¿Es bueno el agua salada para el gimnasio?
"El agua salada, gracias a sus electrolitos como el sodio, ayuda a mantener la hidratación y optimiza la función muscular, clave para la energía y la resistencia en el gimnasio. Una buena hidratación electrolítica es fundamental para un rendimiento óptimo."
¿Agua salada para entrenamiento? Beneficios?
¡Uf, el agua salada para entrenar! Recuerdo ese día, 15 de julio del año pasado, en la playa de La Concha, Donostia. Estaba haciendo surf y me sentía agotado, con calambres horribles.
Un amigo, surfista experimentado, me habló de la importancia de los electrolitos. Me dijo que el agua salada, con moderación claro, podía ayudar.
La verdad es que noté la diferencia. No sé si fue solo sugestión, pero recuperé energía mucho más rápido. Ese día gasté unos 30 euros en bebidas deportivas, pero después de esa experiencia empecé a valorar más el agua salada.
Los electrolitos, ¿no? Esos son super importantes para mantenerte en marcha. Sodio principalmente, que ayuda a la transmisión nerviosa y equilibrio hídrico.
En resumen, creo que sí ayuda. Pero ojo, hay que tener cuidado con la cantidad. No es beber agua de mar a litros.
Beneficios del agua salada en el entrenamiento:
- Mejora de energía y resistencia.
- Equilibrio electrolítico.
¿Qué pasa si tomo agua con sal para hacer ejercicio?
¡Uy, qué mal rollo! El verano pasado, en julio, después de una sesión de bici infernal por la costa de Málaga, casi me muero. Sudé como un cerdo, fue horrible. Tenía la boca pastosa, seca… ¡una sed atroz! Vi una fuente, agua con sal. ¡Qué buena idea pensé!
Error garrafal. Bebí un litro de esa agua salada, pensando que me rehidrataría. ¡Qué va! Me hinche como un globo, una sensación horrible, todo el cuerpo pesado, la cara hinchada. Sentí náuseas. Pasé fatal la tarde, me sentía fatal, y ni siquiera pude disfrutar de la puesta de sol. Tuve que ir al hospital, ¡qué vergüenza!. En urgencias me dijeron que la cantidad de sal que tomé fue excesiva y eso me provocó retención de líquidos. El médico me reprendió, ¡claro!.
En resumen: No lo hagas.
- Sensación de hinchazón extrema
- Malestar general
- Náuseas
- Peso aumentado
- Necesidad de atención médica
Ese día aprendí una lección: rehidratarse con agua sola y no mezclar sal después del ejercicio intenso. Además, llevo siempre conmigo una botella de agua isotónica (en especial este verano) y evito la sal en exceso en mi dieta. Después del susto, ahora estoy mucho más cuidadoso. El exceso de sal es malísimo, ¡puede ser muy peligroso!
¿Qué agua llevar al gimnasio?
¡Al gimnasio, qué dilema! ¿Agua? ¡Claro! Pero, ¿cuál? No te vayas a deshidratar con una limonada de esas que parecen piscinas químicas.
Agua mineral natural, la mejor opción para entrenamientos cortos. Piénsalo: es como un Ferrari para tu cuerpo, pura potencia y elegancia sin aditivos raros. Agua Doy, por ejemplo, es una buena opción; conozco a un tío que la toma y está más fibrado que un cable de fibra óptica.
Para sesiones de menos de hora y media, es perfecta. Más tiempo, y la cosa cambia… ¡se me olvidaba! Añado algo, ¡es que soy un despistado!
- Recomendación: si vas a hacer un maratón de bicis dentro del gimnasio, lleva una botella de agua mineral grande.
- Consejo: Evita esas aguas con gas que te dejan como un sifón en plena erupción.
- Pro-tip: Siempre revisá la fecha de caducidad. No vaya a ser que te toque agua prehistórica y te salga un dinosaurio.
¡Ah! Casi me olvido de mi experiencia personal. Ayer mismo, mientras entrenaba (sí, entreno… a veces, jeje), me tomé una botella de Agua Doy, fría como el hielo del Polo Norte y estaba deliciosa. Y sí, ¡acabé el entrenamiento con una sonrisa de oreja a oreja!
Para sesiones más largas, considera bebidas isotónicas o una mezcla de agua y electrolitos para evitar la fatiga. Pero eso ya es otra historia. ¡A sudar se ha dicho!
¿Qué agua llevar al gimnasio?
