¿Qué le dice a un pez a otro pez?

35 ver
Un pez, encontrándose con otro, le expresa con simpleza: Nada. La respuesta, igualmente concisa: ¡Nada!. Este breve diálogo ilustra la comunicación elemental, a veces carente de complejidad, entre estos animales acuáticos.
Comentarios 0 gustos

La Brevedad del Silencio Acuático: Una Conversación Íctica

En el vasto y silencioso mundo subacuático, donde el lenguaje humano se disuelve en burbujas efímeras, la comunicación adopta formas sutiles y a menudo enigmáticas. Un encuentro entre dos peces, aparentemente trivial, puede revelar una profundidad inesperada en la simplicidad de su interacción. Imaginemos la escena: un pez, nadando plácidamente, se cruza con otro de su especie. La conversación, si es que podemos llamarla así, se resume a dos palabras: “Nada”. La respuesta, igualmente lacónica: “¡Nada!”.

Esta aparente falta de complejidad lingüística, lejos de ser una deficiencia, refleja una eficiente estrategia comunicativa adaptada a su entorno. Para estos animales, la comunicación verbal elaborada resulta innecesaria, incluso contraproducente. En un medio donde la visibilidad puede ser limitada y el sonido se propaga de manera diferente que en el aire, las señales visuales y las feromonas suelen ser más efectivas para transmitir información crucial como la presencia de alimento, depredadores o potenciales parejas.

Las dos palabras, “Nada”, en este contexto, trascienden su significado literal. No se refieren a la ausencia de acción, sino a la ausencia de necesidad de una comunicación más extensa. Es una afirmación tácita de la normalidad, una confirmación silenciosa de que ambos individuos se encuentran bien, sin amenazas inmediatas, sin necesidad de compartir información urgente. Es el equivalente acuático de un breve saludo, un reconocimiento mutuo en el vasto océano de su existencia.

Este breve diálogo, “Nada… ¡Nada!”, nos invita a reflexionar sobre la diversidad de formas en que los seres vivos se comunican. Nos recuerda que la complejidad no siempre es sinónimo de eficacia, y que la simplicidad puede ser, en el contexto adecuado, una forma de comunicación asombrosamente eficiente. La brevedad del intercambio entre los dos peces nos deja con una sensación de quietud, de serenidad acuática, un eco silencioso que resuena con la profunda y sutil comunicación del mundo subacuático. Nos muestra que, a veces, el lenguaje más efectivo es el silencio, o, en este caso, la palabra más simple que encapsula la totalidad de una interacción: “Nada”.

#Pescado #Pez #Pregunta