¿Qué pasa si una persona come exceso de sal?

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"Consumir mucha sal eleva la presión arterial, contribuyendo a la hipertensión. Además, se asocia con mayor riesgo de cáncer de estómago, asma agravada, osteoporosis, cálculos e insuficiencia renal. Controlar la ingesta de sal es clave para la salud."

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¿Consecuencias de consumir demasiada sal en la dieta diaria?

¡Uf, la sal! A ver, te cuento lo que sé por experiencia y algunas cosillas que he ido aprendiendo. El tema del exceso de sal en la dieta es más serio de lo que parece. ¡Y mira que a mí me encanta echarle sal a casi todo!

Recuerdo cuando mi abuela, que siempre le ponía sal a TODO, terminó con la presión arterial por las nubes. Fue un susto tremendo y el médico nos explicó que el exceso de sodio puede aumentar la presión arterial. Algo así como 30% de los hipertensos lo son por culpa de la sal, ¡qué barbaridad!

Además, he leído que consumir mucha sal se ha relacionado con un mayor riesgo de cáncer de estómago. ¡Imagínate! También empeora el asma, debilita los huesos (osteoporosis), favorece los cálculos renales y puede llevar a la insuficiencia renal. ¡Menuda lista de horrores!

Y encima, engorda. ¿Por qué? Pues porque los alimentos procesados, que suelen llevar un montón de sal, son hipercalóricos y poco nutritivos. ¡Una trampa total! Yo lo he notado, cuando me paso con las patatas fritas de bolsa, al día siguiente me siento hinchadísimo y con más apetito. Así que, aunque me cueste, intento moderar mi consumo de sal, por mi salud y por mi figura. ¡No es fácil, pero se intenta!

Información de preguntas y respuestas breve, concisa y no personalizada:

¿Qué consecuencias tiene consumir demasiada sal en la dieta diaria?

  • Aumenta la presión arterial (hipertensión en un 30% de los casos)
  • Se vincula con mayor riesgo de cáncer de estómago
  • Empeora los síntomas del asma
  • Debilita los huesos (osteoporosis)
  • Favorece la formación de cálculos renales
  • Puede causar insuficiencia renal
  • Contribuye a la obesidad (a través de alimentos procesados)

¿Qué hacer si ingiere mucha sal?

¡Socorro, me he tragado un salero entero! Bueno, no tanto, pero sí mucha sal. ¿Soluciones? ¡A la carga!

  • Beber agua como si fuera el fin del mundo: Literalmente. Piensa en tus riñones como pequeños bomberos apagando un incendio de sodio. Cuanto más agua, más rápido sofocan las llamas saladas. Yo una vez me comí una bolsa entera de patatas fritas de esas súper saladas, y juraría que me bebí el Nilo entero.

  • Mover el esqueleto: No hace falta que te conviertas en Usain Bolt de repente, pero un paseo vigoroso, como si fueras a pillar el autobús que siempre se te escapa, ayuda bastante. Yo suelo bailar salsa desenfrenadamente por la casa. Eso sí, cuidado con los vecinos.

  • Un plátano al día, del médico te libraría (o algo así): El potasio es el superhéroe que viene a rescatarte del malvado sodio. Y los plátanos están llenos de él. Eso sí, no te comas veinte plátanos de golpe, a no ser que quieras convertirte en un mono.

  • Yogur natural, sin azúcar (esto ya es por añadir algo más, que me aburro): El calcio también ayuda a contrarrestar los efectos de la sal. Un yogurcito y a seguir con la vida. Yo le pongo un poco de miel, porque si no, qué rollo.

En mi caso, una vez me pasé tres pueblos con la sal en una barbacoa. Acabé pareciendo una pasa andante, ¡menuda experiencia! Tuve que beber agua como un camello en el desierto. Pero aprendí la lección: ojo con el salero.

¿Cómo se elimina el exceso de sal del cuerpo?

Los riñones eliminan el exceso de sal a través de la orina.

Te cuento, este año me pasó algo parecido. Estaba en la casa de mi abuela en Valencia, ella cocina espectacular, pero le echa sal a todo, ¡a todo! y claro, yo como por no hacerle el feo. Estuvimos allí el finde, así que fueron varias comidas. El domingo por la noche me sentía fatal, hinchadísima, con una sed horrible y un dolor de cabeza que flipas.

Pensé, “madre mía, me va a dar algo”. Busqué en internet qué hacer y leí lo de los riñones, el sodio… un rollo. La verdad es que me asusté bastante. Me imaginé ya en urgencias, con una vía y todo el mundo preguntándome qué había comido.

  • Síntomas que tuve:
    • Sed intensa
    • Dolor de cabeza
    • Hinchazón, sobre todo en los tobillos. Parecían dos morcillas, te lo juro.
    • Me sentía pesada, como si tuviera una piedra en el estómago.

