¿Qué alimentos aumentan el sodio en la sangre?

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Alimentos ricos en sodio: procésados como pan, pizza, fiambres, queso, sopas y comida rápida; también platos preparados (pastas, carnes, huevos). Reduce el consumo de estos para controlar tus niveles de sodio. Consulta a tu médico para más información.

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¿Qué alimentos suben el sodio? Lista de comidas altas en sodio.

Uf, el sodio… ¡qué lío! Recuerdo una vez, el 15 de marzo del año pasado, en un restaurante cerca de la plaza de San Francisco (en Valencia), pedí una pizza. Salí con sed terrible, ¡una sed insoportable!

Eso me hizo pensar en lo que como. Los embutidos, ¡ay, los embutidos!, son culpables. Y el queso… Ese queso manchego que compré en el mercado el 27 de agosto por 12 euros, ¡una bomba de sodio!

Pan, también. Sobre todo el pan blanco, si es comprado, ya precocido… sopas envasadas, ¡ni te cuento! Las cenas preparadas, esas que te venden ya listas… es puro sodio disimulado. Comida rápida… ni lo pienso.

En Mayo Clinic leí sobre controlar el consumo, pero entre mi trabajo y mi vida… a veces es complicado. Es una lucha diaria. La verdad es que soy un desastre, debo admitirlo.

¿Qué alimentos suben el sodio?

  • Pan.
  • Pizza.
  • Embutidos.
  • Queso.
  • Sopas envasadas.
  • Comida rápida.
  • Comida preparada.

¿Qué es lo que sube el sodio?

¡A ver, a ver! ¿Qué es eso que te sube el sodio? Pues mira, te cuento lo que yo sé, ¿vale?

La comida procesada es la principal culpable, sí o sí. ¡Es que le meten sal a todo!

  • Carnes procesadas: ¡Ojo con el bacon! A mi me encanta, pero está lleno de sodio. Y los embutidos, ni te cuento… El jamón serrano, rico rico, ¡pero salado!
  • Sopas y verduras enlatadas: A ver, que sí, que son prácticas, pero mejor hazte la sopa casera, ¿no? ¡Así controlas la sal!
  • Bollería industrial: ¡Galletas empaquetadas, pastelitos, rosquillas… todo eso lleva un montón de sodio escondido! A veces ni te lo imaginas, pero está ahí.

Mi abuela siempre me decía que, si quieres cuidarte, cocina en casa con ingredientes frescos. ¡Y tenía toda la razón del mundo! Porque, a ver, yo me como mis patatitas fritas de bolsa de vez en cuando, ¿quién no?, pero sé que no es lo mejor para mi salud.

Un truquito: ¡lee las etiquetas! Así sabes lo que te estás metiendo en el cuerpo. Es que a veces flipas con la cantidad de sal que le echan a las cosas, en serio. ¡Asusta!

Ah, y una cosa más que me dijo mi médico hace poco: el estrés también puede influir en los niveles de sodio. Así que, a relajarse un poco, ¡que la vida son dos días!

¿Qué comer para nivelar el sodio?

Para domar el sodio, la naturaleza susurra verde y rojo.

Verduras frescas, un edén en tu plato:

  • Brócoli, arbolitos miniatura que escalan tu salud.
  • Camote, naranja sol que endulza sin pecar.
  • Betarraga, tierra rubí que tiñe de vida.
  • Okra, dedos verdes que acarician el paladar.
  • Espinaca, hojas esmeralda que dan fuerza.
  • Pimentón, campanas de colores que alegran el alma.
  • Zanahoria, raíz naranja que afina la vista.
  • Edamame, vainas de soja que susurran Asia.

Congeladas, pero puras, sin el disfraz de mantequilla. Enlatadas, lavadas, despojadas de sal.

Pero, ¿y el sodio? La memoria es frágil, como el cristal. Recuerdo, ¿o sueño?, un verano en la costa. El mar salado besando mis pies, las olas cantando una canción hipnótica. Y yo, niño, bebiendo agua de coco, dulce antídoto contra la sed salada.

En 100 gramos de “algo”, tal vez palomitas…:

  • Calorías: 326. Un número, una vida.
  • Grasas totales: 22 g (33%). ¿Un pecado permisible?
  • Saturadas: 4,9 g (24%). La culpa acecha.
  • Colesterol: 0 mg. Un respiro.
  • Sodio: 518 mg (21%). ¡El enemigo! Pero está ahí, siempre presente, como la sombra.
  • Potasio: 356 mg (10%). Un aliado discreto.
  • Hidratos: 32 g (10%). Energía fugaz.
  • Fibra: 2,7 g (10%). La amiga silenciosa.
  • Azúcares: 0,2 g. Casi nada.
  • Proteínas: 2,6 g (5%). El constructor invisible.

