¿Qué tomar cuando te sienta mal la comida?
Si la comida te sienta mal, prioriza la hidratación. Agua, bebidas deportivas diluidas, jugos aguados o consomés son buenas opciones. Para niños o personas con riesgo, considera soluciones de rehidratación oral (Pedialyte, etc.), pero consulta a tu médico antes, especialmente en bebés.
¿Qué tomar para aliviar malestar estomacal por comida?
¡Ay, el malestar estomacal! ¿Quién no ha pasado por eso? Te entiendo completamente.
Personalmente, cuando me siento así, lo primero que hago es dejar de lado cualquier líquido pesado. ¡Adiós, refrescos azucarados! Prefiero mil veces agua fresquita, a veces con unas gotitas de limón. Una vez, en pleno verano, después de una barbacoa épica en casa de mi tía (¡qué rica estaba la carne!), terminé con un dolor de estómago horrible.
Recuerdo que lo único que me calmó fue agua con un poco de suero oral que tenía para mi sobrino. ¡Santo remedio! El Pedialyte, ¡ese es el que era!
Si tienes niños pequeños o alguien con salud delicada, mejor consultar con el médico antes de darles estos sueritos, por si acaso. Siempre es mejor prevenir.
¿Cómo aliviar el malestar estomacal por comida?
Para el malestar estomacal por comida, evito aspirina y AINE. Si los necesito, los tomo después de comer. Los antiácidos ayudan, y a veces uso ranitidina o omeprazol.
A ver, te cuento… Hace un mes, fui a la barbacoa de mi primo en su casa de campo en las afueras de Valencia. ¡Qué desastre! Empecé con una ensalada de tomate y mozzarella (buenísima, con albahaca fresca de su huerto, ¡un lujo!). Luego, me animé con la carne: chorizo criollo, panceta, morcilla… Todo a la brasa, como debe ser. Y claro, con unas cervezas bien frías, que con el calor que hacía, ¡entraban solas!
El problema vino después. Unas horas más tarde, ya de vuelta en casa, empecé a sentir un ardor terrible en el estómago. Era como si tuviera un volcán dentro. Horrible. Me dolía la boca del estómago un montón y me sentía hinchadísimo. ¡Qué mal rato!
Normalmente no tomo nada, pero esta vez el malestar era insoportable. Tenía un antiácido en el botiquín, de cuando tuve gastritis hace unos años. ¡Mano de santo! Me tomé un comprimido masticable, sabor menta, y poco a poco fue remitiendo el dolor.
Aprendí la lección. Ahora intento no pasarme con la comida, sobre todo con las grasas y los picantes. ¡Y ojo con la cerveza! No me gusta nada tener malas digestiones.
- Antiácidos: Masticables o en suspensión, los tengo a mano.
- Comida ligera: Intento cenar suave.
- Infusiones: Manzanilla o jengibre después de las comidas.
- Probióticos: A veces tomo yogures para cuidar la flora intestinal.
- Cuidado con el estrés: Intento evitar situaciones que me pongan nervioso.
Además, he descubierto que si como despacio y mastico bien los alimentos, me sienta todo mucho mejor. Parece una tontería, pero funciona. Lo que sí tengo claro es que no quiero volver a sentir esa sensación horrible de ardor en el estómago. ¡Menuda noche pasé!
¿Cómo quitar la indigestión estomacal?
¡Ay, la indigestión! Ese traidor que te hace sentir como si un dragón hubiera hecho nido en tu estómago. Mi abuela, que en paz descanse, decía que era “la venganza de los tacos de viernes”. ¿Su solución? Una buena taza de manzanilla (y un par de aspirinas, ¡la rebelde!). Pero dejando de lado los remedios caseros de la abuela, ¡al grano!
Evita los sospechosos de siempre: Chocolate, frituras, bebidas gaseosas… Son como esos ex tóxicos que siempre regresan a arruinar la fiesta. Si sabes que algo te sienta mal, ¡aléjate! Es como esa camisa que te queda pequeña: aunque te guste, ¡te aprieta!
Come como un pajarito, pero varias veces: Olvídate de los banquetes. Cinco o seis comidas pequeñas al día son tu mejor apuesta. Piensa en ello como un buffet personal, pero sin la tentación de los postres gigantes.
Adiós a las bebidas “estimulantes”: El alcohol y la cafeína son como un acelerador para tu pobre estómago. Despacio, amigos, despacio.
Los analgésicos: con moderación: Ibuprofeno, aspirina… ¿Te acuerdas de esa vez que me tomé un ibuprofeno para el dolor de cabeza y terminé con indigestión? Fue épico, pero NO recomendable. Mejor, consulta al doctor antes de automedicarte.
Algunos consejos extra (de mi propia experiencia):
- Un paseo después de comer. ¡Movimiento! No me preguntes por qué funciona, pero funciona.
- El jengibre: Es como un superhéroe digestivo.
