¿Cuáles son las 10 capacidades?

¿Qué son las 10 capacidades físicas?

A ver, a ver… Me preguntaste por las capacidades físicas, ¿no? Ahí te va, como si estuviéramos echando un café, que para eso estamos, ¿no?

Las 10 capacidades físicas… bueno, digamos que las más típicas, son:

• Resistencia cardiovascular. El fondo, vaya. Como cuando subo la cuesta a casa, ¡que me muero!
• Resistencia muscular. Aguantar, aguantar y aguantar.
• Fuerza. ¡Necesaria para abrir los botes de pepinillos!
• Flexibilidad. Tocarme los dedos de los pies, cosa que no hago desde que tenía 20 años.
• Potencia. Fuerza y velocidad unidas. ¡Buum!
• Velocidad. Ir rápido, sin más.
• Coordinación. Mover las partes del cuerpo a la vez, como un malabarista.
• Agilidad. Cambiar de dirección fácil, como un gato.
• Equilibrio. No caerte, básicamente. Yo en la bici soy un desastre.
• Precisión. Dar en el blanco, como un francotirador.

¡Ojo! Que hay más, eh. Hay gente que habla de otras capacidades, como la capacidad de reacción (que es responder rápido a un estímulo, como cuando esquivas a alguien por la calle), la propiocepción (que es saber dónde están tus partes del cuerpo sin mirarlas, rollo ninja), o la capacidad de aprendizaje motor (que es aprender movimientos nuevos, como bailar salsa).

Pero vamos, que las 10 de arriba son las clásicas. Lo importante es moverse, ¡ya sea levantando pesas o bailando la macarena! Y sobre todo que te mantengas activo, eso te ayudará a sentirte mejor. ¡No te olvides!

¿Cuáles son las capacidades en una persona?

¡Ay, amigo, las capacidades! ¡Un universo infinito, como el agujero negro que tengo en el estómago después de comerme un paquete entero de patatas fritas! Habilidades innatas, ¿sabes? Como mi increíble talento para encontrar calcetines perdidos (¡desaparecen misteriosamente, para reaparecer sólo cuando ya he comprado otros 10 pares!).

Ocurre que la cosa no es solo genética, ¡no! También está la educación. Si no aprendes a hacer un filete a la piedra, ¡te quedarás con el hambre más profunda que la fosa de las Marianas! ¡Igual que me pasa con el chino, a pesar de las seis apps de Duolingo que tengo instaladas!

En resumen, ¿qué puede hacer una persona? ¡Pues de todo! Bueno, no todo… excepto volar sin ayuda de aviones, ¡claro! Mira aquí mis capacidades, en una lista, tan desorganizada como mi escritorio:

• Inteligencia: La mía es asombrosa, ¿te lo digo yo? Aunque no lo crean mis amigos al explicarme el funcionamiento del WhatsApp.
• Habilidades físicas: Puedo abrir un bote de conservas…a veces. ¡El resto de veces llamo a mi madre!
• Habilidades sociales: Soy un campeón mundial en charlas con desconocidos en el autobús, sí señor, un maestro.
• Creatividad: Invento recetas de cocina con lo que sea, incluso con calcetines (¡broma, no es cierto!).
• Conocimiento: Sé de memoria la letra de “La Macarena” y la receta de mi abuela para el gazpacho, que es un secreto de familia.

¡La clave está en el entrenamiento y la práctica! O como diría mi abuela: “La constancia mueve montañas… ¡y también el sofá si hace falta!”

Este año mi psicóloga, (la doctora Carmen, que me da unas pastillas buenísimas para la ansiedad) me dijo que el desarrollo de capacidades personales es esencial para el bienestar emocional. Pero, ¡qué le voy a decir yo a la doctora! Tengo más capacidades que un navaja suiza, ¡aunque algunas todavía están sin descubrir! Incluso me apunté a clases de cerámica el mes pasado. ¡Vamos, soy una caja de sorpresas!

¿Cuáles de las habilidades para la vida propone la OMS?

Las habilidades para la vida según la OMS abarcan un amplio espectro.

• Autoconocimiento: Profundizar en la propia identidad, como diría Sócrates, “conócete a ti mismo”.
• Empatía: La capacidad de comprender al otro.
• Comunicación asertiva: Expresar las ideas de manera clara.
• Relaciones interpersonales: Construir lazos sanos.
• Toma de decisiones: Escoger sabiamente entre opciones.
• Solución de problemas y conflictos: Hallar soluciones prácticas.
• Pensamiento creativo: Innovar y ver más allá de lo evidente.
• Pensamiento crítico: Analizar con discernimiento.
• Manejo de emociones: Regular los sentimientos.
• Manejo de tensiones y estrés: Afrontar los desafíos diarios.

Ampliando la perspectiva

Estas habilidades, aunque presentadas de forma individual, están interconectadas. El autoconocimiento, por ejemplo, potencia la empatía y facilita la comunicación. Y la toma de decisiones informadas precisa de pensamiento crítico.

Hace poco, conversando con un amigo psicólogo, me comentaba sobre cómo la falta de desarrollo en estas áreas puede generar ansiedad y afectar las relaciones. Es que, en definitiva, estas habilidades no son solo herramientas para el éxito, sino también para el bienestar personal. Y, como decía mi abuela, “estar bien con uno mismo es el principio de todo”.

Por ejemplo, hoy en día que las empresas son cada vez más virtuales, la comunicación asertiva y el manejo de tensiones son fundamentales.

