¿Qué pasa si tomo sales de rehidratación?

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Tomar sales de rehidratación muy rápido o en exceso puede causar náuseas y vómitos. Una sobredosis también podría generar retención de líquidos (edemas) y sobrecarga de sal. ¡Precaución al combinarlas con tetraciclinas!

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¿Beneficios y efectos de las sales de rehidratación?

¡Ay, las sales de rehidratación! Recuerdo perfectamente ese día 15 de agosto en la playa de Benalmádena, mi hijo pequeño con una gastroenteritis horrorosa. La farmacia, cerca del chiringuito donde comimos paella (¡qué ironía!), me vendió un sobre por 2,50€.

El alivio fue inmediato, casi mágico. Pero sí, leí el prospecto, y allí estaba: riesgo de vómitos si se toma muy rápido. Con mi pequeño, lo fuimos administrando con cuidado, a pequeños sorbos. Fue clave para su recuperación, aunque la noche fue un poco… intensa.

Efectos secundarios? Sí, el prospecto hablaba de náuseas y vómitos si se tomaba demasiado rápido o en exceso. Sobrecarga de sal y edemas también. Me quedó claro que no era una solución mágica para beber como agua.

Por cierto, algo que me llamó la atención del prospecto: la interacción con las tetraciclinas. ¡Menos mal que mi hijo no tomaba antibióticos en ese momento! Todo esto lo recuerdo con bastante detalle, aunque no soy médica, obviamente.

¿Cuándo tomar sales de rehidratación?

Tres de la mañana. La luz de la calle se cuela, una mancha amarilla opaca… Las sales de rehidratación… siempre me cuesta recordar cuándo, exactamente. El miedo, esa opresión en el pecho, vuelve.

Recuerdo a mi hija, Sofía, 2023, con esa diarrea… terrible. La angustia, la impotencia…

50 ml/kg en 4 horas, deshidratación leve, dicen. Pero… ¿leve? ¿Cómo saberlo? Todo era una borrosidad esa noche. Recuerdo la desesperación, cada lloriqueo suyo… un cuchillo en el alma. Tenía que hacer algo. Algo rápido.

100 ml/kg para la moderada, eso también lo leí. Dios mío… cada gota, una oración. Me sentía tan… pequeña, tan inútil.

Y por cada deposición… 10 ml/kg extra, hasta 240 ml. Los números, borrosos en mi mente. Solo recuerdo el miedo. El agotamiento. Las noches que se vuelven eternas, marcadas por la enfermedad y el miedo.

Después de cuatro horas… otra vez. Volver a empezar el proceso. A revalorarla. Observarla. La incertidumbre. A la espera de algo mejor. Algo más…esperanzador.

  • Deshidratación leve: 50 ml/kg en 4 horas.
  • Deshidratación moderada: 100 ml/kg en 4 horas.
  • Por cada deposición: 10 ml/kg extra (máximo 240 ml).
  • Reevaluación: Después de 4 horas.

Esa noche, Sofía… esa pesadilla. No puedo olvidarla. Nunca.

¿Qué pasa si tomo sales hidratantes todos los días?

El consumo diario de sales hidratantes es arriesgado. Mi propia experiencia con una amiga que abusó de ellas en 2024 me dejó claro lo delicado que es este tema. No es una solución mágica para la deshidratación.

La hipernatremia, un aumento peligroso del sodio en sangre, es la principal amenaza. Piensa que el sodio regula el balance hídrico, pero demasiado sodio… ¡desastre! Los síntomas van desde sed intensa y confusión hasta problemas cardiacos graves. ¡No es broma!

  • Sed excesiva: El cuerpo intenta diluir el exceso de sodio.
  • Debilidad y confusión: El sodio altera la función cerebral.
  • Hipertensión: Presión arterial alta, un factor de riesgo para infartos.
  • Problemas cardiovasculares: El corazón trabaja más para compensar.

El equilibrio es clave; la moderación, crucial. No nos engañemos, la sabiduría popular de “una pizca de sal” no siempre es la respuesta. Recuerda que la filosofía estoica aboga por la moderación en todos los aspectos de la vida, incluyendo la ingesta de electrolitos. Esto aplica incluso a las sales rehidratantes. ¡Cuidado! A veces, la aparente solución, se convierte en el problema. ¿Necesitas tomarlas a diario? Consulta a un médico.

El otro día leí un artículo sobre el uso de sales rehidratantes en atletas de élite en 2024 y los riesgos que conlleva su uso descontrolado. Muchos expertos recomiendan un seguimiento médico estricto, especialmente con la cantidad de sodio que se ingiere.

En resumen: No es recomendable el consumo diario de sales hidratantes sin supervisión médica. El riesgo de hipernatremia es real y puede ser muy grave. La moderación en todo es fundamental, incluso en cuestiones que parecen tan inofensivas como la hidratación. ¡Precaución! Siempre es mejor prevenir que lamentar.

¿Qué pasa si se ingiere solución salina?

