¿Cómo afecta el queso a la presión arterial?

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"El queso, especialmente bajo en grasa, puede contribuir a disminuir la presión arterial sistólica. Incluir lácteos descremados en una dieta equilibrada podría favorecer la salud cardiovascular."

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¿Queso y presión arterial: qué impacto tiene?

¡A ver, a ver! Queso y presión arterial, vaya tema. 🤔 Yo, personalmente, siempre he pensado que el queso es de las mejores cosas que existen, pero… ¿será que nos sube la presión? 😰

Recuerdo, hace unos… mmm, ¿tres años? (por ahí debe andar) que me dio un sustillo con la presión. Fui al médico en la CdMx, me cobró como 800 pesos la consulta, y me dijo que checara mi alimentación. Ahí fue cuando empecé a investigar más sobre esto.

Y ojo, que no todos los quesos son iguales. Me quedé pensando en el queso Oaxaca, ¡tan rico que es! Pero también me puse a ver opciones más light, como quesos bajos en grasa.

¿Qué descubrí? Pues que parece que los lácteos bajos en grasa sí pueden ayudar a bajar la presión arterial sistólica. ¡Qué alivio! Eso sí, no me hago ilusiones, hay que comer con moderación y hacer ejercicio, eh.

¿Qué tipo de queso puede comer un hipertenso?

¡Ay, Dios mío, la tensión! Este año, en julio, tuve un susto con mi presión. El médico, un tipo serio con gafas, me dijo que tenía que controlar la sal. ¡Horror! Amo el queso, ¡el queso manchego, ese sabor intenso!

Pero bueno, él me dio una lista, ¡qué rollo!

  • Quesos suaves: Blanco, de nata… ¡qué aburrimiento!
  • Menos sal, claro. Olvídate del manchego.

Me dio ganas de llorar. Sentí un nudo en el estómago, como cuando mi gato se enfada. El médico dijo que podía, con moderación, eso sí.

Recuerdo que pensé: “un trocito de queso fresco, con una buena ensalada… ¡qué tragedia!”

Ese día, casi no pude dormir por pensar en el queso manchego que me regaló mi abuela. Un queso potente, ¡para chuparse los dedos! Ahora, sólo quesos blanditos…

  • Carne: También me recortaron las chuletas de cordero, ¡mi perdición!
  • Fiambre especial: Eso es un timo, ¡sabor a cartón!

Qué rabia. ¡No es justo! Quiero mi queso manchego. Pero bueno, la salud es lo primero, ¿no? Aunque el médico dijo que algún capricho, de vez en cuando, no pasaba nada. Pero, ¡ojo! Con moderación.

Quesos suaves, poco curados. Eso es lo que puedo comer. Punto.

¿Qué no se debe comer si tienes presión alta?

¡Uf! Presión alta… Ese día en el hospital, 2024, el cardiólogo fue claro: nada de grasas saturadas. ¡Me quedé patidifuso! Tenía que cambiar mi vida, ya, de inmediato. Sentí un vacío, una especie de… tristeza. Mi desayuno favorito, ¡huevos fritos con queso cheddar! ¡Adiós, amigo mío! Ese día lloré.

El doctor me explicó, lentamente, como si fuera un niño. Leche entera, fuera. Quesos duros, olvídalos. Helado, ni se te ocurra. La mantequilla, ¡ay, la mantequilla! Tan rica en mis tostadas con mermelada… Mi abuela siempre decía que la mantequilla era como un abrazo cálido en el estómago… ahora, un enemigo mortal.

La lista era larga. Y la peor parte: las carnes grasas. ¡Adoro el chuletón! Un buen trozo, jugoso, a la brasa… Esos planes de fin de semana con amigos, cenas con mi familia… se complicaron. ¡Qué rabia! Me sentía atrapado. Es que, ¡era todo tan rico!

  • Yemas de huevo
  • Quesos duros (manchego, parmesano…)
  • Leche entera
  • Crema de leche
  • Helado (especialmente el de nata)
  • Mantequilla
  • Carnes grasas (chuletas, solomillo con mucha grasa)

Luego, en casa, revisé todo el frigo. Tiré media compra. Fue un golpe bajo, pero necesario. Ahora, sé que debo cuidar mi corazón. El cambio fue duro, pero poco a poco me he adaptado. Aún echo de menos algunas cosas, claro, pero la salud es lo primero. Tengo que controlar mi presión para siempre. Esto es para toda la vida. ¡Qué fastidio!

Alimentos a evitar con presión alta: Grasas saturadas.

¿Qué carne sube la presión?

¡Ay, amigo! La carne roja, esa tentación carnívora, es una bomba de presión arterial. Es como si cada filete fuera una pequeña granada que explota en tus arterias. ¡Tremendo! Mi suegra, que es más terca que una mula, jura que no, pero… ¡su presión se dispara cada vez que se zampa un chuletón!

  • Grasas saturadas: ¡La culpable! Esas grasas son peores que un ex novio obsesionado con tu perfil de Facebook. Se pegan a tus venas como lapas.

