¿Qué remedio casero es bueno para la vejiga caída en mujeres?

Ay, la vejiga caída… ¿quién lo iba a decir, verdad? A mí me llegó de repente, como un susurro traicionero que se convirtió en un rugido incómodo. Recuerdo perfectamente ese día, estaba haciendo la compra, cargada hasta arriba como una mula, y… ¡zas! Una sensación horrible, como si todo se me fuera a caer. Y no exagero. Fue aterrador.

Entonces, ¿qué remedio casero es bueno para la vejiga caída en mujeres? Pues mira, después de mucho investigar (y mucho sufrir, claro), llegué a la conclusión de que fortalecer el suelo pélvico es la clave, y lo digo con mayúsculas porque me lo ha cambiado todo. Es como si te dijeran que la solución a tu problema está en algo tan sencillo como… ¡ejercitarte! Suena fácil, ¿verdad? Pues no lo es tanto al principio.

Los ejercicios de Kegel, esos que dicen que son tan efectivos… ¡madre mía, qué guerra me costaron al principio! Contraer los músculos como si intentaras parar el pis… tres segundos… relajar… Al principio me sentía ridícula, como si estuviera haciendo algo secreto y tonto en el baño. Pero bueno, con la vergüenza, la incomodidad, la frustración y todo, ¡seguí! Y es que, ¿qué otra opción tenía? ¿Vivir con esta sensación horrible constantemente? Ni de broma.

Ahora ya no me siento ridícula, los hago hasta en el metro (bueno, intentando disimular lo máximo posible, claro). He llegado a hacer series de, digamos… unas 20 repeticiones varias veces al día. No te creas que es fácil, ¡eh! A veces me olvido, otras veces me da pereza, pero intento mantener la constancia. Y sí, ¡se nota la diferencia! No es una magia instantánea, ¡claro que no!, pero poco a poco, he sentido la mejoría. No es que haya desaparecido por completo, pero el miedo, esa sensación de “se me va a caer todo”, ha disminuido muchísimo. Y eso… eso no tiene precio.

Así que, sí, te recomiendo que pruebes con los ejercicios de Kegel. Es un remedio casero, efectivo y, lo que es más importante, ¡gratuito! No necesitas aparatos ni nada raro, sólo tu cuerpo y tu voluntad. Y si tienes alguna duda, habla con tu ginecóloga, que siempre es mejor que un consejo de internet. Aunque, bueno, este consejo viene con mi experiencia, ¡que ya es algo! 😉