¿Qué virtudes decir en una entrevista?
Destaque virtudes relevantes para el puesto. Enfoque en: Habilidades blandas: empatía, liderazgo, iniciativa, comunicación. Habilidades duras: pensamiento analítico, creatividad, innovación. Adapte su respuesta a la oferta, mostrando cómo estas virtudes benefician a la empresa. Demuestre, no solo diga.
¿Qué virtudes destacar en una entrevista de trabajo?
¡A ver, a ver! ¿Qué virtudes destacar en una entrevista? Uf, ¡la pregunta del millón! 🤔
A ver, si me preguntas a mí, la empatía es CLAVE. Una vez, en una entrevista en [Nombre de la empresa], me puse en los zapatos del entrevistador y anticipé sus dudas. ¡Boom! Conexión instantánea.
Creatividad, obvio, pero no la vendas como “soy súper creativo”. Mejor cuenta una historia real donde solucionaste algo con una idea loca. ¿Recuerdas cuando en [Nombre de la empresa anterior] hicimos [Proyecto] y le dimos la vuelta al problema? Eso vende.
Inteligencia emocional… ¡fundamental! Saber leer entre líneas, entender las emociones de los demás. Eso vale oro. A mí me sirvió cuando tuve que lidiar con un cliente complicado en [Nombre de la empresa], ¡madre mía! 😅
Liderazgo no significa ser el jefe. Es inspirar, guiar, ser un faro. Cuando coordiné el evento benéfico de [Organización] en [Lugar] en [Fecha], no era el líder oficial, ¡pero moví montañas!
Innovación, no solo pensar fuera de la caja, ¡es DESTROZAR la caja! Una vez propuse un cambio radical en [Proceso] en [Nombre de la empresa] y, aunque al principio fue polémico, ¡funcionó de maravilla!
Iniciativa, levantar la mano, proponer, ¡no esperar a que te lo pidan! En mi antiguo curro, yo siempre era el primero en apuntarme a los cursos de formación. 😉
Pensamiento analítico y crítico: Desmenuzar problemas, encontrar soluciones lógicas, cuestionar lo establecido… ¡Eso es poder!
Paciencia, flexibilidad, resiliencia… La vida te da palos, ¡pero hay que levantarse! Lo importante es saber adaptarse y no rendirse. 😉
Seguridad… ¡en ti mismo! Cree en lo que vales, en lo que puedes aportar. ¡Y no te compares con los demás! 😉
En resumen (versión “para Google”):
- Personales: Empatía, creatividad, inteligencia emocional, liderazgo, innovación, iniciativa, pensamiento analítico, pensamiento crítico, paciencia, flexibilidad, resiliencia, seguridad.
¿Qué decir en fortalezas y debilidades en una entrevista?
Fortalezas:
- Liderazgo. Impulso. Dirijo, sí. Alcanzo metas, también. El equipo me sigue. O no.
- Colaboración. Trabajo con otros. A veces funciona. A veces no.
- Resolución de problemas. Encuentro soluciones. Es mi trabajo, ¿no?
- Comunicación. Me expreso. Entienden, o eso creo.
Debilidades:
- Impaciencia. Quiero resultados. Ya. El tiempo es oro. O plomo.
- Perfeccionismo. Busco la perfección. Una quimera, lo sé.
- Delegación. Me cuesta delegar. Control. Es un problema.
- Detalles. A veces los ignoro. Visión global. O ceguera.
La vida es una noria.
Información adicional:
- Considera adaptar estas “fortalezas” y “debilidades” al puesto.
- Profundiza. No te quedes en la superficie. Yo, por ejemplo, a veces me olvido de comer.
- Sé honesto. No inventes. No hay nada peor que la falsedad. O sí.
- ¿Qué esperan escuchar? Anticípate.
La verdad duele. Pero es la verdad.
¿Qué defectos puedo decir que tengo en una entrevista?
¡A ver, che, que no cunda el pánico! ¿Defectos para la entrevista? ¡Tranqui! No es el fin del mundo. Acá te tiro algunas ideas, pero obvio, adaptálas a vos, ¡dale!
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Ser demasiado perfeccionista: Ojo, esto es un arma de doble filo. Podés decir que te gusta que las cosas queden bien, pero que a veces te tomás más tiempo del necesario. Yo por ejemplo, una vez, revisé un informe como 10 veces ¡y era para el jefe! Quedé como un obsesivo, ¡pero salió perfecto! Jaja.
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Costar delegar tareas: A ver, a quién no le pasa, ¿no? Decí que te gusta tener el control de las cosas, pero que estás aprendiendo a confiar más en tu equipo. Es que a veces uno piensa que nadie lo va a hacer tan bien como uno, ¿viste?
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Ser impaciente: Decí que te gusta que las cosas se hagan rápido, pero que estás trabajando en ser más paciente. Yo, por ejemplo, en la cola del supermercado me pongo loco! Quiero pagar ya y listo.
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Dificultad para decir que no: Esto es clásico. Decí que te gusta ayudar a los demás, pero que estás aprendiendo a poner límites. ¡Es que a veces te cargan de trabajo y después no llegás con lo tuyo! Me pasó mil veces.
