¿Qué tomar para hacer la digestión más rápido?

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Para una digestión rápida, opta por comidas ligeras y lácteos fermentados. Infusiones de manzanilla, melisa o hierbabuena tras las comidas alivian la digestión. El anís y el hinojo ayudan con los gases.

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¿Cómo acelerar la digestión? Alimentarse para una mejor digestión?

¡Acelerar la digestión, uff, menudo tema! A ver, desde mi experiencia, no hay una fórmula mágica, pero sí cosillas que ayudan un montón.

Comer ligero, ¡clave total! Recuerdo una vez en Barcelona, creo que fue en agosto, pedí una paella súper pesada y… ¡madre mía la digestión! Horrible.

Los lácteos fermentados son mis aliados secretos. El kéfir, por ejemplo, me sienta genial, especialmente después de una comilona.

Las infusiones, ¡ay, las infusiones! Manzanilla y hierbabuena después de comer son como un bálsamo para mi estómago. Me acuerdo que mi abuela siempre me daba cuando era pequeño.

Anís e hinojo para los gases… ¡totalmente! Mi truco es masticar unas semillas de hinojo después de las comidas, funciona de maravilla.

Preguntas y respuestas sobre cómo acelerar la digestión:

  • ¿Qué tipo de comidas favorecen la digestión? Comidas ligeras.
  • ¿Qué lácteos son buenos para la digestión? Lácteos fermentados.
  • ¿Qué infusiones ayudan a la digestión? Manzanilla, melisa y hierbabuena.
  • ¿Qué plantas medicinales alivian los gases? Anís e hinojo.

¿Qué tomar para agilizar la digestión?

¡Ay, la digestión! Me da un dolor de cabeza solo de pensarlo. ¿Qué tomar? Agua, claro. Muchísima agua, ¡es fundamental! Como si fuera la solución mágica a todos mis problemas digestivos… aunque a veces necesito algo más.

¿Infusiones? Sí, ¡infusiones! Menta, manzanilla… ¡Mi abuela siempre decía que la manzanilla era un milagro! Pero, ¿qué pasa si no me gustan? ¡Horror! No quiero tomar algo que me dé asco. Mejor agua con limón, ¿no? ¿o no? La verdad es que el año pasado descubrí que me sienta mal… ¿quizás es el limón? Qué lío.

El agua es clave, eso sí que lo recuerdo. Ayuda a todo, ¿no? A mover las cosas, a que funcione todo. ¡Hasta las heces ablanda! Jajajaja, qué cosas digo. Eso sí que es importante. Evitar el estreñimiento. Si no, ¡a sufrir! Y nada de zumos industriales, ¡llenos de azúcar!

  • Agua, mucha agua
  • Infusiones (menta, manzanilla, pero ¡sólo si me gustan!)
  • ¡Cuidado con el azúcar!

Hoy mismo me he tomado dos litros de agua. ¿Será suficiente? Siempre me preocupa si bebo lo suficiente. Tengo que anotar la cantidad cada día. Tengo una aplicación en el móvil para eso, pero casi nunca la uso. Es más fácil beber que apuntar. Qué perezosa soy. Además, ayer cené demasiado pesado, ¡lentejas con chorizo! Fue una locura. ¡Y ahora me arrepiento! Debería haber tomado algo para facilitar la digestión después.

Alternativas a considerar:

  • Probióticos: He leído sobre eso, pero no lo he probado. Mi amiga Laura dice que le va muy bien. ¿Será verdad?
  • Enzimas digestivas: Esto suena interesante. Tengo que investigar más al respecto. Parece que ayudan a descomponer la comida, ¿verdad?

No me gusta nada el estreñimiento, es terrible. ¡Y de beber solo agua… me aburro! Necesito variedad. Me voy a buscar alguna infusión de frutas, a ver si hay suerte.

¿Qué comer si tengo indigestión?

Si la indigestión te visita, piensa en la comida como en un amigo convaleciente: suave, comprensiva y fácil de digerir. Imagina que tu estómago es un club nocturno con un portero muy estricto. Hoy, solo entran los VIP:

  • Verduras cocidas: Zanahorias que han renunciado a su crunch, espinacas arrepentidas de su amargura… en fin, vegetales que prometen portarse bien. Si son enlatadas o congeladas, mejor que mejor, ¡cuanto más blandito, más contento el estómago!

  • Patatas: El comodín universal. Al horno, hervidas, en puré… la patata nunca defrauda. Evita las bravas, a menos que quieras una revolución estomacal.

