¿Qué tomar si has comido algo en mal estado?

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Ante una intoxicación alimentaria, la hidratación es clave: utilice suero oral. Para aliviar síntomas como dolor abdominal, considere Buscapina®. El Paracetamol ayuda con fiebre y malestar general. Probióticos pueden ser beneficiosos para la flora intestinal. Extractos vegetales pueden calmar el estómago. Consulte a un médico si los síntomas persisten o empeoran.

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¿Qué tomar para la intoxicación alimentaria?

¡Uy, qué tema! ¿Intoxicación alimentaria? Uf, eso sí que es horrible. Te entiendo totalmente. Yo pasé por una en el verano del 2018, en un chiringuito en Valencia. ¡Madre mía! Pensé que me moría.

Lo primero, si estás fatal, fatal, corre al médico. Pero si es algo más leve, ahí te va lo que a mí me funcionó (y lo que me dijo el médico después, jeje):

¿Qué tomar para la intoxicación alimentaria?

  • Suero de rehidratación oral: Clave, clave, clave. Te repone los líquidos perdidos. En la farmacia los venden en sobres, ¡son un salvavidas! Recuerdo que compré unos de fresa, en mi farmacia de siempre, costaron como 3 euros, creo.
  • Probióticos: Ayudan a restaurar tu flora intestinal, que con el “ataque” de la intoxicación queda hecha un desastre. Yo tomé unos que me recomendó la farmacéutica, unos de marca blanca, ¡no eran caros!

¿Qué medicamentos se puede utilizar en una intoxicación alimentaria?

  • Buscapina®: Para los dolores de tripa, ¡mano de santo! Aunque a mí me da un poco de sueño, la verdad.
  • Paracetamol: Si tienes fiebre o te duele la cabeza, un paracetamol te ayuda a sentirte mejor. Yo suelo tomar Antidol®, me funciona muy bien.
  • Extractos de plantas: Yo soy mucho de manzanilla y jengibre. La manzanilla para calmar el estómago y el jengibre para las náuseas. Hice un té de jengibre con limón y miel, ¡me sentó genial!

Ojo: ¡Esto no es un consejo médico! Si te sientes muy mal, ve al médico. Y sobre todo, hidrátate mucho, mucho, mucho. ¡Ánimo! Espero que te recuperes pronto.

¿Qué tomar cuando comes algo en mal estado?

Cuando comí ese sandwich de pollo en mal estado, ¡puaj!, lo primero fue el pánico. Estaba en la playa de Valencia, a las 3 de la tarde, un calorazo de narices. Sentí un sabor raro, ácido, pero ya me había comido medio, así que la cagué.

Al rato, un dolor de estómago que me doblaba. ¡Madre mía, qué mal lo pasé! Luego, las visitas al baño… interminables.

  • Rehidratación a tope: Bebí Aquarius como si no hubiera un mañana. Agua con limón también ayudó un poco.
  • Probióticos: Me compré unos en la farmacia, a ver si restauraban la flora intestinal. Nunca sé si funcionan de verdad, pero me daba la sensación de que algo hacían.
  • Comida suave: Arroz blanco y caldo de pollo durante días. ¡Qué aburrimiento!

No fui al médico. Pensé que era algo pasajero y, por suerte, así fue. Pero si hubiera empeorado, ¡claro que habría ido!

Ahora, siempre reviso la comida antes de comérmela, sobre todo con el calor. ¡Escarmiento aprendido! Ah, y ahora llevo siempre en el bolso pastillas para el estómago, por si acaso. Manías que le quedan a uno después de una experiencia así, supongo.

¿Qué hacer si creo que he comido algo en mal estado?

Uf, fatal. Me acuerdo del ceviche ese… Playa de Zahara de los Atunes, agosto de 2024. Un calor que derretía hasta las piedras y yo con un hambre… El puestecillo parecía majo, con sus mesitas de madera y las sombrillitas. Pedí un ceviche, tenía una pinta… ay, qué ilusa.

Tres horas después estaba en el baño del hotel abrazada a la taza del váter. Escalofríos, sudores… El estómago me daba vueltas como una lavadora. Vamos, un cuadro. Lo del ceviche me sentó como una bomba. Literalmente. Y yo que pensaba disfrutar de la playita…

Mucha agua. Eso fue lo primero que hice, o intenté. Tragaba un poquito y lo devolvía al instante. Luego conseguí retener algo de Aquarius. Electrolitos, importante, que se pierden un montón con los vómitos y la diarrea. Me tiré todo el día en la cama, hecha polvo. Al final, caldo de pollo, a cucharadas pequeñas. Mi madre siempre decía que el caldo de pollo es mano de santo. Y sí, algo me ayudó.

