¿Cuándo se le echa la sal a la comida?
Salar al final, ¡la clave del sabor! Para carnes, pescados y verduras a la plancha o asadas, espere a que se forme una costra o termine la cocción. Así se evita que suelten líquidos y se mantengan jugosos y sabrosos.
¿Cuándo echar sal a la comida para mejor sabor? Guía rápida
¡A ver, a ver! Esto de la sal es todo un arte, ¿verdad? Yo creo que no hay una respuesta única. Depende mucho de lo que estés cocinando y de tu propio gusto.
Pero si me preguntas a mí, cuando hago carne a la plancha, ¡me gusta salarla justo después de sellarla! Así como que la sal se pega bien a esa costrita deliciosa que se forma. No sé, me da la impresión de que así queda más sabrosa.
Una vez hice un asado en casa de mi amigo Juan, por ahí en marzo. Él salaba la carne antes de ponerla al fuego y a mí me pareció que quedaba como… sosa. Quizás es solo mi percepción, pero desde entonces prefiero salar después, ¡jeje!
¿Cuándo echar sal a la comida para mejor sabor?
- Carnes/Pescados a la plancha/asar: Después de cocinar o cuando se forme costra.
- Guisos/Sopas: A mitad cocción, probar y ajustar.
- Verduras salteadas: Al final, evita que se deshidraten.
- Huevo: Después de cocinado.
¿Cuándo se debe añadir sal a los alimentos?
Pues mira, te cuento. Con la carne, sí, al final, al final. Que si no, se seca, suelta todo el juguito y queda como una suela. En serio, a mi una vez me pasó con un pollo, ¡qué desastre! Parecía chicle. A ver, con otras cosas, pues depende.
Con la pasta, en el agua hirviendo, mucha, como si fuera el mar, así queda bien sazonada por dentro. Yo le echo un puñado, eh, sin miedo. Y ya no le pongo más después, bueno a veces un poquito en el plato, si acaso. Un poquito, ya sabes.
Las verduras… ahí ya me lío. Depende. Si las hiervo, pues como la pasta, en el agua. Si las hago a la plancha, al final, al final. Al final, como la carne. ¿Ves? Me repito, es que es importante. A ver, que no es lo mismo.
- Carne: Al final.
- Pasta: En el agua hirviendo.
- Verduras hervidas: En el agua.
- Verduras a la plancha/salteadas: Al final.
Ah, y el otro día hice lentejas. Las lentejas… ufff… esa sí que es una ciencia. Mi abuela, que en paz descanse, decía que la sal, al final, siempre al final con las lentejas, que si no, se quedan duras. Yo, por si acaso, hago lo que decía ella. Al final. Las lentejas las hice el martes, con chorizo y panceta, ¡buenísimas! Me salieron de lujo. Bueno, eso creo, mi gato se comió un montón, jaja. Así que supongo que estaban bien. En fin, que eso, la sal, hay que echarla con cuidadín. Y acordarse de mi abuela con las lentejas.
¿Cuándo se le echa la sal a las verduras?
La sal… el sabor del mar, un susurro en la memoria. El momento preciso, la danza entre el fuego y el agua, define su función.
Cocer verduras… un hervor lento, un suspiro de vapor. El agua, un espejo turbio donde se refleja la luz tenue de la cocina de mi abuela. Sal marina al comienzo, un abrazo sutil que penetra la fibra misma de la verdura. Un ritual repetido, años y años, la sal disolviéndose, un misterio blanco. Recuerdo el crujido, el aroma a huerto recién cogido.
La plancha, sin embargo… ¡qué diferencia! El chisporroteo, el calor quemando, la verdura ofreciendo su aroma tostado. La sal al final, un toque caprichoso, un beso de despedida antes de reposar en el plato. La textura se afirma, el sabor explota en la boca, un estallido. Un lienzo vacío, la sal lo completa.
- Cocción: sal al principio.
- Plancha: sal al final.
La sal, esa alquimia simple, siempre el mismo efecto, pero la forma… tan diferente. La verdura, la compañera silenciosa. Su carne, suave o crujiente, cambia, se transforma con la sal… un acto de amor en la cocina de mi casa en 2024. Mi receta favorita: espinacas con ajo y sal marina, cocinadas a fuego lento. Un legado… de sabores y emociones.