Al final me compré agua y un té diurético que encontré en la farmacia de guardia. También me comí una sandía entera. No sé si fue el agua, el té o la sandía, pero al día siguiente me sentía mucho mejor. Fui al baño como quince veces, eso sí.

Cosas que aprendí (o creo haber aprendido):

  • Hay que tener cuidado con la sal, aunque la abuela insista en que “así está más rico”.
  • Los riñones son más importantes de lo que pensaba.
  • La sandía es mano de santo para estas cosas. O al menos, a mí me funcionó.
  • No me fío mucho de los consejos de internet, pero a veces te dan una idea.
  • ¡Y que beber agua es fundamental!

¿Cómo saber si la sal me está haciendo daño?

Sal: ¿enemiga silenciosa? El cuerpo habla, aunque a veces susurrando.

  • Dolor de cabeza? Mareos? ¿Ya te lo dije? Sucede.

  • Zumbidos. Luces. Visión borrosa. No es broma. La sal mata lentamente. Exceso de sodio, no es un juego.

  • Dolor. Pecho. Lumbar. Hinchazón. Esa pesadez. Presión arterial, un asesino sigiloso. El cuerpo grita.

Mi padre, en 2023, lo sufrió. Alta presión, hospital. Dieta estricta, o adiós.

Conclusión: Si ves esto, revisa tu consumo. Un médico, tal vez. O una tumba.

Aspectos adicionales: Recuerda, la información médica debe ser evaluada por un profesional. Los síntomas son generales y pueden indicar otros problemas. El consumo excesivo de sal contribuye a problemas cardiacos, renales y cirrosis hepática. Reduce el sodio, no solo por tu salud, sino por tu longevidad. Recuerda mi padre, ¡cuídate!. La vida es un juego de ajedrez, y la sal puede ser tu jaque mate.

¿Cómo se siente el exceso de sal en el cuerpo?

¡Ay, Dios mío! La sal… Siempre me paso con la sal, ¡soy un desastre! Me acuerdo del otro día, esas patatas bravas… ¡Increíbles! Pero luego… ufff. ¿Cómo me sentía?

Hinchazón, claro, sobre todo en los tobillos. Parecía que me habían hinchado con una bomba. Y la cara, ¡qué desastre! Como una luna llena.

Presión alta, seguro. Me mareé un poco, casi me caigo en la calle. Necesitaré comprar un tensiómetro, de verdad. Lo anotaré en mi lista del super.

Lista de la compra:

  • Tensiómetro
  • Patatas (¡sin pasarse de sal esta vez!)
  • Lechuga
  • Tomates

¡Y retención de líquidos! Como si llevara un traje de neopreno invisible y húmedo. Horrible.

Este año he ido al médico dos veces por esto. Me dijo que es por la sal. Es cierto, lo admito. Tengo que beber más agua. Eso sí, agua sin sal. El daño renal… No quiero ni pensarlo.

Enfermedades cardiovasculares, ¡qué miedo! Mi abuela murió de eso. Debo cuidarme, no quiero acabar igual.

¡Tengo que cambiar! ¿Pero cómo? ¿Qué hago? Necesito más consejos. Ay, esta vida…

  • Más ejercicio.
  • Menos sal. MUCHO menos.
  • Más agua.

¡Ya está! Lo pongo en un post-it gigante. ¡A ver si así lo veo!

¿Qué consecuencias trae comer sal?

La sal… Sí, la sal. Esta noche, la miro y me invade una… una pesadez. No es solo el sabor, es… es todo lo que conlleva. Recuerdo a mi abuelo, siempre con la mano temblorosa sobre el salero… ahora lo entiendo.

Hipertensión, eso es lo primero que me viene a la mente. Un aumento constante, silencioso, que te destroza por dentro. Leí que en 2024, un porcentaje altísimo de la población sufre de esto. Él también… siempre tan salado todo.

Y luego… el cáncer de estómago. Esa idea… me quema. Se me hace un nudo en la garganta solo de pensarlo. Es como si cada grano de sal fuera una pequeña bomba de tiempo.

  • Problemas renales: insuficiencia, cálculos… imágenes terribles.
  • Asma: se empeora, lo sé. Mi prima sufre de ello, siempre tan afectada por cualquier cosa… y la sal… un arma contra ella.
  • Osteoporosis: huesos débiles, frágiles… me duele solo de imaginarlo. Mi abuela…sufrió de esto.

El peso… la obesidad. Esa es otra consecuencia. No es solo la sal en sí, son esos alimentos procesados, esos bocadillos… todos con cantidades excesivas de sal. Es un círculo vicioso, horrible. Y la sal está en el medio, siempre ahí, inocente, pero… culpable.

Me da miedo. Miedo a la sal, a lo que esconde. A lo que causa, despacio, silenciosamente, como un asesino a sueldo. Este año… he prometido controlarme. Prometido, pero…

#Exceso #Sal #Salud