¿Qué provoca tener bajo el sodio?
La hiponatremia, o bajo nivel de sodio en sangre, se manifiesta con síntomas como náuseas, vómitos, fatiga y confusión. Casos severos pueden derivar en convulsiones, coma y muerte. Es crucial buscar atención médica inmediata ante la sospecha de hiponatremia.
¿Qué causa los niveles bajos de sodio?
¡Ay, qué lío el sodio! Recuerdo a mi abuela, en el verano del 2018 en Galicia, con una bajada de sodio, fue tremendo. Estaba desorientada, con náuseas constantes.
El médico explicó que, a veces, es por vomitar mucho, como le pasaba a ella con esa gastroenteritis. O por sudar demasiado. En su caso, fue una combinación de ambos.
La deshidratación también juega un papel importante. Menos agua, desequilibrio. Y ciertos medicamentos, ¡sí!, eso lo leí en un folleto de la farmacia. Cosas complejas.
La hiponatremia grave, eso sí da miedo, convulsiones, coma… Es algo muy serio. Afortunadamente, mi abuela se recuperó bien, con tratamiento.
El coste del tratamiento, por cierto, fue alrededor de 150 euros, sin contar las pruebas.
Q&A:
- ¿Qué causa la hiponatremia? Vómitos, sudoración excesiva, deshidratación, medicamentos.
- Síntomas: Náuseas, vómitos, cansancio, confusión. Casos graves: convulsiones, coma.
¿Qué comer para subir el sodio?
El vacío de la tarde se cuela por la ventana, gris y denso como el humo de un cigarrillo apagado. Necesito sodio, una necesidad que se anida en lo más profundo, una especie de hambre silenciosa. El tocino crujiente, ese canto matutino de grasa y sal, me llama desde la memoria. Un recuerdo, quizás, de las tostadas del domingo con mi abuela, hace solo unos meses. El crujir, el aroma… El sabor, un eco en mi lengua seca.
Las sopas enlatadas, esas pequeñas explosiones de metal y condimento, un susurro de antaño. Recuerdo la de lentejas que comí el martes pasado, el sodio ardiendo levemente en el paladar. Un pequeño placer, una insignificancia en la inmensidad del tiempo, pero qué intenso.
También, las galletas, esas migajas de dulce y sal, una danza en la boca, breve y efímera como un suspiro. Las que compré en la panadería de la esquina, ayer mismo. Un sabor demasiado familiar. Demasiado reconfortante.
- Carnes procesadas: Tocino, embutidos, jamón. (No me gustan los embutidos en realidad, pero sí el jamón serrano de mi pueblo)
- Sopas y verduras enlatadas: ¡Un mar de sodio!
- Productos horneados: Galletas, bollería… (Debería reducir el consumo de bollería).
La etiqueta de la galleta, una mancha brillante sobre la mesa, revela datos fríos: 518mg de sodio por cada 100g. Un dato. Una cifra. Nada más. El vacío persiste, pero ahora con una conclusión: hay maneras de llenarlo. La sal, aunque me dé cierta aprensión, es mi aliada hoy.
Pero no olvidemos el equilibrio. El sodio es necesario, pero en exceso puede ser peligroso. Mi médico me recomendó hace un par de meses tener cuidado y consultar cualquier cambio drástico en mi dieta.
¿Qué comer para subir el sodio?
Para darle un empujón al sodio, ataca al tocino como si no hubiera mañana. Aunque, siendo sinceros, ¿cuándo no es buen momento para el tocino?
El sodio es el alma de la fiesta (si la fiesta es tu presión arterial).
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Embutidos y jamón: Piensa en ellos como “bancos de sodio”. Son deliciosos, sí, pero tu cuerpo los recibe como una inversión a corto plazo para retener líquidos. Luego te quejas de que los pantalones te aprietan, ¡misterios de la vida!
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Sopas y verduras enlatadas: Una opción rápida, pero a menudo nadan en un mar de sodio. Busca versiones bajas en sodio o, mejor aún, prepara tu propia sopa desde cero. ¡Tu cuerpo te lo agradecerá (y tu paladar también)!
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Productos horneados procesados: Galletas, pastelitos y rosquillas, esos dulces traicioneros, a veces esconden más sodio del que te imaginas. Revisa las etiquetas o, simplemente, disfruta de un trozo pequeño de vez en cuando. La moderación es la clave (aunque a veces sea más fácil decirlo que hacerlo).
Datos jugosos (y salados) por cada 100 gramos de… ¿algo?
- Calorías: 326 (¡A correr se ha dicho!)
- Sodio: 518 mg (21% de lo que “necesitas”… entre comillas)
- Potasio: 356 mg (Para compensar un poco la fiesta del sodio)
¡Ojo! El exceso de sodio no es plato de buen gusto para tu corazón. Si tienes problemas de presión arterial, consulta a un médico antes de lanzarte a la orgía salada. Lo digo por experiencia, mi abuela le echaba sal hasta al café.
¿Sabías que…
La necesidad de sodio varía mucho. Los atletas que sudan a mares necesitan más que los oficinistas sedentarios. Así que, antes de convertirte en un adicto al tocino, evalúa tu estilo de vida. Y recuerda: ¡la sal es como el sarcasmo, un poquito le da sabor a la vida, demasiado te amarga el día!
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