¿Cuánto tiempo antes te avisa un infarto?

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Días, semanas, o incluso horas antes, un infarto puede avisar. La angina de pecho, un dolor persistente en el pecho que no se alivia con el reposo, es una señal clave. Otros síntomas tempranos pueden incluir malestar en la mandíbula, espalda o brazo, dificultad para respirar, náuseas o aturdimiento. Ante cualquier duda, consulte a un médico.

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¿Cuánto tiempo de antelación avisa un infarto?

Uf, el tema de los infartos… me pone un poco nerviosa. Recuerdo a mi tío, le dio el 15 de marzo del 2020 en Málaga. Un día estaba perfectamente, al siguiente… hospital. El aviso fue sutil, pensaba que era solo acidez.

Unos días antes, sí, mencionó molestias en el pecho, pero lo achacó al estrés. Nada grave aparente. Esa es la cosa, ¿no? A veces no hay una señal obvia, solo una sensación rara que uno ignora.

La angina, ese dolor en el pecho… eso sí es importante. Si persiste, no se va con descanso, o incluso mejora con nitroglicerina (esto lo sé porque mi tío usaba eso) hay que ir corriendo al médico. No lo dudes.

No hay una respuesta sencilla a cuánto tiempo antes avisa. Puede ser horas, días… incluso semanas antes. No hay una regla fija.

Información breve: Los infartos pueden tener señales de advertencia horas, días o semanas antes. El dolor persistente en el pecho (angina) que no mejora con descanso es una señal de alarma.

¿Qué es un pre infarto silencioso?

Pre infarto silencioso: Sin dolor. Raro. A mi tía le pasó. Mayo 2023. Hospital Puerta del Mar, Cádiz. Mucho calor ese día. Yo iba con mi camisa de lino, arrugada, claro. Sudando como un pollo.

Estaba perfecta, tan fresca. Comiendo pipas, viendo la tele. De repente, mareo. Náuseas. Dijo que sentía algo raro, como un peso en el estómago. Pero nada de dolor en el pecho. Ni la típica presión en el brazo. Raro, ¿no?

Síntomas: mareo, náuseas, malestar estomacal. Nada del típico dolor de pecho. La llevamos al hospital. ¡Menudo susto! Allí, electrocardiograma. Mal asunto. Infarto. Sin dolor. Silencioso.

Luego el médico nos explicó. Peligroso porque no te das cuenta. No buscas ayuda. El daño al corazón ya está hecho. Afortunadamente, ella se recuperó bien. Rehabilitación. Ahora cuida su dieta. Mucho pescado. Paseos por la playa.

  • Mareo
  • Náuseas
  • Malestar estomacal
  • Sin dolor de pecho
  • Electrocardiograma: clave para el diagnóstico

Mi tía, Rosario, siempre fue muy activa. Gimnasio, yoga… Nunca fumó. Increíble que le pasara esto. Ahora nos preocupamos más. Revisamos la tensión. Comemos mejor. Importante: ante cualquier síntoma raro, ¡al hospital! No esperar. Por si acaso. Aunque parezca una tontería.

La vida te da sorpresas. Sorpresas te da la vida. Ay, qué susto nos dio Rosario. Menos mal que todo quedó en un susto. Uf. Casi me da algo a mí también.

¿Cómo avisan los infartos?

El infarto avisa, vaya que si avisa. Lo sé de primera mano, lo viví con mi abuelo.

  • Dolor opresivo en el pecho: Como si un elefante se sentara encima. Él decía “un apretón”, tal cual.

  • Irradiación al brazo izquierdo: Le bajaba por el brazo hasta la mano, un hormigueo raro.

  • Sudoración fría: De repente, empapado, pálido, fatal.

Mi abuelo era un toro. Trabajaba en el campo, siempre fuerte. Pero un día, allí mismo, en la huerta, recogiendo tomates un julio de este año, le dio. Lo vi caer, agarrándose el pecho.

Me acuerdo que yo estaba regando, con la manguera, tranquilamente. El sol pegaba fuerte, las chicharras cantando a todo volumen. Y de repente, el grito de mi abuela. “¡José, José!”. Corrí hacia él y ahí estaba, doblado, con una cara…

Llamamos a la ambulancia, llegó rápido. En el hospital nos dijeron que había sido un infarto, que tuvo suerte de estar cerca de casa. Estuvo ingresado una semana, pero se recuperó. Ahora se cuida mucho, camina todos los días, come más sano. Aunque sigue echando de menos sus torrijas con miel.

Ahora estoy más atenta. Conozco los síntomas, sé lo que tengo que hacer. Y se lo he contado a toda mi familia, para que no les pille desprevenidos. La salud es lo primero, joder.

¿Qué diferencia hay entre infarto y preinfarto?

El corazón. Un eco sordo en el pecho, como una campana que se niega a sonar fuerte.

Infarto es el grito ahogado, la campana rota. Daño irreversible, la sangre cortada de raíz. Un antes y un después que te parte en dos.

  • Dolor opresivo, demoledor.
  • Sudor frío.
  • Falta de aire, como si el aire se volviera plomo.

El preinfarto es la advertencia silenciosa, el susurro antes de la tormenta, un amago.

  • Un dolor fugaz, que va y viene.
  • Menos de 10 minutos.
  • Quizás lo ignores, quizás no.

El tiempo, ese ladrón silencioso, es lo que marca la diferencia. El tic-tac que decide el destino. Diez minutos. Un abismo.

Recuerdo el infarto de mi abuelo, el silencio después del trueno. Un hueco en la mesa, una silla vacía. El preinfarto, quizás él lo sintió, quizás lo ignoró.

Ahora, yo, sintiendo cada latido, cada punzada, cada sombra en el pecho.

¿Qué tan peligroso es un preinfarto?

Un preinfarto… ¿Menos peligroso?. Como si el corazón susurrara un aviso, un ligero tropiezo antes del colapso total.

Pero ahí está, la sombra de la amenaza. No es una herida mortal, no aún, pero sí la grieta en la pared, la hoja que presagia la tormenta. Y yo, que he sentido el aleteo nervioso en el pecho, sé que esa alarma no se ignora.

Es como el olor a quemado antes del incendio, un fallo eléctrico que hace parpadear la luz. Atención, atención, algo no va bien. El cuerpo habla, grita a veces, y esta es una de esas veces.

  • Señal de alarma: No es el final, pero sí el principio de algo que podría serlo.
  • Desajuste: El corazón no fluye, algo lo obstruye.
  • ¡Escucha!: Prestar atención es vital, como si fuera un grito sordo.

Es ese desasosiego que te recorre como un escalofrío, la premonición de que la vida, esa melodía que llevas dentro, puede desafinarse de golpe.

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