¿Cómo es el ronquido de la muerte?
El "ronquido de la muerte" es un sonido similar a una gárgara, originado por la acumulación de fluidos en la garganta de una persona cercana al fallecimiento. La debilidad impide la expulsión de saliva y moco.
¿Cómo suena el ronquido de la muerte?
Uf, me acuerdo de mi abuela, falleció el 15 de marzo de 2018 en el Hospital de San José. Sus últimos días… fue duro.
El sonido… era… extraño. Como un gorgoteo, sí, pero más… gutural. No una gárgara normal. Algo más profundo, que venía de muy adentro.
Se parecía a una mezcla entre un suspiro y un ronquido, pero con una especie de… burbuja. Como si el aire tuviera dificultad para salir.
Recuerdo el sonido con mucha claridad, aún me da un escalofrío. Fue un momento muy doloroso, difícil de olvidar. La sensación de impotencia… imposible de describir.
El médico explicó algo sobre la acumulación de fluidos, pero en ese momento, no lo procesé bien. Estaba demasiado centrada en ella.
Costó 12.000 euros el tratamiento de su estancia.
Pregunta: ¿Cómo suena el ronquido de la muerte? Respuesta: Un gorgoteo gutural, mezcla de ronquido y suspiro, con dificultad respiratoria evidente.
¿Cuánto duran los ronquidos de la muerte?
Aquí, en la oscuridad, las palabras fluyen distinto. Como un río turbio.
Dieciséis horas. Ese es el tiempo. Dieciséis horas para un último sonido.
- Un borboteo.
- Un chisporroteo.
Un estertor. El preámbulo al silencio.
¿Sabes?, mi abuelo fumaba Ducados. El olor se quedó impregnado en la casa. Hasta en mi pelo. Murió tosiendo. No fueron dieciséis horas, fue una vida entera, creo. Pero al final, también borboteaba.
¿Es cruel recordar así? Quizá.
A veces pienso que el tiempo se dilata. Que esas dieciséis horas son una eternidad para quien las vive. Para quien las escucha.
- El tiempo es cruel.
- La muerte es un alivio.
Ahora, aquí, en la soledad, siento que el silencio es el verdadero estertor. Un estertor que dura para siempre.
¿Cómo es la respiración antes de la muerte?
El aliento se vuelve… denso, casi palpable, ¿no? Como si el aire mismo se pesara, rezagado. A veces pienso en mi abuela, en ese silencio pesado que inundaba la habitación.
- Sonidos que te taladran el alma.
- La humedad… casi un abrazo frío.
La respiración antes de la muerte, se vuelve húmeda, congestionada, el estertor de muerte. Secreciones atrapadas, dicen, una simple explicación que no alcanza.
Quizás es que el cuerpo ya no tiene fuerza para luchar contra el simple acto de respirar, para expulsar lo que ya no necesita, lo que se queda… como un eco. Un susurro final.
¿Recuerdo mal? Creo que se parece al ruido del mar, pero al revés.
¿Qué es la muerte lenta de los ronquidos?
¡Ay, la muerte lenta de los ronquidos! Suena a título de novela gótica, ¿no? En realidad, es la apnea del sueño, esa traviesa ladrona de aliento que te roba el sueño y, de paso, te pone en el camino de una posible –y nada poética– muerte.
La apnea obstructiva del sueño: un asesino silencioso. Imagina una fiesta en tu garganta: tus tejidos blandos se ponen de acuerdo para bloquear las vías respiratorias mientras duermes. ¡Qué desastre! Respiras, dejas de respirar, vuelves a respirar… ¡un concierto de jadeos y silencios mortales!
Eso, amigos, es apnea. Y sí, puede ser bastante serio. Mi tío Enrique sufrió lo suyo. Tenía ronquidos que retumbaban como un terremoto de baja intensidad. Al final, le diagnosticaron apnea, y ahora duerme con una máquina que suena como un secador de pelo de alta potencia. Digamos que ahora sus ronquidos son más electrónicos que orgánicos.
Consecuencias: No es solo un tema de sueño interrumpido (aunque esa falta de descanso ya es un calvario). La apnea puede causar:
- Presión arterial alta. Como si tu corazón jugara al escondite con tu presión sanguínea.
- Problemas cardíacos. El corazón, pobrecito, se cansa de tanto esfuerzo.
