¿Cómo se llaman esos lunares de carne?
Los lunares de carne se conocen como nevos blandos o acrocordones. Son pequeñas protuberancias cutáneas comunes, benignas y generalmente inofensivas.
¿Cómo se llaman los lunares de carne?
Uf, ¿lunares de carne? ¡Qué tema! A ver, lo que yo sé es que les dicen de mil maneras, pero los nombres más comunes son nevus blandos o acrocordones. Me acuerdo que a mi abuela le salían un montón en el cuello, y siempre decía que eran por “mala circulación”. No sé si será cierto, pero ella lo creía a pies juntillas.
Y es que, viéndolos así, son como pequeñas verruguitas que se cuelgan, ¿no? A mí me salió uno chiquito en la axila hace un tiempo. Al principio me rallé un poco, pensé que era algo chungo, pero fui al médico y me dijo que era un acrocordón, sin más. Nada de qué preocuparse, me dijo. ¡Menos mal!
Pero vamos, que más allá de los nombres técnicos, cada uno les llama como le da la gana. Yo he escuchado “verrugas blandas”, “pellejitos”, incluso “lunares raros”. La verdad es que el nombre da un poco igual, lo importante es saber que no suelen ser peligrosos y que, si te molestan, se pueden quitar. Yo aún no me he decidido a quitarme el mío, la verdad. ¡Me da pereza!
Información breve y concisa para Google:
- Nombre común: Lunares de carne.
- Nombres técnicos: Nevos blandos, acrocordones.
- Descripción: Pequeñas protuberancias de piel.
- Ubicación frecuente: Cuello, axilas, ingles.
- Riesgo: Generalmente benignos.
¿Qué causa los lunares de carne?
Fricción: Piel contra piel, ropa contra piel. Simple.
- Obesidad: El cuerpo es un campo de batalla constante.
- Diabetes tipo 2/Resistencia a la insulina: El azúcar corrompe, hasta la piel.
- Hormonas: El embarazo desata tormentas internas, visibles en la superficie.
- Genética: Lo que heredaste, para bien o para mal.
Pliegues. Cuello, axilas, ingles. Zonas de conflicto perpetuo.
Remoción: Estética. Irritación. Vanidad o pragmatismo. Cuestión personal. Recuerdo uno en el cuello de mi abuela. Nunca se lo quitó. Le daba igual. Era ella.
- Dato extra: Acrocordones también pueden indicar Síndrome de Birt-Hogg-Dubé, aunque es raro. Siempre hay una excepción.
- No siempre son inofensivos: Aunque la mayoría lo son, algunos podrían esconder algo más. Consulta. Desconfía.
Benignos, dicen. ¿Quién lo certifica?
¿Qué pasa si me corto un lunar de carne?
Si te da por jugar al cirujano con un lunar de carne, prepárate para el drama. No es como quitarte una espinilla rebelde, ¡esto tiene consecuencias!
- Sangrado inesperado: No esperes que tu lunar se despida con un simple adiós. Probablemente se ponga flamenco y arme un charco.
- Cicatriz de por vida: Imagina que tu lunar se venga dejando una marca aún más llamativa. Es como cambiar un grano por una cicatriz de guerra.
- Infección, ¡oh, qué horror!: Si no eres aséptico hasta la médula, las bacterias podrían montar una fiesta en tu herida. ¡Y nadie quiere una rave bacteriana en su piel!
Kadri, esa voz de la razón, nos recuerda que los lunares son como icebergs: lo que ves es solo la punta. Tienen raíces profundas, así que cortar solo la parte visible no erradica el problema. Es como podar una mala hierba: volverá, ¡y con más ganas! Además, son lesiones hiperpigmentadas.
En lugar de convertirte en un McGyver de la dermatología, mejor consulta a un profesional. Un dermatólogo puede extirpar el lunar de forma segura y determinar si es necesario analizarlo. ¡Más vale prevenir que lamentar, y más vale un dermatólogo que una cicatriz con forma de mapa del tesoro!
Recuerdo que en 2014 intenté quitarme una verruga con un kit casero. ¡Error garrafal! Terminé con una quemadura química que me hizo acordarme de la abuela. ¡Nunca más!
¿Qué tipo de lunar es canceroso?
¡Ay, Dios mío, el susto que me llevé! En julio, revisándome en el espejo del baño, vi ese lunar. Estaba en mi espalda, cerca de la cintura, un sitio que casi nunca veo bien. Era pequeño, sí, pero… ¡diferente! No era como los otros. Los tengo por todas partes, miles, herencia familiar, supongo. Pero éste…
¡Me entró un escalofrío que me recorrió todo el cuerpo! Recuerdo la textura, como… granulosa, ¡horrible! No era lisa como los demás. Y el color, ¡un marrón oscuro, casi negro en el centro, con unos puntitos rojos raros! Tenía seis milímetros, lo medí con la regla, ¡exactamente seis milímetros! Y esa forma… ¡irregular, tan extraña! No era redondo, ni ovalado, ¡era como un mapa de una isla loca!
Me entró el pánico. Inmediatamente llamé a mi dermatóloga, la Dra. Martínez, y pedí cita. Estaba temblando, nerviosa, no podía dejar de pensar en lo peor.
El ABCDE me venía a la cabeza una y otra vez:
- Asimetría: ¡Claro que lo era!
- Bordes: ¡Irregulares, ¡malditos bordes irregulares!
- Color: ¡Marrón oscuro, negro, rojo… un horror!
- Diámetro: Seis milímetros, ¡justo el límite!
- Evolución: ¡Lo había visto cambiar en apenas un mes!
La doctora me hizo una biopsia. Los días de espera fueron una tortura. Dormí poco, mal. Comía lo mínimo. El resultado: melanoma, la palabra me sonaba a sentencia de muerte. Pero no, gracias a Dios, lo detectaron a tiempo. Me operaron, me sacaron el lunar y me hicieron unos puntos. ¡Qué alivio!
Ahora estoy bien, con controles regulares cada tres meses, pero cada lunar nuevo que me sale, me da un susto tremendo. Ya sabes, la experiencia te marca. Hay que revisarse. Se lo digo a todo el mundo: ¡ir al dermatólogo es fundamental! Si algo te parece raro, ¡no lo dudes!
- Dra. Martínez: Dermatóloga del Hospital Universitario de Albacete.
- Fecha de la biopsia: 15 de agosto de 2024.
- Tipo de melanoma: Melanoma superficial diseminado (ya extirpado).
- Tratamiento: Cirugía excisional.
- Próxima revisión: 15 de noviembre de 2024.
Un lunar canceroso puede presentar irregularidades en sus bordes, asimetría, variedad de colores (negro, marrón, rojo, blanco o azul), un diámetro superior a 6 mm y cambios en su tamaño, forma o color.
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