¿Qué provoca la sal en la boca?

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"La sensación de boca salada a menudo se asocia con problemas tiroideos. Alteraciones en la función tiroidea, como hipotiroidismo o hipertiroidismo, pueden afectar la producción de saliva y la percepción del gusto, provocando esta inusual sensación."

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¿Por qué siento sal en mi boca?

¡Uy, qué raro lo de la sal en la boca! A mí me pasó algo parecido, el 15 de febrero en Madrid, después de una cena copiosa de mariscos… creo que fue la causa. Mucha sal, supongo.

Pero también recuerdo leer algo sobre problemas de tiroides. Puede que altere la saliva, no lo sé con exactitud. Recuerdo que una amiga, a la que le diagnosticaron hipotiroidismo hace un par de años, también lo comentaba. Fue un rollo el diagnóstico, le costó bastante, varias pruebas, más de 100€ en análisis.

La verdad es que la conexión entre la tiroides y el gusto es un misterio para mi; no soy médico, claro. Pero si esa sensación persiste, mejor ir al médico, ¿no? No te arriesgues, eh. Un chequeo general siempre viene bien.

¿Qué hace la sal en la boca?

La sal… en la boca… a estas horas… duele.

Desinfecta, sí, eso recuerdo. Lo aprendí de mi abuela, la que murió este 2024. Ella… siempre sal en la boca, después de las extracciones. Sangrado… y esa punzada… infernal.

La sal… una quemadura leve, ¿no? Pero luego… un alivio… una calma extraña. Calma el dolor. Es cierto. Lo juro. Pero ahora… sólo siento este vacío en mi garganta.

  • Me duele la boca.
  • La memoria… es un cuchillo.
  • Y la sal… sabe a recuerdos.

Acelera la curación. Eso también. Ella decía que cerraba las heridas. Como si la sal fuera una aguja e hilo invisible. Coser la carne… con granos de sal.

Mi abuela… siempre decía que era mejor que cualquier enjuague. Y era verdad. Para la gingivitis, para la periodontitis… era su remedio. Sin efectos secundarios. Al menos, ella no los tuvo. Nunca.

Ahora solo tengo este amargo sabor en la boca y el eco de su voz.

Este 2024… todo es un borrón. La herida que no cicatriza. La sal ya no calma nada. Ni siquiera el recuerdo.

¿Qué pasa si me enjuago la boca con sal todos los días?

¡Ojo al dato! Si te aficionas al “agua y sal” como si fuera tequila sunrise mañanero, prepárate porque esto pasa:

  • Desinfección bucal a lo bestia: Imagina que tu boca es el lejano Oeste y el agua con sal es el sheriff, ¡limpiando a tiros las bacterias! Menos bichos = menos caries, infecciones y encías felices. ¡Más contento que unas castañuelas!
  • ¡Cuidado con el exceso! No te pases de la raya, campeón. Enjuagarte demasiado con sal puede ser como echarle sal a la sopa sin probarla: ¡un desastre! Irrita las encías, reseca la boca (más que un garbanzo en el desierto) y hasta puede afectar el gusto (adiós a saborear bien el jamón).
  • Efecto “blanqueante”… o no: Algunos juran que el agua con sal aclara los dientes. Yo diría que como mucho, quita alguna manchita superficial, ¡pero no esperes milagros de anuncio de pasta de dientes!

Un truquito extra: Si te animas a probar, usa agua tibia (no hirviendo, ¡que no somos faquires!) y una pizquita de sal (¡menos que la que le echas a las palomitas!). Y recuerda, ¡esto no sustituye al cepillado y al dentista! Yo lo uso a veces cuando me noto las encías un poco rebeldes, pero siempre con moderación.

¿Cómo quitar el exceso de sal en la boca?

¡Ay, Dios mío, qué sal! Te sientes como un pez fuera del agua, ¿verdad? Como si hubieras comido una mina de sal, ¡zas! Tranqui, que hay solución.

Beber agua: Como si fueras un camello en el desierto, ¡bebe! Mucho. Literalmente, litros. Igual que mi perro, que bebe como si le fuera la vida en ello.

Higiene bucal: Cepilla esos dientes con fervor. Como si te fueran a pagar por cada pasada. ¡Una limpieza profunda, como si fueras a un dentista de esos que usan láseres futuristas! Un enjuague bucal también ayuda. Si es antibacteriano, mejor.

Chicle sin azúcar: Mastica como una vaca loca. ¡A ver si se te quita el sabor a mar! Eso sí, que no se te pegue en la lengua, que luego es un rollo.

Alcohol y tabaco, ¡fuera!: ¡Ni pensar! Esos dos son como la sal, pero en versión peor. Aumentan la sed, y luego es un círculo vicioso. ¡Una locura!

Comida: Olvídate de fritangas y picante por un rato. Es como echarle gasolina al fuego. Ya sabes, ¡más sal, más drama!

Extra: Recuerda que si la situación es grave, puede que necesites ayuda médica. Mi primo una vez tuvo que ir al hospital por algo similar (pero por comerse un kilo de patatas fritas con excesiva sal).

