¿Por qué no se le puede dar agua a los bebés antes de los 6 meses?

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La introducción temprana del agua afecta la lactancia, el sistema inmunitario y el consumo de leche materna, impactando el estado nutricional e inmunitario del bebé.

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¿Agua antes de los 6 meses? Un “no” rotundo para la salud del bebé.

La llegada de un bebé al hogar viene acompañada de un torbellino de emociones, aprendizajes y preocupaciones. Entre las múltiples dudas que asaltan a los padres primerizos, la alimentación ocupa un lugar central. Una pregunta recurrente, especialmente en climas cálidos, es si se le puede ofrecer agua al bebé antes de los seis meses. La respuesta, respaldada por organismos internacionales de salud como la OMS y UNICEF, es un no rotundo. Aunque parezca contraintuitivo, ofrecer agua a un bebé menor de seis meses puede ser perjudicial para su salud, afectando negativamente su desarrollo y bienestar.

La razón principal radica en la perfección de la leche materna. Durante los primeros seis meses de vida, la leche materna (o en su defecto, la fórmula infantil preparada correctamente) proporciona todo lo que el bebé necesita, incluyendo la hidratación. Su composición, rica en nutrientes y adaptada a las necesidades cambiantes del bebé, cubre sus requerimientos de líquidos incluso en climas cálidos. Introducir agua antes de esta edad interfiere con este delicado equilibrio.

La introducción temprana del agua tiene varias consecuencias negativas:

  • Interferencia con la lactancia: Al llenar el pequeño estómago del bebé, el agua disminuye su apetito y, por lo tanto, su demanda de leche materna. Esto afecta la producción de leche de la madre, pudiendo disminuirla a largo plazo. Además, se reduce la frecuencia de las tomas, cruciales para establecer y mantener una lactancia exitosa.
  • Debilitamiento del sistema inmunitario: La leche materna es la primera línea de defensa del bebé contra infecciones. Contiene anticuerpos y otros componentes bioactivos que protegen al pequeño de enfermedades. Al diluir la ingesta de leche materna con agua, se reduce la cantidad de estos componentes protectores, dejando al bebé más vulnerable a enfermedades gastrointestinales y respiratorias.
  • Riesgo de malnutrición: El agua no aporta calorías ni nutrientes esenciales para el crecimiento del bebé. Al reemplazar la leche materna con agua, el bebé no recibe las calorías, vitaminas y minerales necesarios para su desarrollo óptimo, aumentando el riesgo de malnutrición y un crecimiento deficiente.
  • Intoxicación hídrica (en casos extremos): Aunque poco común, ofrecer grandes cantidades de agua a un bebé pequeño puede diluir los electrolitos en su sangre, provocando una condición peligrosa llamada intoxicación hídrica, que puede tener consecuencias graves.

En resumen, ofrecer agua a un bebé menor de seis meses no solo es innecesario, sino que puede ser perjudicial. La leche materna es el alimento y la bebida perfecta para el bebé durante sus primeros seis meses de vida, proporcionando todo lo que necesita para crecer sano y fuerte. A partir de los seis meses, con la introducción de la alimentación complementaria, se puede empezar a ofrecer pequeñas cantidades de agua, siempre priorizando la leche materna o la fórmula. Ante cualquier duda, lo mejor es consultar con el pediatra, quien podrá brindar recomendaciones personalizadas basadas en las necesidades individuales del bebé.