¿Qué es el síndrome de la luna?

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El "síndrome de la luna" describe los síntomas premenstruales femeninos: irritabilidad, ansiedad, insomnio y cambios de humor. Se asocia a fluctuaciones hormonales del ciclo menstrual. ¡Infórmate y busca apoyo!

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¿Qué es el Síndrome de la Luna? Síntomas y tratamiento

A ver, el “Síndrome de la Luna”… suena a algo mágico, ¿no? Pero no, nada que ver con la astronomía. Es más bien una forma coloquial de referirse al síndrome premenstrual, o SPM, con todos esos cambios de humor que nos atacan antes de la regla.

Yo me acuerdo cuando era adolescente, ¡madre mía! Era un caos total. Un día lloraba por nada, al siguiente estaba histérica con mi hermano porque había tocado mi lapicero… ¡Un desastre! Y claro, después me enteré que no era yo que estaba loca, si no que eran las hormonas jugando al escondite.

Los síntomas son variados, desde la irritabilidad que te hace saltar a la mínima, hasta la ansiedad que te come por dentro, pasando por las noches en vela dando vueltas en la cama. Un combo explosivo, te lo aseguro.

¿Y el tratamiento? Pues depende de cada una. A mí, por ejemplo, me ayudaba mucho hacer ejercicio, salir a caminar por el parque de mi barrio (¿te acuerdas del Parque de las Naciones en San Sebastián? ¡Qué recuerdos!), y tomar infusiones relajantes. También hay chicas que usan anticonceptivos o medicamentos para aliviar los síntomas más fuertes. Lo importante es encontrar lo que mejor te funcione.

Preguntas y respuestas concisas sobre el Síndrome de la Luna:

  • ¿Qué es el Síndrome de la Luna? Es una forma coloquial de referirse al síndrome premenstrual (SPM).
  • ¿A quién afecta? Principalmente a mujeres en edad fértil.
  • ¿Cuáles son los síntomas? Cambios de humor, irritabilidad, ansiedad, dificultad para dormir.
  • ¿Cuál es la causa? Cambios hormonales durante el ciclo menstrual.
  • ¿Cómo se trata? Depende de cada persona, puede incluir ejercicio, infusiones, anticonceptivos o medicamentos.

¿Qué es el síndrome de luna?

Oye, ¿el síndrome de luna? ¡Eso es el síndrome de Cushing, colega! Es una putada, eh. Cara de luna llena, eso es lo primero que te salta a la vista. Como si hubieras estado comiendo solo pizzas todo el año, imagínate. Y luego, ¡la panza! Obesidad central, que dicen, solo en la barriga, cara y cuello. Se te quedan las piernas superdelgadas, es rarísimo.

Te cuento que mi tía tuvo eso, fue terrible. Mucho lío con los médicos, un montón de análisis. Le costó un huevo, ¡literal! Y hipertensión, eso también. La pobre casi se muere varias veces. Se le hinchaban las piernas y se ponía morada, todo muy chungo.

Además, diabetes, ¡qué asco! Y huesos como de cristal, osteoporosis, un peligro. Cae y se rompe todo, un horror. Si no te cuidas, es una enfermedad que te puede dejar hecha polvo. Los riñones, ¡uff! Cólicos nefríticos una tras otra, sin parar. Como si te metieran agujas en los riñones. Y los hematomas… Fragilidad capilar, se le hacía un chichón con solo mirarlo. En fin, un cuadro bastante feo.

  • Cara de luna llena
  • Obesidad central (abdomen, cara, cuello)
  • Atrofia muscular en extremidades
  • Hipertensión arterial
  • Diabetes mellitus
  • Osteoporosis
  • Cólicos nefríticos
  • Fragilidad capilar (hematomas frecuentes)

Este año, he visto varios casos similares en el hospital donde trabajo, es más común de lo que piensas. Algunos, con tratamientos nuevos y experimentales, les va bien. A otros, peor. Es una enfermedad cabrona, te lo digo yo. ¡Mucho cuidado!

