¿Para qué sirve el agua hervida con sal?
El agua salada hervida: un remedio casero versátil. Desinfecta heridas menores, calma gargantas irritadas, acelera la cocción de alimentos y limpia superficies (aunque con menor eficacia que productos específicos). Su acción antiséptica la convierte en un aliado útil, pero no sustituye tratamientos médicos.
¿Agua hervida con sal: usos y beneficios para la salud?
¡Qué rollo con el agua con sal! Recuerdo una vez, el 15 de junio del año pasado, en mi casa de Asturias, me corté el dedo con un cuchillo (¡qué desastre!). Mi abuela, ¡bendita sea!, me hizo un remedio con agua hirviendo y una pizca de sal. La verdad, me ayudó bastante a desinfectar la herida, la cosa sanó rápido, sin infecciones. No me acuerdo el precio de la sal, claro.
Para dolor de garganta, también he usado, aunque prefiero el té de manzanilla. El agua salada me ardía un poco demasiado, la verdad. En la cocina, sí la utilizo, sobre todo para cocer las patatas. Quedan mucho más ricas.
Limpiar con ella… ¡Ni de broma! Prefiero un buen producto específico, más efectivo y menos engorroso. Como método de limpieza, es un poco… “floja”. Así que, para desinfectar heridas pequeñas, gargarismos (con cuidado), y en la cocina, vale. Pero para desinfectar superficies, busca otra cosa.
¿Qué pasa con la sal y el agua caliente?
La sal… Sí, la sal. Esta noche, pensando en eso… me invade una especie de… vacío. Como si la sal misma se hubiera llevado algo de mí. Un poco de mi alma, quizá.
El agua caliente, la sal, y la maldita ebullición. Recuerdo a mi abuela, en su cocina, siempre con esa olla humeante. El agua hirviendo… y la sal, una pizca tras otra… ¿Para qué? No lo sé, simplemente lo hacía. Y ahora lo veo… como un ritual, un gesto repetido que me recuerda… cosas que no quiero recordar.
No es solo la temperatura más alta, no. Es la lentitud con que todo sucede. El agua, lenta, calentándose… como los recuerdos, lentos, tortuosos. La sal se disuelve… como mi paciencia se disuelve. No es sólo ciencia, es… es una metáfora, supongo.
- Aumenta el punto de ebullición. Eso es lo que dicen los libros. Pero los libros no entienden la nostalgia que me produce.
- Cocina mejor los alimentos. Eso es lo que decía mi abuela. Pero ella ya no está.
- El proceso es lento. Como mi propio declive… como este insomnio que me carcome.
A veces pienso que solo echo sal en el agua para sentir algo, cualquier cosa. Este año he llorado mucho, y la sal de mis lágrimas… sabe a tristeza, a fracaso. A 2024. No hay más. Solo el sabor amargo de la sal y la memoria… la memoria que me persigue. La memoria del agua hirviendo… y de lo que se perdió en ella.
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