¿Cómo saber si hay algo malo en el estómago?
Señales de alerta estomacales:
- Sangre en heces.
- Dolor abdominal intenso.
- Acidez persistente, resistente a antiácidos.
- Pérdida de peso sin causa aparente.
- Vómitos o diarrea prolongados. Ante cualquiera de estos síntomas, consulta a un médico.
¿Cómo identificar molestias estomacales?
¡A ver! Te cuento, identificar problemas estomacales a veces es un lío, ¿no crees? A mí me ha pasado un par de veces y al principio, cero idea de qué estaba pasando.
Sangre en las heces, ¡uff!, eso sí que es una señal de alerta. Recuerdo una vez, hace como 3 años, que después de una comida en un restaurante italiano (pagamos como 60 euros), empecé a sentirme fatal. Al día siguiente vi… bueno, ya sabes. No fue bonito.
Si tienes un dolor abdominal que te dobla, pero de esos que no te dejan respirar, ¡ojo!. Eso no es normal. Y si tomas antiácidos como si fueran caramelos y nada cambia, pues… ¡a correr al médico!.
Una cosa que me preocupa es bajar de peso sin querer. A mi abuela le pasó y resultó ser algo más serio.
Y si no paras de vomitar o tienes diarrea sin parar, ¡cuidado!. Una vez me pasó en un viaje a Barcelona y estuve dos días encerrado en el hotel. ¡Qué horror!.
¿Cómo identificar molestias estomacales?
- Sangre en las heces
- Dolor abdominal severo
- Acidez que no mejora con antiácidos
- Pérdida de peso no intencional
- Vómitos o diarrea persistentes
¿Cómo se manifiesta la ansiedad en el estómago?
La ansiedad me destroza el estómago.
Literalmente.
El dolor es real, aunque la razón… bueno, esa está en mi cabeza.
Me acuerdo perfectamente. Era junio, este año. Presentaba mi tesis. En la biblioteca, un calor sofocante. Yo, helado.
- Nudo en el estómago: Una presión constante, como si tuviera una piedra ahí.
- Náuseas: Sentía que iba a vomitar en cualquier momento. Asqueroso.
- Retortijones: Punzadas repentinas. Iban y venían. Qué horror.
No pude comer nada en todo el día. Bueno, sí, dos galletas saladas y un sorbo de agua. El estómago, un volcán a punto de estallar.
Pero hay más:
- Diarrrea: Varias veces al baño antes, durante, y después de la presentación. No te digo más.
- Hinchazón: Parecía embarazada de trillizos.
- Digestiones pesadas: Incluso semanas después, cualquier cosa que comía me sentaba fatal.
¡Y después la presentación salió bien! Ironías de la vida. El cuerpo traicionándome cuando la mente estaba a punto de triunfar. En fin, ansiedad = estómago hecho polvo.
¿Qué sientes cuando tienes ansiedad en el estómago?
Nudos. Muchos nudos. Como si tuviera una bola de estambre ahí dentro, alguien tirando de los hilos. Apretando. ¿Será que comí algo malo? No, no creo. Es la ansiedad, seguro. Mañana tengo esa reunión con el jefe. Uf. Agh.
Malestar. No dolor, malestar. Como una presión. Constante. Me dan ganas de doblarme. Ayer me pasó lo mismo, justo antes de la presentación. Tuve que ir al baño tres veces. Tres.
Ardor. A veces. Sube por el pecho. ¿Acidez? Puede ser. Tomé un antiácido y algo mejoró. Debería comprar más. Los de menta son los mejores. Sí, mañana compro. O hoy. Ahora. Voy ahora.