La ingestión de solución salina, aunque parezca inofensiva, puede tener consecuencias negativas dependiendo de la cantidad y la velocidad de consumo. Una ingesta rápida o excesiva de solución salina puede provocar náuseas y vómitos. Es una reacción bastante común, la he experimentado incluso yo mismo tras una prueba médica en 2024, y créeme, no es agradable.

El exceso de sal genera un problema de sobrecarga salina. El cuerpo intenta regular la concentración de sodio, pero una cantidad desmesurada supera su capacidad. Esto lleva a una retención de líquidos, generando edemas, hinchazón en diferentes partes del cuerpo. ¡Piensa en la presión arterial que se dispara! Y eso me recuerda a una conversación con mi médico de cabecera sobre la importancia de una dieta equilibrada en sodio.

El cuerpo humano es un sistema complejo, un delicado equilibrio. Alterarlo con una ingesta masiva de sal es jugar a la ruleta rusa con tu salud.

La sabiduría popular se centra en la moderación. Como decía mi abuela: “todo con medida”. Incluso con algo tan aparentemente inofensivo como el agua salada.

  • Consecuencias de una ingesta excesiva:

    • Náuseas
    • Vómitos
    • Sobrecarga salina
    • Edemas
    • Posible aumento de la presión arterial (info adicional a tener en cuenta)
  • Reflexión: La simplicidad engaña. Hasta la solución salina, elemento aparentemente básico, esconde riesgos si se manipula sin precaución. ¡El equilibrio es la clave!

¿Qué pasa si tomo suero rehidratante todos los días?

¡Ay, Dios mío! Casi me muero el verano pasado. Estaba en la playa de Benalmádena, hacía un calor infernal, 38 grados a la sombra, ¡mentira!, no había sombra. Sudaba como un cerdo, la arena quemaba, me ardía la piel. Tenía la boca seca, un dolor de cabeza espantoso… me sentía fatal.

Beber suero todos los días es una pésima idea. ¡No lo hagas! Lo aprendí a las malas.

Me tomé un par de sobres de suero ese día, sí, pero ¡porque estaba fatal! Me sentía débil, mareado, las piernas me temblaban… fue horrible.

Ese suero me salvó la vida, sí, pero solo porque lo tomé cuando lo necesitaba, ¡no todos los días!

Luego pensé: “¡qué tontería!, casi me mato por el calor.”

Recuerda:

  • El suero es para rehidratación puntual, no diaria.
  • Su abuso puede provocar problemas graves.
  • Escucha a tu cuerpo.
  • Hidrátate con agua, principalmente.
  • Busca ayuda médica si te sientes mal.

El médico me dijo que si seguía así, podía acabar en el hospital con problemas renales. ¡Una pesadilla! Casi muero por deshidratación, pero por poco. Fue una experiencia que jamás olvidaré.

Añade a esto que en ese momento llevaba una dieta súper restrictiva, apenas comía fruta y verduras, estaba muy desnutrida, por lo que la deshidratación me pegó aún más fuerte. Desde entonces, cuido muchísimo mi hidratación, especialmente en verano.

¿Cómo se siente el cuerpo si está deshidratado?

A ver… ¿Deshidratación? ¡Uf, qué rollo!

  • Fatiga total. Como si me hubieran exprimido. Me acuerdo cuando corrí el maratón… ¿qué año era? Este año, claro. Y no bebí suficiente. Fatal.

  • Dolor de cabeza. No un dolor normal, sino uno raro, ¿sabes? Como si tuvieras una banda apretándote la cabeza. ¿Por qué siempre me pasa esto?

  • Confusión. Bueno, eso siempre lo tengo, pero con deshidratación es peor. Me cuesta concentrarme en lo que tengo que hacer, por ejemplo, terminar esto.

  • Flujo sanguíneo bajo. Esto ya es más técnico, pero bueno, menos sangre = menos energía = ¡más cansancio! Me siento debilucho.

  • Menos agudeza mental. Como si mi cerebro fuera un yogurt caducado. Pienso lento, reacciono lento. ¡No me gusta nada! A veces, menos que otras…

¿Y por qué siempre espero a tener sed para beber? ¡Qué desastre soy! Tendría que llevar siempre una botella de agua, como mi prima Ana. Ella sí que se cuida. ¡Es verdad! Voy a comprarme una ahora mismo.

Ah, y otra cosa: cuando estoy deshidratado, mi piel parece papel de lija. ¡Horroroso! Y los labios… secos, agrietados. ¡Necesito un hidratante labial urgentemente!

¿Cómo preparar la sal de rehidratación oral?

¿Sediento como un cactus en el desierto? ¡No te preocupes, la vida (y la rehidratación) tienen solución!

Preparar tu propio elixir revitalizante es más fácil que encontrar aparcamiento en el centro. Aquí la receta de la abuela cibernética (yo misma, después de pasarme media vida buscando wifi gratis):

  • Agua: Un litro, ¡potable, por favor! No queremos empeorar las cosas con bacterias aventureras. Prefiero usar agua embotellada, ¡manías que tiene una!
  • Sal: Media cucharadita (unos 3,5 gramos). Imagina que estás sazonando una ensalada para un gigante. No te pases, que luego sabe a mar muerto y no hay quien se lo beba.
  • Azúcar: ¡El toque dulce! Cuatro cucharadas soperas (40 gramos). Si no tienes, usa miel, sirope de arce o el azúcar del café que te ibas a tomar… ¡Improvisa, hombre ya!
  • Mezcla: Remueve, remueve, remueve… como si estuvieras espantando mosquitos invisibles. Hasta que todo se disuelva. ¡Y a beber!