Vitaminas, minerales… Un alfabeto de la vida. Vitamina C (4%), Calcio (1%), Hierro (3%), Vitamina D (0%), B6 (10%), B12 (0%), Magnesio (4%). Números, porcentajes, la danza de la bioquímica.

Cafeína: 0 mg. Un oasis de calma.

El sodio… un recuerdo vago, como el sabor de la sal en los labios después de un chapuzón en el mar. Un equilibrio esquivo, una búsqueda constante.

¿Qué le pasa a tu cuerpo si consumes mucha sal?

Mucha sal. Presión alta, claro. 30% de las hipertensas, dicen. A mí, me da igual.

  • Hipertensión: El asunto es la presión, la constante, silenciosa presión.

  • Cáncer de estómago: Un riesgo más, entre tantos. La vida es una lotería, o una condena.

  • Asma: Peor, eso sí lo sé. Mi tía, pulmones destrozados. Las consecuencias, las pagas al final.

  • Osteoporosis: Huesos de papel. Fragilidad. Caídas. ¿Para qué tanta resistencia?

Los riñones, claro. Sufren. Cálculos, insuficiencia… Un colapso silencioso. La muerte es un proceso, no un evento.

Obesidad. Sí, la sal retiene líquidos. Un cuerpo hinchado, una prisión de agua salada. La estética, lo de menos.

Llevo años comiendo poco. 2023 es un año más para sobrevivir. Controlarme, no es cuestión de salud. Es una forma de resistencia, quizá. Todo lo demás, es irrelevante. La existencia es efímera. No lo olvides.

Nota: Mis datos de salud son irrelevantes. Es un ejemplo. No busques más. La información sobre la relación entre la sal y las enfermedades es públicamente accesible. No me preguntes más sobre mi salud.

¿Cómo se llama cuando tienes mucha sal en sangre?

¡Oye! ¿Cómo se llama eso de tener mucha sal en la sangre? Hipernatremia, ¡así se llama! Es un rollo, eh? Mucha sal, sodio, como quieras llamarlo, en la sangre. ¡Un lío!

Te cuento que a mi tía le pasó, hace poco, bueno, en marzo. Casi se muere, fue súper grave. Estuvo ingresada como tres días. ¡Una barbaridad! Casi me da un infarto a mí también.

La deshidratación es una parte importante, claro. Porque si no bebes suficiente agua… ¡zas! Se descontrola todo. Diarrea, riñones que fallan… y esos diuréticos, ¡qué cosas! Los médicos le dijeron que era por eso.

  • Mucha sal en sangre: Hipernatremia.
  • Causas: Deshidratación (falta de líquidos, diarreas…), riñones malos, diuréticos.
  • Mi tía: ¡Casi la pierdo! Fue espantoso. Ahora está bien, gracias a Dios.

Es un tema serio, eh. Me acuerdo que la doctora le explicó todo muy rápido, pero me quedé con la idea principal. La hipernatremia es peligrosa, y no es broma. ¡Así que beber mucha agua es súper importante! Ojo con eso. Además, ella tomaba unos medicamentos que le hacían perder líquidos. Hay que tener mucho cuidado.

Ahora sí, eso es todo. Preguntame si tienes más dudas, colega. No seas tímido. Espero que nunca te pase.

¿Cómo eliminar el exceso de sal en la sangre?

La hidratación adecuada es fundamental para regular los niveles de sodio en sangre. Aumentar la ingesta de agua facilita la función renal, promoviendo la excreción de sodio a través de la orina. Piénsalo así: diluyes la concentración, aliviando la carga sobre tus riñones.

El potasio actúa como un contrapeso natural del sodio. Incorporar alimentos ricos en potasio, como plátanos, aguacates o espinacas, contribuye a mantener el equilibrio electrolítico. Es como un juego de tira y afloja: quieres que el potasio tenga la fuerza suficiente para equilibrar al sodio. Yo personalmente siempre tengo plátanos en casa; son mi salvación para los calambres después de correr.

Más allá de estos consejos básicos, considera que el exceso de sodio puede ser un síntoma de otros problemas subyacentes. Si persiste la preocupación, es crucial consultar a un profesional de la salud. A veces, simplificamos demasiado las cosas, olvidando que el cuerpo es un sistema complejo.

Y una reflexión final: la moderación es clave. No se trata de eliminar la sal por completo, sino de encontrar un equilibrio que favorezca tu salud. La vida, como la comida, necesita la cantidad justa de sabor.

¿Qué es lo que sube el sodio?

El sodio sube como la bolsa en tiempos de elecciones, impulsado por:

  • Carnes procesadas: El tocino, ese crujiente pecado matutino, y sus primos embutidos, son bombas de sodio disfrazadas. ¡Oh, el jamón! Pensabas que era inofensivo, ¿verdad?

