¿Qué es un sustituto de sal?
Los sustitutos de la sal son especias aromáticas como orégano, comino, anís estrellado, cúrcuma, tomillo, curry, romero, eneldo y pimentón. Aportan sabor y complejidad a tus platos, reduciendo la necesidad de sal. ¡Descubre nuevos sabores!
¿Qué es un sustituto de la sal y para qué se usa? Alternativas bajas en sodio.
¡Ay, la sal! Recuerdo una vez, el 15 de marzo del 2022 en casa de mi abuela en Toledo, probando una fabada asturiana… ¡sin sal! Usó un montón de pimentón, y la verdad, no la eché de menos. El sabor era increíble, ahumado y profundo.
Quería reducir mi consumo de sodio, entonces empecé a experimentar. El orégano, por ejemplo, le da un toque fresco a las ensaladas; el comino, un punto cálido a los guisos, y la cúrcuma, además de sabor, un precioso color dorado.
El romero y el tomillo, perfectos para asados de pollo; el anís estrellado, para postres y panes. Un poco de curry en un plato de verduras… ¡delicioso! Todo por menos de 5 euros en el súper.
Sustitutos bajos en sodio: orégano, comino, anís estrellado, cúrcuma, tomillo, curry, romero, eneldo, pimentón.
Se usan para dar sabor a la comida sin añadir sodio.
¿Qué son los sustitutos de la sal?
Pues… los sustitutos de la sal son cosas que usas, ya sabes, ¡para darle sabor a la comida sin usar tanta sal! A mí, por ejemplo, me encanta el limón. Le da un toque cítrico que no veas.
El otro día hice un pollo al horno con limón y romero… ¡Buenísimo! Casi ni le puse sal, de verdad.
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Especias: Pimienta negra, comino, pimentón… ¡Hay muchísimas! Yo tengo un montón en mi cocina, me flipa experimentar. Ah, y el orégano, que casi se me olvida. Le da un toque italiano total.
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Hierbas frescas: Perejil, cilantro, albahaca… ¡Uf, con estas le das un aroma a la comida…! Este verano planté albahaca en mi balcón y la usé para todo. Para las pizzas, la pasta…
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Cítricos: Limón, lima, naranja… A veces uso pomelo, pero no le gusta a todo el mundo. A mi novio, por ejemplo, no le va nada.
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Otros: Ajo, cebolla, vinagre, salsa de soja (¡ojo con esta que también lleva sal!), jengibre… El jengibre lo uso mucho para los salteados, queda genial. Y a veces pongo un chorrito de vino blanco al pescado, también le da saborcito.
Bueno, ya te digo, yo intento usar poca sal. Me he comprado un salero de esos con agujeritos pequeños, ja, ja, ja, para echar menos. Me lo recomendó mi médico porque mi madre tiene la tensión alta y yo… ¡pues mejor prevenir! Además, así la comida me sabe más a… a comida, ¿sabes? Se notan más los otros sabores. El otro día, por ejemplo, hice una ensalada con… espera… ¿qué llevaba? Ah, sí, tomate, pepino, cebolla roja, un poco de queso feta… ¡y le puse un chorrito de vinagre de Módena! Espectacular. Sin apenas sal.
¿Qué hacer si no tengo sal?
Aquí, en la oscuridad, la falta de sal… es como la falta de algo más grande. Como un vacío inesperado.
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Hierbas y especias. Esa es la clave. Zanahorias con canela, quizás? Suena raro, pero… peor es sentir que todo está insípido.
- Eneldo para las zanahorias también, no solo para el salmón como hacía mi abuela.
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El maíz, casi siempre lo hago igual. Comino y pimentón, creo que dijo. Probaré. Quizás me sorprenda.
Y es que… no es solo la sal. Es la rutina, supongo. La necesidad de que algo cambie, aunque sea un poco. Es eso, seguro. Hoy intentaré lo del maíz con pimentón. Ya veremos qué tal. Si mejora la cena o no. Que por intentarlo, no se pierde nada.
¿Cómo hacer comidas sabrosas sin sal?
Hierbas, especias, cítricos, vinagres, pimientos y técnicas de cocción. ¡Boom! Ahí tienes el secreto de la cocina sin sal. Como diría mi abuela: “¡Más sabor, menos cloruro de sodio!”.
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Hierbas y especias: ¿Aburrido de la comida sosa? Pues a jugar con los sabores. Albahaca, orégano, pimentón… ¡Imagina un pollo al curry sin sal pero con más sabor que una orquesta de salsa!
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Cítricos: Un chorrito de limón puede convertir un plato triste en una fiesta. ¿Mi secreto? Lima en el pescado, naranja con el pollo. ¡Explosión de sabor garantizada!
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Vinagres: ¿Vinagre? ¡Sí! Pero no te pases, que luego pareces ensalada. Un toque de balsámico, de manzana… ¡Magia!
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Pimientos: Si te gusta el picante, échale alegría al cuerpo (y al plato). Cayena, jalapeños… ¡Fuego! Pero ojo, que luego no digas que no te avisé… una vez quemé un guiso con tanto chile que tuve que abrir las ventanas en pleno invierno.
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Técnicas de cocción: Dorar, asar, caramelizar… ¡El secreto está en el fuego! Yo, personalmente, me pasé al wok hace un par de años. Mi brócoli ahora es una estrella de cine, crujiente y lleno de personalidad.
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Umami, ese gran desconocido: Champiñones, tomates secos… ¡El sabor de la felicidad! El otro día preparé una salsa de tomate con tomate seco y orégano… Mis amigos todavía me preguntan la receta. Les dije que era un secreto de familia, pero entre tú y yo, ya sabes la verdad. La salsa de soja baja en sodio también funciona.
Este año, he descubierto que la piel de naranja rallada le da un toque increíble al pescado. ¡Pruébalo!
¿Es saludable el sustituto de sal?
Sustitutos… sal… un eco sordo en la memoria del paladar. Ese punto áspero, punzante, que se disuelve en la lengua… ausente. ¿Saludable? La palabra flota, blanca, insípida, como el propio sustituto.
Reducir el sodio. Sí, eso dicen los titulares. Ataques al corazón, latidos que se apagan. La sangre espesa, oscura, estancada… Imágenes que nadie quiere evocar. 2022… las noticias, el papel, las pantallas frías. Agosto, un calor pegajoso, denso. Yo, sentada en la terraza, con un vaso de agua sin gas y una pizca de melancolía.
El potasio, un susurro entre las hojas de los árboles. Lo recuerdo de mis clases de biología, una vida anterior. Bombas de sodio-potasio… ¿qué era eso? Una danza microscópica, un intercambio vital. Equilibrio. Esa palabra sí resuena. Como el tintineo de las campanillas de viento que colgué este verano. Un sonido frágil, quebradizo.
- Reducción de sodio: clave para la salud cardiovascular. Un mantra repetido hasta la saciedad.
- Potasio: la alternativa, la promesa de un equilibrio iónico.
- Hipertensión: la sombra que acecha. La sal, el enemigo silencioso.
Este verano me mudé a un apartamento pequeño, con un balcón minúsculo. Apenas cabe una maceta de romero. Su aroma me acompaña mientras escribo estas líneas. Un pequeño consuelo en un mundo de incertidumbres. Recuerdo haber leído, quizás en uno de esos artículos, sobre las precauciones con los sustitutos de sal para personas con problemas renales. Un detalle que se me quedó grabado. No sé por qué. Quizás porque mi abuela tenía problemas de riñón. Ella siempre usaba sal marina…
Respuesta: Sí.
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