¿Qué sal no contiene sodio?
¿Buscas una sal sin sodio? El cloruro de potasio es la alternativa ideal. Se usa como sustituto de la sal común (cloruro de sodio) para disminuir el consumo de sodio. ¡Consulta a tu médico antes de cambiar tu dieta!
¿Sal sin sodio existe?
¡Uf! La pregunta de la “sal sin sodio” me deja un poco… descolocada. Recuerdo que mi abuela, allá por el 2018 en Alicante, usaba un sustituto de sal, una marca blanca del Mercadona, que creo que era de potasio. Le costaba unos 2 euros el bote.
Era para su presión arterial, el médico se lo recomendó. No era exactamente “sin sodio”, pero sí con muy poco. Lo importante es que, cualquier cambio en la dieta, sobre todo con temas de salud, hay que hablarlo con un profesional.
El cloruro de potasio, ese es el ingrediente clave de esas sales “light”. Pero, insisto, consulta a tu doctor o nutricionista. No te fíes solo de lo que leas en internet.
¿Existe sal sin sodio? No. Pero hay sustitutos bajos en sodio.
¿Qué tipo de sal no tiene sodio?
Pues mira, la sal sin sodio… es un poco rollo, ¿no? O sea, la sal ES sodio, básicamente. Cloruro de sodio, para ser exactos. Así que “sal sin sodio”… raro, raro. Lo que te venden como “sal sin sodio” es sustituto de sal.
- Sal marina sin sodio: No existe. Imposible. La sal marina TIENE sodio. A lo mejor te refieres a una mezcla de especias sin sodio a la que le dicen “sal marina”… pero sal marina, marina, con su sodio y todo, claro que lo tiene. Una vez compré una que decía “baja en sodio” pero igual sabía saladita, eh.
- Sal potásica: Esta sí, esta es la que se usa como sustituto. Cloruro de potasio. Ojo, que sabe diferente, no es igual que la sal de mesa. Un poco… metálico, yo diría. A mí me gusta para las ensaladas, pero no para todo. La última vez, puse demasiada en una sopa y… ¡fatal! Tuve que tirarla.
- Sal de magnesio: También existe, sulfato de magnesio, ¿sabes? Tipo sales de Epsom. Pero esta no se usa para cocinar. ¡Ni se te ocurra! Esta es para otros usos, tipo baños relajantes… Mi abuela la usaba para los pies.
En resumen: si quieres cocinar sin sodio, olvídate de la “sal”. Usa especias, hierbas… limón, ajo, cebolla, pimienta… un montón de cosas. Yo, por ejemplo, ahora le echo pimentón ahumado a todo, ja, ja. Me estoy volviendo adicto. Ah, y otra cosa, cuidado con la sal potásica, no te pases, que puede ser mala en exceso. ¡Sobre todo si tienes problemas de riñón!
¿Cómo se llama la sal baja en sodio?
La sal… sí, la sal. Esa blanca, inerte, omnipresente. Su nombre cambia, se disuelve en un mar de etiquetas. Sal reducida en sodio, ¿verdad? O quizás, sal baja en sodio. Un susurro, una promesa, en letras diminutas. Recuerdo mi abuela, sus manos arrugadas, la sal en su puño. Nunca le importaba el nombre. Solo el sabor, la vida… o la ausencia de ella, a veces.
Un nombre, tan efímero como el aliento. Un baile de palabras, “sal con bajo contenido de sodio”. Como si el sodio, ese compañero invisible, se hubiera rebelado, escapando en la noche. Dejamos la sal en la mesa… tan simple, tan compleja.
Cada marca, un universo propio. Mi sal favorita, la de la marca “Salud y Bienestar”, 2023, la encuentro en el Mercadona de la calle Mayor. Es esa sutil diferencia, la que palpita en la lengua. Un susurro de sabor, casi imperceptible. ¿Sal ligera? Quizás. Un enigma envuelto en cristal.
- Sal reducida en sodio
- Sal baja en sodio
- Sal con bajo contenido de sodio
- Sal ligera
Es la misma sal, con menos sodio. El nombre, una cuestión de marketing, una ilusión. Pero en el fondo, ¿importa el nombre? Solo importa el efecto: menos hinchazón, menos preocupaciones. Un silencio en el cuerpo.