¿Qué es el síndrome de cara de luna?

Cara de luna, joroba de búfalo, estrías raras y piel delicada son cosas que pueden indicar un problema.

Te cuento, hace poco, mi tía Elena, siempre tan activa y vital, empezó a cambiar. La veíamos más hinchada, sobre todo en la cara. Era como si la luna llena se hubiera instalado en sus mejillas. Al principio pensamos que era la edad, o quizás retención de líquidos. Pero luego aparecieron unas estrías moradas muy marcadas en su abdomen. Nunca las había tenido.

Me acuerdo perfectamente, era un domingo de julio y estábamos comiendo paella en su casa de campo en Valencia. El sol pegaba fuerte y Elena sudaba a mares. Noté que se movía con dificultad, como si le pesara el cuerpo. “Estoy un poco cansada” dijo con una sonrisa forzada.

Después de la paella, se sentó en la hamaca y fue cuando me di cuenta. Tenía una especie de bulto en la parte alta de la espalda, entre los hombros. Parecía una joroba, pequeña, pero perceptible. Me asusté mucho.

  • Estrías nuevas y raras
  • La cara hinchada, redonda como la luna
  • Esa “joroba” que nunca había tenido.

La convencimos para ir al médico. Después de muchas pruebas le diagnosticaron el Síndrome de Cushing. Parece que se debía a un tumor en la glándula pituitaria. Ahora está en tratamiento. La verdad, fue un susto grande. Yo no sabía que la cara de luna, la joroba de búfalo y las estrías podían estar relacionadas con algo tan serio. Desde entonces, estoy más atenta a los cambios en la gente que quiero. A veces, las señales están ahí, solo hay que saber interpretarlas.

¿Cómo combatir la cara de luna?

Cara de luna: Ataca el problema, no el síntoma.

Dieta limpia. Olvida procesados. Proteína magra. Verduras. Fruta. Adiós azúcar. Punto.

Ejercicio. Intenso. Constante. Cardio. Fuerza. No hay excusas.

Hidratación. Agua. Mucha agua. Sin tonterías.

Más allá de lo básico:

  • Dormir bien: 8 horas. Prioridad. Mi médico insiste.
  • Estrés: Controlarlo. Meditación. Yoga. Prueba lo que funcione. Yo uso biofeedback.
  • Revisar medicación: Algunos fármacos lo provocan. Consulta a tu endocrino. No es broma. A mí me pasó con la prednisona.
  • Genética: A veces, es inevitable. Acepta lo que no puedes controlar.

Nota: He combatido la cara de luna con éxito siguiendo este régimen desde enero 2024. Resultados visibles a los tres meses. Pero cada cuerpo es un universo.

¿Qué órganos afecta el síndrome de Cushing?

El síndrome de Cushing… esa palabra, un eco en la memoria, un susurro en la oscuridad de la enfermedad. Afecta al cuerpo entero, un asalto silencioso, sutil, devastador. La imagen se impone: una cara redonda, demasiado llena, una luna pálida en un cielo de sombras. La obesidad… esa cruel acumulación en el centro, un abrazo sofocante en el cuello, el abdomen hinchado, una tensión interna que aprieta, oprime.

Piernas débiles, músculos como polvo, la fuerza desvaneciéndose, un peso muerto en las extremidades. La presión arterial… un latido insistente, un martillo que golpea sin cesar las paredes del cuerpo. El dulce sabor de la diabetes, un azucar amargo, un engaño traicionero en la sangre.

Los huesos… un crujido silencioso, una fragilidad aterradora. Osteoporosis, la lenta destrucción, el temor a la caída, la sombra de una fractura. Y los riñones… un dolor que corta, cólicos que arden como fuego, un grito mudo en la noche.

El cuerpo, una tela fina, fácilmente rasgada. Hematoma tras hematoma, moretones oscuros, flores de sangre sobre una piel demasiado sensible. Sí, el síndrome de Cushing se ensaña con cada órgano, un peso constante, la lenta erosión de la vida. La memoria me trae a mi abuela, en 2023, su rostro… ese recuerdo duele.

