¿Qué pasa cuando tomo agua antes de comer?

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¡Ay, qué buena pregunta! A mí, personalmente, me funciona. Tomo un vaso grande de agua antes de comer y, la verdad, me siento mucho más llena. No es que baje de peso mágicamente, pero evito esos atracones que luego me dejan con remordimientos. Además, creo que ayuda a mi digestión, me siento más ligera después. Es un pequeño hábito que, para mí, hace una gran diferencia en cómo me siento y, quizá, también en mi peso a largo plazo.

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¡Ay, qué buena pregunta, esa de tomar agua antes de comer! Mira, yo te cuento mi experiencia, ¿te parece? A mí, personalmente, me va de maravilla. Sí, sí, suena a consejo de abuela, lo sé, pero… ¡funciona!

Me tomo un vaso grande, grandísimo, de agua unos quince o veinte minutos antes de empezar a comer. ¿Y sabes qué? La verdad, me siento mucho más llena. No es que de repente me convierta en una modelo de pasarela, ¡ojalá!, pero evito esos atracones tontos que a veces me dan, ¿sabes?, esos de “me como la mitad de la nevera y luego me arrepiento durante tres días”.

Además, y esto es una cosa que he notado yo, eh, no me lo ha dicho ningún médico ni nada… Creo que ayuda a mi digestión. No sé si será psicológico, pero me siento más ligera después de comer. Como que todo fluye mejor, ¿me entiendes?

Ahora, tampoco te voy a decir que esto es la panacea, ¿eh? Que cada cuerpo es un mundo y lo que me funciona a mí, a ti quizás no. Pero para mí, este pequeño hábito, tan sencillo, hace una gran diferencia en cómo me siento. Y, a lo mejor, también ayuda a que la báscula no me dé un susto cada vez que me subo… ¡Que con lo golosa que soy ya es un logro! ¿No crees?