  • Hidratación: Agua, Aquarius, zumo de manzana (sin gas).
  • Caldo de pollo: Para el estómago revuelto.
  • Reposo: Fundamental.

Me quedé sin playa ese día, y al siguiente aún estaba floja. Lección aprendida: Ojo con el pescado y marisco en verano, sobre todo en chiringuitos playeros, que vete tú a saber. Al menos, el resto de las vacaciones lo pasé bien, jaja, aunque con el estómago un poco sensible. Ahora siempre llevo Biodramina en el bolso, por si acaso. Nunca se sabe.

¿Qué hacer cuando un alimento te sienta mal?

¡Ay, madre, cuando la comida te traiciona! Lo principal es no entrar en pánico.

Me pasó este verano, en julio. Estaba en el pueblo, en Teruel, y fuimos a cenar a un bar nuevo. Pedí una ensaladilla rusa que tenía una pinta… Pero a las dos horas, ¡zas! El estómago empezó a rugir como un león hambriento.

  • Reposar: En cuanto llegué a casa me tiré en la cama.
  • Agua, mucha agua: Botella y a beber, sorbitos pequeños, como dice el médico. ¡Qué asco!
  • Dieta blanda: Arroz blanco soso, porque la ensaladilla aún retumbaba. ¡Ni lácteos, ni grasas, ni nada!
  • Nada de pastillas: Aguanté el tirón sin medicinas raras, mi abuela siempre dice que el cuerpo es sabio.

A la mañana siguiente, seguía floja, pero mucho mejor. Lo importante es escuchar al cuerpo, no forzarlo.

  • Me acordé de mi amiga Ana, que es enfermera. Me dijo que lo más importante es no deshidratarse, porque lo pierdes todo.
  • Llamé a mi madre que para esto son las madres.
  • Me quedé en cama viendo pelis malas.
  • No es plan de llamar al médico, a no ser que sea muy bestia.
  • No comí hasta el día siguiente, un caldito y ya.
  • Me enfadé con el del bar, pero luego se me pasó. La vida es así.

¿Qué tomar para cuando una comida me cae mal?

Loperamida o subsalicilato de bismuto.

El peso en el estómago. Esa sensación… como una piedra fría. O un nudo. Un nudo apretado, tirándote hacia adentro. Hacia un vacío. Recuerdo el verano del 23, comimos paella en la playa… malísima. Esa misma sensación. El sol caía a plomo. El mar… tan azul… tan indiferente.

Loperamida. La palabra resuena, fría, clínica. Casi metálica. Como una cápsula. Blanca, pequeña. Una promesa de alivio. De calma. De silencio en el estómago. El verano del 23… las olas… el sonido… rítmico… constante. Igual que ahora… el latido en mis sienes.

El Bismuto. Rosado. Dulzón. Artificial. Un sabor… de infancia. De remedios caseros. De abuelas. De paños fríos en la frente. De susurros. De silencio. El silencio… que ahora necesito. Dentro. En mis entrañas. El verano del 23… el calor… abrasador. Insoportable. Como este malestar.

  • Loperamida (Imodium A-D): Para la diarrea.
  • Subsalicilato de bismuto (Pepto-Bismol, Kaopectate): Malestar estomacal.

Este año, en la barbacoa de Julio, pasó algo parecido. Carne en mal estado. El mismo peso. La misma piedra. Fría. En el estómago.

¿Cómo saber si me cayó mal la comida?

Síntomas de intoxicación alimentaria: Fiebre, escalofríos, dolor de cabeza, náuseas, vómitos y debilidad son claros indicadores. La intensidad de estos síntomas varía según la persona y el agente patógeno involucrado. A veces, la intensidad inicial puede ser engañosa, la reflexión sobre la rapidez de aparición es clave. En mi caso, una vez sufrí una gastroenteritis brutal tras comer mejillones en mal estado; la debilidad fue impactante.

¿Qué hacer? La hidratación es fundamental. ¡Bebed mucho líquido! Electrolitos, ¡no olvidéis los electrolitos! Si los síntomas son severos o persisten más de 24 horas, consulta médica urgente. No automediques, es un grave error que he cometido en el pasado.

Consideraciones adicionales: La rapidez de aparición de los síntomas puede ser una pista relevante. Algunas intoxicaciones se manifiestan rápidamente; otras, con mayor demora. El tipo de alimento consumido también ayuda a la investigación; a veces, solo una bacteria es la culpable. Es un punto crítico a considerar. Repito, la hidratación es vital, y si te encuentras muy mal, ve a urgencias, ¡por favor!