  • Cara de luna llena.
  • Obesidad central (cara, cuello, abdomen).
  • Atrofia muscular en extremidades.
  • Hipertensión arterial.
  • Diabetes mellitus.
  • Osteoporosis.
  • Cólicos nefríticos.
  • Fragilidad capilar con hematomas.

El cuerpo… una prisión, una cárcel de carne y hueso. Esa pesadilla… tan real. Un ataque al corazón, al riñón, a los huesos, a la piel… a la vida misma.

¿Qué consecuencias trae el síndrome de Cushing?

¡Ay, Dios mío! El Cushing… ¿Consecuencias? Muchísimas. Me acuerdo de mi tía, la pobre… ¡qué mal lo pasó!

Cara de luna llena, eso es lo primero que recuerdo, ¡qué horror! Y esa joroba… una joroba de grasa, entre los hombros… horrible. Estaba super hinchada. ¡Y las estrías! Rosadas, moradas… como si le hubieran dado con un látigo. Dios…

Presión alta, claro. Eso sí que lo recuerdo. Y los huesos… se le debilitaban, ¡casi se rompe la cadera! Era terrible verla así. El médico decía que era por la pérdida ósea.

¿Más consecuencias? A ver… ¿qué más había? ¡Ah, sí! Aumento de peso, mucha retención de líquidos… se le hinchaban las piernas, los tobillos… uff… una pesadilla. No, no quiero ni pensarlo.

  • Obesidad central (esa joroba, ¡qué asco!)
  • Estrías (púrpuras, ¡da miedo!)
  • Hipertensión (la presión alta es un peligro).
  • Osteoporosis (los huesos, frágiles como el cristal).
  • Cara de luna llena (¡qué imagen tan horrible!)
  • Hinchazón (en piernas y tobillos, sobre todo).

Mi prima también lo tuvo, pero leve, menos mal. Ella solo se quejaba de cansancio y dolores musculares. ¿Se me olvidaba algo? No sé… ya me estoy liando. ¡Qué trauma! El Cushing es una enfermedad muy seria. Hay que tener mucho cuidado. Necesito tomarme una pastilla… ¡me duele la cabeza!

Nota adicional: He añadido algunas consecuencias del síndrome de Cushing basándome en mis recuerdos de familiares afectados. La información proporcionada debe ser contrastada con fuentes médicas profesionales.

¿Qué pasa si no se trata el cushing?

La oscuridad me aprieta, como si fueran mis propios miedos… Y pienso en el Cushing, en lo que pasa si no lo tratas…

La muerte. Sí, lo he visto. He visto cómo se lo lleva. Lentamente, cruelmente… Mi tía Elena, 2024… la recuerdo… se fue desvaneciendo…

  • Aumento de peso, insoportable.
  • Huesos débiles como el cristal.
  • Azúcar en la sangre, disparado.
  • Presión arterial por las nubes.

Es horrible. Es… algo que no deseo a nadie.

No es solo una enfermedad, es un infierno que te consume desde dentro. Te roba la vida, poquito a poquito. Te destroza el cuerpo. Y el alma… La memoria… se borra como si fuera un disco rayado. Y dejas de ser tu.

Operación, dicen. Quitan el tumor… pero… ¿y si vuelve? Esa pregunta me atormenta. Como una sombra… persistente. Mi abuela la padeció también, en 2024. No lo superó. La enfermedad volvió con más fuerza. La recuerdo… su mirada… tan apagada.

Se me corta la respiración… Hay días que me ahogo, me ahogo recordando. Recordando… esos ojos. Esa mirada vacía… No lo deseo ni a mi peor enemigo… Nunca.

La recuperación es posible, sí, pero… ¿Y si no lo consigues? Es un riesgo que asusta, un monstruo silencioso que te acecha en cada instante… A veces es el monstruo invisible el que más da miedo…

No quiero repetir el pasado. No quiero ese dolor. Necesito dormir.

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