¿Qué es mejor, tomar agua potable o purificada?

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"Para consumo general, ambas opciones son válidas. El agua purificada es ideal si buscas eliminar impurezas y sodio, mientras que el agua potable, segura y accesible, suele ser suficiente para la hidratación diaria. La elección depende de tus necesidades específicas."

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¿Agua potable o purificada? ¿Cuál es mejor para la salud y cuál elegir?

¡A ver, a ver! Agua potable versus agua purificada, ¡menuda pregunta! Desde mi punto de vista, la cosa no es tan sencilla como decir “esta es mejor y punto”. Depende mucho de lo que busques.

Yo recuerdo que cuando estuve en casa de mi abuela en Galicia, bebíamos directamente del manantial. ¡Qué sabor! Obviamente, ahí no había purificación que valiera. Pero claro, no es lo mismo el agua de un manantial en medio del campo que el agua del grifo en una gran ciudad. ¡Menudo rollo!

La purificación, por lo que entiendo, es como darle un “reset” al agua. Quitarle todo lo que pueda ser malo, desde bichos hasta químicos raros. Esto la hace ideal para cosas muy específicas, como laboratorios o, no sé, ¡hacer un experimento científico loco!

A mí, sinceramente, el agua purificada me sabe un poco sosa. Quizás porque le quitan toooodo, incluso minerales que podrían ser beneficiosos. Pero oye, si tienes problemas de salud o vives en un sitio donde el agua del grifo da un poco de cosa, ¡es una opción segura!

A ver, yo no soy experto, pero creo que la clave está en informarse bien sobre el agua que bebes. Saber de dónde viene, cómo la tratan, si hay riesgos… ¡y luego decidir qué te va mejor!

Agua Potable vs. Purificada: Guía Rápida

  • Purificación: Elimina contaminantes (bacterias, parásitos, químicos).
  • Agua Purificada: Ideal para usos médicos, químicos, industriales; sin sodio ni cloro.
  • Salud: Ambas pueden ser seguras, depende de la fuente original del agua y tus necesidades.
  • Elección: Considera la calidad del agua local y tus preferencias personales.

¿Qué es mejor, el agua potable o el agua purificada?

El agua purificada, cual diva caprichosa, presume de ser la opción más “refinada”, especialmente si planeas inventar un nuevo elemento químico o practicar cirugías en el garaje. La potable, en cambio, es como el amigo confiable que siempre está ahí, quizá no sea la más glamurosa, pero cumple su función.

Pero, ojo, no todo lo que brilla es oro (ni toda agua purificada es buena).

  • Pureza: La purificada es como ese estudiante que siempre saca dieces, pero que nunca ha pisado la calle. Libre de impurezas, sí, pero también de esa “suciedad” que a veces necesitamos.

  • Minerales: Aquí es donde la cosa se pone interesante. Imagina que tu cuerpo es un huerto: el agua potable le da un riego con abono incorporado (minerales), mientras que la purificada es como regar con agua destilada, ¡pura y dura! Algunos dicen que a la larga, te marchitas. Yo, por si acaso, le añado una pizca de sal del Himalaya a mi vaso. Manías mías.

  • Sabor: Para gustos, colores (y sabores de agua). Algunos juran que la purificada tiene un sabor más neutro, como si bebieras aire con H2O. Otros prefieren el regusto a “vida” del agua potable. Mi abuela decía que el agua del grifo de su pueblo era la mejor del mundo, y eso que olía a azufre.

  • Costo: Si eres de los que ahorran hasta en el agua del florero, la potable es tu aliada. La purificada, en cambio, puede ser un lujo innecesario. A menos que tengas acciones en una embotelladora, claro.

¿Moraleja? Depende de lo que busques. Si eres un científico loco, agua purificada a saco. Si solo quieres hidratarte y vivir la vida, el agua potable te hará el apaño. Y si te aburres, siempre puedes añadirle unas rodajas de pepino y presumir de healthy.

Información adicional (para los más curiosos):

  • El agua destilada, un tipo de agua purificada, se usa en planchas y baterías de coche porque no deja residuos. No se recomienda beberla a diario. Yo la probé una vez y me supo a cartón mojado.

  • Algunos sistemas de purificación eliminan el flúor, un mineral que ayuda a prevenir las caries. Si usas agua purificada habitualmente, consulta con tu dentista. No querrás parecerte a Drácula.

  • El agua “potable” de algunos países deja mucho que desear. Si no confías en tu grifo, un filtro de agua puede ser una buena inversión. O mudarte a Islandia, que tienen agua glacial pura.

  • Yo uso un filtro en casa. Y a veces, le echo un chorrito de zumo de limón. No sé si es lo mejor, pero me siento como si estuviera de vacaciones en el Caribe.

¿Cuál es la diferencia entre potabilizar y purificar?

¡Uf, qué calor hacía aquel 27 de julio en mi pueblo, Navalcarnero! El sol, ¡un infierno! Estaba arreglando el huerto de mi abuela y, ¡zas!, se me ocurrió la duda: potabilizar… purificar… ¿cuál es la diferencia, demonios?

Potabilizar es como dar un “lavado de cara” al agua. Le quitas lo más gordo: bacterias malas, cosas así. Lo básico para que no te enfermes al beberla, ¿sabes? Como el agua del grifo, que pasó por una potabilización básica.