  • Síntomas inmediatos: Náuseas, vómitos, diarrea.
  • Síntomas tardíos: Fiebre, escalofríos, dolor muscular.
  • Factores de riesgo: Alimentos mal conservados, manipulación inadecuada.

A veces pienso que la digestión es un microcosmos del existir; la lucha entre el orden y el caos, la vida y la muerte, ¡dentro de nuestro propio cuerpo! Este año, por cierto, he ido a urgencias tres veces por problemas digestivos, ¡una barbaridad! La tercera fue por una intoxicación alimentaria por un sushi que claramente no estaba en su mejor momento. Y, ay, el dolor de cabeza… ¡fue horrible!

He tenido varias intoxicaciones alimentarias en mi vida, y créanme, aprender de la experiencia es una escuela dura pero efectiva. Presta atención a la procedencia de tus alimentos y recuerda, la prevención es la mejor medicina.

¿Cuáles son los primeros síntomas de una intoxicación alimentaria?

¡Ay, Dios mío! Recuerdo perfectamente ese día, 20 de julio de este año. Estaba en casa de mi abuela, en el pueblo, comimos esa paella que preparó mi tía… ¡qué rica! Pero, horas después… ¡el desastre! Empezó con un dolor de estómago horrible, como un cuchillo retorciéndose. ¡Qué malestar!

Luego vinieron las náuseas. Tenía la sensación de que iba a vomitar en cualquier momento. Y lo hice. Varias veces. Fue espantoso, sentía que mi estómago se iba a vaciar completamente. Sudaba frío. Estaba débil, sin fuerzas para levantarme de la cama.

No recuerdo exactamente el orden, pero también tuve diarrea. Fue… intenso. No paraba. Me sentía completamente deshidratada. El calor del pueblo no ayudaba nada. La boca seca, era increíble, ¡una sequedad extrema! ¡Qué asco!

Los síntomas fueron devastadores: dolor de estómago agudo, náuseas, vómitos, diarrea, deshidratación extrema y la boca reseca. ¡Qué día! Casi ni me acuerdo. Después de todo eso me sentí muy débil, por lo que llamé al médico.

  • Dolor de estómago intenso: un dolor agudo que no paraba.
  • Náuseas y vómitos repetidos: Me sentía fatal.
  • Diarrea severa: ¡No paraba!
  • Deshidratación extrema: Boca reseca y mucha debilidad.
  • Debilidad general: No podía levantarme de la cama.

Al final, recuperé, aunque me pasó factura. Aprendí la lección: ¡cuidado con la comida! Nunca más comeré paella en casa de mi tía. Es broma, bueno… en parte. Igual, ahora soy más precavida.

Después de todo aquello, el médico me dijo que, además del dolor de estómago, náuseas, vómitos y diarrea, otros síntomas de intoxicación alimentaria pueden incluir: pupilas dilatadas o contraídas, taquicardia o bradicardia, respiración rápida o lenta, confusión y problemas para hablar con fluidez. Casi se me olvidaba, ¡Casi me muero! ¡La próxima vez llamo antes al médico!

¿Cuánto tiempo puede estar la comida sin refrigerar?

Dos horas, dicen. ¡Dos horas! ¿Pero qué pasa si hace calor? ¡Ay, Dios mío, el pollo que hice ayer! ¿Lo habré dejado mucho? Me da cosa. Mejor no lo como.

  • Dos horas, máximo. Eso es lo que dicen los expertos. Nelly Camacho, ¿no? Profesora de nutrición… California, creo.

¡Uf, qué calor hace hoy! Espero que no se haya echado a perder la ensalada de pasta que preparé para la comida de mi sobrina Sofía. Será un desastre si está mala.

  • Carne, pollo, pescado… ¡Peligro! Esos son los más delicados.
  • Productos lácteos también. ¡Se ponen malos rapidísimo! Como el yogur que compré el lunes… a ver si queda algo.
  • Y las sobras… a la nevera enseguida. Aunque sean las torrijas de mi abuela.

¿Qué pasa si hay menos de 90ºF? ¿Sigue siendo dos horas? Tengo que buscar eso. ¡Qué lío! Mi nevera hace un ruido raro últimamente. Debería llamar a un técnico. ¡Ya es tarde!

Temperatura ambiente es la clave. Pero… ¿qué es exactamente eso? Cada día es diferente. Ay, mi cabeza…

Añado más: Frutas y verduras, aguantan algo más, ¿no? Pero tampoco mucho, eh. Me preocupa el tomate que cogí del huerto ayer… Tiene un aspecto sospechoso. Todo esto es un rollo.

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