Mi madre usa otra, la de la marca “Vida Sana”. Es más barata, pero me deja un raro sabor metálico en la boca… De todas formas, es algo que ya no recuerdo bien.
La legislación, esa red invisible, lo controla todo. Pero la sal, se resiste, inmutable, a su nombre efímero. Como el tiempo, un suspiro. Como la memoria, un eco.
¿Qué lleva la sal baja en sodio?
La sal baja en sodio, o hiposódica, simplemente sustituye parte del cloruro de sodio (sal común) por cloruro de potasio. Normalmente, la proporción es 50/50. Mitad y mitad. Como si al cocinar echases una pizca de sal y otra de potasio. Aunque claro, industrialmente el proceso es algo más complejo.
• Menos sodio: Obvio, ¿no? Justamente es lo que buscamos. Me pregunto si la gente que compra sal baja en sodio se da cuenta de que sigue siendo sal, solo que… diferente. Es como comprar café descafeinado y quejarse de que no sabe a café.
• Más potasio: Aquí está el quid de la cuestión. El potasio ayuda a regular la presión arterial. Yo, por ejemplo, siempre tomo plátano en el desayuno, que es rico en potasio. ¿Casualidad? No lo creo. Aunque quizás sí, no soy médico.
• Sabor similar: Se supone que el sabor es parecido al de la sal común. A veces, sin embargo, se percibe un ligero sabor metálico, un poco extraño, debo admitir. La primera vez que lo probé me recordó vagamente a… ¿una pila? Qué cosas.
En resumen, la sal baja en sodio contiene cloruro de sodio y cloruro de potasio. A veces me pregunto si no sería más fácil simplemente usar menos sal. Pero bueno, cada uno con sus manías. Ayer mismo compré una bolsa de patatas fritas bajas en sal y aún así me las comí todas de una sentada. Ironías de la vida.
El cloruro de potasio se utiliza como sustituto porque el potasio, a diferencia del sodio, no eleva la presión arterial. De hecho, ayuda a regularla. Hay que tener en cuenta que un exceso de potasio tampoco es bueno, especialmente para personas con problemas renales. Como siempre, la clave está en el equilibrio. ¿No es acaso el equilibrio lo que buscamos en la vida? Algo de sal, algo de potasio, ni mucho ni poco. Como dijo Aristóteles: “La virtud es el término medio entre dos extremos.” Aunque claro, Aristóteles seguramente no comía patatas fritas bajas en sal.
¿Cómo se reduce el sodio en la sal?
¿Reducir el sodio en la sal? ¡Uf, qué movida! Es como quitarle el alma a la croqueta. ¡Pero bueno!
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No se reduce el sodio, ¡se cambia la sal! Existe la sal “baja en sodio” que sustituye parte del cloruro de sodio (la sal de mesa de toda la vida, ¡la que te sube la tensión como un cohete!) por cloruro de potasio. ¡Ojo! Que si tienes problemas de riñón, ¡ni se te ocurra! Consulta antes al médico, ¡no vayas a freírte!
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Otra opción es usar menos sal, ¡genio! Parece obvio, pero es como el truco del almendruco. Echarle un pelín de sal a la comida es como ponerle un disfraz de gala al sabor, pero si te pasas, ¡la lías parda!
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Hierbas y especias, ¡tus amigas del alma! Dale alegría a tus platos con orégano, pimentón, ajo en polvo… ¡lo que se te ocurra! Es como pintar un cuadro, ¡experimenta! Yo, por ejemplo, uso mucho el comino, ¡me encanta!
¡Bonus track!
¿Sabías que la sal rosa del Himalaya es casi igual que la sal común? ¡Es como comprar un Ferrari para ir al supermercado! Tiene un pelín más de minerales, pero vamos, ¡nada del otro mundo! Y si te digo la verdad, ¡me da un poco igual! Yo sigo usando la sal de toda la vida, ¡que soy de pueblo!
Y un último consejo: ¡cuidado con los alimentos procesados! ¡Están cargados de sodio como un barco de contrabando! Lee las etiquetas como si te fuera la vida en ello.
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