¿Qué sabor tienen los minerales?
El sabor de los minerales es complejo y variable. No se limita a dulce, agrio, amargo o salado. A menudo se describe como "terroso" o "metálico". Algunos vinos carecen por completo de este carácter mineral.
¿Qué sabor tienen los minerales?
Uf, qué pregunta… Recuerdo una vez, el 15 de julio de 2022, en la playa de La Concha (San Sebastián), probé un trozo de yeso que encontré. Sabía… a nada. Insípido, vaya.
Pero otros minerales… ¡ay! Es complicado. Me acuerdo de un amigo geólogo que decía que algunos, como la pirita, tienen un regusto metálico muy marcado, casi desagradable. Como chupar una moneda vieja.
Hay minerales que sí, tienen un sabor “terroso”, supongo que es por la composición. Difícil de explicar, ¿sabes? Como la arcilla húmeda, pero más… mineral.
No todos los vinos tienen “sabor mineral”, eso sí lo tengo claro. Depende del suelo donde se cultivan las uvas, del tipo de uva… ¡muchas cosas! Es un tema complejo. El sabor mineral en un vino es, en mi opinión, sutil y difícil de definir.
¿Qué minerales tienen sabor?
A ver… minerales con sabor, ¿eh? ¡Qué curioso! Nunca me lo había planteado.
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Minerales solubles: Ah, claro, tiene sentido que si se disuelven en agua o saliva, pues… ¡sabor! Como el azúcar, vaya.
- ¿Pero todos los minerales solubles saben a algo? Mmm, no sé.
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Carbonato: ¿Alcalino? ¿Eso qué significa? ¿Sabor a qué? ¿A lejía? Espero que no sea peligroso probar estas cosas, ¿no? Tendré que buscar carbonato y probar.
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Sulfato: Astringente… eso suena como a cuando comes un caqui que no está maduro. Brrr. ¿Será por el sulfato? Me da curiosidad, pero no tanto como para comerme un mineral raro.
- Creo que mi abuela usaba sulfato para… ¿las plantas? ¿O era otra cosa?
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¿Qué más minerales tendrán sabores raros? Seguro que hay un montón que ni me imagino. ¡Imagínate un mineral con sabor a chocolate! (ojalá).
- Ejemplos: alcalino (carbonato) y astringente (sulfato).
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A ver, si el agua de mar tiene sal, ¿eso quiere decir que la sal es un mineral? ¡Pues claro! La halita, creo que se llama. Qué tonta, cómo no lo había pensado antes.
- Halita: ¡Salada, obviamente! El sabor más obvio de todos.
¿Los minerales tienen sabor?
¡Ay, qué recuerdos! El año pasado, en la sierra de Guadarrama, cerca de Cercedilla, estaba con mi primo Luis, buscando cuarzo. El sol picaba de lo lindo, sudaba a mares, y la tierra olía a tomillo y… a mineral.
Recuerdo haber lamido una piedra, una tontería, lo sé. ¡Qué asco! No era dulce, ni salado, ni amargo, ni ácido. Era… extraño. Un sabor metálico, sí, pero con un regusto terroso, casi arenoso. No sé explicarlo bien. Como a hierro oxidado mezclado con tierra mojada. Me supo horrible.
El sabor mineral es único. No se parece a nada que haya probado. Y sí, algunos minerales no tienen sabor apreciable al lamerlos directamente, o al menos, yo no lo percibí.
Ese día, además del mal sabor, me picaron un montón de mosquitos. ¡Un desastre!
- Lugar: Sierra de Guadarrama (Cercedilla).
- Fecha: Julio 2024.
- Minerales: Cuarzo (probablemente).
- Sabor: Metálico, terroso, asqueroso.
Luis, en cambio, probó otra piedra y dijo que notaba un toque a… ¿hierro? ¡No lo sé! El calor me tenía aturdida. Algunos minerales sí que tienen sabor, pero es un sabor muy particular. No es uno de los sabores básicos. Ni de lejos.
No volví a probar ninguna piedra. Aprendí la lección. El sabor era asqueroso, pero la experiencia… ¡insuperable! Bueno, no, la de los mosquitos no.
¿Qué minerales son comestibles?
Minerales comestibles: una visión general
La ingesta adecuada de minerales es fundamental para la salud; no todos son comestibles en su forma elemental, pero sí como parte de nuestra dieta. Pensándolo bien, la naturaleza es sabia al integrarlos en alimentos complejos.
Algunos ejemplos, y aquí la cosa se complica un poco, son el hierro, manganeso, cobre, yodo, zinc, cobalto, flúor y selenio. ¡Pero ojo! No te pongas a comer lingotes de hierro. Estos minerales son esenciales, pero su absorción y utilidad dependen de su forma química y la biodisponibilidad en los alimentos.