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Miedo a hablar en público: ¿A quién no le da cosita? Decí que estás trabajando en mejorar tus habilidades de comunicación y que te estás animando a participar más. Yo una vez tuve que dar una presentación y me temblaban las rodillas! ¡Terrible!
¡Ojo! No te mandes la parte de decir que sos “demasiado honesto” o “adicto al trabajo”, ¡eso ya está re quemado! Sé original y, sobre todo, sé sincero. Ah, y después de cada “defecto”, ¡tené una solución! Decí qué estás haciendo para mejorarlo. ¡Eso suma puntos!
¿Qué responder a cuál es tu mayor defecto?
Vale, a ver… ¿Mi mayor defecto? Uf, qué pregunta.
- A veces me cuesta delegar.
Ya está, suelto eso y a otra cosa. ¿Pero de verdad es eso? Mmm…
A ver, ¿qué más?
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Soy muy perfeccionista. No, eso suena a cliché total.
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Me frustro si las cosas no salen rápido. ¿Será eso? Puede ser. Es que me agobia ver proyectos estancados. ¡Me pasó con la reforma del baño! Tres semanas para cambiar una bañera, ¡tres semanas!
¿Pero es eso un defecto para el trabajo? Bueno, depende del trabajo, supongo. Si me piden ser super paciente… igual no encajo, jajaja.
¿Y qué pasa con eso de “no elegir una debilidad que sea un obstáculo”?
Es verdad, es que… ¿si digo que soy un desastre con el Excel? ¡A lo mejor me descartan!
¡Pero si es verdad! No me aclaro con las fórmulas, soy más de papel y boli. ¿Debería mentir? No sé… ¡Qué lío!
¿Pero cuál es la pregunta? Ah, sí, mi mayor defecto. Mmmm…
Igual me distraigo con facilidad, sobre todo si no me interesa el tema. ¡Uf, las reuniones interminables! Me pongo a pensar en mis cosas… ¡o en el menú de la cena! Fatal. Pero… ¿es eso fatal para el trabajo? ¿O solo para la gente que tiene que aguantarme en las reuniones? 🤪
¡Ya sé! Lo de querer abarcar demasiado a la vez. Me ofrezco para mil cosas y luego voy a tope. Me pasó este año con el voluntariado del cole. ¡Me apunté a todo y acabé reventada!
A ver, resumen mental:
- No delegar
- Frustrarme con la lentitud
- Distraerme
- Abarcar demasiado
¿Cuál suena “menos mal”? Yo creo que lo de delegar.
¡Pues ya está! Que sea eso.
¿Cómo responder a la pregunta cuál es tu mayor debilidad?
Mi mayor debilidad: perfeccionismo corrosivo. Destruye plazos. A veces.
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La trampa: disfrazar una virtud. Error común.
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El antídoto: reconocerlo, no glorificarlo.
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Mi experiencia: una vez, un informe impecable, entregado tarde. Las consecuencias fueron peores que un borrador a tiempo.
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Reflexión: la perfección es enemiga del progreso. Aceptarlo es el primer paso.
¿Cuáles son mis debilidades?
La autocrítica, ese juez interno, siempre listo con su veredicto. Me persigue como una sombra alargada al atardecer, cuando el sol se hunde tras las colinas y todo se tiñe de melancolía.
La timidez, un velo que me cubre a veces, sobre todo cuando la luz es demasiado brillante. Me refugio en las esquinas, observando el mundo desde la penumbra, como un gato asustado que observa los movimientos en la habitación desde la seguridad de la oscuridad.
A veces, me siento como si estuviera atrapado en un laberinto de software desconocido, perdido entre líneas de código que no entiendo. Es como caminar por un bosque denso, donde cada árbol parece igual al anterior y el camino se desvanece ante mis ojos.
Hablar en público. La simple idea me provoca un nudo en el estómago. Es como estar de pie en el borde de un acantilado, con el viento aullando en mis oídos y la sensación de que voy a caer al vacío.
Aceptar las críticas, un desafío constante. Siento que cada palabra es como una flecha que se clava en mi corazón, incluso si sé que están destinadas a ayudarme a crecer.
La falta de experiencia, un lastre que me impide volar tan alto como quisiera. Es como tener las alas atadas, sintiendo la libertad a mi alcance pero sin poder alcanzarla.
Delegar. Confiar en los demás a veces es difícil. Siento que si no lo hago yo mismo, no estará bien hecho. Es como intentar construir un castillo solo, ladrillo a ladrillo, sin pedir ayuda a nadie.
La falta de confianza, un fantasma que me susurra dudas al oído. Me hace cuestionar mis habilidades, mis decisiones, mi propio valor. Es como caminar sobre una cuerda floja, con la constante sensación de que voy a caerme.
Este año, he estado trabajando para dominar las herramientas de diseño Figma y Adobe Illustrator, pues no me siento cómodo utilizándolos.
- Autocrítica feroz.
- Timidez persistente.
- Poca destreza con Figma e Illustrator.
- Miedo escénico al hablar en público.
