¿Qué pasa si te echas cal?

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La ingestión de cal viva es extremadamente peligrosa. Causa quemaduras severas en boca, garganta y tracto digestivo, dañando los tejidos y provocando su muerte. Estas lesiones pueden derivar en infecciones graves, shock y, en el peor de los casos, el fallecimiento, incluso a largo plazo.

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El Peligro Silencioso de la Cal: Más Allá de las Quemaduras Superficiales

La cal, un compuesto químico aparentemente inerte y utilizado en diversas aplicaciones, desde la construcción hasta la agricultura, esconde un peligro latente y devastador si se ingiere: la cal viva, o óxido de calcio (CaO). A diferencia de la imagen inofensiva que pueda proyectar, su contacto con la humedad de la boca y el esófago desencadena una reacción exotérmica violenta, causando quemaduras químicas que van mucho más allá de una simple irritación.

La información ampliamente disponible se centra en las quemaduras inmediatas y superficiales que la cal viva produce. Sin embargo, el daño real es mucho más profundo y duradero. La reacción con el agua de los tejidos genera hidróxido de calcio [Ca(OH)₂], un compuesto cáustico que sigue desprendiendo calor y causando una necrosis extensa, es decir, la muerte de los tejidos. Esta necrosis no se limita a la mucosa bucal y faríngea, sino que puede afectar profundamente el esófago y el estómago, llegando incluso a perforarlos en casos severos.

La gravedad de las consecuencias tras la ingestión de cal viva depende de varios factores: la cantidad ingerida, la concentración de la cal, y el tiempo transcurrido antes de recibir atención médica. Las quemaduras inmediatas se manifiestan como un dolor intenso, ardor, inflamación y dificultad para tragar. Pero el peligro no se limita a la fase aguda.

Las lesiones causadas por la cal viva crean una puerta de entrada para infecciones bacterianas graves, ya que la mucosa dañada pierde su función protectora. Estas infecciones pueden propagarse rápidamente, agravando el estado del paciente y complicando su recuperación. Además, la extensa destrucción tisular puede llevar a una hipovolemia, una disminución del volumen sanguíneo, que desemboca en shock, una condición potencialmente mortal.

A largo plazo, las secuelas pueden ser devastadoras. Las estenosis esofágicas, estrechamientos del esófago, son una complicación frecuente, dificultando o impidiendo la deglución. Esto puede requerir intervenciones quirúrgicas complejas y un seguimiento médico prolongado, incluyendo la necesidad de alimentación por sonda durante meses o incluso años. La cicatrización deficiente también puede conducir a la formación de fístulas (conexiones anormales entre el esófago y otros órganos), aumentando el riesgo de infecciones recurrentes y complicaciones adicionales. En los casos más extremos, las lesiones pueden ser irreversibles y causar la muerte incluso después de un periodo prolongado.

En resumen, la ingestión accidental o intencional de cal viva es una emergencia médica que requiere atención inmediata. La gravedad de las lesiones y la posibilidad de consecuencias a largo plazo hacen imprescindible buscar ayuda médica especializada sin demora. La prevención, a través de un manejo adecuado y almacenamiento seguro de este compuesto, es la mejor estrategia para evitar este silencioso y peligroso riesgo.