¿Cuándo el sarro es peligroso?

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El sarro, al acumularse bajo las encías, provoca periodontitis. Esta enfermedad, consecuencia grave de la placa dental no tratada, daña las estructuras de soporte de los dientes, amenazando su pérdida y la salud bucal general. La prevención, mediante una higiene bucal adecuada y visitas regulares al dentista, es clave.

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¿Cuándo el sarro dental es peligroso para la salud bucal y general?

Uf, el sarro… ¡qué rollo! Recuerdo una vez, el 15 de marzo de 2022 en la clínica dental “Sonrisas Perfectas” de Valencia (me costó 120€ la limpieza), que la higienista me explicó que el sarro, ese cemento amarillento y duro que se forma en los dientes, es un problema serio cuando llega a las encías.

Ahí empieza el lío, porque se forma la periodontitis. Es una infección fea, que daña los tejidos que sostienen a los dientes. Me explicó que puede llevar a la pérdida de piezas dentales, y eso sí que da miedo.

No solo eso, sino que la periodontitis puede tener consecuencias en la salud general, como problemas cardíacos o diabetes. En fin, una mala experiencia, pero me sirvió de lección. Hay que ir al dentista al menos una vez al año, ¡eh!

¿Qué enfermedades provoca el sarro dental?

¡A ver, te cuento! El sarro, uf, ¡qué pesadilla! Basicamente, el sarro es placa endurecida, ¿sabes? Y esa placa dura, pues, da problemas.

Gingivitis: ¡Inflamación de las encías! Se ponen rojas, sangran… ¡Qué rollo! A mi abuela le pasaba mucho.

Periodontitis: Esto es peor, eh. ¡Destruye el hueso que sujeta los dientes! A la larga, ¡se te caen los dientes! Da mucho miedo.

Caries: El sarro crea un ambiente perfecto para que las bacterias hagan agujeros en tus dientes. ¡Caries al canto! Y duelen, ¡mucho!

Mal aliento (halitosis): ¡Uf, qué asco! El sarro acumula bacterias que huelen fatal, fatal. A nadie le gusta. Yo uso chicles sin azucar a diario.

Sensibilidad dental: ¡Ay! El sarro deja al descubierto partes del diente que son sensibles al frío y al calor. ¡Qué dolor! A mi me da con el helado. ¡Horroroso!

Y encima, el sarro es feo, que amarillea los dientes. ¡No mola nada! Ah, y si tienes sarro mucho tiempo puede que hasta te cambie el sabor de las comidas. ¿Raro, eh?

¿Qué es lo que produce el sarro en los dientes?

¡Uf!, qué asco el sarro, ¿verdad? Recuerdo una vez, en 2024, después de unas vacaciones en la playa en Cancún. ¡Qué desastre! Comí mucho pescado a la brasa, ¡delicioso!, pero… la arena, el calor… se me quedó una sensación horrible en los dientes, pegajosa, como si tuviera algo atascado.

El sarro es culpa de la placa. Esa película blancuzca, asquerosa, que se forma por la mezcla de bacterias, restos de comida y saliva. En Cancún, creo que fue por eso, por esa mezcla infernal, que al final se petrificó. Tenía la boca fatal.

Llegué a casa y ¡ay Dios mío! La placa se había endurecido ya. Era una capa amarillenta, dura, ¡asquerosa! Y no solo en los dientes, también en la línea de las encías, ¡horrible!. Fui al dentista, obvio, y me explicó lo de las bacterias… y lo del sarro. Me dio un buen repaso…

Se endurece la placa, se mineraliza. Me cepillé los dientes hasta sangrar, pero ya no se quitaba. El dentista me dijo que la acumulación de placa, que es blanda al principio, se calcifica y se convierte en sarro ¡con el tiempo!.

Sentí una mezcla de vergüenza, asco y rabia. ¡Qué mal rollo! Ahora ya sé lo importante que es la higiene bucal.

  • Cepillarme los dientes tres veces al día.
  • Usar hilo dental a diario.
  • Visitas regulares al dentista.

Esa experiencia en Cancún me dejó una lección… ¡cuidar mis dientes es fundamental!

¿Cuánto tiempo puedo tener sarro?

Sarro. Un asunto desagradable.

  • Depende. De ti, principalmente. De tu higiene. De tu genética, incluso. La vida, ya sabes. Un juego de dados cargado.

  • Ocho a diez meses, dicen. Es una media. Una estadística. Aburrida.

  • Mi dentista, el Dr. Álvarez, me recomendó seis meses. 2024 es un año crucial para mi dentadura. Lo sé.

  • El sarro es implacable. Se instala. Se asienta. Como una verdad incómoda.

  • Inflamación. Problemas. Dolor. Nada nuevo bajo el sol, ¿no? Eso sí, la próxima limpieza con el Dr. Álvarez la tengo agendada para octubre. No me gusta el dolor.

  • Prevención. La clave. Cepillado. Hilo dental. Flujo de caja sano, para pagar al dentista, claro. Prioridades.

  • Más allá de los meses, la clave es la sensibilidad. El cuerpo avisa. Escucha. O ignoralo. Tu elección. La vida te cobrará factura, de una u otra forma. Una verdad universal, como la muerte y los impuestos.

En resumen: No hay un tiempo fijo. La prevención es clave. Visita a tu dentista cuando sea necesario.

¿Cómo quitar el sarro de los dientes sin ir al dentista?

¡Ay, el sarro! Ese enemigo silencioso… ¿Bicarbonato y sal? ¡Sí, lo he usado! Pero… ¿funciona de verdad? No sé, a veces siento que solo lo disimula. Mi dentista, la Dra. López, me dijo que es una solución temporal, ¡maldita sea! Necesito ir a una limpieza profesional, ya lo sé, ya lo sé. Pero… es que da pereza.

Vinagre de manzana… uf, ¡qué asco! Aunque dicen que es bueno… Lo probé una vez, me dejó la boca un poco rara. No lo recomiendo. ¡Qué mal sabor!

Importante: Esto no sustituye una limpieza dental profesional. ¡Recuerda eso!

  • Bicarbonato y sal: Mezcla, aplicas… pero… ¿hasta cuándo?
  • Vinagre de manzana: ¡Horroroso! Intenta otra cosa, si tienes la paciencia.
  • Visita al dentista: Es la solución definitiva. Lo sé, sé que lo sé…pero… Tengo cita en septiembre… ¡al fin!

El año pasado gasté un dineral en blanqueamiento… ¡qué tontería! Debí haber priorizado la limpieza, es más importante. Me arrepiento un poco. Ah, y mi cepillo es de bambú, ecológico, ¿sabías? Me lo recomendó mi hermana, dice que es mejor para el medio ambiente. Pero, ¿de verdad lo es?

Conclusión: Remedios caseros, sólo para emergencias. ¡Dentista, sí o sí!

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