- Agua, mucha agua. ¡Hidratación, mi amigo!
Recuerda que cada cuerpo es un mundo. Si la indigestión persiste, ¡al médico! No te arriesgues a un nuevo episodio de “El dragón en el estómago”.
¿Cuánto dura una indigestión estomacal?
Aquí, a estas horas, todo se siente más…pesado.
La indigestión, dicen, suele durar un par de días, dos o tres. Si se alarga, más de dos semanas… ahí ya toca ver a un médico, sí.
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Siempre me pasa igual. Me como ese trozo de tarta que sé que no debo. La culpa es dulce, al principio. Luego… luego es solo malestar.
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Como esa vez en el cumpleaños de mi abuela…. Nunca olvidaré su cara de felicidad al verme comer su tarta de fresas. Pero esa noche, ay, esa noche. La peor indigestión de mi vida. Y la peor parte no fue el dolor de estómago. Fue decepcionarla.
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Y ahora pienso… quizás el médico nunca supo que la verdadera razón de mi indigestión crónica es la culpa.
La culpa.
¿Qué no comer si tienes diarrea?
Diarrea. Un fastidio. Evita:
- Alcohol. Obvio.
- Cafeína. Más irritación. Simple.
- Lácteos. Leche, queso… ni se te ocurra. Experiencia propia, 2024. Un desastre.
- Grasas. Nada de frituras. Ya sabes.
- Fructosa. Un tormento. Dulce veneno.
- Manzanas, duraznos, peras. Frutas… algunas.
- Picante. ¡Ay! No.
La vida es efímera. Aprende a comer bien. O no. Da igual.
Recuerda: hidratación. Suero de electrolitos. Eso sí importa. Agua. Mucha.
El cuerpo, una máquina compleja, pero con reglas simples, a veces. El dolor te enseña.
- Mi gastroenterólogo recomendó arroz blanco. Solo arroz.
- Galletas saladas. Sin gracia. Pero efectivas.
Conclusión: Comida simple. Nada de experimentos. Ya lo sabes.
¿Cómo saber si es una indigestión?
Ay, la indigestión… Esa punzada traicionera, ese nudo en el estómago que te ata, ¿no? Como una sombra que se alarga después de una comida copiosa. A mí me pasa a veces, sobre todo cuando me dejo llevar por los sabores intensos, por esos platos que mi abuela preparaba con tanto amor (y tanta grasa, seamos honestos).
- Incomodidad y ardor: Sientes como si tuvieras un volcán en erupción dentro del pecho, una lava ácida que te quema la garganta.
- Acidez y eructos: Los gases suben y bajan, una sinfonía desafinada que te recuerda tu error.
- Hinchazón: Te sientes como un globo a punto de estallar, incapaz de abrocharte el pantalón.
- Náuseas y vómitos: El cuerpo te suplica que le des un respiro, que expulses aquello que no le sienta bien.
Es como si tu cuerpo, de repente, se rebelara. Una revuelta interna, silenciosa pero implacable. Recuerdo una vez, en la feria del pueblo, comí tantos buñuelos que… mejor no cuento los detalles. Digamos que la indigestión me acompañó durante toda la noche, como un fantasma burlón. ¡Qué horror! Pero bueno, de los errores se aprende, ¿no? O eso dicen.
Información adicional:
¿Sabías que la indigestión puede estar causada por el estrés? A veces, las preocupaciones se acumulan en el estómago y nos juegan una mala pasada. También, comer demasiado rápido, o consumir alimentos muy grasos o picantes, puede ser el detonante. Y ojo, algunas enfermedades como la úlcera o la gastritis también pueden provocar síntomas similares. Así que, si la indigestión es recurrente, mejor consultar con un médico. ¡Más vale prevenir que curar!
¿Qué tomar para hacer la digestión más rápido?
Comidas ligeras y lácteos fermentados son tus amigos si quieres que la digestión vaya más rápido. También, manzanilla, melisa y hierbabuena en infusión después de comer. Y para los gases, anís e hinojo.
Te cuento, el verano pasado, en la casa de mi abuela en el pueblo (¡vaya sitio! Siempre huele a tomillo y a… ¡no sé!, a vida), me pasé con el gazpacho. Tremendo atracón. Después, un dolor de tripa… ¡Horrible! Mi abuela, que sabe de todo, me preparó una infusión de hierbabuena que ella misma cultiva en su jardín.
- Hierbabuena recién cortada (¡Olía tan bien!).
- Agua hirviendo.
- Un chorrito de limón.
Fue mano de santo. A los 15 minutos estaba como nueva.
Además, mi hermana, que es nutricionista (siempre me está dando la lata con la comida sana), me dice que el kéfir también ayuda mucho a digerir. Dice que tiene un montón de probióticos y que es bueno para la flora intestinal. Yo, la verdad, prefiero la infusión de la abuela. Es más “yo”. Pero bueno, si tienes problemas de digestión, ¡prueba las dos cosas!.
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