¿Qué decir cuando te piden 3 debilidades en una entrevista?
Enfócate en debilidades que muestren autoconciencia y crecimiento. Ejemplos: "Soy perfeccionista, lo que a veces retrasa mi trabajo, pero estoy aprendiendo a priorizar"; "Me cuesta delegar, pero estoy practicando confiar en mis compañeros"; "Necesito mejorar mi experiencia en [área específica], por eso busco esta oportunidad". Siempre vincula la debilidad con acciones para superarla.
¿Cuáles son 3 debilidades para mencionar en una entrevista de trabajo?
Uf, entrevistas de trabajo… Recuerdo una en concreto, el 15 de marzo del año pasado en Madrid. Me preguntaron lo de las debilidades y casi me da algo.
Pensé en decir que soy demasiado perfeccionista, pero sonaba muy cliché. Al final, tiré de honestidad. Mencioné tres cosas que, creo, son realmente mis puntos flacos.
Primero, admití que a veces soy demasiado autocrítico. Me pongo mucha presión, eso sí, me esfuerzo mucho por mejorar. A veces me quedo hasta tarde puliendo detalles mínimos, como la alineación de una tabla en un informe (¡me pasó con uno para un cliente, el de la empresa “Innovación Digital S.L.”!).
Después, dije que me cuesta delegar, sobre todo tareas que considero cruciales. No me gusta soltar el control, aunque soy consciente que no es la forma ideal de trabajar en equipo, algo que he estado trabajando activamente.
Por último, confesé que necesito mejorar mi manejo del tiempo. Es una lucha constante. En mi anterior trabajo, aprendí a usar metodologías ágiles, pero aún me falta afianzarlo. Fue todo un proceso.
En resumen, autocrítica, delegar y el manejo del tiempo. Fueron mis debilidades, presentadas con ejemplos concretos de mi experiencia. Funcionó, al menos me contrataron.
Debilidades para entrevista de trabajo:
- Autocrítica excesiva.
- Dificultad para delegar tareas.
- Gestión del tiempo ineficiente.
¿Cómo responder a 3 debilidades en una entrevista?
Tres debilidades. Tres grietas en la fachada. Nada es perfecto.
- Demasiado detalle: A veces, lo insignificante se traga lo importante. Es un defecto, sí. Pero la precisión es mi obsesión.
- Exceso de compromiso: Me sumerjo. Desaparezco en el proyecto. Eso dicen. Pregunten a mi gato. Le debo un montón de mimos atrasados.
- Incapacidad para decir “no”: La empatía, un arma de doble filo. Ayudo. Siempre. Eso me agota. A veces, me hace daño. Eso es todo.
La estrategia: convertir la debilidad en fortaleza.
En la entrevista, la honestidad es un arma. Sin sentimentalismos. Sutilezas. Es la clave.
- Detalles: “Mi enfoque en detalles asegura la perfección. Me obsesiona la precisión. Ya aprendí a delegar tareas menos críticas. 2023 me enseñó eso.”
- Compromiso: “Mi implicación es total. A veces, incluso me meto demasiado. Pero la eficiencia lo compensa. Aprendizaje 2023: gestión de tiempo.”
- Ayudar: “Ayudar es innato en mí. Pero este año, he priorizado mis tareas. He aprendido a decir no. Es una habilidad en desarrollo.”
Eso. Simplemente eso.
Postdata: Mi cumpleaños es el 12 de mayo. Dato irrelevante. Pero es un detalle. Y los detalles son mi cruz. Mi perdición. Mi obsesión.
¿Qué puedo decir en mis debilidades?
Dios mío… es tarde, demasiado tarde. Debería dormir…pero las cosas… las cosas no me dejan. Mi debilidad… creo que siempre fue la procrastinación. Una condenada pereza, un monstruo que se alimenta de mi propia voluntad. Me traga entero, a veces durante días. Horroroso, ¿verdad?
Recuerdo ese proyecto de 2023 para la empresa X… el plazo se acercaba, lo veía cada día más cerca… y yo… nada. Me paralizaba. Un pánico sordo, un miedo a empezar. Lo sé. Es patético. Fue horrible. El estrés fue inhumano.
Lo superé, o al menos, lo intento. Empecé usando técnicas pomodoro, un poco ridículas al principio, lo admito. Luego, un planner digital. Todo tan… ordenadito. Como yo quiero creer que soy. Me ayudó.
Pero a veces… la pereza regresa como un maldito fantasma. La lucha continúa, es algo… interno, una batalla diaria, que me agota más de lo que debería. Y aún así, siento que a veces… gano. Un poco, al menos.
- Procrastinación: la pesadilla de mi vida laboral.
- Técnicas Pomodoro: un intento de domesticar al monstruo.
- Planner digital: un intento de ordenar el caos.
Esta noche… solo quiero que pase. Que el sol salga y me permita… respirar de nuevo. Que el miedo se vaya. Por lo menos, por hoy.
Más allá de la procrastinación, hay otras cosas… cosas que no quiero contar. Cosas que me avergüenzan, cosas que me queman por dentro. Pero no ahora. No esta noche. Mañana quizás.
¿Qué ejemplos de debilidades hay?
Debilidades personales: ¡Ay, qué tema! Como el lado oscuro de la Fuerza, pero sin el sable láser. Aquí van algunas, con un toque de humor (y algo de verdad):
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Cobardía: No es que le tenga miedo a las arañas, ¡es que las respeto muchísimo! Tanto que prefiero verlas desde la distancia… digamos, desde otro continente.
