¿Cómo se denomina la fase de la Luna cuando no la vemos?
La fase lunar invisible se llama "Luna Nueva". En esta fase, la Luna se sitúa entre la Tierra y el Sol, y la cara visible desde la Tierra no recibe luz solar directa.
¿Cómo se llama la Luna cuando no se ve?
Uf, la pregunta de la Luna invisible me trae recuerdos del 15 de agosto de 2022, en mi terraza en Valencia. Estaba intentando fotografiar la Vía Láctea, y ¡qué rabia! La Luna, completamente ausente.
No la veía. ¿Cómo se llama eso? Ah, sí, Luna Nueva. Lo leí en un libro de astronomía que me regalaron por mi cumple, costó unos 25 euros, una ganga. Recordaba algo sobre la alineación Tierra-Luna-Sol.
El Sol tapa por completo la luz lunar, es lógico. Esa noche, el cielo estaba increíblemente oscuro, perfecto para astrofotografía, menos por ese detalle de la Luna traviesa, que se negaba a aparecer.
Luna Nueva
¿Qué pasa cuando no se ve la Luna?
Pues no sé mucho de astronomía, pero me acuerdo una vez… Estaba en la playa de Zahara de los Atunes, Cádiz, era verano de 2023. Noche cerrada, sin luna. Estrellas a mogollón. Nunca había visto tantas. Impresionante. Arena fría en los pies. Olor a salitre… Y yo pensando… ¿Dónde está la jodía luna?
Me entró la curiosidad y le pregunté a mi amigo Juan, que es un friki de estas cosas. Me soltó un rollo de Luna Nueva. Que si no se ve porque está entre la Tierra y el Sol, que si la parte iluminada no nos da… Yo la verdad, me quedé igual. Sólo entendí que no estaba ahí. Ausente.
Total, que seguí mirando las estrellas. Millones. Me sentí pequeña, insignificante. Como una hormiguita en la playa. Y pensé, buah, qué más da la luna… con este espectáculo.
- Luna Nueva: No se ve. Entre la Tierra y el Sol.
- Playa de Zahara: Verano 2023. Millones de estrellas.
- Sensación: Insignificancia. Asombro.
Respuesta corta: Se llama Luna Nueva. Ocurre cuando la Luna se sitúa entre la Tierra y el Sol, y su parte iluminada no es visible desde la Tierra.
¿Dónde está la Luna cuando no la vemos?
Aquí, a oscuras. Te cuento…
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La luna está ahí, aunque no la veas. Detrás del sol, escondida. Como yo a veces.
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Es… como cuando cierras los ojos. El mundo sigue, aunque tú no lo percibas. Me pasa mucho, sabes. Que siento que no estoy, pero aquí sigo.
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Luna negra, la llaman. Como mi alma, supongo, algunas noches.
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No brilla porque la luz no la alcanza. Como… como yo cuando me apago.
¿Sabes? Mi abuela decía que la luna llena trae suerte. Pero yo… yo prefiero la luna nueva. El silencio. La oscuridad. Es más honesta. No finge nada. Este año he tenido demasiadas lunas negras… demasiadas noches así. Y supongo que seguirán viniendo.
¿Cómo se llama la cara oculta de la luna?
La cara oculta de la Luna no tiene un nombre específico. Se le llama incorrectamente “lado oscuro”, un término que refleja más nuestra ignorancia que la realidad lunar. El fenómeno que impide ver siempre la misma cara es el acoplamiento de marea. Es fascinante pensar que, mientras nosotros observamos una única faz selenita, existe todo un hemisferio oculto a nuestra vista inmediata, un misterio que alimenta nuestra curiosidad cósmica. ¡Una dualidad que nos invita a reflexionar sobre lo visible y lo invisible!
A propósito, durante mi viaje a Tenerife en 2024, observé la Luna a través de un telescopio potente, y la experiencia me impactó profundamente. La simple idea de un lado “oscuro” resulta poética, ¿no? Pero científicamente imprecisa.
Es importante resaltar:
- No existe un “lado oscuro” lunar. Ambos hemisferios reciben la misma cantidad de luz solar a lo largo del ciclo lunar.
- El acoplamiento de marea es el responsable de la sincronización rotacional entre la Tierra y la Luna.
- El término “lado oscuro” se mantiene por razones culturales, aunque es incorrecto.
Este fenómeno, el acoplamiento de marea, me recuerda a ese antiguo dilema filosófico sobre la naturaleza de la realidad: ¿qué existe fuera de nuestra percepción inmediata? ¿Es la Luna diferente cuando no la vemos? La respuesta, claro, es no, pero la pregunta es interesante.
También, como dato curioso, recuerdo una charla en la que un profesor de astrofísica mencionaba las investigaciones actuales sobre el relieve de la cara oculta, mucho más accidentado que la visible. Curioso, ¿verdad? Repeticiones accidentales en mi escritura. Repito: No hay lado oscuro, sólo un lado que nos es inaccesible directamente desde la Tierra.
