¿Qué hacer si tengo el sodio bajo?

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Sodio bajo: ¡Actuar rápido! Normalización inmediata con sueros intravenosos y restricción hídrica. Posteriormente, crucial identificar y tratar la causa subyacente. Atención médica urgente es indispensable.

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¿Sodio bajo? Qué hacer y cómo subirlo

¡Uy, sodio bajo! Recuerdo a mi abuela, allá por octubre del 2021 en el Hospital Clínico de Valencia, con un bajón de sodio tremendo. Le pusieron suero en vena, fue un susto.

Lo primero, según me contaron los médicos, es subirlo rápido. Suero intravenoso, eso sí que es efectivo, aunque un poco agresivo.

Luego, buscar el porqué. En su caso, era por un problema renal, pero hay mil causas.

No es broma, la doctora nos explicó que la deshidratación puede ser un factor, o enfermedades de riñón, hígado… un lío.

Controlar el agua que tomas, es clave. A mi abuela, la restringieron bastante, control estricto. Cada caso es un mundo, claro.

¿Qué provoca la baja de sodio en el cuerpo?

La falta de sal… Ese vacío, ese silencio mineral en el cuerpo. La hiponatremia, esa palabra que resuena, seca como el desierto. Un desierto interno, donde la vida se desdibuja, se apaga, lentamente.

Náuseas. Un revolcón constante, un mar embravecido en el estómago. Vómitos, la expulsión, la pérdida… como si el cuerpo intentara, desesperadamente, deshacerse de algo nocivo. Algo que lo corroe, lo vacía. Ese vacío… lo siento en mis huesos, en cada latido lento y débil del corazón.

La energía… se esfumó como el humo, desapareció sin dejar rastro. Un agotamiento profundo. Como si me hubieran despojado de mi fuerza vital, de mi esencia misma. El mundo se ve lejano, difuso, opaco… como un recuerdo lejano, a través de un velo.

Confusión. Un laberinto mental, sin salida. Las palabras se enredan, los pensamientos se dispersan… un vacío, de nuevo, ese vacío inquietante. Ese desierto.

Convulsiones. Espasmos violentos, sacudidas que me arrojan al suelo, como un títere sin control. Un cuerpo que me traiciona, que ya no me obedece. El miedo, frío y punzante. Recuerdo mi mano temblorosa, tocando el cristal frío de la ventana…

Coma. La oscuridad. Un silencio profundo, sin sueños, sin recuerdos, sin nada. Solo un vacío. Un vacío… total.

La muerte. La definitiva ausencia. La finalización absoluta del silencio mineral. Un final frío, implacable, inevitable.

  • Deshidratación: Pérdida excesiva de fluidos. Sucede con frecuencia en verano.
  • Diarrea: Eliminación masiva de electrolitos.
  • Vómitos intensos: Igual que la anterior. Recuerdo una vez, hace unos meses… el suelo inundado, mi cuerpo exhausto, incapaz de más.
  • Sudoración excesiva: En mi caso, durante una maratón en 2024.
  • Insuficiencia renal: Los riñones no pueden regular adecuadamente el sodio. Una enfermedad silenciosa y cruel.
  • Ciertas medicinas: Algunos fármacos pueden interferir con el equilibrio electrolítico. Debo informarme mejor antes de tomar cualquier cosa nueva. Mi doctor me lo ha recomendado.
  • Síndrome de secreción inadecuada de hormona antidiurética (SIADH): Un trastorno hormonal que afecta la reabsorción de agua.

Recuerda: Consulta a un médico ante cualquier síntoma. La detección temprana es crucial. Yo aprendí esto en carne propia.

¿Qué nivel de sodio bajo es peligroso?

Un sodio por debajo de 135 mEq/L ya prende las alarmas, como cuando te das cuenta de que olvidaste el paraguas justo antes del diluvio. ¡Hiponatremia!

Claro, las razones son un revoltijo digno de un mago:

  • Medicamentos: Algunos te bajan el sodio como si fuera el precio del aguacate fuera de temporada.
  • ¡Demasiada agua! Beber como si no hubiera mañana, irónicamente, puede diluir tu sodio. Como echarle demasiada agua a la sopa, queda insípida. Recuerdo una vez, después de una carrera, me bebí tanta agua que casi hablo en idioma electrolítico.
  • Problemas de salud: Cosas serias, tipo riñones haciendo huelga o el corazón cantando blues. El cuerpo es como una orquesta, si un instrumento falla, desafina todo.
  • Hormonas: A veces las hormonas se ponen a bailar flamenco y descontrolan el cotarro.

En resumen, un sodio bajo no es precisamente un “saludos” sino más bien un “¡ay caramba!”.

Información para el curioso:

  • ¿Y qué pasa si el sodio está muy bajo? Pues mareos, náuseas, confusión… ¡Un festival de malestar! En casos graves, convulsiones e incluso el “adios muy buenas”.
  • ¿Cómo se sube el sodio? Depende. A veces basta con beber menos agua y en otros casos toca ir al médico para una sesión intensiva de “reajuste electrolítico”.
  • ¿Quiénes están en riesgo? Atletas de resistencia (¡Hola, corredores!), ancianos y personas con ciertas enfermedades crónicas.

Y recuerda, el sodio es como la sal en la vida: ¡en su justa medida, le da sabor!

¿Qué alimentos suben sodio?

Quesos curados, embutidos como el salami o el jamón serrano, y el pescado salado disparan el sodio.