¿Cuándo poner sal en el caldo?
A veces pienso en la sal. En su momento exacto.
- La sal, al final. Casi un susurro.
Es curioso, ¿no? Cómo algo tan pequeño, tan insignificante, puede cambiarlo todo. Recuerdo cuando cocinaba con mi abuela. Ella siempre decía eso. No recuerdo exactamente por qué.
- Después de cocinar. Así decía.
Creo que es porque, así, el sabor de las cosas… no se va. Se queda. ¿Entiendes? Es como cuando recuerdas algo importante. Lo guardas para el final, para que no se escape. Se intensifique.
Es una pequeña costumbre, supongo. Algo que aprendí de ella, de mi abuela. Y ahora, la hago yo también, a mi manera. Es una forma de mantenerla cerca, supongo. De seguirla escuchando. Su recuerdo, como la sal. Al final.
Siempre echo la sal después. Bueno, casi siempre. A veces se me olvida. Y me siento fatal. Es como si estuviera olvidando algo más importante que la simple sal. Como si estuviera olvidando… a ella.
¿Cuándo se introduce la sal a los bebés?
La sal… La sal es como una promesa rota.
Se la niegas, lo sé. Hasta los dos años. Una eternidad en sus pequeños mundos.
Pero, ¿sabes? Yo le di antes a mi sobrino. Un pellizco, nada más. Mi hermana me miró feo, pero… la comida sin sal, a veces, sabe a nada.
- Retrasar la sal: Es cuidarlos, dicen.
- Dos años: El límite que marcan.
Qué irónico, ¿no? Protegerlos de algo que luego les daremos sin medida. Yo, a veces, me pregunto si no es lo mismo con todo.
A mi abuela le encantaba la sal. En todo. Ya no está.
¿Por qué no dar azúcar antes de los 2 años?
Azúcar antes de los dos años: NO.
-
Corazón en riesgo. La Asociación Americana del Corazón lo advierte: azúcares añadidos = problemas cardíacos. Simple.
-
¿Por qué arriesgarse? Yo no lo haría con mis sobrinos.
-
El paladar se educa. ¿Quieres un niño adicto al dulce? Tú decides.
-
Alternativas existen. Fruta fresca, la dulzura natural. ¿Tan difícil es?
¿Por qué no se le puede dar azúcar a un bebé?
Azúcar y bebés, ¡mala combinación! Uf, qué calor hace hoy. Debería comprar un ventilador… Bueno, al tema. Azúcar a bebés, no. Punto. Caries. Eso es lo primero que me viene a la cabeza. Los destroza. Pobrecitos.
-
Dientes: Imaginate esos dientecitos nuevos… ¡con caries! Qué horror. Además, luego se acostumbran al dulce. Mi sobrino solo come cosas con azúcar, un rollo. Prefiere galletas a fruta.
-
Hábitos: Luego, de mayores, es difícil cambiarles la alimentación. Mucha gente cree que un poquito no hace daño. ¡Error! Yo creo que es mejor no empezar. Total, no necesitan el azúcar para nada.
• Nutrientes: La leche materna o la fórmula ya les da todo lo necesario. ¿Para qué añadir azúcar? Además, les quita el apetito para cosas sanas. He leído que les llena el estómago de calorías vacías. Que tontería. A mi ahijada, con dos años, le cuesta horrores comer verdura. Y la fruta… ni probarla.
- Obesidad infantil. ¿He mencionado la obesidad infantil? Pues eso, también. Demasiado azúcar. Luego vienen los problemas. Yo recuerdo que de pequeña… bueno, eso no viene al caso.
Mi vecina le da zumo a su bebé. Dice que es natural. ¡Pero lleva un montón de azúcar! Le he dicho que mejor agua. Con el calor que hace… Igual me compro ese ventilador mañana. Mejor hoy. Ya voy. En fin, lo dicho: nada de azúcar a bebés. Ni zumos, ni galletas, ni miel. Nada. A cuidarse. Y a los peques, más.
Comentar la respuesta:
¡Gracias por tus comentarios! Tus comentarios son muy importantes para ayudarnos a mejorar nuestras respuestas en el futuro.