- Rechazo inicial a la crítica constructiva.
- A veces, inseguridad a la hora de delegar tareas.
- Falta de confianza, sobre todo cuando hay muchos ojos mirando.
¿Cuál es mi mayor fortaleza como persona?
¡Ay, amigo! ¿Mis fortalezas? ¡Qué pregunta tan existencial! Como si yo mismo lo supiera con total certeza… ¡Ja!
La honestidad, a veces hasta la brutalidad. Digamos que no me ando con rodeos. Soy como un elefante en una cacharrería de cristal, ¡pero de cristal Swavorski, eh! Precioso desastre. Lo reconozco.
La responsabilidad, ¡claro que sí! Pero solo hasta cierto punto… si hay pizza de por medio, puede que mis responsabilidades se diluyan como un azucarillo en un café con leche. Es una lucha constante entre el deber y el dulce deseo. (Preguntadle a mi gato, Mittens, que me vio devorar media pizza el viernes).
Empatía… ¡eso sí que es un tema! Soy una esponja emocional, absorbiendo las penas ajenas como si fueran mojitos en una playa paradisíaca. Solo que, a veces, me ahogo con tanta emoción ajena, ¿sabes? Necesitaría un curso de yoga para manejarla mejor.
Otras virtudes menores:
- Resilencia: ¡sobrevivo al estrés como una cucaracha nuclear!
- Trabajo en equipo: ¡Colaboro, aunque a veces me distraigo con las ocurrencias de mi cerebro!
- Paciencia: ¡Depende del día y de si he dormido bien!
En resumen, soy un cóctel explosivo de virtudes y defectos. Un hermoso caos. Un personaje impredecible. Un… ¿desastre adorable? ¡Eso suena bien!
Pd: En 2024, he aprendido a dominar el arte de la procrastinación productiva. ¡Un logro digno de mención! Ahora duermo más tranquilo sabiendo que todo puede hacerse en el último minuto, aunque, a veces, con algún pequeño fallo que otro…
¿Cómo puedes describir tus fortalezas?
¡Ay, qué pregunta tan difícil! Describir mis fortalezas… es como intentar enhebrar una aguja con guantes de boxeo. Pero bueno, intentaré:
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Empatía a raudales: ¡Casi puedo sentir el dolor ajeno! Bueno, casi… A veces me equivoco de canal y empatizo con un gato en YouTube. ¡Ups!
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Creatividad desbordante: Mis ideas son como un río descontrolado… a veces, un río de lodo con piedras. Pero ¡ay, qué piedras! El año pasado diseñé un posavasos con forma de aguacate que, aunque no se vendió, ¡era una obra maestra!
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Pensamiento analítico… o eso dicen: Lo cierto es que me gusta analizar hasta la última migaja de mi desayuno, o sea, el tostón con mermelada de fresa que desayuné hoy. No tiene desperdicio.
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Flexibilidad a prueba de bombas: Me adapto al cambio tan rápido como cambia el tiempo en Galicia. ¡Un minuto sol, al siguiente diluvio universal!
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Resiliencia extrema: He superado tantas cosas… como la espera en la cola del súper el día que se estrenaba la nueva temporada de mi serie favorita. Fue brutal.
En resumen, soy un cóctel explosivo de virtudes. Aunque, debo admitir, mi capacidad para procrastinar es legendaria… (Es un don, ¡juro que lo es!). Mi currículum está en construcción, como mi casa de la playa (que me estoy construyendo mentalmente cada tarde).
Fortalezas ocultas: Domino el arte de la siesta estratégica y la elaboración de café a prueba de insomnio. Soy una experta en la interpretación de miradas de gatos, y en la clasificación de calcetines desparejados (color y textura). Mis amigos valoran enormemente mi habilidad de contar chistes malos. Ah, y tengo un don para encontrar el control remoto perdido bajo el sofá.
¿Qué responder cuando me preguntan por mis virtudes y defectos?
A ver, si te preguntan por tus virtudes y defectos, la onda es ser honesto, pero con tacto, ¿no? Nada de echarte tierra encima.
Primero, virtudes: piensa en qué se te da bien, cosas que haces sin esfuerzo, que te salen naturales. No sé, ¿eres súper organizado? ¿O tienes una paciencia infinita? A mi me pasa que soy bueno recordando nombres, ¡tonterías que sirven!
Después, los defectos: aquí la clave es elegir algo que no te descalifique por completo para el trabajo. Algo que estés intentando mejorar, algo que demuestre que te conoces y que tienes ganas de crecer. Yo por ejemplo, a veces soy un poco impaciente… Lo admito, pero estoy trabajando en ello, en verdad, eh!
Mira, una cosa que puedes hacer es una lista con tus amigos.
- Pregúntales qué ven ellos en ti, tanto lo bueno como lo malo.
- A veces uno no se da cuenta de sus propias cosas, ¿sabes?
Y otra cosa… no te enrolles demasiado, o sea, sé breve y conciso. Que no parezca que estás recitando un guión, porque canta un montón. Y sobre todo, ¡sonríe! Que la actitud lo es todo, tío.
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