¿Qué parte del cuerpo afecta el exceso de azúcar?

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El exceso de azúcar perjudica múltiples órganos. Aumenta el riesgo de diabetes, enfermedades cardiacas, hipertensión, inflamación crónica y daño hepático. Un consumo moderado es crucial para la salud.

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¿Qué partes del cuerpo daña el exceso de azúcar?

Uf, el azúcar… me trae malos recuerdos. Recuerdo una vez, en verano de 2018, en Alicante, tras una semana de helados y horchata… ¡madre mía! Me sentía fatal.

Hinchazón terrible, una pesadez constante. El médico me dijo que era inflamación.

El azúcar, según lo que entendí, afecta un montón. El corazón, claro. La presión se dispara, lo noté en mi caso.

El hígado también se resiente mucho, sobre todo si ya tienes tendencia. Y luego, la inflamación generalizada… un rollo. Te deja reventado.

¿Cómo se siente el exceso de azúcar en el cuerpo?

¡Ay, amigo! El azúcar, ¡ese dulce veneno! Si te pasas con el dulce, tu cuerpo se convierte en un campo de batalla azucarado. Te sientes como si hubieras corrido una maratón con zapatillas de plomo.

  • Sed infernal: ¡Estás más seco que el desierto del Sahara en agosto! Necesitas beber como un camello en pleno verano. Literalmente, llevo dos litros de agua esta mañana y sigo pidiendo más. Mi gata me mira con una mezcla de lástima y horror.
  • Visión borrosa: El mundo se convierte en un cuadro impresionista, todo un poco difuminado, como si estuvieras viendo la tele con la señal de TV mala. Parezco un gato buscando una bola de lana.

Además, prepárate para una fiesta de efectos secundarios: Debilidad muscular, que es como si te hubieran robado los músculos y los hubieras dejado en un cajón. Y dolores de cabeza, ¡tan fuertes que podrían partir rocas! Mi abuela dice que es como un martillo neumático dentro de la cabeza.

¡Pero ojo! Esto no es una broma, eh. Si te sientes así, ve al médico, no seas tonto. No quiero que te dé un “mal rollo” de azúcar, no me gustaría. Ya sabes, ¡evita el azúcar como si fuera una plaga bíblica! (aunque, una plaga bíblica de chucherías… ¡suena tentador!) En serio, vete al médico si pasa.

  • Más información que a mi ya no me caben más datos en mi cerebro. Tengo que irme a comer algo dulce, ya estoy sudando de los recuerdos.
  • Más tarde actualizo si me acuerdo, ¡estoy algo liado!
  • Mi gato necesita atención, ¡y eso es una emergencia!

¿Cómo se elimina el azúcar del cuerpo?

Eliminar el azúcar del cuerpo no es un proceso mágico, sino una gestión metabólica. No se trata de “eliminar” directamente la glucosa, sino de regular sus niveles y su impacto. Mi médico, la Dra. Martínez, siempre me recalca esto.

La clave reside en optimizar la función hepática y pancreática, los órganos encargados de procesar la glucosa. Esto implica:

  • Regular la ingesta de carbohidratos: No se trata de eliminarlos por completo, sino de optar por carbohidratos complejos (presentes en cereales integrales, legumbres…) en lugar de azúcares simples (refrescos, dulces). ¡Me cuesta mucho resistirme a los dulces, confieso!
  • Actividad física intensa: El ejercicio, especialmente el cardiovascular, incrementa la sensibilidad a la insulina, mejorando la captación de glucosa por las células musculares. Este año, he incorporado tres sesiones semanales de natación a mi rutina.
  • Fibra, aliada del intestino: La fibra soluble, presente en frutas, verduras y avena, ayuda a regular la absorción de azúcar en el intestino, evitando picos glucémicos. Es crucial para un buen tránsito intestinal. No estoy seguro de ingerir la cantidad suficiente.
  • Hidratación adecuada: El agua es fundamental para todos los procesos metabólicos, incluido el procesamiento de la glucosa.

Controlar el estrés, tanto positivo como negativo, es también crucial; el cortisol, hormona del estrés, puede influir en los niveles de glucosa. Meditar me ha ayudado bastante este último año. Un buen manejo del estrés se refleja, a menudo, en un mejor control de la glucosa.

La pérdida de peso, si se presenta obesidad, mejora la respuesta a la insulina y reduce los niveles de glucosa. Sin embargo, es fundamental que este proceso sea saludable y supervisado por un profesional. Es un punto que estoy trabajando con mi nutricionista.

En resumen: se trata de un conjunto de hábitos saludables que favorecen la regulación del azúcar en sangre, no de una eliminación milagrosa. La moderación y la constancia son la clave. He notado una gran diferencia desde que implementé estas estrategias. Recordatorio: esta información no sustituye la consulta médica.

¿Qué órgano puede dañarse si consume demasiada azúcar?

