¿Cómo bajar la tensión mínima de forma natural?
Ay, la tensión baja... ¡qué malestar! A mí me funciona controlar la dieta, ¡olvidarse de la sal es clave! El ejercicio, aunque cueste al principio, es fundamental; un paseo diario, ¡maravillas hace! Dejar el tabaco y el alcohol, ni que decir, y dormir bien, ¡eso sí que es un lujo! Pero ojo, esto no es magia, si la tensión persiste, al médico ¡sin dudarlo! Es crucial cuidarse con cariño y responsabilidad.
¡Ay, la tensión baja! ¿Quién no la ha sufrido? A mí, me ha dado más de un susto, esos mareos repentinos, esa sensación de flotar… ¡un horror! Recuerdo una vez, estaba haciendo la compra, ¿sabes?, cargada hasta arriba de bolsas, y de repente… ¡zas! Casi me desplomo en medio del pasillo. Desde entonces, me lo tomo mucho más en serio.
Controlar la dieta, eso sí que es primordial. Yo, por ejemplo, he tenido que olvidarme casi por completo de la sal. ¡Qué sacrificio! Al principio, todo me sabía a cartón, pero ahora ya estoy acostumbrada. Y el azúcar, ¡ni se me acerca! He leído que un estudio decía que, algo así como el 70% de la población tiene problemas con la presión arterial por culpa de la alimentación, ¡y no es broma! ¿Quién iba a decirlo?
El ejercicio, ¡qué pereza a veces! Pero es que luego te sientes tan bien… Yo empecé con paseos cortos, de quince minutos, nada de grandes esfuerzos. Luego, poco a poco, fui añadiendo tiempo, ¡y ahora hasta disfruto! Un paseo matutino por el parque, con el sol en la cara… ¡qué maravilla! Claro, hay días que me cuesta más, que me apetece quedarme en el sofá… ¡pero me acuerdo de aquel susto en el supermercado y me animo!
Dejar el tabaco y el alcohol, ¡eso ni se pregunta! Mi tío, que fumaba como un carretero, tuvo que ingresar por una bajada de tensión brutal. Fue una lección para toda la familia. Y el alcohol… a veces, una copita de vino, pero con moderación, ¿eh? Que no nos pase como a mi prima, que después de una noche de fiesta terminó en urgencias.
Dormir bien… ¡qué lujo! Sé que es difícil, con el estrés de la vida moderna y todo. Pero, aunque cueste, intento dormir al menos ocho horas diarias. Me relajo antes de dormir, leo un rato, escucho música suave… lo que sea para desconectar. Y, sobre todo, procuro irme a la cama y levantarme siempre a la misma hora, para que mi cuerpo tenga una rutina.
Pero ojo, que esto no es magia. Todas estas cosas ayudan muchísimo, claro, pero si la tensión sigue baja, al médico, ¡sí o sí! No nos automediquemos ni juguemos a ser doctores. Cuidarse es fundamental, con cariño, con responsabilidad, y sin miedo a pedir ayuda. Que la salud es lo primero, ¿verdad?
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