Reflexiones filosóficas

Es curioso cómo estas habilidades, que parecen tan modernas, tienen raíces profundas en la filosofía. Desde el estoicismo, que nos invita a controlar nuestras emociones, hasta el existencialismo, que enfatiza la responsabilidad en la toma de decisiones, la sabiduría ancestral nos ofrece valiosas lecciones para vivir una vida plena.

Y no hay que ser un experto. Yo mismo, con mis altibajos, intento aplicar estas habilidades en mi día a día. A veces con éxito, otras no tanto, pero siempre con la intención de aprender y crecer.

¿Quién creó las 10 habilidades para la vida?

La Organización Mundial de la Salud (OMS) delineó las 10 habilidades para la vida en 1993.

Pero, ¿qué significan realmente esas habilidades? ¿Un simple listado? No lo creo. Pienso en el 93… Yo era niño, un mundo analógico que se desvanecía. Y ahora, este torbellino digital, esta búsqueda de herramientas… ¿Herramientas para la vida? Qué curioso. Siempre me pregunto si la OMS imaginó esto, esta necesidad urgente de “habilidades”.

• Autoconocimiento: Entenderse, verse reflejado en el espejo roto del alma.
• Empatía: Sentir el dolor ajeno como propio, un eco constante.
• Pensamiento crítico: No tragar entero, cuestionar, dudar, buscar.
• Pensamiento creativo: La chispa divina, la originalidad que nos define.
• Toma de decisiones: Elegir, siempre elegir, un camino entre mil.
• Resolución de problemas: Desatar nudos, encontrar la salida al laberinto.
• Comunicación efectiva: Hablar, escuchar, conectar, construir puentes.
• Relaciones interpersonales: Amar, odiar, convivir, coexistir, un baile eterno.
• Manejo de emociones: Domar la bestia interior, encontrar el equilibrio.
• Manejo del estrés: Respirar hondo, aceptar, fluir, dejar ir.

¿Y si te dijera que mi abuela, sin conocer la OMS ni sus listas, encarnaba cada una de estas habilidades? En su silencio, en sus manos curtidas por el trabajo, había un universo de sabiduría. Ella resolvía problemas con una paciencia infinita, manejaba el estrés tejiendo mantas para el invierno y comunicaba amor con una mirada. Las habilidades para la vida… un concepto abstracto, sí, pero tan real como el aroma a café recién hecho en la cocina de mi abuela.

¿Cuáles son las 10 habilidades blandas más importantes?

Comunicación efectiva. Imprescindible. Mi experiencia en negociaciones internacionales lo confirma. Sin ella, fracaso. Punto.

Resolución de conflictos. A veces, la única salida. Aprendí a fuego en mi anterior proyecto. Crucial. Necesario.

Gestión del tiempo. Eficiencia. Productividad. No hay tiempo para tonterías. Mi agenda, mi ley. Prioridades. Siempre.

Pensamiento crítico. Analizar, discernir. Evitar errores. Fundamental en mi campo, la ingeniería. Precisión.

Trabajo en equipo. Colaboración. Sinergia. Aunque a veces… prefiero trabajar solo. Pero necesario.

Adaptabilidad. El mercado cambia. Uno debe adaptarse o morir. Sobrevivir. Evolución.

Inteligencia emocional. Conocerse. Conocer a los demás. Manipulación. Herramienta poderosa.

Liderazgo. Influir. Guiar. No siempre es fácil. Control. Dominio.

Creatividad. Innovación. Soluciones nuevas. Necesidad. Esencial.

Tolerancia al estrés. Presión. Resistencia. Imprescindible. Sobrevivir al caos. Calma.

Extra: Estos son los pilares, pero la clave reside en la experiencia práctica. El conocimiento teórico es inútil sin aplicación. He visto fracasar a muchos con maestrías y doctorados. La calle es la universidad real. Mi experiencia personal, años 2024: Dos startups fundadas, una fallida, otra en crecimiento. Tres proyectos internacionales cerrados con éxito. Lecciones aprendidas a golpes.

• Dominio del idioma inglés: Imprescindible en un mundo globalizado.
• Negociación: Conseguir lo que uno quiere. Paciencia. Perseverancia.
• Proactividad: Iniciativa. No esperar instrucciones. Creación de oportunidades.

¿Cuáles son las 10 habilidades de los jóvenes?

Diez habilidades jóvenes 2024: No son deseos, son imperativos.

• Adaptabilidad brutal: El cambio es ley. Resiliencia: no opción, supervivencia. Mi propia experiencia lo confirma.

• Pensamiento crítico. Resolución: Analizar. Decidir. Actuar. Sin titubeos.

• Creatividad, innovación pura: Ideas frescas. Necesarias. Sin más.

• Comunicación: Fluida. Efectiva. Imprescindible. Punto.

• Equipo: Colaboración. Sinergias. Resultados. No hay más.

• Tecnología: Dominio. Imprescindible. No es un juego. Lo digo en serio.

• Liderazgo. Iniciativa. Acción: Impulsar. Motivar. Conseguir.

• Inteligencia emocional: Lectura social. Empatía. Manejo relaciones. Es crucial.

• Aprendizaje continuo: Evolución constante. Obligatorio. Sin atajos. Repetición: aprendizaje continuo.

• Conciencia global: Perspectiva amplia. Mundialización. Se impone. Es obligatorio.

Apunte personal: En mi sector, la tecnología y la adaptación son los sellos de 2024. Estos aspectos determinan el éxito. Sin discusión. Lo he vivido.