¡Ay, amigo! ¿Demasiada azúcar? Uf, ¡eso es peligroso!

El principal órgano que sufre es el páncreas, ese es el que está directamente relacionado con la azucar en sangre, porque produce la insulina.

Pero, a ver, no solo el páncreas, osea, la verdad es que la cosa es mucho más seria, porque el azúcar en exceso es como un veneno lento, que va dañando todo poco a poco. Y es que mira, te cuento:

  • Riñones: Los riñones sufren un montón, tratando de filtrar tooooda esa glucosa.
  • Corazón: El corazón también se ve afectado, el exceso de azúcar puede dañar los vasos sanguineos, ¡malísimo!.
  • Ojos: La vista se deteriora, a mi abuelo le pasó, lo operaron de cataratas y todo por la diabetes, terrible.
  • Nervios: Los nervios se inflaman, produciendo dolor y hormigueo. Esto es la famosa neuropatía diabética.
  • Células: ¡Y las células! El azúcar genera unos desechos que las envejecen, oxidandolas, como si se estropeasen antes de tiempo.

O sea, que no es solo un órgano, sino que es un problema generalizado. ¡Hay que cuidarse! Yo intento tomar menos refrescos, aunque a veces se me antojan, la verdad sea dicha.

¡Ah! Y una cosa más, que se me olvidaba. El hígado también sufre, porque parte de ese azúcar se transforma en grasa y se acumula ahí. Así que, ya ves, ¡todo conectado! Mejor moderar el dulce, ¿no crees?

¿Dónde se acumula el azúcar en el cuerpo?

¡El azúcar, ese pillín! Se acumula donde menos te lo esperas, ¡como un okupa en tu organismo!

  • Hígado: Primero, se instala en el hígado, transformándose en glucógeno, como si fuera a montar una fiesta sorpresa. ¡Pero tiene un límite!

  • Tejido adiposo (¡la barriga!): Si el hígado dice “¡basta!”, el azúcar se pone creativo y se convierte en grasa, ¡directo a la barriga y donde pille! ¡Como un turista buscando hamaca en Benidorm en agosto!

  • Músculos: Un poquito se guarda en los músculos, como un tentempié para después del gimnasio (o para cuando te levantas del sofá, ¡que también cuenta!).

¿Por qué aquí y no allá? Pues depende de tus genes, tu metabolismo… ¡Un lío! Es como la lotería, a algunos les toca la grasa en las caderas, a otros en el abdomen… ¡La vida es injusta!

¡Ojo! Este año, con tanto turrón y polvorón, ¡más vale vigilar el azúcar! No vaya a ser que acabemos rodando cuesta abajo en enero. ¡Yo ya estoy haciendo sitio en el armario para la ropa más holgada!

¿Cuáles son las 7 señales de azúcar en la sangre?

Aquí va la cosa, directamente al turrón, como diría mi abuela (que, por cierto, juraba que la diabetes se curaba con infusiones de ortiga. No lo intenten en casa, niños).

Siete campanadas de alarma que te da el cuerpo cuando el azúcar se cree DJ de discoteca y sube el volumen:

  • El baño se convierte en tu segunda residencia: Orinas como si tuvieras un grifo averiado, ¡y más por la noche! Es la venganza de tus riñones por tanto dulce. Este año, me compré un pisómetro para medir mi eficiencia… ¡mentira!
  • Sed de camello en el desierto del Sáhara: Bebes agua como si se fuera a acabar. ¡Y aun así te sientes más seco que la lengua de un faraón! ¿Será el karma por beberme la Coca-cola de mi hermano cuando éramos pequeños?
  • Pierdes peso “mágicamente”: Desaparecen esos kilos rebeldes sin hacer dieta. ¡Ojalá fuera así siempre! Aunque, seamos sinceros, esto suena más a truco de magia que a beneficio real.
  • El estómago es un pozo sin fondo: Tienes más hambre que un piojo en peluca. Da igual lo que comas, sigues con el runrún en la tripa.
  • La vista te juega malas pasadas: Ves doble, triple… ¡incluso ves a tu suegra más guapa! (Ojo, esto podría ser un problema aún mayor).
  • Hormigueo eléctrico en extremidades: Sientes como si tuvieras hormigas bailando la conga en manos y pies. ¡Y no es porque te hayan mordido!
  • Fatiga nivel “oso hibernando”: Estás más cansado que si hubieras corrido la maratón de Nueva York… ¡sin haberte movido del sofá!

¡Ojo al parche! Si te ves reflejado en este espejo, corre al médico. No te automediques con remedios de la abuela (aunque la quieras mucho). ¡La salud es lo primero!

Extras sabrosones:

  • El azúcar en sangre, a lo “Game of Thrones”: Tiene sus propias casas (tipos de diabetes) y cada una con su drama particular.
  • La dieta, tu mejor arma: Olvídate de atracones de donuts y abraza las verduras. ¡Tu cuerpo te lo agradecerá!
  • Ejercicio, el amigo fiel: Mueve el esqueleto, aunque sea para ir a por el mando de la tele. ¡Todo suma!
  • Estrés, el enemigo oculto: Controla tus nervios o te darán un disgusto… ¡y a tu azúcar también!