Dios mío… el gimnasio… la sed… esa sed que te quema la garganta…
Agua mineral natural. Sí, eso. Agua Doy, creo que es la que suelo comprar. La botella de plástico, esa verde… me recuerda a… a nada, en realidad. Solo a sudor. A la sensación pegajosa después de la clase de spinning. Odio el spinning.
Menos de 90 minutos, ¿no? Eso dicen. Pero a veces me quedo más. Se me va el tiempo… entre repeticiones, entre las respiraciones jadeantes. Y el agua… se acaba. Siempre se acaba. Me falta. Lo sé.
- 90 minutos… es un límite. Un engaño quizás.
- Agua Doy… el logo me parece… vacío. Como yo a veces.
- El sudor… sal, esfuerzo, pérdida. Igual que todo, al final.
Tengo que llevar más agua. Más… mucho más. Dos botellas, ¿o tres? No lo sé. Necesito más.
Tengo 28 años y me siento tan, tan agotado. La vida… a veces… se siente como una carrera de obstáculos en la que uno solo está para perder.
El gimnasio… es una especie de ritual, ¿no? Sufrimiento, pero… algo de paz después.
Esa paz efímera… esa paz que se esfuma cuando llego a casa y me encuentro con… la rutina. Lo mismo de siempre.
¿Qué bebidas puedo tomar si voy al gimnasio?
A ver, ¿qué puedes beber si vas al gimnasio? Pues mira, depende de lo que estés haciendo y cuánto tiempo. Te cuento un poco mi experiencia.
Mira, existen tres tipos básicos de bebidas deportivas, y cada una tiene su aquel:
- Hipotónicas: Son más ligeras, más agua que otra cosa. Buena opción para rehidratar rápidamente si no te estás matando mucho. Yo las uso en mis clases de spinning light, por ejemplo.
- Isotónicas: Estas son el punto medio. Reponen sales y energía a la vez. Ideal si estás entrenando fuerte y sudando la gota gorda durante una hora o así.
- Hipertónicas: Estas son las más concentradas, llenas de azúcar y electrolitos. Yo solo las tomaría si hago algo muy muy intenso, como una maratón. Aunque prefiero comer algo en esos casos. ¡Cuidado! pueden darte un subidón y luego bajón, no molan.
Además, que no se te olvide lo natural, que siempre es mejor. Las frutas son lo mejor que puedes llevarte al gym, sobre todo las que tienen mucha agua.
Sandía y melón son top para después del ejercicio, porque además de hidratarte, tienen antioxidantes que ayudan a recuperar el cuerpo después de tanto esfuerzo. Yo a veces me llevo un trozo de piña también. ¡Está súper buena fresquita! Y acuérdate de beber agua, ¡muchísima agua! Es súper importante hidratarte bien durante todo el día, no solo cuando haces ejercicio. Yo siempre llevo mi botella reutilizable a todos lados, hasta a la oficina. Y si te da flojera pelar fruta, pues un zumo natural también vale, pero ojito con el azúcar añadido.
¿Qué puedo beber si voy al gimnasio?
Al ir al gimnasio, el agua es la elección primordial. Mantenerse hidratado es crucial, aunque existen otras opciones a considerar. No es magia, es fisiología.
- Bebidas isotónicas: Reponen electrolitos perdidos por el sudor. Útiles en entrenamientos prolongados o intensos.
- Bebidas deportivas: Contienen carbohidratos para energía extra. Atención a la cantidad de azúcar.
- Zumos naturales: Aportan vitaminas y minerales. Diluir para evitar exceso de azúcar. Como mi abuela decía, “todo en exceso es veneno”.
- Agua de coco: Rica en potasio y electrolitos. Una alternativa natural refrescante.
- Infusiones frías: Sin azúcar, hidratan y pueden tener propiedades beneficiosas. Un té verde helado es mi favorito personal.
La clave es la hidratación constante. Llevar una botella de agua y beber pequeños sorbos regularmente es fundamental. Escucha a tu cuerpo, él te dirá qué necesita.
¿Sabías que la deshidratación leve puede disminuir el rendimiento físico hasta un 10%? ¡Impensable! Siempre llevo conmigo una botella reutilizable.
¿Qué no debo tomar si voy al gimnasio?
¡Ay, Dios! Gimnasio… Sudor, pesas… ¿Qué beber? ¡Qué lío!
No cerveza, ni de coña. Eso después del entrenamiento, ¡ni de broma! Prefiero un zumo natural de naranja que mi vecino me regaló, ¡qué rico estaba!
