¿Cómo se pegan las infecciones bacterianas?
Las bacterias se contagian principalmente por: contacto directo (la vía más común), vía aérea (al toser o estornudar), ingesta de agua o alimentos contaminados, y a través de vectores como parásitos o insectos.
Ay, las bacterias… ¡qué puñeteras son a veces! ¿Verdad que sí? Recuerdo una vez, de niña, que me dio una amigdalitis de esas que te dejan hecha polvo… ¡una guerra total en mi garganta! Y me preguntaba, ¿cómo demonios llegaron ahí esas malditas bacterias? Pues bien, ahora, después de leer tanto, entiendo un poquito mejor cómo se las ingenian para pegarse a nuestra vida.
Principalmente, es un asunto de contacto, ¿sabes? El contacto directo, ese que parece tan inocente, es el camino más rápido, el más directo. Piensa, por ejemplo, en un simple apretón de manos… puede que a la persona que saludaste tenga un pequeño ejército de bacterias en sus manos y, ¡zas!, se pasan a las tuyas. Es brutal, ¿no? Como una invasión silenciosa, ¡y ni te das cuenta!
Luego está el tema del aire, todo un universo de microorganismos flotando por ahí. Un simple estornudo, una tos… uff, ¡es una bomba bacteriológica! Recuerdo a mi abuelo, que Dios lo tenga en su gloria, con esa tos seca y persistente… siempre me decía que me alejara, que me tapara la boca, pero claro, a esa edad… uno no lo entiende del todo. Ahora entiendo perfectamente lo que quería decir. ¡Miles de bacterias volando! Impresionante.
Y claro, la comida y la bebida… ¡Otro peligro acechando! ¿Cuántas veces hemos comido algo un poco sospechoso, con un olorcillo raro o fuera de fecha? Y digo sospechoso, porque ¿quién se salva de un mal filete en alguna ocasión? Más de una vez me he arriesgado, y ¡bendito sea Dios que no he tenido nunca una intoxicación alimentaria seria! ¡Aunque sí alguna pequeña gastroenteritis de esas que te dejan sin ganas de nada! Los estudios dicen que un porcentaje altísimo de intoxicaciones se deben a la mala manipulación de los alimentos… algo de lo que no me he salvado nunca, aunque procuro ir con cuidado, claro.
Por último, los bichos. Los mosquitos, las garrapatas… ¡esos son los transportistas exprés de las bacterias! Te pican y ¡pum!, te inoculan un cóctel de microorganismos que a veces te pueden dejar malita. ¡Qué rabia me da! Recuerdo un viaje a la selva amazónica… ¡menudo festín de mosquitos! Afortunadamente, sólo fueron picaduras sin consecuencias, pero la experiencia sirve para darse cuenta de lo fácil que es infectarse si no se toman precauciones.
En fin, que la cosa no es sencilla. Hay que andar con ojo y tener cuidado. ¡La batalla contra las bacterias es diaria y constante! Pero conociendo al enemigo, tenemos más posibilidades de ganar la guerra. O al menos de reducir las bajas.
#Infecciones Bacterianas #Infecciones Peligrosas #Propagación BacteriasComentar la respuesta:
¡Gracias por tus comentarios! Tus comentarios son muy importantes para ayudarnos a mejorar nuestras respuestas en el futuro.