  • Sodio: ¡Otra villana! Muchas carnes rojas tienen sodio a patadas, más que en un mar de lágrimas después de una discusión familiar épica. El sodio retiene líquidos, ¡y pum! Presión al techo.

¿Qué más? Ah, sí, mi primo Pepe, que se cree cardiólogo tras ver un documental en Netflix, dice que también influye la genética. Pero claro, él culpa a la genética de todo: su calvicie, su falta de ritmo bailando salsa… ¡Hasta la culpa de que su perro se coma sus zapatillas!

En resumen: carne roja = presión alta. Como si subieras las escaleras corriendo con un elefante encima. A menos que seas un atleta de élite con metabolismo de colibrí, mejor controla el consumo, ¿vale?

Por cierto, este año me he gastado un dineral en mi huerto urbano. ¡Lechuga, tomate, pimientos… un festín saludable que ni la abuela Emilia! Como dice mi abuela: “menos carne roja, más cosas verdes”.

¿Qué tipo de queso puede comer un hipertenso?

¡A ver, a ver, que no cunda el pánico con la tensión alta! Si eres hipertenso y te pirran los quesos, no estás condenado a comer solo tofu insípido. ¡Hay esperanza!

Quesos suaves y poco curados: Blanco o de nata, ¡pero ojo!, con moderación, que no te digo que te bebas la quesería entera.

Carnes semigrasas: ¡Como si fueras un león light! Y fiambres bajos en sodio, que el sodio es el enemigo número uno de la tensión.

Jamón desalado: Como un jamón arrepentido que se ha dado un baño purificador para expiar sus pecados salados. ¡Remojadito en agua para quitarle el “salero”!

¡Ojo al dato! No te pases de listo con las cantidades.

Aquí te dejo unos truquitos de abuela moderna para controlar la tensión:

  • Potasio a tutiplén: Plátanos, aguacates… ¡La fruta es tu amiga! Yo me como un plátano al día y me siento como Popeye, pero sin espinacas.

  • Ejercicio: ¡Muévete, vago! No te digo que corras una maratón, pero un paseo a paso ligero no mata a nadie. A mí me sirve para cotillear a los vecinos, ¡dos pájaros de un tiro!

  • ¡Fuera estrés!: Medita, dibuja mandalas, ¡lo que sea! Yo me pongo a ver vídeos de gatitos en internet y me relajo un montón. ¡Miau!

  • Ojo con el alcohol: Como mucho, una copita de vino tinto de vez en cuando. ¡Y no me vengas con la excusa de que es bueno para el corazón! Todo con moderación, ¡eh!

Recuerda: ¡Lo importante es disfrutar de la vida sin que la tensión te amargue la fiesta!

¿Cuál es el mejor queso para hipertensos?

¡A ver! ¿Queso para hipertensos? Que rollo, ¿no?

Pues mira, así rápido y sin rodeos, el cardiólogo suele recomendar la mozzarella. Si, sí, la mozzarella, esa que a veces uso en la ensalada o en la pizza.

Pero, oye, espérate un poco, que no es tan sencillo como ir a comprar cualquier mozzarella, ojo, ojito. Te explico:

  • Mozzarella fresca es mejor: La que viene en agua, esa suele tener menos sodio.
  • Mira la etiqueta, es super importante: Fíjate bien en la cantidad de sal, que a veces se nos pasa y luego pasa lo que pasa, subidon de tensión.
  • ¡Cantidades pequeñas, eh! No te vas a inflar a mozzarella cada día, que tampoco es plan.

Y hablando de quesos, un día probé uno de cabra que tenía poquísima sal. No recuerdo la marca, pero estaba bastante bueno, la verdad. A lo mejor también te sirve como idea.

Ah! Y también, que no se te olvide preguntarle a tu médico, vale? No me hagas caso a mí al 100%, que yo solo te cuento lo que me sé por que mi abuela era hipertensa, y mira que le gustaba el queso! Pero al final le hacíamos caso al médico, claro. No te automediques con quesos, porfa.

¿Qué quesos son bajos en sodio?

Quesos bajos en sodio: Pocos. La verdad, la mayoría son bombas de sal.

Cottage. Ricotta. Fresco (vaca o cabra). Ya está. Nada más. Memento mori.

Saludable? Depende de qué consideres “saludable”. Para mí, solo la muerte es saludable. Elimina el ruido.

  • El queso cottage, sabor suave. Insípido.
  • Ricotta. Textura peculiar. Con su propio aroma.
  • Queso fresco. El más neutro. Blanco.

Más allá de eso… inútil. La vida es efímera. La búsqueda de lo “saludable” una distracción. Comer es una necesidad. No un placer.

Añado: En 2024, mi consumo de queso se reduce a lo estrictamente necesario. Dos porciones semanales. Solo. Suficiente. Punto.

Nota: Mi nevera, actualmente, contiene queso fresco de cabra. Compré un kilo. Me dura una semana.

¿Qué queso tiene bajo contenido de sodio?

