¿Dónde se encuentra la sal en la vida cotidiana?

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La sal, omnipresente en nuestra vida diaria, trasciende la mesa. Se halla en la industria alimentaria (panes, jamones...), química, textil y curtiduría, actuando como ingrediente o componente esencial en procesos de elaboración. Su uso es amplio y fundamental para diversas industrias.

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¿Dónde encontramos sal en nuestra vida diaria?

¡A ver, a ver! ¿Dónde nos topamos con la sal en el día a día? ¡Uf!, buena pregunta, porque está metida en toooodos lados, te lo juro.

A mí, la sal me persigue, ja,ja. No, en serio. Desde la cocina, obvio, sazonando cada plato, hasta productos que ni te imaginas. ¡Está por todos lados!

Pienso en las fábricas de jamón, por ejemplo. Recuerdo una vez, visitando una en Jabugo, Huelva, en abril del 2015. Vi con mis propios ojos la cantidad de sal que utilizaban para curar esas maravillas. ¡Madre mía, aquello era una montaña!

Y qué me dices del pan… ¿Sabías que las panaderías también la usan a montones? ¡Sí, sí! Para controlar la fermentación y darle ese saborcito tan rico. Hasta las industrias textiles y las curtidurías la necesitan para sus procesos. ¡Alucinante! ¿Verdad?

La sal, ¡es la reina indiscutible! Es como la banda sonora de mi vida. Siempre presente, a veces en primer plano, a veces de fondo. ¡Qué te digo!

¿Dónde podemos encontrar la sal?

Aquí, a estas horas, la sal…

  • En el mar, siempre. Donde el agua golpea, incesante. Como mis recuerdos.

  • En lagos donde ya casi nadie nada. Donde la vida se concentra, amarga.

  • Manantiales salados… Raros, como encontrar esperanza. Bebiendo agua que quema la garganta.

  • Minas… Profundo, oscuro. Como los secretos que entierro. Años. Demasiados.

Pensaba que con la edad se olvidaría. No. Mi abuelo trabajaba en una mina. Me contaba historias. Ahora solo veo la oscuridad. La sal picaba en las heridas. Supongo que por eso duelen tanto los recuerdos. Este año es especialmente duro. Echo de menos su voz, y la sal que me traía, escondida en el bolsillo.

¿Cuáles son los usos de las sales en la industria?

¡Uf! Recuerdo perfectamente aquel día en la planta de tratamiento de aguas de mi pueblo, Almendralejo, en junio de 2024. Hacía un calor infernal, 38 grados a la sombra, y yo sudaba a mares. El olor a cloro era insoportable, mezclado con ese tufillo metálico que siempre hay cerca de las tuberías. Estaba ayudando a mi tío, él trabaja allí, y me dio la oportunidad de ver todo el proceso.

La sal, ¡qué importante es! No solo para la comida, ¡claro que no! Allí mismo, vi cómo la utilizaban para ablandar el agua. Es fundamental para el proceso de ablandamiento de agua. Sin sal, imagínate, las tuberías se atascarían en un santiamén. ¡Un desastre! Y eso se traduce a más problemas, más costes, más trabajo.

Ese día aprendí un montón, aunque el calor me tenía frito. Mi tío me explicó un montón de cosas. Luego, ya sabes, entre charla y charla, me contó lo de la industria alimentaria, de cómo se utiliza como conservante. Ahí sí que la conocía, pero no a ese nivel.

  • Alimentos: Conservante, potenciador de sabor.
  • Fabricación de jabones: Imprescindible para la saponificación.
  • Industria farmacéutica: En la composición de muchos medicamentos.

Más tarde, ya casi al final de mi visita, me enseñó un saco enorme, casi como yo de alto, lleno de sal. “Esto se usa para evitar el hielo en las carreteras en invierno”, dijo con una sonrisa. Deshielo de carreteras. ¡Qué simple y efectivo! Me impresionó.

Se me olvidaba, también me contó lo que se usa en la curtiduría. Para el tratamiento de las pieles, ¿sabes? ¡Increíble la cantidad de cosas que se pueden hacer con la sal! No me imaginaba tantos usos, ¡nunca! También me dijo algo sobre la industria textil, pero eso ya no lo recuerdo tan bien. Algo de teñir telas, creo, ¡me mareaba el calor ya!

