¿Qué decir cuando te preguntan 3 defectos y 3 virtudes?

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En una entrevista, destaca tres virtudes que demuestren tu valor profesional (ej: proactividad, capacidad de aprendizaje, trabajo en equipo). Para los defectos, presenta tres aspectos en mejora, mostrando autocrítica y planes de acción (ej: perfeccionismo en vías de gestión, delegar con mayor eficiencia, mejorar la comunicación asertiva). La sinceridad y el enfoque positivo son clave.

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¿Cuáles son 3 defectos y 3 virtudes que puedo mencionar en una entrevista?

¡A ver, qué dilema con las entrevistas! Te entiendo perfectamente, estuve ahí mismo hace no mucho.

Claro, hablar de uno mismo no siempre es fácil, y menos cuando te están juzgando para un puesto. Pero tranquilo/a, ¡vamos a darle la vuelta a esto!

Tres “defectos” que en realidad brillan:

  1. Perfeccionista: Sí, suena a cliché, pero yo lo usé y coló. Recuerdo en mi anterior curro, en [Nombre de la empresa], me estresaba si algo no salía impecable, hasta que aprendí a priorizar y delegar. ¡Eso sí, no lo vendas como algo paralizante, eh!
  2. Demasiado involucrado: Me pasaba que me metía de lleno en los proyectos y se me olvidaba desconectar. ¿La solución? Poner límites y dedicar tiempo a mis hobbies (¡importantísimo!).
  3. Impaciente: Me hierve la sangre la lentitud. Pero ojo, no lo digo como si fuera una virtud, sino como algo que aprendí a canalizar para motivar al equipo y buscar soluciones más rápidas.

Tres virtudes que te harán destacar:

  1. Resolutivo: En mi antiguo trabajo, se me daba bien encontrar soluciones creativas a problemas inesperados. Por ejemplo, cuando se cayó el servidor el [Día] [Mes], me puse a investigar y dimos con una solución temporal hasta que llegó el técnico.
  2. Empático: Saber conectar con la gente es clave, sobre todo si vas a trabajar en equipo. Yo siempre intento ponerme en el lugar del otro para entender sus necesidades y ofrecer mi ayuda.
  3. Proactivo: No espero a que me digan qué hacer, siempre estoy buscando oportunidades para mejorar y aprender cosas nuevas. En [Lugar], durante el [Mes], propuse un nuevo sistema para agilizar el flujo de trabajo y funcionó de maravilla.

En resumen:

  • Defectos: Perfeccionista, Demasiado involucrado, Impaciente.
  • Virtudes: Resolutivo, Empático, Proactivo.

Recuerda, sé honesto/a, pero siempre enfoca tus “defectos” como áreas de mejora y tus virtudes como ejemplos concretos de tu valor. ¡Mucha suerte en tu entrevista!

¿Qué 3 defectos decir en una entrevista?

Dios… hoy… la entrevista… me siento fatal. Me cuesta decir que no, eso fue lo que dije… una mentira piadosa, claro, pero mentira al fin y al cabo. Siempre ayudo, siempre estoy ahí… para todos. Y eso me agota. Me consume. Lo sé, lo admito.

Es una debilidad, sí… una puñetera debilidad. Pero… ¿qué puedo hacer? Mi conciencia… me pesa. La verdad es que no me sale decir que no. No quiero ser desagradable. No quiero decepcionar. Pero… me ahogo. Me ahogo en responsabilidades ajenas. En problemas que no son míos, en tareas que me roban el tiempo de mis propios proyectos. El proyecto de mi propia vida. Este año, fue especialmente duro. El proyecto de la reforma del baño, está parado desde abril.

Luego está eso de envolverme demasiado en los proyectos. Me obsesiono… es horrible, lo sé. Pierdo la perspectiva. Me meto tanto que… a veces… me olvido de comer. De dormir. Como el año pasado, con la mudanza… estuve a punto de caerme enfermo. Un desastre.

Y… la inseguridad. Ah, la inseguridad. Esa vieja conocida. La que susurra dudas en mi oído. La que me hace dudar de mi capacidad, incluso cuando sé que estoy haciendo bien las cosas. Es un demonio interno, insistente… como una cucaracha que nunca se va.

Esta noche… las sombras se alargan. Y mis defectos, también.