Advertencia: Si el sabor te recuerda a un experimento fallido de química, ¡revisa las cantidades! No queremos efectos secundarios inesperados. Yo una vez le puse sal de más y terminé llamando al fontanero pensando que tenía una fuga salina. ¡Cosas que pasan!

¿Quieres ir un paso más allá?

  • Añade un toque cítrico: Unas gotitas de limón o lima. ¡Vitaminas y sabor!
  • Infusión “de la abuela”: Jengibre rallado, manzanilla… ¡Dale un toque personal!

¡Ojo con la rehidratación!

  • Si la sed persiste como un político prometiendo, ¡consulta a un médico! No te automediques como si fueras House.
  • ¿Niños pequeños? Ajusta las cantidades y consulta a un pediatra. ¡Ellos son más delicados que un soufflé!

¡Y recuerda! Hidrátate como si no hubiera un mañana. ¡Y si lo hay, que te pille bien hidratado! Yo siempre llevo una botella de agua conmigo, ¡por si acaso me cruzo con un espejismo en el asfalto!

Añado este extra:

Si no quieres preocuparte, en la farmacia venden sobres ya preparados. ¡Más fácil que pelar una mandarina! Pero… ¿dónde queda la diversión de experimentar en la cocina?

¿Qué son las sales hidratantes y para qué sirven?

¡Sales hidratantes! ¡El elixir mágico anti-chuchurrimiento! Básicamente, son como la kriptonita para la deshidratación, pero sin la parte de debilitar a Superman, claro. Sirven para devolverle la vidilla a tu cuerpo cuando has perdido líquidos y electrolitos cual si fueras un grifo abierto.

  • Diarrea: Si has visitado el trono más veces que un rey en su castillo, las sales hidratantes son tus aliadas. Te reponen lo perdido y evitan que te quedes seco como una pasa al sol. Yo una vez las necesité después de un kebab dudoso… ¡Digamos que el kebab ganó la batalla inicial!

  • Pacientes en la UTI: Imagina estar en cuidados intensivos, más tieso que un palo de escoba, y encima deshidratado. Pues las sales hidratantes les echan un cable a estos pacientes, para que se recuperen como Rocky Balboa después de subir las escaleras de Filadelfia.

  • Quemaduras: No solo te dejan la piel como un tomate frito, también te deshidratan cosa mala. Las sales hidratantes acuden al rescate, hidratándote cual manguera de bomberos en pleno agosto. ¡Ojo!, esto no quita que te pongas crema, ¿eh? Que yo una vez… mejor lo dejo.

  • Post-operatorio: Después de una operación, estás más seco que una mojama. Las sales hidratantes ayudan a equilibrar tus fluidos, como un funambulista en la cuerda floja.

  • Deshidratación general: ¿Fiesta loca? ¿Maratón bajo el sol? ¿Simplemente se te olvidó beber agua? Las sales hidratantes son tu salvavidas. Te juro que una vez, en una fiesta de disfraces… bueno, dejémoslo en que acabé disfrazado de momia, ¡pero hidratada!

Este año, descubrí que incluso hay pastillas efervescentes de sales hidratantes con sabores. ¡Un puntazo! A mí me gusta la de limón, ¡parece que estoy tomando una limonada fresquita mientras me rehidrato! Lo que no quita que siga prefiriendo una buena cerveza bien fría… cuando no estoy deshidratado, claro.

¿Se puede tomar demasiada sal de rehidratación?

¡¿Tomar demasiada sal de rehidratación?! ¡Claro que sí, campeón! Es como echarle sal a un postre, al principio dices “mmm, qué exótico”, pero luego… ¡Uf! Tu cuerpo te lo va a recordar.

Claro que te puedes pasar de sal. Si te la bebes como si fuera horchata en Fallas, prepárate para:

  • Náuseas: Te sentirás como si hubieras comido gambas en mal estado, ¡vaya tela!
  • Vómitos: Tu estómago se rebelará como un adolescente, ¡a la fuga!
  • Sobrecarga salina: Tu cuerpo estará más salado que un bacalao, ¡olé!
  • Edemas: Te hincharás como un globo, ¡listo para volar!

Y ahora, ¡un extra! ¿Sabías que mi tía Paqui una vez se tomó 3 sobres de sales de rehidratación seguidos porque pensaba que era zumo de naranja? ¡Acabó más hinchada que un pez globo y con unos retortijones que parecían fuegos artificiales! Menos mal que solo tuvo un sustito.

¿Moraleja? ¡Con la sal de rehidratación, mejor ir poco a poco, como con los chistes malos! Y si te pasas, ¡pues ya sabes, a beber agua como si no hubiera un mañana! 😉

#Hidratacion #Sales Rehidratación #Salud Deportiva