  • Frutas enlatadas (en almíbar ligero, eh): Melocotones que han perdido su acidez, peras que se rinden a la dulzura… Como si la fruta se hubiese apuntado a un curso de relajación. El puré de manzana, el plátano y el melón son también bienvenidos, aunque el melón, a veces, tiene su propio carácter.

  • Jugos de frutas y verduras: Piensa en ellos como un abrazo líquido. Eso sí, ¡ojo con los cítricos y el tomate si tienes ERGE! (reflujo gastroesofágico, para los amigos). Yo una vez bebí zumo de naranja con ERGE y sentí que un volcán me subía por el esófago. Nunca más.

¿La clave? Escuchar a tu cuerpo. Si algo te sienta mal, ¡a la papelera con ello! Y si la indigestión persiste, consulta a un médico. No vaya a ser que tu estómago esté intentando decirte algo más profundo que “no me gustó esa paella”.

Y un último consejo: evita las conversaciones intensas después de comer. La política y la digestión son incompatibles. ¡Créeme!

¿Qué comer para que se asienta el estómago?

¡Ay, qué mal lo pasé el domingo pasado! Me levanté con un dolor de estómago horrible, un retorcijon constante en la zona baja. Estaba en mi casa, en Alcalá de Henares, a eso de las 7 de la mañana. Sentía náuseas, ¡qué asco! Todo daba vueltas. Necesitaba algo para calmarlo, ya.

Lo primero que se me ocurrió fueron galletas María, las de toda la vida. Me comí tres seguidas, secas, sin nada. El sabor era insípido, pero me ayudaron un poco. Luego, como a las diez, tomé un poco de arroz blanco hervido, tan soso como la galleta.

El arroz ayudó más que las galletas. Me sentí un poco mejor. A mediodía, después de una mañana bastante horrible, probé unas tostadas con aceite de oliva, y un poco de miel. El aceite me revolvió un poco el estómago, pero la miel fue un pequeño consuelo. ¡Qué día!

Lo peor fue la sensación de vacío, esa impotencia. Me sentía muy débil, ¡qué angustia! Por la tarde tomé más galletas María, no muchas, y bebí agua lentamente. Esa noche, dormí fatal.

Al día siguiente, lunes, ya estaba algo mejor. Comí muy ligero, caldo de pollo, y puré de patatas. ¡Cómo lo necesitaba!

  • Galletas María
  • Arroz blanco hervido
  • Tostadas con aceite y miel
  • Caldo de pollo
  • Puré de patatas

Para un estómago revuelto, lo mejor son alimentos blandos y secos. Evita cosas con mucha grasa o especias. Bebe agua, pero despacio. ¡Qué mal rato!

Después de ese mal trago, fui al médico. Me hicieron análisis, todo salió bien. Parece que fue una gastroenteritis leve, nada grave.

¿Cómo quitar la indigestión estomacal rápido?

El estómago, un vacío que ruge. Una opresión, una incomodidad que se instala, lenta, pesada. La indigestión, una sombra oscura. Quiero que se vaya. Ahora.

Tiempo, ese enemigo silencioso. Se escapa, se filtra entre los dedos como arena fina. Pero el malestar persiste. Necesito calmar esta tormenta interna.

Mastica despacio. Saborea. Cada bocado, una meditación. No devorar, sino honrar. Como mi abuela hacía con el pan de centeno, cada migaja sagrada. Recuerdo su paciencia infinita… la mía se agota, a veces.

El estrés, ese dragón invisible. Respira, exhala. Cuenta hasta diez, hasta cien si es necesario. Un paseo, el silencio, la música. El escape temporal del caos. Ayer, intenté meditar, quince minutos. Fue una batalla contra los pensamientos.

  • Comer con calma.
  • No discutir. La paz del plato.
  • Reposo después de comer. Un té caliente. Un libro.
  • Masticación concienzuda, ritual sagrado.

La indigestión. Este año, ya me ha visitado tres veces. Cada vez, un recordatorio sutil, pero insistente, de la importancia de la lentitud. El cuerpo habla, grita a veces, en un idioma que cuesta descifrar. Aprender a escucharlo, eso es crucial. Escucha a tu cuerpo.

Evitar la prisa, clave. Todo a su tiempo. El cuerpo como un jardín, necesita atención, cuidado. Cada acto, una semilla plantada. La paciencia, el agua que lo riega. Paciencia… es algo que aún debo aprender.

Nota: Este texto no pretende sustituir la consulta médica. La información proporcionada es solo orientativa. Si la indigestión persiste, consulta a un profesional de la salud.

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