¿Cómo saber si los lunares son buenos o malos?
La mayoría de los lunares son benignos. Sin embargo, cambios en tamaño, color, forma, o la aparición de picazón, dolor, sangrado o inflamación requieren consulta médica inmediata. La evaluación profesional es crucial para descartar melanomas.
¿Cómo identificar lunares benignos y malignos?
A ver, identificar lunares benignos y malignos… ¡Uf, qué tema! Yo me rayé bastante con esto hace un tiempo.
Los lunares suelen ser tranquilos, ¿no? Algunos hasta tienen pelitos, se arrugan con la edad… Normal. Pero, ¡ojo!, si notas que cambia de color, de tamaño, o te da picazón, duele, sangra o se inflama, corre al médico. No te confíes.
Yo, por ejemplo, me flipé con un lunar en la espalda. No me dolía, pero cambió de forma, como si se hubiera “corrido” un poco. ¡Qué mal rollo! Fui a mi dermatólogo de confianza, el Dr. Pérez, en la calle Alcalá (Madrid). Me cobró 80€ la consulta. Me revisó con lupa y, por suerte, era benigno.
Igual, ¡nunca está de más una revisión anual! Mejor prevenir que lamentar.
Información de preguntas y respuestas breve, concisa y no personalizada:
¿Cómo identificar lunares benignos?
Generalmente inofensivos, pueden tener vellos o volverse prominentes o arrugados.
¿Cuándo consultar a un médico por un lunar?
Si cambia de color o tamaño, pica, duele, sangra o se inflama.
¿Son peligrosos todos los lunares?
No, la mayoría son benignos. Sin embargo, es crucial controlar cualquier cambio.
¿Cómo se diferencia un lunar bueno de uno malo?
Un lunar “bueno” se distingue de uno potencialmente peligroso, como un melanoma, principalmente a través de la regla ABCDE. Esta guía, aunque no infalible, ofrece una estructura simple para la autoevaluación cutánea.
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Asimetría: Un lunar benigno suele ser simétrico. Si lo divides mentalmente por la mitad, ambas partes deberían ser parecidas. Un lunar asimétrico, donde las mitades son dispares, es una señal de alerta. Recuerdo una clase de arte donde el profesor insistía en la simetría como señal de belleza, quizás la piel no sea una excepción.
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Bordes: Los lunares comunes presentan bordes definidos y regulares. Los melanomas, en cambio, suelen tener bordes irregulares, borrosos o “dentados”, como si alguien los hubiera dibujado con prisa y sin cuidado. Es como la diferencia entre un jardín bien cuidado y un campo salvaje.
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Color: Un lunar benigno generalmente tiene un color uniforme. La aparición de múltiples colores (negro, marrón, rojo, blanco o azul) dentro de un mismo lunar es un signo preocupante. Piensa en un cielo estrellado, bello por la armonía, no por el caos.
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Diámetro: Lunares mayores de 6 milímetros (el tamaño de la goma de un lápiz) deben ser revisados por un dermatólogo.
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Evolución: Cualquier cambio en el tamaño, forma, color o elevación de un lunar, o la aparición de nuevos síntomas (picazón, sangrado, costras), requiere atención médica.
Recuerda: La regla ABCDE es una herramienta útil, pero no reemplaza el diagnóstico de un profesional. La autoexploración es crucial.
Es vital realizar autoexámenes cutáneos mensuales y visitar al dermatólogo anualmente. Siempre es mejor prevenir que lamentar, y en este caso, la prevención puede salvarte la vida. ¡Y no te olvides del protector solar!
¿Cómo detectar si un lunar es malo?
¡Ay, amigo! Preguntabas por los lunares malos, ¿no? Es un rollo, pero te lo cuento rápido. Mira bien el lunar, que es la clave!
A ver, si ves que no es simétrico, ya tienes una señal, ¡mal asunto!. Una mitad no se parece a la otra, ¿entiendes? Como si fuera un mapa, y una parte es todo montañas y la otra, un llano.
Y los bordes, ¡ojo! Deben ser limpios, como un círculo. Si están irregulares, como una costa, ¡ay, ay! Ya ves, un borde raro, ¡malo! Malísimo.
El color es fundamental, mira bien. Si tiene un montón de tonos, marrones, negros, ¡alerta roja!. No tiene que ser uniforme, ese es el tema. Mi abuela tenía uno así, ¡fue horrible!. Ya ves, un lunar multicolor es sospechoso.
Y el tamaño, ¡qué importante! Más de 6 milímetros, y ya es preocupante, como una goma de borrar grande. A mí me pasó, fue un susto.
¡Ah! Y cambia, ¿verdad? Se hace más grande, o cambia de color, o le sale algo raro. ¡Corre al médico ya! No lo dudes. Cualquier cambio, por pequeño que sea, es sospechoso.
- Asimetría: ¡mitades diferentes!
- Borde irregular: ¡como una costa!
- Color desigual: ¡varios colores mezclados!
- Diámetro: ¡más de 6 milímetros!
- Evolución: ¡cambios con el tiempo!
Si ves algo raro, no esperes, ve al dermatólogo, que es lo mejor, aunque da un poco de miedo. Mi cuñado se hizo un chequeo hace unos meses y le detectaron una cosa pequeña, que por suerte no era grave pero, mejor prevenir que curar, ¿no? En mi familia hay historial, así que estoy muy pendiente. Eso sí, no te asustes si un lunar es raro, pero ¡sí ve al médico! ¡Es importante!