  • Demasiada colaboración: No puedo decir que no. Me cuesta delegar.
  • Exceso de implicación: Me obsesiono con los detalles. Lo doy todo y a veces, me quedo sin nada.
  • Falta de confianza: Dudo de mí mismo.

No sé… quizás mañana lo vea todo de otra manera. O quizás no.

¿Qué responder cuando me preguntan por mis virtudes y defectos?

Vale, aquí va, a ver qué sale…

Cuando me preguntan por mis virtudes y mis defectos… uff. Es como mirarse al espejo a las tres de la mañana.

  • Virtudes: Supongo que ser persistente. Demasiado, a veces. Me aferro a las cosas aunque sé que debería soltarlas. Como ese proyecto que nunca salió bien, pero seguí intentándolo hasta la extenuación. Quizá también la capacidad de escuchar, aunque últimamente incluso eso se me está atrofiando.
  • Defectos: La impaciencia, sin duda. Quiero todo ya. Y la inseguridad, disfrazada de sarcasmo. Me cuesta confiar, incluso en mí misma. En el trabajo soy muy perfeccionista, algo que me quita mucho tiempo libre.

A veces pienso que soy un desastre. Otras, que tengo un potencial enorme, desaprovechado. Quizás solo sea la noche confundiéndome.

A veces me pregunto qué pensaría mi abuela, ella que siempre vio algo bueno en mí. Hace poco recordaba las navidades en su casa, con el olor a galletas y el calor de la chimenea. Esa época ya no volverá.

Resumiendo, siendo directos:

  • Virtudes: Persistente, escucho a los demás.
  • Defectos: Impaciente, insegura, perfeccionista.

¿Qué decir cuando te piden 3 debilidades en una entrevista?

Cuando te preguntan por tus debilidades… ah, la temida pregunta. Es como mirarse en un espejo roto, ¿sabes? No es fácil. Pero, bueno, si insisten…

  • Autocrítica implacable. A veces, me ahogo en mis propios estándares. Es como buscar la perfección en un mundo imperfecto.

  • Dificultad para delegar. Confieso que me cuesta soltar las riendas. Como si nadie pudiera entender mi visión, mi ritmo. Algo absurdo, lo sé.

  • Impaciencia sutil. La lentitud ajena, a veces, me exaspera. Necesito recordar que cada uno tiene su propio compás.

No sé, a lo mejor te sirve. A mí me funciona, o eso creo. La verdad es que todo depende del día, del entrevistador, del universo… La vida, qué sé yo.

¿Sabes? La primera vez que me hicieron esa pregunta, sudé tinta. Era para un puesto en una editorial. Me sentía tan insegura, tan expuesta. Y ahora, años después, sigo sintiendo ese cosquilleo en el estómago.

Más allá de la lista, está la verdad. Y la verdad es que todos tenemos sombras. Lo importante es reconocerlas, aceptarlas, y seguir caminando.

¿Qué virtudes decir en una entrevista?

Virtudes para una entrevista:

  • Empatía: Conectar. Entender. Navegar el laberinto humano.
  • Creatividad: Oxígeno para ideas. Disrupción medida. Nada de clichés.
  • Inteligencia emocional: Autoconocimiento. El arte de no explotar.
  • Liderazgo: Influencia, no imposición. Guiar sin sofocar.
  • Innovación: Riesgo calculado. Evolucionar o morir.
  • Iniciativa: Anticipación. Resolver antes de que explote.
  • Pensamiento analítico/crítico: Desmenuzar. Discernir. No tragar entero.
  • Paciencia: El tempo justo. No acelerar el caos.
  • Flexibilidad: Adaptación. Doblarse, no romperse.
  • Resiliencia: Reconstrucción. Cicatrices que cuentan historias.
  • Seguridad: Confianza, no arrogancia. Saber de lo que se habla.

Extra:

Este año cambié de empleo tras 7 años en la misma empresa. No me arrepiento. Mencioné mi capacidad de “desaprender” y mi sed de nuevos desafíos. Funcionó. Evita la falsa modestia.

¿Cómo salir exitoso de una entrevista de trabajo?

¡Ay, Dios mío! Entrevista de trabajo… ¿Cómo narices consigo que me contraten? El viernes tengo una, ¡qué estrés! Necesito un plan, ya.

CV impecable, eso sí. El mío es un desastre, demasiado largo… tengo que reducirlo. Y la foto… ¡Esa foto de hace 5 años! Necesito una nueva, profesional. ¿Qué me pongo? ¿Traje? ¿Demasiado formal? No quiero parecer un robot.