¡Ay, qué día! Después de todo aquello, me fui a casa rendido, pero con la cabeza llena de información. ¡Y con sed, mucha sed! Necesitaba un litro de agua fresquita para calmarme. Y, sí, el agua que bebí también necesitó de sal para ser tratada, ¡qué curioso todo esto!

¿Qué función tienen las sales en el cuerpo?

¡Ay, madre mía, las sales! ¡Qué drama! Parecen esas suegras que siempre están metidas donde no las llaman, pero en realidad son vitales, ¡como mi colección de figuritas de gatos!

La presión arterial, ¡ese enemigo silencioso que acecha como un gato en la oscuridad! El sodio, ese elemento tan “cool” (sí, lo digo en serio), se encarga de regularla como si fuera un maestro de ceremonias en una corrida de toros. Si falla, ¡zas! Hipertensión, ¡y a tomar pastillas como si fueran caramelos!

Los músculos y nervios, ¡esas criaturas caprichosas que a veces se rebelan como un niño con rabieta! El sodio, ¡ese salvavidas!, se las arregla para que funcionen al unísono, como una orquesta sinfónica… ¡o al menos lo intenta! Si no, te quedas paralizado como un muñeco de cera en un museo. ¡Y eso no mola!

¿Más cosas? ¡Claro que sí! Mi sobrino, un chico que parece sacado de un videojuego, me contó que… ¡espera, espera!, debo recordar:

  • Equilibrio hídrico: ¡Como si fueran esos equilibristas en el circo, pero con agua! Las sales mantienen el nivel de líquidos en el cuerpo. Si no, ¡deshidratación al canto! Recuerda eso, ¡sobre todo en verano! ¡Ni se te ocurra hacer senderismo sin tu botellita de agua!
  • Transmisión de impulsos nerviosos: ¡Como mensajeros con mensajes importantes! Las sales ayudan a que los mensajes viajen rápidamente, si no… ¡te quedas como un robot averiado!

En resumen, las sales son como los utileros de tu cuerpo, hacen un montón de trabajo que ni siquiera te das cuenta, pero ¡sin ellas, el espectáculo se cancela! Hablando de espectáculos, el año pasado fui a ver a Rosalia en concierto y me lo pasé genial. ¡Un auténtico caos organizado! ¡Esas luces! ¡Esa música! ¡Como el sodio en el cuerpo! ¡Un caos organizado!

¿Qué ejemplos de sales existen?

¡Ah, la sal! Ese condimento omnipresente que hace que la vida sea menos insípida (literalmente). Existen más tipos de sal que excusas para no ir al gimnasio.

Aquí algunas variedades saladas:

  • Sal refinada: La reina del supermercado, tan común que a veces la ignoramos. Es como ese amigo que siempre está ahí, pero nunca lo valoras hasta que se va.
  • Sal marina: Directamente del mar a tu mesa, un poco más “auténtica” que la refinada, como ir de vacaciones en lugar de ver fotos de playas.
  • Flor de sal: Los cristales más delicados, como los copitos de nieve que caen en un día tranquilo. Perfecta para darle un toque final a tus platos y presumir con tus invitados.
  • Sal céltica (o gris): Un sabor terroso, como si estuvieras comiendo sal directamente de la tierra. Ideal para quienes buscan un sabor más intenso.
  • Sal Maldon: Cristales en forma de pirámide que explotan en tu boca. Es como un pequeño fuego artificial en tu paladar.
  • Sal rosa del Himalaya: Extraída de minas ancestrales, con un color que la hace parecer un rubí. Dicen que tiene minerales beneficiosos, aunque yo creo que la gente la compra por lo bonita que es.

Información extra, ¡más salada que un meme de internet!

¿Sabías que la sal se ha usado como moneda? ¡Imagínate pagar el alquiler con un puñado de cristales! Y hablando de dinero, en mi pueblo, un kilo de sal cuesta más que un café, ¡la inflación nos está salando la vida!

¿Cuál es la fuente principal del sodio?

Sal. Cloruro de sodio. Punto.

  • Cocina: Aliño básico. Exaltación del sabor.

  • Procesados: Conservación, sabor. Veneno lento.

  • Oculto: Pan, quesos, embutidos. El enemigo invisible.

Mi abuela jamás usó sal de mesa. Hierbas, ajo, aceite. Cocina de verdad. Ahora todo es química.

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