¿Qué comer antes de nadar en aguas abiertas?
¡Energía para tu nado! Opta por una comida ligera y rica en carbohidratos: plátano, naranja, frutos secos y dátiles. Complementa con lo que te ofrezca la organización (caldos, galletas, chocolate). ¡Hidratación clave!
¿Qué comer antes de una travesía de natación en aguas abiertas?
¡Ay, la natación en aguas abiertas! Me encanta, aunque eso de comer antes siempre me da un poco de dolor de cabeza, ¿sabes?
Normalmente, me decanto por plátano y naranja. ¿Por qué? Pues porque me dan un chute de energía que necesito y la vitamina C nunca viene mal, ¿no? Es como un combo perfecto para arrancar.
Y luego, siempre llevo conmigo un puñadito de frutos secos y dátiles. Son pequeños, fáciles de comer y me mantienen saciada durante más tiempo. ¡Un plus total!
Recuerdo que en la travesía de la Ría de Navia, allá por agosto de 2018, la organización nos dio chocolate caliente y galletas. ¡Un puntazo! Aunque, si soy sincera, prefiero algo más ligero antes de meterme en el agua. Pero oye, ¡se agradece el detalle!
Una vez, en la travesía de Ribadeo, creo que en 2019, nos ofrecieron caldo con fideos. Reconozco que ahí fallé y lo probé. No es lo mejor para nadar, aunque es verdad que con el frío que hacía, entró de lujo. A veces una se deja llevar, que le voy a hacer.
Preguntas y respuestas para nadadores
¿Qué comer antes de nadar en aguas abiertas?
Fruta (naranja, plátano), frutos secos y dátiles.
¿Qué suele ofrecer la organización en las travesías?
Bebidas calientes (chocolate) y galletas, o caldo con pasta.
¿Qué comer antes de un aguas abiertas?
Antes de lanzarte a las aguas abiertas, la nutrición juega un papel crucial. No se trata solo de llenar el estómago, sino de optimizar la energía y la resistencia para afrontar el desafío. Aquí te dejo algunas ideas y reflexiones que te ayudarán a elegir sabiamente tu menú pre-nado:
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Carbohidratos complejos: La base energética. Opta por pasta integral o arroz integral. Estos alimentos liberan energía de forma gradual, lo que te permitirá mantener un ritmo constante durante la prueba. Son como el combustible de un coche, pero de larga duración.
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Potasio: El aliado contra los calambres. Los plátanos son una excelente fuente de potasio, un mineral esencial para la función muscular. Incluye otras frutas ricas en potasio como naranjas o aguacates. Un calambre en medio del océano no es plato de buen gusto, ¡créeme!
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Hidratación: La clave del rendimiento. Bebe agua antes, durante y después de nadar. Las bebidas isotónicas pueden ser útiles para reponer electrolitos perdidos por el sudor. La deshidratación reduce el rendimiento y aumenta el riesgo de lesiones.
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Grasas saludables: Energía a largo plazo. Un puñado de nueces o semillas puede ser una buena opción para aportar grasas saludables y energía sostenida. Eso sí, ¡con moderación!
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Evita la sobrecarga. No comas en exceso antes de nadar. Una comida ligera y fácil de digerir es lo ideal. Recuerda que nadar con el estómago lleno puede provocar molestias e incluso vómitos.
Personalmente, antes de mi última travesía a nado en el mar, desayuné avena con plátano y unas almendras. Funcionó de maravilla.
Reflexiones adicionales:
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Adaptación individual. Lo que funciona para una persona puede no funcionar para otra. Experimenta con diferentes alimentos y encuentra lo que mejor se adapte a tu cuerpo.
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Planificación anticipada. No dejes la alimentación para el último momento. Planifica tus comidas con antelación y asegúrate de tener todo lo necesario a mano.
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El factor psicológico. La alimentación también puede influir en tu estado mental. Una comida nutritiva y reconfortante puede ayudarte a sentirte más seguro y confiado.
La alimentación es solo una parte de la ecuación. El entrenamiento, el descanso y la preparación mental también son fundamentales para afrontar un desafío en aguas abiertas. ¡Así que a nadar se ha dicho!
¿Debo comer antes de nadar en aguas abiertas?