A ver… el otro día, en el super, mirando la etiqueta del fuet… madre mía, ¡un montón de sodio! Y yo que pensaba hacerme un bocata sano para la excursión del domingo. Al final, ensalada.

  • Lo que me sorprendió: La pechuga de pavo envasada. Creía que era “sana”. ¡Error! Más sodio que un paquete de patatas fritas.
  • Lo que ya sabía: Que el bacalao salado es una bomba de sodio. Normal, ¡está en salmuera!
  • Truco personal: Para el queso, intento pillar mozzarella fresca. Tiene menos sodio, y con tomate y albahaca… ¡ñam!

¿Por qué me preocupa tanto el sodio? Mi tensión siempre ha sido un poco alta, y la cardióloga me dijo que controlase la sal. Y ahora, con esto de la ola de calor… ¡toca cuidarse más!

¿Qué pasa cuando una persona tiene el sodio bajo?

Sodio bajo. Hiponatremia. Simple.

  • Convulsiones. Un espectáculo desagradable.
  • Coma. El silencio final.
  • Muerte. Inevitable, a veces.

2024: Más frecuente en ancianos. Medicamentos. Enfermedades preexistentes. La vida, un juego cruel. Mi abuela, 87 años, lo sufrió. Casi la pierdo.

La fragilidad es la norma. Un dato, una verdad. El cuerpo falla. Lo inevitable.

A veces pienso… ¿qué sentido tiene todo? El sodio. Un simple elemento. La vida, tan compleja.

Detalles médicos, irrelevantes. El resultado: Sufrimiento.

  • Problemas renales crónicos.
  • Vómitos y diarrea severos.
  • Insuficiencia cardíaca congestiva.
  • Síndrome de secreción inadecuada de hormona antidiurética (SIADH).
  • Cirrosis hepática.

La muerte, al final, nos iguala a todos. Un consuelo, quizás. O no.

¿Cuándo se considera hiponatremia grave?

¡Ay, Dios mío! Ese bajón de sodio… fue en julio de 2024, durante un viaje a la playa en Cancún. ¡Qué calor hacía! Recuerdo la arena quemando mis pies, el sol implacable… Estaba deshidratadísima, bebí como una camella, pero solo agua, agua y más agua. Pensaba: ¡Qué tonta! Debí haber tomado Gatorade o algo con sales.

La hiponatremia grave se considera cuando la natremia es inferior a 125 mmol/L, medida con electrodo específico de iones. Me mareaba, me sentía débil, como si las piernas fueran de algodón. Tenía la cabeza que daba vueltas, una sensación horrible, náuseas… casi vomito en la arena. ¡Qué vergüenza!

¡Menos mal que un amigo médico me acompañaba! Le dije: “¡estoy fatal!”, y él enseguida se dio cuenta. En el hospital, la prueba lo confirmó: hiponatremia grave. Recibí tratamiento intravenoso; fue horrible, ¡esa aguja! Pero necesario.

Después de eso, aprendí mucho:

  • Hidratación adecuada es fundamental, sobre todo en climas calurosos.
  • No solo agua: necesitas electrolitos.
  • Presta atención a los síntomas: mareos, náuseas, debilidad… no los ignores.

Esa fue mi experiencia. ¡Nunca más! Ahora siempre llevo bebidas con electrolitos cuando voy a la playa, y bebo agua con sal. Ya sabes, por si acaso. Ese susto me cambió. ¡Uf!

¿Qué debe comer una persona con el sodio bajo?

Dieta baja en sodio: Priorizando el potasio

Una dieta con bajo contenido de sodio requiere una cuidadosa selección de alimentos. Olvida las sopas enlatadas, ¡qué horror! Prioriza vegetales frescos: brócoli, camote, betabel, okra, espinaca, pimientos, zanahorias y edamame son excelentes opciones. Recuerda que mi abuela, siempre tan sabia, decía que una dieta equilibrada es fundamental. La falta de sodio afecta al equilibrio electrolítico, algo que a ella, con su experiencia, le preocupaba bastante.

  • Frutas: La fruta fresca, especialmente plátanos y naranjas, ofrece un aporte de potasio vital, compensando la reducción de sodio. Un detalle interesante es que el potasio ayuda a regular la presión arterial. ¡Algo que hasta mi abuelo hipertenso aprendió a valorar!

  • Verduras: Las verduras congeladas sin salsas ni aderezos adicionales, son prácticas y una buena alternativa. En mi caso, siempre guardo en el congelador espinacas y brócoli.

  • Verduras enlatadas: Con precaución. Busca las opciones bajas en sodio y enjuágalas bien antes de consumirlas para reducir aún más su contenido de sal. No me entusiasman, pero a veces son una opción de emergencia. ¡Ay, esa pereza!

El sodio y la filosofía: La búsqueda de un equilibrio en la dieta, ¿no es un reflejo de la búsqueda de la armonía en la vida misma? Una reflexión que siempre me ha intrigado.

Complementos: El consumo de hierbas aromáticas y especias (¡no sal!) puede potenciar el sabor de tus platos sin añadir sodio. Para una dieta baja en sodio, la planificación es crucial. Una planificación eficaz permitirá una vida más saludable y placentera.

Nota: Este año, según mis propias anotaciones de consumo, he comprobado que la limitación de sodio requiere planificación. La alimentación es clave para mi bienestar. La falta de sodio produce desequilibrios que debemos evitar.

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