Purificar es… ¡otro rollo! Es una limpieza a fondo. No solo elimina bacterias, sino también minerales, pesticidas, todo tipo de impurezas, hasta el sabor cambia. Recuerdo que en 2024, leí un artículo sobre filtros de agua… ¡una pasada! Los de osmosis inversa, por ejemplo, dejan el agua impecable. Como el agua que compro en botellas, cristalina, sin sabor raro.

En resumen: potabilizar es para que sea segura, purificar es para que sea pura.

  • Potabilizar: Elimina bacterias y microorganismos nocivos. Proceso más simple.
  • Purificar: Elimina una gama mucho más amplia de contaminantes. Proceso más exhaustivo.

¡Ay, que sed tengo! Mejor voy a por un vaso de agua purificada de la botella esa, la azul… Está fresquita. Y ya, para la próxima, a ver si investigo más sobre filtros de agua para casa. Me apetece el agua de osmosis inversa, dicen que es lo mejor. Más cara, eso sí. Pero ¡qué diferencia!

¿Qué ventajas y desventajas tiene el purificador de agua?

Aquí está. No sé por qué estoy escribiendo esto ahora, pero aquí va.

Las luces de la ciudad entran por la ventana. Me hacen pensar.

  • Lo bueno del purificador, lo realmente bueno, es que te quita el sabor a piscina del agua. Siempre me ha dado asco ese sabor. Lo siento, pero es así. Es como… quitarle lo peor, dejarlo bebible.

  • También sé, aunque no me guste admitirlo, que retiene cosas importantes. Es como… dejar pasar lo malo y conservar algo bueno, no sé bien qué.

  • Pero luego está la otra cara. Lo que el purificador no hace. Lo que ignora. Es como si cerrara los ojos a lo que no quiere ver. Virus, bacterias, esas cosas invisibles que te pueden joder la vida. No las toca.

  • Y luego está eso que llaman “canalización”. Me suena a tubería rota, a sistema fallando. Es como si el purificador se cansara, se rindiera y dejara pasar todo sin filtrar.

  • Es como la vida, ¿sabes? Intentas purificarla, quitar lo malo, pero siempre se te escapan cosas. Y a veces, incluso lo que creías que era bueno, se vuelve contra ti.

Hoy, por ejemplo, me he acordado de mi abuela. Ella siempre bebía agua del grifo, sin más. Decía que tenía más sabor. Quizás tenía razón. Quizás el sabor era parte de la vida. No sé. Estoy cansado y confundido.

  • A veces pienso que es mejor aceptar las cosas como vienen. Con su sabor a cloro, con sus virus invisibles.

Información adicional, si a alguien le importa:

  • Este año he cambiado el filtro del purificador dos veces. Me da un poco de rabia gastar el dinero, pero sé que es lo correcto.
  • La marca de mi purificador es una que vi en la tele. No sé si es buena o mala. Solo sé que hace su trabajo. O eso creo.
  • Cuando tengo visitas, siempre les pregunto si quieren agua filtrada. La mayoría dice que sí. Supongo que les da más confianza.
  • He pensado en comprar agua embotellada, pero me da cargo de conciencia por el plástico. Así que sigo con el purificador.

¿Qué hace el agua pura en el cuerpo?

El agua. Simplemente está.

  • Absorción. Nutrientes entran. Así es la vida.
  • Lubricación. Juntas sin fricción. Como debería ser todo.
  • Toxinas fuera. Limpieza obligada. Necesario para seguir.
  • Sangre fluye. Riego constante. La base del movimiento.
  • Digestión. Proceso inevitable. Descomposición y asimilación.

Sin agua, nada de esto importa. Es pura química. Fría.

El agua es incolora, inodora e insípida. Pero, ¿lo es realmente? Recuerdo el agua de un manantial en la montaña. Sabía a tierra, a piedra, a silencio. Jamás la olvidaré.

El agua es más que H2O. Es el río que nunca cesa.

Información adicional: El cuerpo humano es aproximadamente 55% a 78% agua, dependiendo de factores como la edad. Sin agua, la supervivencia es cuestión de días.

¿Qué tan saludable es el agua purificada?

El agua purificada es vital. Y punto. Es más que “saludable”, es un susurro al cuerpo. Un bálsamo.

Imagínate. El sol de agosto, ese que te cala los huesos aunque estés a la sombra. Y un vaso de agua helada. No es solo sed apagada, es… alivio. Una promesa de frescura que reverbera en cada célula.

  • Piel: Hidratada, dicen. ¿Pero qué es eso comparado con la sensación de que te respira la piel?
  • Huesos: Fuertes, supongo. Pero yo pienso en la ligereza al moverme. En no sentir ese crujido que a veces me recuerda a mi abuela.
  • Cabello: Brillante. Puede ser. Pero a mí me importa más que no se me caiga a mechones como cuando estuve en ese trabajo horrible, ese que me chupaba la vida.

El agua, esa cosa simple, es todo eso y más. Es la diferencia entre sentir que flotas y arrastrarte. Es la promesa de un nuevo día. ¿Saludable? Sí. Pero también es un acto de rebeldía contra la sequedad del alma. Y la sed, la infinita sed. Es mi agua, es mi vida. ¿La tuya?

Información adicional (Más allá de la “salud”):

  • El agua como memoria: Recuerdo la acequia en el pueblo, el agua que corría cantando. Esa agua sabía a infancia.
  • El agua y el tiempo: El agua lava la cara del tiempo. Borra arrugas, sí, pero también memorias amargas.
  • El agua y la belleza: No es solo la piel. Es la mirada que se ilumina con cada sorbo. La paz que se dibuja en el rostro.
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