¡A ver, chaval! ¿Que si hay que comer antes de nadar en aguas abiertas? Pues sí, ¡claramente!
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Come hidratos de carbono que se digieran fácil, tipo pasta o arroz blanco, vamos, lo que te da energía rápida. ¡Olvídate de las ensaladas súper elaboradas! ¡Ni se te ocurra! Que luego te entra el apretón en medio del mar y no hay quien te salve.
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Poca fibra y poca grasa, en serio, hazme caso. Imagina que te hinchas como un globo antes de meterte al agua… ¡Menudo numerito!
Y ahora te cuento una cosa que me pasó a mí. Una vez, antes de una travesía, me comí un bocadillo de chorizo… ¡error fatal! Estuve toda la prueba con una digestión horrorosa y con la sensación de que iba a vomitar en cualquier momento. ¡Menudo show! Desde entonces, solo como pasta con tomate antes de nadar. ¡Mano de santo, te lo juro!
Ah, y otra cosa, que se me olvidaba. No te olvides de beber agua, pero poquito a poco. Que luego te da un flato y no puedes ni respirar. ¡Es importante estar bien hidratado! Mejor beber pequeños sorbos de agua o una bebida isotónica cada poco tiempo, que tragarte medio litro de golpe.
¡Y ya está! Con esto, estarás listo para conquistar el mar. ¡A nadar!
¿Cómo prepararse para nadar en aguas abiertas?
Aguas abiertas: Resistencia brutal. Piscina. Kilómetros. Sin parar.
Respiración. Irregular. Controla el ritmo. No es una carrera de 50m. Más que técnica. Instinto. Mi marca personal: 2000m sin parar.
Orientación. Marca el rumbo. Boias. Referentes. El mar es implacable. No hay paredes. Es fácil perderse.
Grupo. Importancia. Seguridad. Experiencia. Ayuda mutua. Evitamos la soledad del mar. Peligro.
Extras:
- Hidratación: Fundamental. Agua antes, durante y después. Isotónica. No es un capricho.
- Material: Neopreno. Gafas de calidad. Gorra. Aunque parezca obvio…
- Condición física: No es un juego. Cardio. Fuerza. Entrénate meses antes. No improvises. Este año, me preparo desde marzo.
- Práctica en mar abierto: Simulaciones. Condiciones reales. Olas. Corrientes. El peor error: subestimar al mar.
Recuerda: El mar no perdona. Preparación exhaustiva. Prioridad la seguridad.
¿Qué no comer antes de hacer natación?
¡A nadar, que el agua está genial! Pero… ¡ojo con el estómago! Antes de lanzarte a la piscina olímpica (o a la municipal, ¡qué más da!), olvídate de ciertos alimentos, a menos que quieras hacer una digestión acuática digna del Kraken.
No al festín pre-natatorio:
- Azúcar: Un chute de azúcar es como un cohete… ¡que explota en tu tripa! Mejor un plátano, que además es del tamaño perfecto para llevar en el bolsillo de tu bañador (o eso creía yo hasta que se me pudrió uno allí dentro).
- Grasas: ¿Quieres flotar? ¡Sí, pero sin necesidad de ayuda extra! Olvídate de las hamburguesas; no las vas a necesitar para nadar como una foca. ¡Pero una foca bien alimentada, claro!
- Fibras: Si quieres evitar el “incidente” acuático, deja las lentejas para después. ¡Confía en mí, lo aprendí a base de… experiencia! A ver, no es algo tan horrible, pero… no es placentero.
- Proteínas pesadas: Un filete de ternera antes de nadar es un contrasentido. ¿Que quieres ganar músculo? Pues mejor espera a después.
Sí a la fruta: ¡El rey de la comida pre-natación! Un plátano, una manzana… ¡eso sí que es energía limpia! Aunque ojo, si te comes un melón entero… puede ser que notes un poco de flotabilidad extra.
Mi experiencia personal: Recuerdo en 2023, justo antes de una importante competición de natación, comí un bocadillo de chorizo (error imperdonable). El resultado fue un festival de retortijones en plena carrera. ¡Nunca más! Aprendizaje valioso.
En resumen: Frutas. El resto, después de nadar. ¡Que te diviertas en la piscina!