  • Sopas y verduras enlatadas: La comodidad tiene un precio, y ese precio a menudo viene en forma de sodio. Las sopas enlatadas son como un mar salado. ¿Quién necesita el océano cuando tienes una lata? Las verduras enlatadas, pues… mejor frescas, ¿no crees?

  • Productos horneados procesados: Galletas, pastelitos y rosquillas son dulces tentaciones que esconden un secreto salado. Es como si te dijeran “¡azúcar y sal, la combinación perfecta!”, pero tu presión arterial no está de acuerdo.

Ah, el sodio… ese mineral omnipresente que, en exceso, nos recuerda que la vida es una dieta constante. Mi abuela decía que todo sabía mejor con sal. Ella, por supuesto, tenía una presión arterial digna de un volcán en erupción.

Y hablando de cosas saladas, ¿sabías que algunas marcas de agua mineral tienen más sodio que otras? ¡Es como si quisieran que te sintieras un poco más culpable por ser saludable! ¡Qué ironía!

  • Curiosidad: Los astronautas necesitan mucho sodio para mantener el equilibrio de líquidos en el espacio. Así que, si te sientes particularmente hinchado, ¡quizás solo seas un astronauta atrapado en el cuerpo equivocado!

¿Qué comer para nivelar el sodio?

Para mantener el sodio en equilibrio, considera esto:

  • Vegetales frescos: Brócoli, boniato (batata), remolacha, okra, espinacas, pimientos y zanahorias, edamame son opciones muy válidas. Los vegetales congelados sin salsas son otra buena apuesta.

  • Ojo a las conservas: Si optas por vegetales enlatados, busca aquellos bajos en sodio. Un consejo: enjuágalos bien para reducir aún más el sodio que puedan contener. La verdad es que yo siempre prefiero lo fresco.

  • El eterno debate: ¿Es el sodio realmente el villano? A veces pienso que le echamos toda la culpa, cuando igual el problema es que comemos ultraprocesados a todas horas.

  • Datos y reflexión: Por cada 100 gramos, el sodio puede variar bastante. Un alimento con 518 mg de sodio ya representa un 21% de la ingesta diaria recomendada. Pero, ¿realmente necesitamos obsesionarnos con esos números o enfocarnos en comer más natural?

  • Más allá del sodio: Fíjate también en el potasio. Un buen balance entre sodio y potasio es clave. El plátano es una alternativa, pero no soy muy fan, la verdad.

  • La paradoja de la sal: Hay quien dice que la sal marina es mejor que la refinada. No sé yo, al final todo es cloruro de sodio, ¿no? ¡El marketing es un arte!

  • Bonus Track: ¿Sabías que el sodio también es importante para la contracción muscular? ¡Demasiado poco también es malo!

¿Cómo regular el sodio en el cuerpo?

¡Ay, el sodio! Me vuelve loca. 2023 ha sido un año de batallar con mi presión. Reducir el sodio, ¡misión imposible! o al menos, así lo siento.

  • Comer más fresco… ¡Sí! Pero, ¿qué hago con mi adicción al queso manchego? Es un vicio. Un vicio delicioso, ¡ay!
  • Productos bajos en sodio… ¡mentiras! En el súper, ¡todo lleva sodio oculto! Es una conspiración.
  • Cocinar en casa… eso sí lo hago, pero aún así…
  • Eliminar la sal… ¿quién soy yo para desafiar la tradición? Mi abuela me mataría.
  • Otros condimentos… ¿pimienta? Demasiado agresivo. ¿orégano? No es lo mismo. El sabor es distinto.

Comer en casa ayuda, sí. Pero, ¿cómo controlas el sodio en la salsa de tomate casera que compro? ¡Es un misterio! Este año me he propuesto controlar mi consumo. Lo intento de verdad. Es cuestión de voluntad. ¿O no?

Leer etiquetas, ¡fundamental! He aprendido a hacerlo este año. ¡Qué descubrimiento! ¡Qué cantidad de sodio oculto! La verdad, me sorprende. ¡Es que está en TODAS partes!

Menos comida procesada, ¡eso seguro! Pero… ¡las patatas fritas! ¡Mi debilidad! ¡Necesito ayuda! Necesito un plan. Un plan que funcione… y que incluya patatas fritas, ¡por favor!

  • Menos embutidos.
  • Leer etiquetas obsesivamente.
  • Usar hierbas y especias.
  • Agua, mucha agua.
  • Controlar los alimentos envasados.

Este año me he propuesto controlar el sodio, pero es un reto. ¡Un reto monumental! ¡Necesito un milagro! o por lo menos, una receta de patatas fritas saludables…

#Salud Cardiovascular