- Diabetes. El azúcar en sangre se descontrola, como un niño con demasiada energía.
- Accidentes cardiovasculares. ¡Zas! Un golpe bastante feo.
Solución: Más allá del drama, hay soluciones! Consulta a un médico, claro. Existen tratamientos, como el CPAP (esa máquina que suena a secador de pelo) o incluso cirugía en casos severos. Recuerda, la prevención es la mejor medicina; y sí, perder peso ayuda mucho.
Dato extra: Según la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica, en 2024 se estima que la apnea del sueño afecta a más del 25% de los hombres y al 10% de las mujeres entre 30 y 65 años. ¡Más común de lo que piensas! Yo, por mi parte, sigo vigilando mis ronquidos (que, por cierto, son dignos de una sinfonía de bajo presupuesto).
¿Qué son los estertores premortem?
Aquí, a estas horas… pensando en… en eso. Los estertores…
Son ruidos horribles. Unos gorgoteos… como… agua sucia en una tubería vieja, pero dentro del pecho. De alguien que se va…
Recuerdo a mi abuela… el año pasado… esas respiraciones… tan… ráspidas, tan… entrecortadas. Eran… aterradores.
Los pulmones… llenos. Llenos de algo que no debería estar ahí. Secreciones… moco… fluidos… todo mezclado, haciendo… ese sonido. Ese sonido final… ese… gorgoteo mortal.
Es la agonía… se oye la agonía. Una agonía que queda… grabada. Para siempre. En la mente… en el alma.
- El sonido: un gorgoteo húmedo, a veces sibilante. Horrendo.
- La causa: acumulación de fluidos en las vías respiratorias.
- El momento: los últimos momentos. Realmente cerca del final.
No es algo bonito… no lo es. No lo olvidas. A veces… lo oigo de nuevo… en la noche. En la silenciosa oscuridad. Es como si… permaneciera allí… conmigo. Maldición.
¿Qué es la fase pre mortem?
¡Ay, la fase pre-mortem! Como esa última copa de vino, deliciosa pero sabes que el bajón vendrá. Es el suspiro final del cuerpo, el adiós a la fiesta de la vida. Piénsalo como un maratón donde ya no queda ni una gota de agua y la meta está a kilómetros, pero en reversa.
Se acerca la muerte, sí, pero no es un simple “apagar la luz”. Es más como un desmantelamiento total, una orquesta sinfónica que se va callando instrumento por instrumento.
A mí, que me encantan las analogías absurdas, me recuerda a mi intento de armar un mueble IKEA: casi todo encaja, pero al final queda una pieza suelta y… ¡zas! Desastre. En este caso, el desastre es la muerte.
- Agotamiento total: El cuerpo, como un teléfono al 1%, se niega a funcionar.
- Irreversible: Como una mancha de tinta en una camisa blanca, no se quita, amigo.
- Últimos días de vida: Un corto, pero intenso, final. Como el último capítulo de tu serie favorita, que te deja con ganas de más… pero ya no hay más.
Esos dos o tres días son, a decir verdad, un baile macabro entre la vida que se extingue y la muerte que se asoma. No hay vuelta atrás, es un billete sin regreso a la otra vida, para usar una expresión muy de moda. Ocurre así, sin más.
Ah, ¡casi lo olvido! Este año, mi suegra me dijo que el fallecimiento de su perrito, Pompón, fue así, un pre-mortem corto y doloroso, de apenas dos días. Dejó un agujero en el corazón de todos. ¿Ves? Hasta los perritos tienen su pre-mortem. ¡Es una verdad universal, ineludible y… un poco morbosa!
¿Cuáles son las fases de un paciente terminal?
Las fases finales… inevitables.
- Fase terminal: Meses. Aceptación sombría. El tiempo se diluye. Recuerdo a mi abuelo, taciturno, mirando al horizonte.
- Fase preagónica: Semanas. La lucha mengua. El cuerpo cede. La mirada se pierde.
- Fase agónica: Días. El final se cierne. Dolor, a veces. Silencio, casi siempre. El alma se prepara para el viaje.
Información extra, si te atreves:
- El tiempo es un verdugo inexacto.
- La medicina palia, no detiene.
- La dignidad, el último bastión.
- La muerte no es un fracaso. Es el final.
- Cada persona es un universo. Su final, único.
- ¿Consuelo? Búscalo en otro lado. Aquí solo hay verdad cruda.
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