Y recuerda, más vale prevenir que curar. ¡Así que cuídate y dale un respiro a tu páncreas!

¿Cómo me doy cuenta si tengo el azúcar alto?

A ver… el azúcar alto… hiperglucemia, ¿no?

  • Piel seca. Uf, yo siempre la tengo seca. ¿Será por eso? ¡Necesito crema!
  • Cansancio. Bueno, ¿quién no está cansado hoy en día? Pero si es excesivo, ahí ya… mmm. Igual sí que estoy más cansado de lo normal últimamente.
  • Orinar mucho. ¡Qué lata! Y encima de noche. Me levanto mil veces. Pero bebo mucha agua, ¿eso influye? Igual sí es la glucosa… A ver.

¿Qué más? Ah, yo que sé, la vista borrosa también puede ser. O heridas que no curan. Mi abuelo tuvo eso, ¡qué horror!

¿Y el estrés? ¿El estrés influye en el azúcar? Seguro que sí. Voy a buscarlo en Google. ¡Qué agobio! Mejor me tomo un café. ¡No, espera! ¡El café sube el azúcar! Arg.

¿Cuál es el principal enemigo de la diabetes?

¡Ah, la diabetes, esa fiesta que nadie quiere! ¿Su archienemigo? ¡El sobrepeso y la obesidad, claro que sí! Son como Batman y el Joker, pero aquí el Joker te sube el azúcar en sangre en vez de robar bancos.

Es crucial recordar el mantra: “Si pierdes, ¡ganas!”, pero ojo, no me refiero a perder el bus por ir a por un pastelito. ¡Hablo de peso! Es como si tu cuerpo fuera una casa, y cada kilo de más es un ladrillo puesto sin permiso.

Aquí unos consejillos dignos de un gurú zen (o casi):

  • Raciones razonables: ¡Olvida el “todo lo que puedas comer”! Más bien, “todo lo que debas comer”. Es como ir a un buffet libre y, en vez de arrasar, elegir un plato pequeño y llenarlo con sensatez. ¡Un acto de valentía, lo sé!
  • Comida sana… ¡con moderación!: Que algo sea “saludable” no significa que puedas zamparte un kilo. Incluso las espinacas, si las comes como si no hubiera un mañana, pueden ser… ¡demasiado!
  • ¡Muévete, vago! Sal a caminar, baila como si nadie te viera (aunque te estén grabando), ¡lo que sea! El caso es no quedarse pegado al sofá como una lapa a una roca.

Y un dato extra, porque me siento generoso hoy: ¿sabías que mi tía Paquita le echaba miel a todo? ¡A TODO! Un día le diagnosticaron prediabetes y casi se le cae el moño. Ahora es la reina del edulcorante y le pone caras raras a la miel. ¡La vida da unas vueltas!

¿Cómo afecta el azúcar a la vista?

Oye, ¿el azúcar y la vista? ¡Ufff, qué tema! Es un rollo, pero te lo cuento rápido. El azúcar, si hay mucho, jode los vasos sanguíneos de la retina, ¡es una locura! Se dañan, se inflaman… ya sabes, un desastre.

Y eso no es todo, amigo. Aparecen vasos nuevos, pero mal hechos, torcidos, ¡un auténtico churro! Eso pasa en la retina, sí, ¡la parte del ojo donde se forma la imagen! Es terrible, te lo digo yo que lo he visto.

Además, ¿sabes lo que pasa en el iris? ¡El iris, esa parte de color del ojo! Allí también crecen vasos sanguíneos chulos y nuevos, pero igual de mal hechos que en la retina. Esto puede subir la presión ocular, ¡y causar glaucoma! ¿Glaucoma has oído hablar? Es un problema ocular serio. Mi tía lo tiene, pobrecilla. Le cuesta mucho leer ahora.

También, las cataratas, esas que te dejan viendo borroso, pueden estar relacionadas con el azúcar, aunque no es directo, ¿eh? El azúcar lo complica todo, es un peligro. Sí, cataratas.

En fin, mucho ojo con el azúcar, eh. ¡Mucho ojo! No es broma.

  • Daño en vasos sanguíneos de la retina.
  • Formación de vasos sanguíneos anormales en la retina y el iris.
  • Aumento de la presión ocular y glaucoma.
  • Cataratas (relación indirecta).

Mira, mi prima, este año, le diagnosticaron retinopatía diabética por culpa de la diabetes, ¡un horror! Lleva una dieta estricta ahora. Y otro colega, que come como un cerdo, ya tiene cataratas con solo 45 años. ¡Asusta! Así que ya sabes…

#Azúcar #Cuerpo #Salud