¿Por qué no se puede consumir agua salada?
Beber agua salada puede causar:
- Náuseas y vómitos.
- Irritación estomacal.
- Malestar general.
El exceso de sodio, especialmente en ayunas, afecta negativamente el estómago.
¿Pregunta?
Ufff, el tema del agua con sal en ayunas… me recuerda a una vez, el 15 de julio del año pasado, en la playa de Benalmádena. Hacía un calor horroroso, y me dio un bajón de azúcar tremendo. Un amigo, creyendo ayudarme, me ofreció agua con sal. Qué mal lo pasé.
Sentí náuseas casi al instante. Un ardor horrible en el estómago. No vomité, por suerte, pero estuve fatal un buen rato. Me costó como 10 euros de sodas y una barra de chocolate para recuperarme. No lo recomiendo para nada.
Según lo que recuerdo, ese malestar se debe al exceso de sodio que irrita la pared estomacal. No soy médico, eh, pero mi experiencia fue… muy negativa. La sensación fue bastante desagradable, un quemazón intenso.
En resumen, agua con sal en ayunas: no lo hagas. A menos que tengas una indicación médica concreta, claro.
¿Por qué el agua salada no se puede tomar?
Buah, fatal. Recuerdo una vez en Almería, verano del 2023. Playa de los Muertos. Nombre tétrico, pero el agua… cristalina. Me dio sed. Mucha sed. Y mi botella vacía. Pensé… total, un traguito. Error. Fatal error.
Arena por todas partes. Toalla, bañador mojado. Y yo con un sabor horrible en la boca. Sal. Mucha sal. Más salada que… que la sal. Y la sed… peor. Mucho peor. Empecé a notar la boca seca. Como un desierto. Y la cabeza… me dolía.
Tuve que ir corriendo al chiringuito a por agua. Dos botellas de golpe. La mejor agua que he probado en mi vida. Juro que nunca más se me ocurre beber agua de mar. Aprendí la lección a base de dolor de cabeza y mal cuerpo.
- Deshidratación: El cuerpo necesita eliminar el exceso de sal. Y para eso, usa agua. Mucha agua. Más de la que bebes con el agua salada.
- Riñones: Los pobres no pueden con tanta sal. No dan abasto. No pueden crear orina con tanta concentración.
- Sed:Beber agua salada da más sed. Es una trampa. Un círculo vicioso. Cuanta más bebes, más sed tienes.
El agua salada no se puede beber porque deshidrata.
¿Qué beneficios tiene beber agua salada?
Medianoche. Otra vez. La pantalla ilumina mi cara. Beber agua salada…. Qué ironía. Como si algo tan simple pudiera lavar… todo esto.
- Rinitis. Sí, la recuerdo. Este año, la primavera fue especialmente cruel. No podía respirar. El agua salada, tibia… Un pequeño alivio. Un pequeño oasis en el desierto de mi nariz congestionada.
- Mucosidad. Disolverla. Como si se pudieran disolver los recuerdos. Pegados, densos, asfixiantes. Como esta angustia que me ahoga cada noche.
- Heridas. Tengo tantas. No en la piel. Aquí dentro. ¿Cicatrizarán alguna vez? El agua salada escuece. En la piel y… también aquí, en el alma.
- Magnesio. Estrés. Ansiedad. Palabras vacías que no explican el abismo. Este vacío.
Hace dos semanas, rompí con Ana. Tres años. Se fueron con el viento. Como la sal que se lleva el mar. Bebo agua salada. A veces, me imagino que me limpia por dentro. Que me purifica. Una mentira más. Como todas las que me digo para seguir respirando. Para sobrevivir a esta noche. Y a las que vendrán.
¿Qué beneficios tiene el agua de mar para beber?
Pues mira, el agua de mar para beber… ¿beneficios? No muchos, la verdad. De hecho, no se recomienda beberla directamente. Mucha sal. Deshidratación al canto. A mí, una vez, en la playa, me dio sed y… bueno, mala idea. Malísima.
• Deshidratación: Lo primero que te pasa. Tu cuerpo intenta eliminar el exceso de sal y necesita agua para hacerlo, agua que… ¡no tienes! Porque la del mar te deshidrata más. Un círculo vicioso.
• Problemas digestivos: Diarrea, vómitos. Fatal, vaya. Yo lo pasé mal, te lo digo. Tuve que ir corriendo a por agua dulce.
• Daño renal: A largo plazo, los riñones sufren con tanta sal. Tienen que trabajar extra y se pueden dañar. Vamos, que no es broma.
En cuanto a lo de los oligoelementos… sí, los tiene. Pero en cantidades tan pequeñas que no compensan los riesgos. Mejor una dieta equilibrada, ¿no? Y los antioxidantes… bueno, eso es un tema aparte. Que sí, que el agua de mar tiene, pero vamos, hay otras formas mucho mejores de obtenerlos. Frutas, verduras… ¡de todo!
