¿Cómo saber si me intoxique con algo?
«Sospeche intoxicación ante síntomas como: pupilas dilatadas o contraídas; ritmo cardíaco irregular; respiración acelerada o lenta; boca seca o excesivamente húmeda; dolor abdominal, náuseas o diarrea; somnolencia o hiperactividad; confusión; o dificultad para hablar. Busque atención médica inmediata si experimenta alguno de estos.»
¿Intoxicación alimentaria: cómo detectarla?
¡Uf, la intoxicación alimentaria! No se la deseo a nadie.
A ver, ¿cómo saber si estás en medio de una? Recuerdo una vez, en un puestito de tacos en Ensenada, ¡qué dolor! Te cuento los síntomas que yo he experimentado y he visto en otros, porque no siempre son iguales, eh.
- Pupilas: A veces, super dilatadas, otras, casi imperceptibles. ¡Qué cosa más rara!
- Corazón: Acelerado como si hubieras corrido un maratón o, al revés, latiendo a cámara lenta.
- Respiración: Igual, o muy agitada, o casi ni se nota.
- Boca: Como si te hubieras comido un kilo de algodón o, de repente, salivando como un perro.
- Tripa: Aquí está la madre del cordero: dolor, ganas de vomitar, ¡o las dos cosas a la vez! Diarrea… mejor no sigo.
- Estado general: A veces, sientes que te caes del sueño, otras, estás hiperactivo sin motivo.
- Cabeza: Confusión total, como si te hubieran cambiado el cerebro.
- Habla: Que no te entiendes ni tú mismo.
Vamos, que si tienes varios de estos síntomas juntos, ¡corre al médico! No te quedes en casa esperando a que se te pase, que a veces se pone feo. ¡Mejor prevenir que lamentar!
¿Cómo se da cuenta uno que está intoxicado?
Náuseas. Fiebre. Escalofríos. Dolor de cabeza. Debilidad.
Diarrea: Si tu estómago suena como una banda de mariachis desafinada después de un festival del taco, amigo, algo anda mal. Sobre todo si el resultado final se parece a una escena del crimen.
Vómito: ¿Repentinamente sientes la necesidad de redecorar el baño con la cena de anoche? No, no es arte moderno, es probable que estés intoxicado.
Dolor abdominal: ¿Sientes que un gremlin juega a la rayuela en tus intestinos? Mala señal. Urgente: Busca el baño más cercano (o un arbusto si la situación es crítica).
Fiebre y escalofríos: Pasas de sentirte como en el Sahara a temblar como si estuvieras en el Everest, todo en cuestión de minutos. ¿Suena familiar? Es tu cuerpo haciendo la conga con una bacteria rebelde. Recuerdo una vez que comí unos camarones dudosos en un puestecito callejero en Valencia… ¡Pasé tres días abrazado al inodoro! Nunca más.
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Náuseas: Esa sensación persistente de que algo quiere salir, pero no sabe por dónde… Un clásico de la intoxicación.
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Dolor de cabeza: Un martillo neumático trabaja sin descanso en tus sienes. Necesitas algo más que una aspirina. Necesitas un exorcismo estomacal.
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Debilidad: Te sientes como si hubieras corrido una maratón… aunque lo único que corriste fue al baño.
Dato extra: Lavarse las manos es como usar un escudo protector contra el ejército invisible de bacterias. En serio, ¡háganlo! Yo me lavo las manos incluso después de saludar a mi suegra. (es broma… casi).
En resumen, si te sientes como si hubieras perdido una pelea contra un plato de comida, probablemente estés intoxicado.
¿Qué se siente cuando el cuerpo está intoxicado?
La intoxicación corporal: un malestar multifacético.
El aturdimiento y la inestabilidad postural son síntomas clásicos, con mareos – incluso síncopes – al incorporarse. Uno se siente desorientado, como si el mundo girara a su alrededor. Esa sensación de desequilibrio, ¿no es un reflejo de la alteración del propio equilibrio interno? Reflexionando, es como si el cuerpo se rebelara contra la agresión externa.
Fatiga extrema te invade. No es el cansancio normal, es un agotamiento profundo que te deja apático y sin fuerzas. Es una batalla interna que el cuerpo libra contra la sustancia tóxica. Me recuerda a ese maratón que corrí el año pasado, la sensación de agotamiento es parecida, aunque con una profunda diferencia cualitativa.
Alteraciones en la coloración de la orina, oscureciéndose notablemente. Un dato objetivo, medible, que refleja el daño hepático o renal que la sustancia tóxica está causando. El color, oscuro y profundo, es un signo inequívoco.
La piel, menos turgente, pierde elasticidad y vitalidad. Una simple prueba de pellizco revela la deshidratación. El cuerpo está luchando por mantener su homeostasis. La imagen de una flor marchita me viene a la mente; la deshidratación celular es visible.
