¿Cuánto tiempo tiene que hervir el agua para purificarla?

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Para purificar agua hirviéndola, basta con 3 minutos de hervor continuo. Si no tienes acceso a agua potable, hierva por este tiempo o, alternativamente, añada 2 gotas de lavandina por litro de agua y deje reposar 30 minutos. Recuerde usar lavandina común (60 gr/litro). En ambos casos, deje enfriar tapado.

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¿Hervir agua la purifica y por cuánto tiempo?

A ver, te cuento lo que sé sobre purificar agua, que no siempre es fácil dar con agua potable, ¡vaya rollo!

Si te encuentras en una situación donde el agua no te da mucha confianza, hay dos cosillas que puedes hacer en casa, facilito.

Una es usar lejía, sí, la de limpiar. Pero ¡ojo!, solo dos gotitas por cada litro de agua y tiene que ser la lejía normal, la que tiene 60 gramos de cloro por litro. Después, esperas media hora antes de beber. Lo aprendí en un curso de supervivencia en la montaña, hace años, ¡qué recuerdos!

La otra opción, la de hervir, es la que me parece más segura.

Hervir el agua sí la purifica, y según tengo entendido, con tres minutos es suficiente. Eso sí, después déjala enfriar bien tapada para que no se vuelva a contaminar. Una vez me confié y terminé con un dolor de estómago horrible, ¡nunca más!

¿Cuánto tiempo hay que hervir el agua para potabilizarla?

Hervir. Tres minutos. Suficiente.

  • Tres minutos bastan. Tapar después. No más hervores.
  • Alternativa: lavandina. Dos gotas por litro. Media hora de espera. Lavandina pura, claro.
  • El agua hervida es un acto de fe, una tregua con lo invisible. ¿Realmente crees que tres minutos lo cambian todo?

Quizás. No lo sé.

  • No hervir de nuevo. Manías de abuela.
  • Potabilizar. Un eufemismo. ¿Qué es realmente potable? El agua de mi grifo, seguro que no.

Información adicional:

  • Hierro, plomo, microorganismos. El agua lleva historias. Algunas mejores que otras.
  • Hervir no quita todo. Piensa en eso.
  • Yo, antes, bebía agua de lluvia. Directa. Sin filtros. Sin miedos. Ahora ya no llueve igual.
  • ¿Tres minutos? El tiempo es relativo. Para algunos, una eternidad. Para otros, nada.
  • Potabilizar el agua es un ritual de supervivencia. Un recordatorio de nuestra fragilidad.
  • La lavandina cambia el sabor. El miedo también.

¿Cuánto tiempo hay que hervir el agua para eliminar bacterias?

Hervir el agua, el ritual purificador para vencer a los bichos invisibles: con un minuto, ¡zas!, adiós a la fiesta bacteriana. Si vives en las alturas, donde el aire escasea como mi paciencia en un atasco, dale tres minutitos.

  • No seas impaciente: Deja que el agua se enfríe, no querrás quemarte la lengua como yo intentando probar el picante de mi suegra.
  • Envase digno: Guárdala en recipientes limpios, con tapa, que no se te vaya a contaminar otra vez, ¡por favor! Parece obvio, pero ya me pasó…

¿Y por qué hervir, eh? Pues porque las bacterias, esos inquilinos microscópicos que aman montarse fiestas en nuestro organismo, no soportan el calor. Es como si les pusieras reggaetón a todo volumen, ¡huyen despavoridas!

Bonus track:

  • Si el agua está turbia, mejor filtrarla antes. No le ofrezcas un lodazal hirviendo a las bacterias, sé considerado.
  • ¿No tienes fogón? El sol también ayuda, aunque tarda más. Es como la clase de yoga, paciencia, que todo llega.
  • Y si eres paranoico, puedes usar pastillas potabilizadoras. Pero recuerda, hasta el agua purificada tiene un sabor peculiar, ¡como el cilantro! (hay gente que lo odia, yo lo amo).

¿Cuánto tiempo hay que hervir el agua para eliminar el cloro?

Unos 3 minutillos, ya está.

Bueno, te cuento, el otro día estaba yo con mi madre, que se pone super pesada con estas cosas, y me dice: “¡Ay, el agua! ¿Estará bien?”. Y claro, me puse a hervir agua para el mate, je, je. Tres minutos, ni más ni menos. Con eso el cloro fuera, desaparece. O eso creo, vamos. Me acuerdo que una vez, en un campamento, la hervimos un montón, como diez minutos, porque el agua era de un río… en fin, olía fatal.