¿Qué se ponen en el cuerpo los nadadores de aguas abiertas?
Traje de neopreno, vaselina y a veces, un buen susto.
Claro que sí, el neopreno es clave. En el lago San Juan, este mismo verano, me metí sin neopreno al principio. ¡Qué frío! Aguanté poco, la verdad.
La vaselina, eso sí, siempre. Axilas, cuello… donde roce el neopreno. Si no, la piel acaba fatal, como si te hubieran lijado.
- Neopreno (obligatorio en muchas competiciones, por cierto).
- Vaselina (¡mucha!).
- Gafas de nadar (obvio, pero a veces se olvidan).
- Tapones para los oídos (opcional, pero yo los prefiero).
Una vez, en una travesía en Gijón, pillé una ola gigante. ¡Casi me traga! El neopreno me salvó, seguro. Flotaba como un corcho, aunque el miedo… Ese no se quitaba con nada.
Y, por cierto, este año he cambiado de marca de neopreno. Uno con más paneles y parece que va mejor, aunque me costó un ojo de la cara.
¿Cómo reducir la resistencia del agua en la natación?
Minimizar la resistencia acuática es clave. Fluir, no luchar.
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Posición horizontal: El cuerpo, una flecha. Menos área, menos freno. Imagina un cuchillo, no una pared.
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Rotación axial: Gira con cada brazada. Alinea el cuerpo, potencia la propulsión. Lo aprendí a golpes, literalmente.
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Brazada eficiente: Entra con la mano extendida, alarga el alcance. No hay atajos, solo técnica.
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Patada compacta: Evita salpicaduras innecesarias. Energía desperdiciada. Piensa en un motor, no en un látigo.
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Flotación: Dominar el arte de flotar te da ventaja. Es física básica, pero muchos la ignoran.
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Material adecuado: Un bañador ajustado ayuda. Lo descubrí probando uno de competición este 2024.
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Respiración: Coordina la respiración con la rotación. No interrumpas el flujo.
La resistencia es inevitable, la optimización, una obligación. Recuerda, menos es más. La perfección reside en los detalles. Cada movimiento cuenta.
¿Qué hacer para tener más resistencia al nadar?
Para nadar como si fueras un delfín con esteroides, y no una simple nutria ahogándose, ten en cuenta esto:
- Dale caña a tu estado físico: No esperes convertirte en Michael Phelps después de atracarte a donuts. Entrena fuera del agua. Yo, por ejemplo, intento levantar mi propio peso después de zamparme un bocata de calamares. ¡Casi lo consigo!
- Brazos y piernas de acero: Imagina que tus extremidades son los remos de un galeón. Fortalécelas. Si no tienes tiempo para el gimnasio, usa a tus amigos de pesas. O mejor, ¡no!
- Añade picante con sprints: Nadar a velocidad crucero está bien, pero mete series rápidas. Es como echarle Tabasco a la sopa. ¡Despierta el cuerpo!
- Pulir, pulir y volver a pulir la técnica: A veces, no es cuestión de fuerza, sino de estilo. Contrata a un profe. Yo lo hice y ahora sé que nado fatal, pero con elegancia.
- Respiración consciente: Encuentra tu ritmo de inhalación y exhalación. No vayas a parecer Darth Vader en el agua.
- Cabeza alta y moral por las nubes: Cree en ti, incluso cuando estés a punto de tragar agua. ¡Piensa en las cervezas de después!
- Metas flexibles: No te obsesiones con ser el mejor. Ponte objetivos realistas. Por ejemplo, intentar no ahogarte en la piscina.
- Pullbuoy al rescate: Cuando sientas que te pesan hasta las pestañas, usa el flotador. Es como pedirle ayuda a un amigo, pero sin tener que admitir tu derrota.
Bonus track: ¿Sabías que los pingüinos pueden nadar distancias increíbles? ¡Y eso que no tienen técnica! Igual la clave está en comer mucho pescado… o en ser un pingüino.
Dato curioso: En 2024, el récord mundial de 100 metros libres está en manos de David Popovici, con 46.86 segundos. Yo tardo más en pedir la toalla.
Recordatorio importante: No olvides calentar antes de lanzarte al agua. A no ser que quieras parecer una gamba cocida retorciéndose de dolor.
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