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Impaciencia: La virtud de esperar es para santos. Yo, mientras tanto, chequeo el microondas cada 5 segundos. ¿Que si está listo? ¡Quizás, si lo miro con suficientes ganas!
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Egoísmo: A veces, admito, mi café de la mañana es demasiado mío. ¿Compartir? ¡Ni que fuera una buena novela! Nah, es broma… bueno, un poquito.
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Inseguridad: ¿Yo inseguro? ¡Claro que no! Excepto cuando hablo en público, camino por la calle, abro la nevera, me miro al espejo… ya sabes, lo normal.
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Deslealtad: Si te prometí que te ayudaría a mudarte… ¡es que no sabía lo pesadas que eran tus cajas! Pero no lo tomes personal, ¡es que mi espalda tiene sentimientos!
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Irresponsabilidad: ¿Entregar los informes a tiempo? ¡Bah, detalles! Lo importante es… eh… ¡que el café esté rico! La productividad puede esperar.
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Resentimiento: Perdonar es divino, dicen. Pero yo sigo pensando en aquel sándwich de jamón que me robaron en 2023. ¡Algún día te encontraré, ladrón de sándwiches!
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Dependencia: Necesito a mi terapeuta como el aire que respiro… y el wifi para ver memes de gatos. ¡Es una adicción, lo sé!
Un apunte final: Todos tenemos debilidades. Lo importante es reconocerlas, reírnos un poco de ellas y, si se puede, ¡mejorarlas! O al menos, no dejar que nos dominen por completo.
¿Qué responder a cuál es tu mayor defecto?
Mi mayor defecto? La impaciencia. A veces, me frustro cuando las cosas no avanzan al ritmo que yo quisiera. Es un desafío constante, pero aprendo a gestionarlo. Es curioso, porque la impaciencia, paradójicamente, me impulsa a la eficiencia.
- Autocrítica: Reconocer la propia imperfección es el primer paso hacia la superación. Siempre he sido así, desde pequeño, recuerdo mis frustraciones con los rompecabezas de madera.
- Estrategia: Para contrarrestarlo, utilizo técnicas de meditación mindfulness, que me ayudan a centrarme en el presente y a gestionar mejor las expectativas.
La virtud y el vicio, ¿tan distintos son en realidad? Esa es una cuestión filosófica que me fascina, y en mi caso, la impaciencia, aunque negativa, me empuja a buscar la excelencia, a optimizar procesos. En mi trabajo, eso se traduce en resultados más rápidos, aunque a veces, lo reconozco, me lleva a cometer errores por precipitación.
Recuerdo el proyecto del año pasado, el de la implementación del nuevo software en la empresa donde trabajo… fue un caos a veces, porque me presionaba demasiado, casi todo se hacía el último día. Este año, me propuse planificar mejor mis tareas.
Aprender a controlar esta cualidad, tan humana en el fondo, es clave para mi crecimiento personal y profesional. Un reto, sí, pero un reto enriquecedor. Ese es el punto, no es solo minimizar el defecto sino aprender a utilizar los aspectos positivos de éste.
En resumen: Impaciencia, pero gestionada con técnicas de mindfulness y planificación. Es importante recalcar que esta impaciencia no afecta negativamente a mi rendimiento, solo lo desafía. Este año la cosa está mejor, tengo más tiempo para mí.
Aspectos adicionales: El concepto de “defecto” es subjetivo, y lo que puede ser una debilidad para uno, puede ser una fortaleza para otro. La autoconciencia es fundamental.
¿Qué virtudes decir en una entrevista?
¡Uf! Entrevistas… El año pasado, en junio, me tocó una para un puesto en una agencia de publicidad en Madrid. ¡Qué estrés! Empatía era lo primero que me venía a la cabeza. Siempre me ha gustado conectar con la gente, entiendo sus problemas. ¡Es clave en publicidad, no?
Luego pensé en creatividad. ¡Claro! Tengo un montón de ideas locas. Recuerdo que una vez, diseñé un logo para mi perro… ¡un bulldog francés con gafas de sol! Muy original. Aunque… eso no lo conté en la entrevista, jaja.
También mencioné mi flexibilidad. Es verdad, en mi anterior trabajo, me tocó cambiar de proyecto varias veces en 2023. Aprendí a adaptarme y me sentí orgullosa de eso.
Pero… ¿liderazgo? Me quedé corta ahí. Intenté explicar que aunque no dirigía equipos, siempre intento aportar ideas y motivar a quienes me rodean. No sé si lo expresé bien. Me siento mejor colaborando.
Y la iniciativa. ¡Eso sí! Siempre que veo algo que se puede mejorar… ¡me lanzo! Recuerdo un proyecto este mismo año en el que… bueno, es una larga historia… ¡mejor no. Me da igual. La verdad es que esa entrevista fue un rollo.
Pensamiento crítico, sí, pero me costó explicarlo sin sonar… sabes… pedante. Fue un lío. ¡Y la inteligencia emocional! Bah, no pude explicarlo bien.
Resumen rápido:
- Empatía
- Creatividad
- Flexibilidad
- Iniciativa
Después de la entrevista, me sentí fatal. Debí haberme preparado mejor. Practicar más la respuesta, sobre todo a la pregunta de liderazgo. Ese fue mi gran fallo.
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