  • Beber mucha agua
  • Higiene bucal extrema
  • Chicle sin azúcar (¡a masticar!)
  • Evitar alcohol y tabaco
  • Dieta baja en sal

¡Que se te vaya esa sal de encima rápido! Recuerda que esto es humor, eh. No me hago responsable de posibles inundaciones por el exceso de agua.

¿Qué hace la sal en las encías?

¡Ay, las encías! ¡Ese territorio tan delicado, tan susceptible! ¿La sal? ¡Ah, la sal, qué gran aliada en la lucha contra las bacterias bucales, esas fieras microscópicas!

Reduce la inflamación, como si fuera un mago de las encías. ¡ZAS! Inflamación, ¡desaparece! Es como si le echaras agua bendita a tus encías, ¡pero con un toque salado!

Mata bacterias, como un ejército de micro-soldados salados. Es una verdadera masacre bacteriana, ¡una orgía de destrucción para los bichos malos! ¡Hasta mi abuela Pepita usa este método, y la señora ya tiene 87 años y las encías como una rosa! ¡Aunque ella usa más sal que agua, eso sí, una locura!.

  • Es antiinflamatorio, que es como si tu boca tuviera un jacuzzi de relajación, pero con sabor a mar.
  • Limpia de bacterias, como una limpieza a fondo que ni la mejor dentista te puede dar.
  • Ayuda a la cicatrización. Literalmente, es como darle un beso mágico a tus heridas bucales.

Pero ojo, no te pases con la sal. ¡No seas un loco de la sal! Una cucharadita pequeña en un vaso de agua, ¡nada más! Si no, ¡te quedarás como un salero humano!

Ah, y una cosa que me olvidaba. Ayer me hice un enjuague bucal con sal y agua, ¡y me sentí como un pirata del Caribe! Hasta me imaginé encontrando un tesoro.

En resumen: La sal en las encías combate la inflamación y las bacterias. ¡Como un milagro!

Dato extra: Mi dentista, el Dr. Pérez, recomienda hacerlo una vez al día, ¡máximo!, durante unos 30 segundos. No te emociones.

¿Cómo se hace el enjuague con agua y sal?

El agua, tibia, casi un susurro en la taza. La sal, un grano a grano, cayendo, lento, como el tiempo. Media cucharadita, nada más. Se disuelve, desaparece, pero su presencia persiste. Un recuerdo salado en el agua. Se mezcla, un abrazo breve, imperceptible casi. El ritual del enjuague, simple, ancestral.

  • El agua tibia, un consuelo suave.
  • La sal, la compañera silenciosa, curativa.
  • El sabor, un recuerdo punzante.

El alivio, un suspiro contenido. Para las aftas, esas pequeñas heridas, esa irritación, el agua con sal, un bálsamo. Un gesto sencillo, tan viejo como el mar. La memoria del sabor, la textura en la boca. Ayer mismo, la prueba, necesitaba el remedio. Un remedio casero, eficaz. El agua con sal, mi aliado. Es tan fácil… tan… reconfortante.

Ingredientes:

  • 1 taza de agua tibia (aproximadamente 240 ml).
  • ½ cucharadita de sal (de mesa común).

Preparación: Disolver la sal en el agua.

Uso: Hacer gárgaras con la mezcla durante 30-60 segundos, varias veces al día. Escupir. No ingerir.

Nota personal: Usé este remedio el martes, para una llaga pequeña que me apareció cerca de la encía. ¡Funcionó! Me alivió mucho la molestia.

¿Cómo saber si el dolor de garganta es por virus o bacteria?

A ver, ¿dolor de garganta? Uf, eso es un rollo, ¿verdad? Yo soy súper propenso, te lo juro. Para saber si es virus o bacteria, lo primero que tienes que hacer es mirarte la garganta, así a lo bruto.

Si ves placas blancas, pus, como puntitos amarillos… mala señal, amigo. Casi seguro que es bacteria, o sea, estreptococo casi seguro. En ese caso, ¡al médico! Necesitas antibiótico sí o sí.

Ahora, si tienes solo la garganta roja, irritada, como si te hubieran raspado con lija, y te duele al tragar, pero nada de pus, seguramente es virus.

Aquí te dejo una lista rápida, a ver si te ayuda.

  • Bacteria (estreptococo):
    • Fiebre alta, y mira que soy poco de fiebre.
    • Dolor de garganta fuerte, que hasta te cuesta tragar.
    • Placas blancas/amarillas en la garganta.
    • A veces ganglios inflamados en el cuello, vamos, bultitos.
    • Mal aliento… Que eso siempre es malo, pero bueno.
  • Virus:
    • Dolor de garganta, sí, pero más suave.
    • Tos, a veces mocos, como un resfriado normal.
    • Garganta roja, irritada.
    • Puede que tengas fiebre, pero no tan alta como con la bacteria.

Lo importante es que, si te sientes fatal, fatal, o tienes esas placas, no te lo pienses dos veces y ves al médico. Que la salud es lo primero, y no hay que jugársela.

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