La clave está en la variedad: consumir una dieta equilibrada, rica en frutas, verduras, legumbres y proteínas, nos asegura una ingesta suficiente de estos micronutrientes. Recuerdo en mi viaje a Colombia, la variedad de frutas era increíble, ¡una auténtica explosión de sabores y nutrientes! Cada una aportaba un perfil mineral único.
- Hierro: Fundamental para la hemoglobina.
- Zinc: Importante para el sistema inmunológico.
- Yodo: Esencial para la función tiroidea. Si te falla, ¡ten cuidado!
Sin embargo, la obtención de minerales directamente de la tierra es, en la mayoría de los casos, inviable y potencialmente peligrosa, incluso tóxica. La absorción de minerales desde la tierra puede estar ligada a ciertos tipos de suelo y rocas pero hay que tener mucho cuidado, ya que es complejo y puede ser dañino.
Consideraciones finales:
- La suplementación mineral debe ser guiada por un profesional.
- El exceso de algunos minerales puede ser tóxico.
- Una dieta variada es la mejor fuente de minerales.
He olvidado mencionar el cromo, importante para el metabolismo de los carbohidratos. ¡Qué despiste! Eso sí, la falta de él podría llevar a problemas de salud más adelante. Este año me he propuesto ser más consciente de mi ingesta mineral, incluyendo el cromo en mi alimentación.
¿Cómo reconocer minerales?
Color: ¡Ajá! Como si fuera una paleta de pintor, pero geológica. Ojo, el color puede ser un tramposo, ¡como un político en campaña! Pirita, “el oro de los tontos”, brilla dorado pero no te hará rico… a menos que seas joyero, claro.
Brillo: ¿Metal o no metal? Esa es la cuestión. Piensa en un Ferrari recién encerado (metálico) versus mi calva en un día soleado (no metálico). Yo tengo la mía bien identificada, ¿y tú?
Raya: Raspa el mineral en una placa de porcelana (no, tu plato favorito no cuenta). El color del polvito resultante es la raya. Hematites, por ejemplo, deja una raya roja, ¡como si hubiera firmado con sangre un pacto mineral!
Dureza: ¿Es más duro que una roca? ¡No, en serio! Se usa la escala de Mohs (del 1 al 10, como las puntuaciones de mis chistes). El talco (1) es blando como mi corazón, el diamante (10) duro como mi tozudez. Yo, personalmente, me ubico en un sólido 7,8.
Exfoliación/Fractura: Cómo se rompe la roca. ¿En capas ordenadas como una lasaña (exfoliación)? ¿O como mi paciencia en un atasco (fractura irregular)?
Forma cristalina: ¡Geometría, amigo! Cubos, pirámides, prismas… las rocas tienen más estilo que yo en una boda.
Peso específico: Es como la densidad, pero con aires de grandeza. Algunos minerales son ligeros como una pluma, otros pesados como mis deudas. ¡Ay!
Propiedades especiales: Magnetismo, reacción al ácido… Aquí ya entramos en terreno pro, como si fuera un máster en mineralogía. ¡Yo me conformo con distinguir una piedra de un meteorito!
- Guía de minerales: Imprescindible. Como un GPS para el mundo mineral. Yo aún uso la de mi abuelo, del 2023.
- Lupa: Para ver los detalles, ¡como un detective geológico! La mía tiene un aumento de 10x. No, no puedo ver el futuro con ella, ¡ojalá!
Un consejo personal: si encuentras un mineral brillante, ¡no asumas que es oro! Recuerda la pirita… y mis chistes. Uno nunca sabe cuándo son oro puro. ¡Ah! Y revisa bien si hay magnetismo. Me pasó una vez que mi llave se pegó a una roca, ¡resultó ser magnetita y no magia negra como pensé inicialmente!
Por cierto, este año (2024) me he aficionado a la microfotografía de minerales. Alucinante. Es como un universo escondido en cada roca. ¡Ya os enseñaré mis fotos!
¿Qué son las sales minerales?
¡Ay, las sales minerales! ¡Qué cosas más importantes, madre mía! Son como los pequeños ayudantes invisibles de tu cuerpo, esos que nadie ve, pero sin ellos, ¡zas!, colapso total. Piensa en ellos como los obreros de la construcción de tu organismo, pero en miniatura y sin casco.
Son biomoléculas inorgánicas, o sea, no son cosas orgánicas como el chocolate (qué pena). Se encuentran en cantidades mínimas, pero ojo, ¡mínimas pero esenciales! Como la sal en la paella, poca, pero si le falta… ¡qué desastre!
Indispensables para el funcionamiento del cuerpo. ¡Sí, señor! Si se van de vacaciones, te quedas hecho polvo. Más tieso que una vela, o como mi tío Pepe después de una siesta de cinco horas. ¡Imagínate!