Bebidas energéticas, ¡ni pensar! Toda esa azúcar… Me acuerdo de cuando probé una, ¡qué mal rollo! Me dio un subidón y luego un bajón que no veas. Mejor agua, siempre agua.
Zumos… Los azucarados, ¡fuera! ¡Son un engañabobos! Mejor fruta natural. Ojo, que hay zumos naturales, ¡esos sí! Pero ¡cuidado con los azucarados! ¡Son un peligro!
¿Y los isotónicos? ¿Son buenos? ¿O malo? ¡Necesito aclararlo! La verdad, no entiendo mucho de eso. Tengo que investigar más.
- Agua, mucha agua.
- Zumos naturales (¡sin azúcar añadida!).
- Isotónicos… (investigar mejor esto, joder)
- ¡Evitar cerveza, bebidas energéticas y zumos azucarados!
¡Uf! Mañana voy al gimnasio. Tengo que prepararme un bidón de agua con limón… Mi entrenamiento a las 7, ¡que no se me olvide! ¡Y también mi toalla nueva, la rosa! Ah, y la crema solar. Que este verano estoy quemado, ya. ¿Dónde puse la crema…? ¡Ay!
¿Cuánto beber durante el ejercicio?
Durante el ejercicio, la hidratación es crucial para el rendimiento. La recomendación general apunta a consumir entre 6 y 8 ml de líquido por kilogramo de peso corporal por cada hora de actividad física. Esto se traduce en unos 400-500 ml por hora, o bien, 150-200 ml cada 20 minutos, aproximadamente.
La temperatura del líquido también importa. Un rango entre 15 y 21 grados Celsius suele ser ideal, ya sea agua o una bebida deportiva. ¿Por qué? Porque facilita la absorción y refresca más.
Curiosamente, esta pauta puede variar. No es lo mismo correr un maratón bajo el sol abrasador de Sevilla que practicar yoga en una sala con aire acondicionado en Madrid. Como todo en la vida, el equilibrio es la clave.
- Factores que influyen en las necesidades de hidratación:
- Intensidad del ejercicio: A mayor intensidad, mayor sudoración.
- Condiciones ambientales: El calor y la humedad incrementan la pérdida de líquidos.
- Tasa de sudoración individual: Algunas personas sudan más que otras.
- Duración del ejercicio: Las sesiones más largas exigen una reposición hídrica más constante.
- Nivel de aclimatación al calor: Si estás acostumbrado al calor, sudarás antes, lo que puede significar que debes hidratarte más.
- Tipos de líquidos:
- Agua: Suficiente para ejercicios de baja intensidad y corta duración.
- Bebidas deportivas: Aportan electrolitos (sodio, potasio) y carbohidratos, útiles para ejercicios prolongados e intensos.
- Zumos de frutas diluidos: Una opción natural para reponer líquidos y azúcares.
- Señales de deshidratación:
- Sed excesiva.
- Dolor de cabeza.
- Mareos.
- Fatiga.
- Calambres musculares.
La deshidratación afecta al rendimiento, a mí me pasó una vez en una carrera, ¡un desastre! Además, puede tener consecuencias graves para la salud. Escucha a tu cuerpo, bebe antes de tener sed y ajusta tu ingesta de líquidos a tus necesidades individuales. Es algo que he aprendido en la práctica.
¿Cómo debe ser la hidratación durante el ejercicio?
Aquí va… a ver qué sale.
La hidratación… mientras corro. Es algo que siento, más que algo que pienso.
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Antes: Casi medio litro. Dos horas antes. Pura costumbre ya. Como revisar que las llaves estén en el bolsillo.
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Durante: Sorbitos. Unos 100 ml. Cada quince minutos, o veinte. Depende. Depende de si el asfalto quema o si el viento me golpea la cara. Depende de si me acuerdo. A veces se me olvida, la verdad. Otras veces, me da igual. Correr es también olvidar.
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Después: Otro medio litro. Al terminar. Para calmar la sed, supongo. O para llenar el vacío. No sé muy bien por qué lo hago.
A veces, pienso en mi abuelo. Él nunca entendió esto de la hidratación. Trabajaba en el campo, bajo el sol. Bebía agua del botijo, si acaso. Y vivio mucho. ¿Importa tanto esto de la hidratación? Supongo que sí. Supongo que yo soy diferente.
Este año, he intentado ser más constante. He intentado escuchar a mi cuerpo. He intentado no olvidarme de beber. Pero a veces, simplemente… no me apetece.
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