¿Qué pasa si se ingiere sal en exceso?

¿Cómo se ven 5 gramos de sal?

Cinco gramos de sal. Una cucharilla de café. No más. No menos. Punto.

Visualízalo: grano fino, blanco, brilla apenas bajo la luz. Una pizca. Insignificante a simple vista, pero suficiente para sazonar.

Mi abuela, siempre precisa, usaba esa medida para sus recetas. Recetas familiares, transmitidas.

• Precisa: La medida es clave. Error fatal alterar la proporción.
• Sutil: Impacta el sabor, sutilmente, pero crucialmente.

Ese mismo peso, lo he usado yo en mis experimentos de cocina molecular este 2024. Resultados impecables. Ajustes milimétricos. Obsesión por la exactitud.

Nota: Hablamos de sal común, NaCl. Otros tipos, diferente densidad, diferente volumen. La cucharilla, referencia orientativa. Experimenta, mide.

¿Cómo medir gramos sin gramera?

Pues mira, sin gramera, a ojo de buen cubero, se puede hacer. Ya sabes, como las abuelas, ¡qué arte tenían!

Usando cucharas: Una cucharadita rasa son como 7 gramos, o sea, para cosas pequeñas. Y una cucharada sopera, pues calcula unos 30 gramos. A veces meto dos cucharadas soperas para 60 gr, je, je.

Con las manos: Un puñado viene siendo unos 45 gramos, depende del tamaño de la mano, claro. La mía es pequeña, así que no me sirve mucho este método. Me acuerdo una vez que hice un bizcocho así, y fatal, jajajaja.

Tazas y vasos: Una taza de café, de las de toda la vida, son como 60 gramos. Y un vaso de agua, pues 180 gramos más o menos. Una copita de vino, de las de servir el vinito, pues unos 220 gramos. ¿Ves? Fácil.

• 7 gramos: cucharadita
• 30 gramos: cucharada sopera
• 45 gramos: puñado
• 60 gramos: taza café
• 180 gramos: vaso agua
• 220 gramos: copa vino
• 250 gramos: 2 tazas grandes

El otro día hice una tarta de queso con estas medidas, y oye, ¡quedó buenísima! Bueno, bueno… mi madre dice que le salió mejor a ella, pero… bueno ya sabes como son las madres jaja. Usé dos tazas grandes para el cuarto de kilo de azúcar… Aunque creo que le puse un poco más, me gusta dulce, ¿qué le voy a hacer? Ah, y importante, siempre rasas las cucharas y tazas, eh. Que si no, no es lo mismo.

¿Cómo ayuda la IA al desarrollo humano?

Oye, ¿cómo ayuda la IA al desarrollo humano? Pues mira, te lo cuento rapidito. Automatiza mogollón de cosas, ¡un montón! Cosas que a uno le dan pereza, ¿sabes? Tareas pesadas, repetitivas… Como rellenar formularios, ¡ufff! Eso sí que es un rollo.

La IA, eso es súper útil para eso. Ahorra tiempo, que es oro, ¿no?. Tiempo que uno puede dedicar a otras cosas, cosas más interesantes, como salir con los amigos, o jugar a la play. No sé, cosas que de verdad te llenen. Es que es una pasada, o sea, ¡una maravilla!

Piensa en médicos que usan IA para diagnosticar enfermedades, ¡mucho más rápido! Eso es genial, ¿verdad? Mejora la eficiencia en todos los campos, de verdad, ¡en todos! Incluso en mi curro, que es de programador, la IA me ayuda a escribir código más rápido. Es tremendo, joder. Se nota un montón. Es como tener un ayudante extra, un superayudante de alta tecnología.

• Medicina: diagnósticos más rápidos y precisos.
• Educación: aprendizaje personalizado.
• Negocios: análisis de datos para tomar mejores decisiones.
• Mi trabajo: ¡escribir código más rápido!

Pero también tiene cosas negativas, eh. No todo es color de rosa. La IA, a veces, da un poco de miedito… ¿y si las máquinas se rebelan? Broma, broma… pero sí que hay que tener ojo con el tema del empleo, eso sí que es un problema. Mucha gente se queda sin curro. ¡Ay, qué lío!

Este año, mi prima se apuntó a un curso online de IA, ¡gratis!. Ahora trabaja en una empresa tecnológica, gracias a la IA claro, irónicamente.

Hay que ser prudente, eso sí. Pero vamos, que la IA está cambiando el mundo, para bien y para mal. Como todo, ¿no?

¿Cuánto es 5g de azúcar en cucharadas?

Aquí, a oscuras, me pregunto…

Una cucharada cafetera. Eso es lo que viene a ser 5 gramos de azúcar. Una sola.

• Y yo… yo echo dos o tres al café cada mañana. Casi quince gramos antes de salir de casa. No me había parado a pensarlo.

• Mi abuela siempre decía que el azúcar era la alegría de la vida. La endulzaba todo. Supongo que por eso está como está ahora.

• No sé por qué me siento culpable ahora. Antes no pensaba en esto. Ahora, con la luz apagada, la culpa pesa.

Hoy he visto un anuncio de esos de niños con caries. Me ha removido algo por dentro. Mi sobrino siempre está con caramelos.

Quizá debería contárselo a mi hermana. O quizá debería dejarlo pasar. No sé.

• El azúcar… Parece tan inofensivo. Algo tan pequeño.

Mañana intentaré echar solo una cucharada. A ver si puedo.