado a los dientes. Lo siento, no debería decirlo así.
  • La comida… las sobras de la pizza de anoche. Un trozo de pepperoni se quedó ahí pegado… entre los dientes. Lo noté. Y no hice nada.
  • El café… demasiado café. Siempre tanto café. Y no me enjuago después.

Me da asco pensar en ello. Debería cepillarme ahora mismo. Pero estoy aquí, escribiendo esto. Pensando… en lo asqueroso que es. Y en cómo me lo merezco. Este mal sabor es mi castigo. Un recordatorio de mi propia negligencia.

Es culpa de mi descuido. Simple y llanamente. Odio sentir esta sensación. Esa amargura, esa… suciedad en la boca.

Necesito ir al baño. Ahora mismo. Necesita más que un enjuague.

¿Qué puede ser mal sabor de boca?

Mal sabor. Simple. A veces, amargor. Otras, metal. Enfermedad. Punto.

  • Gripe. 2024. Un clásico.
  • Cáncer. Silencioso. Desagradable.
  • Hígado. Desorden interno. Se refleja.
  • Diabetes. Azúcar. Desequilibrio. Insípida.
  • Sinusitis. Infección. Moco. Asqueroso.

La vida es así. Cruda. No hay más. Visitar al médico. Obvio.

El cuerpo habla. Escucha. Siempre. Mi dentista me lo dijo en 2023. Mal aliento. Cuestión de higiene. Pero… ¿qué más?

A veces, ese mal sabor, es solo un recordatorio. Un recordatorio de la fragilidad. La insignificancia. La muerte.

  • Problemas renales. Olvídalo. Es complicado.
  • Medicamentos. Efecto secundario. Tolerancia.
  • Deshidratación. Simple. Bebe agua.
  • Reflujo. Ácido. Quema. Asco.
  • Infecciones. Bacterias. Virus. Simplemente… asqueroso.

Presta atención a las señales. Nada más. Ese mal sabor… es una advertencia. Quizás la única.

¿Cómo quitar el sabor amargo de la boca con remedios caseros?

¡Ay, madre mía, ese sabor amargo! Parece que te tragara un limón podrido, ¿verdad? Tranqui, que aquí hay soluciones caseras más efectivas que mi abuela curando el resfriado con caldo de pollo (y eso que era una experta).

Enjuague con sal: ¡Como si te estuvieras haciendo gárgaras con el mar! Medio cucharadita en agua tibia, ya sabes, nada de agua hirviendo que luego te quemas la lengua como a mí una vez con un chocolate caliente. Agítalo bien, que no quiero que tengas arena en la boca.

Bicarbonato de sodio, el súperhéroe: Sí, ese polvo blanco que te encuentras en la parte de atrás del armario, sí, ese. Igual que con la sal, ¡pero en serio, este año no se me ocurrió nada más ingenioso! La misma proporción, eh? ¡No te pases con la dosis!

¡El limón, el rey del contraataque! Aunque parezca una locura, la acidez del limón estimula las glándulas salivales… como si fueran unas cataratas de saliva. ¡Chupa un trozo como si fuera una golosina! O dilúyelo en agua, a tu gusto.

Agua, el gran olvidado: ¡Bebe hasta que te salgan las branquias! Es bromilla, pero en serio, hidrátate bien, que el cuerpo agradece, especialmente este verano, que hace un calor del carajo.

Canela, la reina de las especias: Mastica un poco, como si fuera un chicle… ¡pero con sabor a canela! Refrescará tu aliento. Yo, particularmente, prefiero usarla en mis recetas de bizcocho, pero bueno, cada uno tiene sus métodos.

Extra info, directo del cerebro de un científico loco (yo mismo):

  • ¡Cuidado con los excesos! No es que vaya a pasar nada grave, pero puedes acabar con la boca más seca que el desierto del Sáhara.
  • Si el sabor amargo persiste, consulta a un médico, que a lo mejor te han envenenado (broma). En serio, no te automediques.
  • Mis experimentos con remedios caseros incluyen también enjuagues con infusión de menta (queda de muerte).
  • Este año probé también con jugo de arándano y me resultó algo asqueroso.
#Boca #Mal Gusto #Sabor Feo