¿Qué tan limpia es el agua hervida?

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El agua hervida es segura para beber, eliminando bacterias, virus y protozoos. Si está turbia, déjela reposar y filtre con un paño limpio, servilleta o filtro de café para una mayor claridad.
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El Agua Hervida: ¿Realmente Tan Limpia Como Creemos?

El agua hervida se considera un método tradicional y efectivo para potabilizar el agua, eliminando la gran mayoría de los microorganismos nocivos que pueden causar enfermedades. Sin embargo, la simple ebullición no garantiza una limpieza absoluta ni un agua completamente pura. Es importante entender qué elimina y qué no, para poder disfrutar de un agua segura y, en la medida de lo posible, de buena calidad.

La ebullición es eficaz para eliminar bacterias, virus y protozoos, los principales causantes de enfermedades diarreicas como la cólera, la fiebre tifoidea o la disentería. Al someter el agua a altas temperaturas (100°C o más), durante un tiempo suficiente (al menos un minuto de hervor continuo una vez alcanzada la ebullición), estos patógenos se inactivan, volviéndola segura para el consumo.

Sin embargo, la ebullición no elimina las sustancias químicas disueltas en el agua, como los metales pesados (plomo, mercurio, arsénico), pesticidas, herbicidas o compuestos orgánicos persistentes. Tampoco elimina los sólidos en suspensión que pueden dar al agua un aspecto turbio. Es aquí donde entra en juego el proceso de clarificación posterior a la ebullición.

Si el agua hervida se presenta turbia después de enfriarse, es recomendable dejarla reposar durante algún tiempo. Los sólidos en suspensión tenderán a sedimentarse en el fondo. Después, se puede filtrar el agua utilizando un paño limpio, una servilleta de papel o, mejor aún, un filtro de café. Este paso ayuda a remover los sedimentos y mejorar la apariencia y, en cierta medida, el sabor del agua. Sin embargo, es fundamental recordar que la filtración no elimina las sustancias químicas disueltas.

En conclusión, el agua hervida es una herramienta crucial en situaciones de emergencia o en lugares donde el acceso al agua potable es limitado. Es un método efectivo para eliminar microorganismos patógenos, pero no debe considerarse una solución definitiva para obtener agua pura en todos los aspectos. Para una purificación más completa, podrían ser necesarios métodos adicionales como la filtración con carbón activo o la desinfección con tabletas potabilizadoras. La ebullición, por sí sola, garantiza seguridad microbiológica, pero no la ausencia total de contaminantes químicos. Por lo tanto, la clave reside en una evaluación cuidadosa de la fuente de agua original y la aplicación de métodos de purificación adicionales según sea necesario.

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