Yo recuerdo que este verano, en Málaga, vi a uno bebiendo agua de mar con limón… en fin, cada uno con sus cosas. Pero yo, desde luego, no lo recomiendo. Mejor un buen gazpacho fresquito. Este año he descubierto uno de sandía… buenísimo.
En resumen: beber agua de mar no es recomendable. Punto. Hay otras maneras de obtener minerales y antioxidantes. Sin jugarse la salud.
¿Qué cantidad de agua de mar hay que tomar al día?
¡Ni se te ocurra beber agua de mar a chorro como si fuera horchata en agosto! Te convertirás en una pasa humana más rápido que un político cambiando de opinión.
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Cero litros de agua de mar pura: Beber agua de mar sin diluir es como intentar apagar un incendio con gasolina. Deshidratación asegurada. Yo una vez probé un traguito en la playa (error de principiante) y pasé el resto del día con la lengua como una lija.
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Máximo 250 ml de agua de mar isotonizada: O sea, rebajada. La proporción mágica es 1 parte de agua de mar y 3 de agua dulce. Más o menos como cuando preparas un gin-tonic, pero sin la parte divertida. Este verano, en mi viaje a Benidorm, vi a uno intentarlo con agua de coco… digamos que no acabó bien.
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Recuerda: Estamos hablando de agua de mar apta para consumo. No vayas a llenar una botella en la playa de Gandía y a bebértela, que luego vienen los lloros (y las gastroenteritis). En serio, como lo hagas, acabarás viendo sirenas donde solo hay medusas. Busca agua de mar envasada y filtrada, ¡que no te quiero ver en urgencias!
¿Para qué quieres beber agua de mar? ¿Te has apostado algo? ¿Estás haciendo un experimento sociológico? Sea como sea, hay mejores formas de hidratarse. Yo, por ejemplo, soy más de gazpacho fresquito. Y si me apuras, hasta de una cervecita bien fría. Pero vamos, que cada loco con su tema.
¿Por qué el agua salada no se puede tomar?
La noche me pesa… El silencio… solo el tic-tac del reloj. El agua salada… no se puede beber, joder. Simple. Cruel. Como la vida a veces.
Me acuerdo de mi abuelo, allá en la playa… 2024, un verano espantoso, el calor… me contaba eso, que el mar… no se bebe. Que te mata. Deshidratación. ¿Por qué?
Pensaba en eso hace un rato, mientras miraba el techo. Es la concentración de sales, demasiado alta. El riñón… no da a basto, ¿sabes? Intenta expulsar el exceso de sal, pero necesita agua… más agua de la que tú le das. Se la roba a tu cuerpo. Te seca. Te deja… vacío. Como yo me siento ahora.
- Riñones incapaces de procesar.
- Más del 2% de sal… imposible.
- Deshidratación asegurada.
Lo leí en un libro viejo, el de biología de mi hermano. Tenía notas escritas por él, sobre los mecanismos osmóticos… cosas que ahora no entiendo. Solo recuerdo la sensación de impotencia. De sed.
Mi abuela siempre decía que el mar es un monstruo bello y cruel… Tenía razón, supongo. Beber agua salada es morir de sed. Duele pensar en ello. A veces es mejor no pensar. No beber. No sentir.
El agua de mar… su salinidad… me recuerda a mi… a mi propia amargura. Algo así, creo. No, ya no recuerdo con claridad.
¿Qué pasa si se toma agua salada?
El sabor, un golpe salino, inunda la boca. Agua salada, un trago amargo que se instala en el cuerpo. El estómago se revuelve, un vacío que se llena de malestar. Un eco de náuseas, un preludio a algo peor. Vómitos, una expulsión violenta, el cuerpo rechazando lo ajeno.
La sal, esa fina capa cristalina, se convierte en un enemigo. Exceso de sodio, un intruso que irrita, que quema. Las paredes del estómago, sensibles, protestan con un ardor persistente. Un fuego lento que se extiende, una incomodidad que se anida. Hoy, 2024, lo recuerdo vívidamente, como si hubiese sucedido ayer.
Ese malestar, una opresión, un peso en el pecho. La sensación, persistente. El recuerdo de ese trago de agua salada, un eco en mi memoria. El cuerpo, sabio, rechazándolo. La deshidratación, una amenaza latente.
- Náuseas intensas
- Vómitos incontrolables
- Ardor estomacal
- Malestar general
- Posible deshidratación
El agua salada, una experiencia que no se repite con gusto. El cuerpo recuerda. Ese malestar, una lección aprendida. La boca todavía conserva el sabor. Un recuerdo agrio, persistente. Como la marca dejada por el salitre en mis labios. Ese día, en mi casa, frente al mar… el agua salada me enseñó una dura lección.
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