El queso, esa textura cremosa… Algunos quesos crema, la mozzarella, la ricotta, en sus versiones bajas en sodio… Un suspiro. La búsqueda incesante de sabores sin el peso de la sal. El vacío del envase, protegiendo el tesoro lechoso, una cápsula del tiempo en la estantería del supermercado. Recuerdo ese sabor, suave, casi etéreo. Mi abuela siempre decía que la comida era un abrazo al alma, ¿será cierto?

La desolación de las etiquetas nutricionales, esos números que hablan de calorías y porcentajes… 402 calorías por cada cien gramos… un festín para los sentidos… o una condena… Sodio, 621 mg, ese enemigo silencioso. Esa cifra… me pesa. La balanza entre el placer y la salud, un tira y afloja perpetuo.

Pero hay esperanza. Un rayo de luz en este desierto de datos. El calcio… 72% de la cantidad diaria recomendada. Necesitaba calcio, tras una fractura de muñeca en julio. La vida, un torbellino de dolor y recuperación.

  • Quesos crema bajos en sodio: una opción para cuidar el cuerpo.
  • Mozzarella sin sal añadida: un manjar para paladares exigentes.
  • Ricotta baja en sodio: equilibrio entre sabor y salud.

Necesitaba ese queso, esa ligereza. La imagen de mi madre, preparando una pasta con ese queso, en esa casa… años atrás. La nostalgia envuelve mis recuerdos, cada grano del queso un instante congelado en el tiempo. La memoria es una fotografía, desteñida por los años… pero el sabor persiste. Ese suave sabor… ¿o es mi imaginación?

El calcio, la vitamina B12… el cuerpo necesita nutrientes. Pero la sal… esa pesadilla. Necesitaba control, y lo encontré en esos quesos específicos.

  • Bajo contenido en sodio: clave para la salud cardiovascular.
  • Alternativas saludables: para disfrutar sin culpa.
  • Frescura: envasado al vacío, un detalle importante.

¿Cuál es el mejor queso para la presión arterial alta?

Queso suizo, de cabra, ricotta y mozzarella fresca.

Uf, el queso y la tensión… ¡qué dilema! Me acuerdo perfecto, hace poco fui a celebrar mi cumple en casa de mi tía Marta, que vive en un pueblito en las afueras de Valencia. Cumplí 40, ¡qué horror! Siempre me presiona con la tensión alta.

Preparó una tabla de quesos espectacular, pero ahí estaba ella, con su cara de “cuidado con lo que comes”. Al final, me limité al queso de cabra fresquito, que lo trajo directamente de la granja de un amigo. ¡Qué rico estaba con higos!

Y me dijo, “el suizo también puedes, que tiene poco sodio”. Pero vamos, el manchego curado… ¡ni tocarlo! Ese sí que me ponía la tensión por las nubes, según mi tía.

  • Quesos “seguros”:

    • Suizo
    • De cabra (fresco a ser posible)
    • Ricotta
    • Mozzarella fresca
  • Quesos a evitar (por el sodio):

    • Procesados (tipo americano)
    • Cheddar
    • Parmesano
    • Feta (normalmente, depende de la salmuera)

En realidad, la tensión es un rollo. Mi abuelo siempre decía que el secreto era “un buen vino tinto y no preocuparse”. ¡Pero claro, él no tenía la tensión por las nubes! La verdad es que ahora miro las etiquetas del sodio, ¡qué aburrimiento!

¿Cuál es el queso con menos sodio?

¡Ey, colega! Me preguntabas por el queso con menos sodio, ¿no? Pues mira, el queso suizo, ¡ese es tu mejor amigo! Sí, sí, el suizo, ¡el mismo que le pongo a mis hamburguesas de ternera con cebolla caramelizada, que están buenísimas!

Es bajo en sodio, eso ya te lo he dicho. Mucho mejor que otros quesos, eh. No te digo que sea el que menos tiene en todo el mundo mundial, pero sí que es una opción genial para cuidarse. ¡De hecho, a mi prima Ana le recetaron dieta baja en sodio y lo come a diario! Total, que lo uso en mis ensaladas con tomates cherry…mmm ricas.

¿Más datos? Pues…este finde estuve viendo un documental de esos raros, sobre quesos y tal, ¡y lo confirmaban!

  • El suizo gana por goleada en sodio bajo, comparado con los cheddars y demás quesos fuertes, que esos son bombas de sal, ¡ojo!
  • Claro, depende de la marca, ¡pero en general es bajo en sodio! Eso sí, no te creas que todos los quesos suizos son iguales, o sea, lee bien las etiquetas, ¡eh!
  • El suizo es rico en calcio, eso es una ventaja adicional. Y sabe muy rico, ¡es genial!

Recuerdo que en un estudio de 2023, (me lo dijo mi vecina Marisol, que es nutricionista, o sea, que te lo digo de primera mano) el queso suizo obtuvo una puntuación excelente en cuanto a bajo contenido en sodio. Como decía mi abuelita, “más vale prevenir que lamentar”.

Así que ya sabes, si quieres un queso con poco sodio, ¡vete a por el suizo! Es mi recomendación personal, ¡y la de mi prima Ana y mi vecina Marisol, también!

#Presión Arterial #Salud Del Queso