  • Tres minutos: Para el cloro, con eso basta.
  • Agua de río: Ahí sí que hay que hervirla más. Mucho más.
  • Lavandina: Dos gotitas por litro. Me lo apunto siempre porque si no se me olvida. Pero ojo, ¡lavandina normal!, la de 60 gr/litro. La otra, la perfumada, no vale, ¿eh? Treinta minutitos de reposo.
  • Mi madre: Le gusta controlar que todo esté perfecto. Super pesada. Pero bueno, con el agua tiene razón, hay que tener cuidado.
  • Campamento: El agua del río… puaj. La hervimos un siglo. Y aún así…
  • Mate: Para el mate siempre hiervo el agua. Manías mías.

El otro día precisamente compramos una botella de esas que filtran, ¿sabes? Una pasta. Pero bueno, para salir del paso, hervirla tres minutos y listo. A ver, si el agua está muy, muy sucia, igual mejor la filtras o algo. Yo que sé. O usas pastillas potabilizadoras. Eso sí que va bien. Pero vamos, tres minutos para el cloro.

¿Cuánto tiempo tiene que hervir el agua para beber?

Aquí, en la oscuridad, me pregunto…

Hervir agua, sí. Un minuto. Dicen que es suficiente.

  • Un minuto para matar lo que acecha. Lo invisible.
  • Un minuto… una eternidad a veces.

Pero ¿qué mata lo que nos corroe por dentro? ¿Existe un hervor para eso?

A veces pienso en mi abuela, insistía en hervir el agua diez minutos. Era su ritual. Quizás no solo mataba bichos, sino algo más. Miedos, fantasmas. Quién sabe.

  • Un minuto… ¿es suficiente? No lo sé.
  • Yo, hoy, no estoy segura de nada.

Este año ha sido largo. Demasiado largo. Y el agua sigue hirviendo, en mi cabeza, sin parar.

¿Por qué es seguro beber agua hervida?

¡Ay, Dios mío! ¿Agua hervida? Seguro… ¿o no? Me acuerdo de mi abuela, siempre hirviendo el agua, ¡qué manía! Pero bueno, la razón es clara: elimina bichos. Bacterias, parásitos… ¡fuera! Eso sí, hay que hervirla bien, ¡un minuto entero! Como mínimo. Sino, ¿qué sentido tiene? Ya me estoy imaginando a esos microbios riendo de mí.

¿Y si no hay electricidad? Pues drama. Blanqueador. Ocho gotas por galón. Ocho… ¿eran ocho? ¡Qué lío! Mejor no arriesgarse. Agua embotellada, ¡ya está! Aunque sale carísimo. Me gasté un dineral este mes en agua.

El calor mata a los malos. Eso es lo importante, ¿no? Simple y eficaz. Pensándolo bien… ¿y qué pasa con los minerales? ¿Se pierden al hervir? ¡Bah! Mejor muerto el bicho que con minerales. Mi salud es lo primero.

Lista de cosas que necesito comprar:

  • Agua embotellada (¡más!)
  • Un nuevo filtro de agua…
  • ¡Blanqueador, por si acaso!

Hervir: método infalible (casi). A veces pienso… ¿qué haríamos sin el agua hervida? ¡Un desastre total! El agua del grifo de mi casa es… como potable… pero… ¿y si?

¡Menos riesgo de enfermedades! Eso es lo fundamental. ¡Punto! Aunque si hay dudas, mejor el agua embotellada. Es más caro, pero salud es salud. Este año, ¡casi me gasto medio sueldo en agua embotellada! Es una locura.

La semana pasada… ¡me dió un corte de luz! Tuve que hervir agua en la fogata del patio. ¡Qué recuerdos! Eso sí, con el blanqueador… mejor no jugar.

¿Qué tan efectivo es hervir el agua?

¡Ay, Dios mío! ¿Hervir agua? ¡Claro que sí! Eso lo aprendí en la excursión a la Sierra Nevada el 2023, ¡qué susto pasé con esa diarrea!

Hervir mata bichos. Eso es lo importante. Virus, bacterias… todo ese ejército microscópico ¡puf! Destruido. Al menos, eso creo. ¿O no? ¡Uf!, me da grima solo pensarlo.