¡Postura! Uf, me encorvo siempre, me da la sensación de que me veo insignificante… Tengo que practicar delante del espejo, eso sí que es un rollo… ¿Y si me grabo?

Preguntas… ¡Horror! Me bloqueó en la última entrevista. Tengo que investigar a fondo la empresa, el puesto… ¡Google a tope! Y practicar respuestas, ¡muchísimo!

Lenguaje claro y conciso. No puedo divagar. Ya me pasó, solté un montón de palabrerías y al final no dije nada. Tengo que ser breve y directa. Y honesta, ¡sí!, eso es clave. Mentira cero.

Me da un ataque de pánico solo de pensarlo… ¿Y si me preguntan por mis debilidades? ¡Siempre digo lo mismo y suenan falsas! Tengo que buscar nuevas respuestas… ¡Más Google!

Ah, y la ropa, súper importante. Un pantalón bien planchado, camisa blanca… Tengo que ir impecable. A ver si consigo esa camisa que me gusta… la azul marino… Es clave para mi apariencia. Zapatos, ¡limpios!

Preparación es clave. Revisar todo, ¡mil veces! ¡Ah! Y el itinerario, para no llegar tarde… Que eso sí que es fatal. Tengo que salir con tiempo. Y el móvil, cargado… no vaya a ser que se me corte la llamada.

  • Ropa adecuada
  • CV perfecto
  • Preguntas preparadas
  • Practicar postura
  • Honestidad

¡Espero que vaya bien! Si no… a buscar otra entrevista… y a practicar más.

¿Cómo dar una buena impresión en una entrevista?

Para causar buena impresión en una entrevista:

  • Cuida tu comunicación no verbal.
  • Atención al código de vestimenta.
  • Investiga la empresa.
  • Demuestra comunicación efectiva.
  • Manifiesta tus habilidades sociales.

Una vez, en la primavera de 2024, justo después de la pandemia, me preparaba para una entrevista en una consultora en la calle Serrano, Madrid. Estaba súper nervioso, más de lo normal. Sabía que esta era mi oportunidad.

Había investigado a fondo a la empresa. Sabía quiénes eran los principales directivos, sus proyectos más recientes y hasta leí artículos sobre su cultura corporativa. Creía que lo tenía todo bajo control, ¡JA!

Elegí un traje azul marino que me había comprado hacia poco. Pensé que era elegante pero discreto. Me miré al espejo y pensé: “¡Lo tengo!” Pero no. El día anterior me había tomado unas cervezas con los amigos y no descansé bien. La camisa estaba un poco arrugada, tenía ojeras enormes y, para colmo, ¡me di cuenta de que me había manchado la corbata con café al desayunar!

El lenguaje corporal me traicionó. Estaba tan nervioso que no paraba de mover las piernas, evitar el contacto visual y sudar a mares. ¡Un desastre! En un momento dado, se me trabó la lengua y no pude responder a una pregunta sencilla sobre mi experiencia. Me sentí fatal.

La comunicación efectiva brilló por su ausencia. Me costó explicar mis logros de forma concisa y clara. Divagué mucho y no supe destacar mis puntos fuertes. Creo que lo único que transmití fue inseguridad y nerviosismo.

Mis habilidades sociales, bueno, digamos que se quedaron en casa. No supe conectar con la entrevistadora, no mostré entusiasmo ni interés genuino en la empresa. Me limité a responder a las preguntas como un robot. No pregunté nada sobre el equipo, los proyectos o las oportunidades de crecimiento.

¿El resultado? No me llamaron. Aprendí la lección. Ahora, antes de una entrevista, me aseguro de descansar bien, prepararme mentalmente, repasar mis puntos fuertes y practicar mis respuestas. ¡Y NUNCA MÁS bebo cerveza la noche anterior!

  • Código de vestimenta: Unos zapatos limpios marcan la diferencia, créeme.
  • Comunicación no verbal: Practicar frente al espejo ayuda mucho.
  • Habilidades sociales: Sonreír y ser amable es gratis.
  • Investigación: Saber algo sobre el entrevistador también suma puntos. Lo puedes encontrar en LinkedIn.
  • Preparación mental: Visualizar el éxito ayuda a calmar los nervios. ¡Y funciona!
#Autoevaluación #Puntos Fuertes