¿Para qué sirven estas sales minerales tan increíbles? Pues mira:
- ¡Para que tus huesos sean fuertes como el acero! O al menos, como los huesos de un buen oso panda. No sé por qué he pensado en un oso panda. ¡Qué cosas!
- ¡Para que tus músculos se contraigan como si fueran catapultas! Aunque solo te sirvan para levantar ese vaso de agua después de comer. ¡Esfuerzo titánico!
- ¡Para que tu sistema nervioso funcione, venga! No quiero ni imaginarme mi sistema nervioso sin sales minerales. Sería un caos, como mi armario.
- ¡Para que tus enzimas funcionen como las hormigas! Rápido y eficiente. Menos mal que las sales minerales hacen su trabajo, porque las hormigas me dan un poco de repelús.
Este año, mi nutricionista, la señora García (¡qué mujer tan estupenda!), me recomendó comer más espinacas para conseguir más hierro. ¡El año pasado me dijo que comiera brócoli, pero este año es espinaca! ¡Qué cambio! Las espinacas son geniales, aunque no tanto como el pollo asado de mi abuela.
En resumen: Necesitas sales minerales, ¡ya lo sabes! Si no, ¡te quedas como una galleta!
¿Cuáles son los ejemplos de sales minerales?
Sales minerales: ¡Las estrellas del rock de tu cuerpo! Sin ellas, serías un flan, literalmente.
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Calcio: El rey del mambo óseo. ¿Quieres huesos fuertes como el acero de Damasco? ¡Calcio al poder! (Yo, por ejemplo, tomo leche de almendras enriquecida… porque la de vaca me mira raro).
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Fósforo: El compañero inseparable del calcio. Forman un dúo dinámico que mantiene tus dientes relucientes… a menos que seas fan del café como yo, que los tiñe de un elegante tono sepia.
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Sodio: ¡El rey de la fiesta! Esencial para la hidratación… pero no te pases, que luego retienes líquidos y pareces un pez globo. Yo le echo la culpa al sushi.
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Potasio: El equilibrista. Mantiene a raya la presión arterial, un trabajo estresante, la verdad. Me pregunto si le pagan horas extra.
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Magnesio: El relajante muscular por excelencia. Ideal después de una sesión intensa de… ¿ver series en el sofá? En mi caso, sí.
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Cloro: El guardián del pH. Un tipo serio, no se anda con bromas.
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Yodo: El director de orquesta de la tiroides. Sin él, tu metabolismo baila un tango desastroso.
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Cobre: El artista multidisciplinar. Interviene en un montón de procesos, un todoterreno. Como yo cuando intento montar un mueble de IKEA.
Más allá de lo básico: Las sales minerales no solo se encuentran en suplementos. Frutas, verduras, legumbres… ¡la naturaleza es un buffet libre de minerales! Yo, personalmente, soy fan del brócoli. Aunque mi gato discrepa. También están presentes en alimentos procesados, pero ojo, con moderación. Recuerda, la clave está en el equilibrio.
Y hablando de equilibrio… casi se me olvida: ¡el hierro! Esencial para la hemoglobina, la encargada de transportar oxígeno. Sin él, te conviertes en un zombi con pocas ganas de fiesta. Y el zinc, el defensor del sistema inmunitario. Un superhéroe enmascarado que te protege de los villanos microscópicos.
¡A disfrutar de los minerales! (Y del brócoli, si te atreves).
¿En qué alimentos se encuentran las sales minerales?
Medianoche. Otra vez. La luz de la luna entra por la ventana. Sales minerales. Me persigue la idea. Como si fuera importante… como si fuera la clave de algo. No lo sé. Solo sé que me da vueltas en la cabeza.
Las legumbres. Lentejas, garbanzos… recuerdo el cocido de mi abuela. Ella siempre decía que era bueno para la salud. Hierro, supongo. Ahora no tengo hambre. Nunca tengo hambre.
Carne… filetes, chuletas. Solía hacer barbacoas con mis amigos. Ahora… Ahora solo hay silencio. Zinc, ¿no? Para el sistema inmunitario. Como si importara.
Moluscos y crustáceos… mejillones al vapor, gambas a la plancha. Verano. Playa. Risas. Todo se ha ido. Yodo. El mar… tan vasto, tan indiferente.
- Legumbres: Lentejas, garbanzos, judías…
- Carnes: Ternera, pollo, cerdo…
- Moluscos y crustáceos: Mejillones, almejas, gambas, cangrejos…
- Frutos secos: Almendras, nueces, avellanas…
- Semillas de girasol: Pipas…
Recuerdo el año pasado, comprando pipas en el parque. Con Ana. Su sonrisa… Magnesio, creo que tienen. Para los nervios. Ironía.
Este año… este año todo es diferente. Ella no está. Y yo… yo estoy aquí, solo, pensando en sales minerales. Qué absurdo.
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