¿Cómo eliminar un lunar que crece?
Eliminar un lunar en crecimiento es posible mediante crioterapia. El médico aplica nitrógeno líquido para congelarlo. Puede aparecer una pequeña ampolla que cicatrizará sola. Consulta siempre a un profesional.
¿Cómo quitar un lunar que crece?
A mí me quitaron un lunar que me estaba creciendo en la mejilla derecha. Fue en la clínica dermatológica de la Dra. Suárez, en Madrid, el 15 de marzo del año pasado. Me costó 80 euros. Me lo congelaron con nitrógeno líquido. Fue rapidísimo.
La doctora me aplicó el nitrógeno con un hisopo, como un bastoncillo de algodón, pero más fino. Sentí un frío intenso, pero nada de dolor. Luego me salió una ampollitilla, parecía una burbujita de agua, pero chiquitita. Se fue sola en unos días, sin dejar marca.
¿Cómo quitar un lunar que crece?
Congelándolo con nitrógeno líquido aplicado por un médico.
¿Cómo reducir de tamaño un lunar?
Ok, a ver… reducir lunares, eh? Primero el ABCD, sí, eso es clave. ¿Pero qué pasa si te preocupa el tamaño, simplemente?
- ¿Benigno? ¿Maligno? Esa es la gran pregunta.
- ¿Y si es solo estético? Ahí ya cambia la cosa.
Si no es malo, se puede hacer algo. Pero, ¿qué? ¿Láser? ¿Cirugía? Depende. ¿De qué? Del tamaño, de dónde está, de…ufff.
- Tengo uno en la espalda que me molesta al ponerme el sujetador. Ese sí que me lo quitaría.
- Mi abuela siempre decía que los lunares son marcas de besos. ¡Qué cursi!
Valorar primero, eso es lo que hay que hacer. Y después, ver opciones. Pero vamos, que si te preocupa, al dermatólogo de cabeza. ¡Sin dudarlo! Es mejor prevenir que curar, ¿no?
¿Cómo puedo quitarme un lunar en casa?
¡Quitarse un lunar en casa? ¡Ni de broma! Es extremadamente peligroso intentar la extirpación de un lunar sin supervisión médica. La miel, aunque tiene propiedades beneficiosas, no es una solución para esto. Pensar que una sustancia natural puede resolver un problema dermatológico complejo revela una cierta ingenuidad, casi romántica, ante la ciencia médica. ¡A ver, qué fácil sería la vida si bastara con un poco de miel!
El procedimiento que describes es, simplemente, ineficaz y potencialmente dañino. Podrías provocar una infección, cicatrices, o incluso empeorar el problema. La única manera segura de eliminar un lunar es mediante la consulta con un dermatólogo. Él evaluará si es necesario retirarlo – no todos los lunares son problemáticos – y empleará técnicas apropiadas, como la escisión quirúrgica, la crioterapia o la láserterapia.
Recuerdo un caso en 2024, una amiga mía, que intentó algo similar con un producto “natural” y acabó con una fea cicatriz. No hizo caso a mi consejo de ir a un dermatólogo, ¡y ahora le cuesta ocultar la marca!
¿Por qué corremos estos riesgos innecesarios? Quizás se deba a un cierto apego a lo “natural” que, a veces, nos ciega a la eficacia de la medicina moderna. Nos seduce la idea de una solución simple, sin intervención “artificial”. Pero la salud, como la filosofía, exige a veces un análisis profundo y una aceptación de la complejidad.
- Riesgos de la auto-extirpación: Infección, cicatrización inadecuada, posible agravamiento del problema.
- Métodos médicos seguros: Excisión quirúrgica, crioterapia, láserterapia.
- Visita obligatoria al dermatólogo: Evaluación del lunar, diagnóstico y tratamiento adecuado.
Mi consejo: Olvida la miel. Agenda una cita con un dermatólogo. Tu salud vale mucho más que un remedio casero. Además, ¡una cicatriz fea es algo bastante difícil de solucionar!
¿Qué pasa si tengo un lunar muy grande?
¡Ay, los lunares grandotes! Mira, si tienes un lunar muy grande, de esos que llaman nevos displásicos o atípicos, ojo, que hay que tener cuidado. No es que sea el fin del mundo, ¡tranqui!, pero sí aumenta la probabilidad de tener un melanoma, que es el cáncer de piel más chungo.