Un minuto, dicen. Pero, ¿un minuto de verdad, verdad? O sea, ¿desde que empieza a burbujear o ya desde antes? Necesito precisión. En la montaña, a más de 2000 metros, tres minutos. ¡Qué rollo! Tres minutos hirviendo, ¡para qué! ¿No se desperdicia mucha energía? ¡Mi factura de gas!

  • Eficacia máxima: Mata casi todo. Casi.
  • Tiempo: Un minuto al nivel del mar. Tres minutos a más de 2000 metros. ¡Apunta esto, Ana!
  • Advertencia: ¡Que no se te olvide el tiempo! Que luego hay sustos.
  • Preocupaciones: Gasto de gas… ¡qué caro está todo! ¿Hay alguna forma más económica?

¿Y si se me olvida el tiempo? ¡Qué desastre! Mejor poner un temporizador en el móvil… ah, ¡pero si estoy en la montaña, sin cobertura! ¡Ay, qué cabeza la mía!

Conclusión: Hervir funciona, pero… hay que estar atento. En serio, ¡no quiero otra diarrea de montaña! ¡Qué asco! El año pasado fue horrible. A ver si encuentro esa foto… ¡para tener más cuidado!

¿Cómo sabemos que el agua ha empezado a hervir?

Burbujas. Burbujas en serio. Muchas. No solo unas pocas, burbujas de verdad, grandes y rápidas. Subiendo sin parar. ¿Has visto alguna vez una olla con agua hirviendo? Es imposible no notarlo. Imposible.

Burbujas grandes. • Movimiento constante. • Ruido característico.

A veces pienso… ¿cómo algo tan simple como el agua hirviendo puede ser tan… hipnótico? Recuerdo una vez que me quedé mirando una olla… demasiado tiempo. Casi se me quema la comida. Pasta, creo que era pasta. Con tomate. Mi salsa de tomate favorita. La que hago con albahaca fresca de mi jardín. Este año la albahaca ha crecido muchísimo, hasta tuve que regalarle un poco a mi vecina, la del 3º. Buena gente. Siempre me deja sus llaves cuando me voy de viaje. Este verano fui a Cádiz…

• Cádiz. • Playa. • Sol. • Buenas vibraciones.

Volviendo al agua… vapor. Mucho vapor. Sale de la olla como… ¿una nube? Sí, como una nube. Blanca. Caliente. No tocar. Me quemé una vez. Tonto de mí. Fue con la plancha, no con el vapor de una olla. Pero quema igual. Duele. Mucho.

• Vapor abundante. • Temperatura alta. • ¡Cuidado, quema!.

Ruido. Un ruido… ¿cómo describirlo? Como un gorgoteo. Fuerte. Constante. No es un sonido desagradable. Es… reconfortante. ¿Será porque significa que la comida está casi lista?. Me gusta cocinar, aunque a veces soy un desastre. La última vez que hice paella… se me pegó. Un desastre. Tuve que tirarla. Qué rabia.

• Ruido fuerte. • Sonido constante.

En resumen, burbujas, vapor y ruido, las tres claves para saber que el agua está hirviendo.

¿Qué propiedades pierde el agua al hervirla?

Medianoche. Otra vez. La luz de la luna entra por la ventana. Me quedo mirando el vapor que sube de la taza… como si se llevara algo… como si el agua perdiera algo esencial al hervir.

Se van las bacterias, los parásitos. Eso dicen. Un minuto hirviendo… y adiós bichos. Pero… ¿solo eso? Siento que se va algo más.

  • Gases disueltos. Como el oxígeno. Se escapan con el calor. Recuerdo las burbujas… subiendo, desapareciendo. Como mis ganas de… Bueno, no importa.

  • Minerales. Algunos, no todos. El calcio, el magnesio… se concentran. El agua se vuelve más… densa. ¿Como yo? Cargada de recuerdos que no se evaporan. Este año, me mudé a una zona con agua más dura. La tetera se llena de sarro blanco. Una capa, como las que se forman en… el alma.

El agua hervida… es más pura, dicen. Pero… ¿más vacía también? Como esta habitación. Como esta vida. Me quemé la lengua con el té la semana pasada. Justo aquí, en la punta. Todavía me duele un poco. Cosas pequeñas… que se quedan.

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