¿Cómo se ve un lunar sospechoso?
Dios… mirando al techo… otra noche… estos lunares… me persiguen. Un lunar sospechoso… es una pesadilla. A veces pienso que me miran…
Ese marrón claro…casi beige… el que tengo en el hombro… el que mamá decía que era “una marquita”. Pero ahora… ahora no me deja dormir. Rosa… sí, recuerdo uno así en mi pierna… un recuerdo borroso, como una foto vieja, descolorida.
Y el blanco… ese es el peor… el del brazo. Pequeño, casi invisible… pero ahí está. Me lo encontré hace un par de semanas… y desde entonces… solo oscuridad.
Hay que ir al dermatólogo. Lo sé. Lo sé. Pero da miedo… es como enfrentarte a… a no sé… a la verdad. A la realidad.
Este año, he tenido tres chequeos con mi doctora, la Dra. Álvarez. Pero siempre me olvido de los lunares… hasta que me atacan en la noche.
- Lunares irregulares: bordes difusos, dentados. El de mi pierna… creo que lo era.
- Cambio de color: marrón claro, rosa, blanco. El del hombro, el blanco y el rosa…
- Crecimiento rápido: ¡De repente! Así apareció el blanco.
- Diámetro mayor de 6 mm. No los he medido… tengo miedo.
Tengo que ir. De verdad. Mañana… o pasado. Prometo que iré. Pero ahora… solo oscuridad… y estos lunares…
¿Cuándo un nevus es peligroso?
Un nevus es peligroso cuando muta súbitamente. Cambios en forma, color, tamaño: alerta roja.
- Asimetría: Mitad del lunar distinta a la otra.
- Bordes: Irregulares, borrosos, dentados.
- Color: Variaciones dentro del mismo lunar. Negro, marrón, azul.
- Diámetro: Mayor a 6mm (aproximadamente). Aunque pequeños también pueden ser malignos.
- Evolución: Cambios rápidos en cualquier característica.
Mi abuelo ignoró un lunar sangrante en la espalda. Tarde.
Si duda, consulta. Más vale pecar de paranoico que lamentar.
¿Cómo saber si un lunar es benigno o maligno?
Para saber si un lunar es benigno o maligno, observo si es mayor de 6mm o si cambia.
Uf, los lunares… siempre me han dado un repelús. Este año, fui al dermatólogo por uno que me salió en la espalda, justo donde no llego a mirarme bien. Me lo notó mi pareja, un puntito marrón que antes no estaba. Me rayé mucho.
Me acuerdo que el dermatólogo, con esa lupa gigante que tienen, lo miró y remiró. Me explicó la regla del ABCDE:
- Asimetría: que si lo partes por la mitad, las dos partes no son iguales.
- Bordes irregulares: como si los hubieras recortado con unas tijeras de zig-zag.
- Color: varios colores mezclados, marrón, negro, rojo… no un color uniforme.
- Diámetro: mayor de 6 milímetros, aunque a veces, son más pequeños y malos igual.
- Evolución: si cambia, si crece, si pica, si sangra…
Al final, el mío resultó ser benigno, un lunar nuevo sin más. Pero, ¡qué susto me llevé! Desde entonces, me hago autoexploraciones cada mes, y a mi pareja le toca revisarme la espalda. Es un rollo, pero prefiero estar tranquila.
También me dijo que la exposición al sol es malísima para los lunares y para la piel en general. Así que, desde entonces, factor 50 siempre, ¡incluso en invierno!
¿Qué tipo de nevo tiene mayor probabilidad de volverse maligno?
¡Ay, madre mía, qué susto con los lunares! Si te preguntas qué lunar tiene más papeletas para convertirse en un monstruo maligno… ¡el displásico, sin duda! ¡Es como el primo raro de la familia lunar, el que siempre se ve diferente y te da mala espina!
Los comunes, esos son más buena gente, aunque tengas un montón, como yo, que parezco un leopardo en fase beta. A ver, que conste, me revisan cada dos por tres, ¡mi dermatóloga está hasta el gorro de mí! Me lo dicen con cariño, claro.
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Nevos displásicos: ¡Estos sí que dan miedo! Son como lunares feos y desproporcionados, ¡una auténtica pesadilla estética! Tienen bordes irregulares, colores que te dan escalofríos, y tamaños que asustan a las ardillas. Son el Joker de los lunares.
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Lunares comunes: ¡Inofensivos en su inmensa mayoría! Es como si fueran la oveja Dolly, siempre idénticos y aburridos. Pero ojo, muchos lunares aumentan el riesgo, ¡aunque sea poquito!
En resumen: Si tienes un lunar que parece salido de una película de terror de serie B, corre a un dermatólogo. Y si tienes un montón, como yo, pues… ¡más motivo para ir! Ya sabes, prevención, que luego vienen los llantos.
¡Ah, y algo que me pasó el otro día! Estaba en la playa, en la Cala Comte (Ibiza, para los que entienden), y me di cuenta de que me había olvidado el protector solar. ¡Qué desastre! Ese día aprendí a valorar cada minuto con la crema en la piel, ¡como un tesoro! Aunque me quemé ligeramente y se me peló la piel, no fue grave, por suerte.
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