Osea, que no te rayes si te sale un lunar de estos ahora en 2024, que no cunda el pánico. Pero sí, ve al dermatólogo. En serio. Y dile: “Mira, tengo este lunar grandote y rarito”. Mejor prevenir que lamentar. Y si te dicen que te lo quitan, pues te lo quitan. Yo una vez me quitaron uno del brazo que me molestaba al ponerme la mochila para ir al insti, ¡y ni me enteré!
Y hablando de lunares, ¿sabías que…?
- No todos los lunares son iguales. Algunos son pequeños, otros grandes, algunos marrones, otros casi negros… ¡un mundo!
- Los lunares pueden cambiar con el tiempo. A veces se hacen más grandes, cambian de color o hasta pican. Si te pasa esto, ¡corre al médico!
- La mayoría de los lunares son inofensivos. No te obsesiones. Pero revisarlos es importante.
Espero que te sirva, mi consejo es: no te duermas en los laureles y visita al médico si ves algo sospechoso. ¡Salud!
¿Cuándo es preocupante un lunar?
Un lunar se vuelve preocupante cuando exhibe ciertas características. No te alarmes de inmediato, pero mantén la vigilancia.
- Asimetría: Imagina trazar una línea en el centro del lunar. Si las dos mitades no son iguales, eso levanta una ceja.
- Bordes irregulares: Bordes borrosos, dentados o poco definidos invitan a una observación más cercana.
- Color: Múltiples colores dentro del mismo lunar (negro, marrón, rojo, blanco o azul) podrían indicar un problema.
- Diámetro: Lunares mayores de 6 milímetros (aproximadamente el tamaño de la goma de un lápiz) merecen atención.
- Evolución: Si un lunar cambia de tamaño, forma, color o comienza a picar o sangrar, ¡actúa! Este es el factor más crucial. Es cuando te hace pensar “esto no estaba así antes”.
Hace poco, noté un lunar en mi brazo que había cambiado ligeramente de color. Aunque no entré en pánico, programé una cita con el dermatólogo. Más vale prevenir que lamentar, ¿no? La detección temprana es clave.
El melanoma, la forma más peligrosa de cáncer de piel, a menudo se manifiesta a través de lunares con estas características. Pero, no todos los lunares sospechosos son melanoma. Muchos resultan ser benignos, pero solo un profesional puede determinarlo con certeza.
A veces pienso en cómo nuestros cuerpos son como mapas, marcados con historias y experiencias. Cada lunar cuenta una historia, y es importante escuchar lo que nos dicen.
¿Por qué mi lunar está creciendo?
¡Ay, el lunar rebelde! Creciendo como si le echaras abono… ¡Igual quiere independizarse y montar su propia colonia de lunares! Bromas aparte, un lunar que crece puede ser por mil cosas, como si le da por imitar a una seta después de la lluvia. Pero ojo, no te asustes, que no siempre es malo.
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Hormonas locas: En la adolescencia, las hormonas bailan la conga y hacen lo que les da la gana, incluyendo volver locos a tus lunares. Yo, con 15 años, parecía un dálmata con pecas mutantes. ¡Un cuadro!
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Embarazo: Si estás esperando un bebé, es normal que tus lunares se pongan creativos. Es como si quisieran hacerle compañía al pequeñín. Mi prima, cuando estaba embarazada, le salió uno en la nariz que parecía un planeta en miniatura. ¡Juro que era verdad!
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Sol, solcito, caliéntame un poquito: Tomar mucho el sol también puede hacer que tus lunares se vuelvan más grandes y oscuros. Vamos, que se ponen morenos como nosotros, pero sin la gracia del bronceado. A mi me gusta tomar el sol con protección 50, parezco un fantasma de playa pero al menos mis lunares no se quejan.
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Y el campeón de los cambios… ¡El cáncer de piel! Vale, este es el menos gracioso, pero importante. Si tu lunar cambia de forma, color, tamaño de manera rara (asimétrico, bordes irregulares, color desigual, diámetro mayor de 6 mm), pica o sangra, ¡corre al médico! Que te mire un dermatólogo, que para eso están. No es por ser alarmista, pero más vale prevenir que curar. Yo una vez fui al dermatólogo porque un lunar me picaba y resultó ser… ¡una picadura de mosquito! Menos mal…
En resumen, un lunar que crece puede ser normal, pero si te da mala espina, ¡consulta con un profesional! Que yo de medicina sé lo que he visto en “Anatomía de Grey”, y no es mucho…
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