- Nudos en el estómago
- Sensación de presión y malestar
- A veces, ardor que sube por el pecho
El otro día, hablando con mi amiga Laura, ella me decía que le pasa algo parecido. Le recomendaron infusiones de manzanilla. Dice que le va bien. Podría probar. Aunque a mi la manzanilla… no me va mucho. Prefiero el té de jengibre. Me acuerdo el año pasado, en la boda de mi primo, la ansiedad me mataba. Me tomé dos tilas y nada. Igual la manzanilla…
Me estoy enrollando. Tengo que concentrarme en el informe. Si termino pronto, puedo ir al súper y comprar antiácidos y jengibre. Y manzanilla, por si acaso. La reunión es a las 10. Debo estar allí a las 9:45. No quiero llegar tarde. Más ansiedad. Más nudos. Necesito respirar.
¿Cómo eliminar la ansiedad en el estómago?
Ejercicio físico: El movimiento es clave. No hace falta correr una maratón. Una caminata a paso ligero, yoga, o incluso bailar en la cocina, libera endorfinas, auténticos analgésicos naturales. Recuerdo una vez, subiendo un cerro cerca de Valparaíso, cómo la tensión en mi estómago se disipaba con cada paso. ¿Casualidad? Lo dudo. El cuerpo y la mente están conectados.
Respiración diafragmática: Inhala profundamente, inflando el abdomen, no el pecho. Retén unos segundos y exhala lentamente. Parece simple, pero es una herramienta poderosa. Personalmente, practico 5 minutos al día, me ayuda a centrarme. ¿Para qué complicarse la vida con técnicas complejas si lo simple funciona? A veces, la solución está justo delante de nuestras narices.
Alimentación consciente: Ojo con lo que comes. Reducir el café, el alcohol y las comidas procesadas puede marcar la diferencia. Una vez, después de un atracón de comida rápida, mi estómago se rebeló. Lección aprendida. Ahora prefiero una buena ensalada o un plato de lentejas. Nutrir el cuerpo es nutrir la mente. ¿Será que somos lo que comemos? Me lo pregunto a menudo.
Conexión con la naturaleza: Un paseo por el parque, escuchar el canto de los pájaros, sentir la brisa en la cara… La naturaleza tiene un poder curativo increíble. El año pasado, pasé un fin de semana en el Cajón del Maipo, en Chile. La inmensidad de la montaña me empequeñeció, y con ello, mis preocupaciones. A veces, hay que perderse para encontrarse.
Más allá de estas recomendaciones, hay otras estrategias como la meditación, el mindfulness o incluso un buen baño caliente. Explora, experimenta y encuentra lo que mejor te funcione. Al final, el camino hacia el bienestar es personal e intransferible.
¿Qué medicamento es bueno para los nervios en el estómago?
Pues sí, Iberogast va bien. Para los nervios en el estómago, ya sabes, esa sensación rara… A mí me lo recomendó mi tía. Dice que a ella le funciona de maravilla. Iberogast, ese con las hierbas. Nueve plantas lleva, ¿te lo puedes creer? Yo me lo tomé el otro día, porque tenía un examen y, buah, el estómago fatal. Me ayudó bastante, la verdad.
Iberogast para el estómago, sí. Para cuando te sientes así, como revuelto… Ya sabes, con náuseas y todo eso. A mí me pasa mucho cuando tengo que hablar en público. Pero bueno, con las gotitas estas, más o menos se controla. No es que sea milagroso, pero algo hace. Me lo tomo antes de comer. O después, no sé, depende.
Nueve plantas, ¡casi nada! Manzanilla, Melisa, Iberis amara, Angélica… ¡Un montón! Es como un popurrí para el estómago, jaja. No sé si será por las plantas o qué, pero algo hace. A mí me relaja. La verdad que sí. A ver, no cura milagros, claro, pero alivia. El otro día, por ejemplo, comí fatal, un montón de comida basura. Me sentó como una patada. Me tomé Iberogast y mejoré un poco.
- Iberogast: Para los nervios en el estómago.
- Composición: Nueve plantas medicinales.
- Beneficios: Alivia molestias estomacales y normaliza los movimientos.
- Recomendación personal: Me ha funcionado para exámenes y comidas pesadas. Lo compré en la farmacia de la esquina, esa que está al lado del súper, ¿la conoces?
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