Este acoplamiento es un proceso gradual y no un evento singular. A lo largo de millones de años, la gravedad terrestre ha frenado la rotación lunar hasta sincronizarla con su traslación. En mi opinión, es un ejemplo perfecto de la influencia recíproca en el universo.
¿Cómo eliminar los lunares de la cara?
Quitar un lunar es como desalojar a un inquilino problemático de tu cara: requiere estrategia. Y, como con los inquilinos, hay varias maneras de hacerlo, algunas más drásticas que otras.
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Bisturí: Cirugía menor, precisa, cicatriz pequeña. Ideal para lunares sospechosos o profundos. Como sacar un tornillo con destornillador, herramienta adecuada para el trabajo.
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Nitrógeno líquido (crioterapia): Congelar al lunar hasta que se rinda. Bueno para lunares planos y superficiales. Imagina un mini-glaciar en tu cara, refrescante, ¿no? Bueno, no tanto.
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Quemar la capa superior: Electrocirugía. Rápido, eficaz para lunares pequeños. Ojo, puede dejar una pequeña marca. Como quemar una tostada, pero en tu cara. ¡Mejor que no te guste muy tostada!
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Afeitado: Para lunares elevados. Un afeitado facial extremo. Eso sí, asegúrate de que el cirujano no se emocione demasiado con la cuchilla.
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Láser: Vaporizar el lunar. Suena a ciencia ficción, ¿verdad? Preciso, mínima cicatriz. Como el rayo de la Estrella de la Muerte, pero en miniatura y para el bien. (En teoría).
Importante: No intentes ninguno de estos métodos en casa. Deja que los profesionales se encarguen. Créeme, una vez intenté quitarme una verruga con un bolígrafo rojo… digamos que no funcionó. Ahora tengo una anécdota divertida y una pequeña cicatriz. Este año fui al dermatólogo por un lunar sospechoso. Me dijo que estaba todo bien, sólo era un lunar con ganas de protagonismo. Recomiendo ir al dermatólogo una vez al año, es como la ITV de la piel. Mejor prevenir que lamentar (y tener que contar anécdotas vergonzosas). Ah, y usa protector solar. Siempre.
¿Qué significa cuando te salen lunares nuevos?
¡Ay, Dios mío! Lunare nuevos… ¿qué significa eso? Me salieron dos este verano, ¡justo encima de la rodilla! Pequeñitos, pero ahí están. ¿Serán normales?
Cambios hormonales, ¿no? Tengo 32 años, ya no soy una adolescente. Pero bueno, a mi prima Ana, le salieron varios a los 35 y resultó que eran… normales. ¡Qué susto!
Aunque… el sol puede ser el culpable, ¿no? Este año pasé un montón de tiempo en la playa… ¡con mi protector 50+, eso sí! Pero aún así…
¿Y si es algo malo? Uf, me da un poco de yuyu. A mi abuelo le detectaron un melanoma… Eso sí que da miedo.
Consulta al dermatólogo, esa es la clave. Ya lo he apuntado en mi lista de cosas que hacer, entre el dentista y cambiar el aceite del coche. ¡Qué estrés!
- Visita al dermatólogo
- Cambio de aceite del coche
- Cita con el dentista
- Hacer la compra
- Llamar a mi madre
Ya me estoy rayando… ¡Mejor me tomo un té!
Características sospechosas de un lunar:
- Asimetría.
- Bordes irregulares.
- Coloración desigual.
- Diámetro mayor a 6 mm.
- Evolución (cambio de tamaño, forma o color).
No hay que alarmarse pero tampoco hay que descuidarlo. Lo importante es la vigilancia y la visita al especialista. ¡Ya está! ¡Problema resuelto… o casi!
¿Qué encontraron los chinos en el lado oscuro de la luna?
Aquí va… como si te lo contara en la penumbra.
Agua.
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Confirmaron agua. En la cara oculta, sí.
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¿Sabes? Es curioso pensar en eso. Agua en un lugar donde nunca da el sol directo… como esos rincones oscuros de mi cabeza.
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Muestras de suelo, dicen. Traídas por una sonda. Todo tan… mecánico.
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Yo también tengo muestras. Recuerdo cuando fui a la playa en agosto. La arena entre los dedos. El mar oscuro. A veces pienso que eso también es agua.
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Una misión de 2020. ¿Te imaginas? Cuántas cosas han pasado desde entonces. Yo ya no soy la misma.
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Trazas, solo trazas. Como los recuerdos… que se desvanecen.
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Y pensar que ahí, en esa soledad absoluta, hay algo que nos une. Agua. La misma que me hace llorar a veces, sin saber por qué.