¿Qué evidencia apoya la idea de que todos los continentes alguna vez estuvieron unidos?

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La distribución global de fósiles idénticos de plantas y animales, ahora separados por océanos, sustenta la teoría de la deriva continental. Su presencia en continentes distintos sugiere una masa de tierra unificada en el pasado, donde estas especies coexistieron antes de la separación continental.
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La evidencia fósil: un testimonio de un supercontinente pasado

La idea de que todos los continentes alguna vez estuvieron unidos en un solo supercontinente, llamado Pangea, ha sido una teoría fundamental en la geología durante décadas. Numerosas líneas de evidencia apoyan esta hipótesis, y una de las más convincentes es la distribución global de fósiles idénticos de plantas y animales, ahora separados por océanos.

Fósiles congruentes en continentes distantes

Los fósiles son restos o huellas preservados de organismos pasados. Cuando se encuentran fósiles de la misma especie en continentes que ahora están muy separados, sugiere que estas tierras alguna vez estuvieron conectadas. Por ejemplo, fósiles del reptil extinto Mesosaurus se han encontrado tanto en Sudamérica como en África occidental, lo que implica que los dos continentes alguna vez formaron parte de una sola masa de tierra.

Similitudes en la flora y la fauna

Además de los fósiles de animales, también se han encontrado fósiles de plantas idénticas en continentes distantes. Por ejemplo, el helecho Glossopteris se ha descubierto en Sudamérica, África, Australia, la Antártida e India, lo que indica que estas regiones alguna vez compartieron un ecosistema común.

El rompecabezas de los fósiles

La distribución global de estos fósiles encaja como un rompecabezas, apoyando la idea de Pangea. Si todos los continentes estuvieran siempre separados, esperaríamos encontrar fósiles distintos en cada uno. Sin embargo, el hecho de que especies idénticas se encuentren en continentes ahora aislados sugiere que estos continentes alguna vez fueron parte de una sola masa de tierra. Esta evidencia fósil proporciona un fuerte apoyo a la teoría de la deriva continental, que establece que los continentes se han estado moviendo y cambiando de posición a lo largo del tiempo geológico.