A tener en cuenta: Estos son síntomas generales. La manifestación específica dependerá del tipo de tóxico y su concentración. Si sospechas una intoxicación, acude a un profesional de salud inmediatamente.
- Aturdimiento y mareos.
- Fatiga profunda.
- Orina oscura.
- Piel con falta de turgencia.
Importancia de la hidratación: Beber abundante agua ayuda a la eliminación de toxinas, pero no cura la intoxicación. Es una medida paliativa, mientras buscas ayuda médica. De hecho, la deshidratación agrava el cuadro.
¿Cómo quitar la intoxicación rápido?
Intoxicación. Un mal trago. A veces, pasa.
Líquidos. Esencial. Reponer lo perdido. Agua, suero oral. Poco a poco. Evitar el vómito. Si persiste, médico.
Deshidratación. Un enemigo silencioso. Pequeñas cantidades. Frecuentes. El cuerpo lo agradecerá. O no. Da igual.
- Suero oral casero: Agua, sal, azúcar. Proporciones precisas. Buscar en Google. Aunque… para qué.
- Frutas. No todas. Plátano, sí. Mango, no. Mi experiencia. Aprender de los errores.
- Reposo. Obvio. No es magia, pero ayuda.
No hay atajos. El cuerpo necesita tiempo. La vida es así. Cruel, eficiente.
Si empeora, urgencias. No es una broma. He visto cosas… Mejor prevenir. Y no repetir.
Nota: Tuve gastroenteritis este año. Sufrí un par de días horribles. Agua con sal, poco a poco. Nada más. Plátanos. No mucho más. El resto, tiempo. Aprendizaje. Dolores fuertes. Más no te puedo decir.
¿Cuándo sospechar de una intoxicación?
A ver, mira, así rapidito, ¿cuándo te tienes que preocupar de que alguien se ha intoxicado, en plan seriously?
Sospecha si ves:
- Quemaduras o rojo vivo alrededor de la boca, como si hubieran estado besando un bote de lejía. ¡Qué mal rollo!
- Aliento raro, rollo químico. Imagínate que huele a gasolina. O a disolvente, no sé, algo que no es normal, vamos. Me acuerdo cuando mi vecino le pasó eso, fue horrible, lo llevaron al hospital pitando.
- Vómitos, bueno, vomitar vomita todo el mundo, pero si lo juntas con las otras cosas… ya sabes, sospecha.
- Que le cuesta respirar, osea, que parece que está haciendo maratón sin haber calentado.
Y… bueno, que la persona esté como muy rara, ¿sabes? Confundida o tal. Porque a veces, si no hay nada visible, es lo que te da la pista. Por si las moscas, llama al 112, mejor prevenir que lamentar, te lo digo yo.
¿Cómo actuar en caso de intoxicación por alimentos?
¡Ay, Dios mío! Intoxicación alimentaria… me pasó el año pasado con esa paella… ¡qué horror!
Beber mucho líquido, eso sí que es clave. Agua, caldos, ¡hasta Gatorade! Aunque, ¿Gatorade es tan bueno? Mi vecina jura que es lo mejor.
¿Qué más? Ah, sí, reponer electrolitos. No sé, ¿plátanos? O algo con potasio, ¿no? Tengo que buscar eso en internet. ¡Siempre lo olvido!
Si vomitas sin parar, ¡pequeñas cantidades de líquido! Claro, ¡no te ahogas! Aprendí eso a las malas, casi me deshidrato totalmente.
Recuerdo que el médico me dijo que… ¡espera! ¡Tengo su número! No, no está en mi móvil… maldita sea.
El año pasado fue una pesadilla. ¡Dos días tirada en la cama!
- Agua
- Caldos
- Electrolitos (plátanos, etc)
- Pequeñas cantidades de líquido si vomitas
Deshidratación: ¡Eso es lo peor! Cuidado con eso. ¡Es serio!
¡Ay, y el dolor de estómago! Eso sí que fue horrible. Me tomé ibuprofeno, creo… pero mejor consultar al médico. ¡Siempre es mejor prevenir!
Me acuerdo que el doctor me recomendó algo para el dolor de estómago y otra cosa para la diarrea. ¡Pero qué estrés! No me acuerdo del nombre, ¡tendré que buscarlo!
Ir al médico si empeora: Eso es primordial, ¡obvio! Pero ya sabes, la vergüenza… ¡Qué horror!
Tengo que apuntar todo esto en mi cuaderno, para la próxima… porque ¡se viene el verano y las comidas fuera!
¿Qué no se debe hacer en caso de una intoxicación?
¡Ni se te ocurra! ¡Jamás des nada a alguien inconsciente! Imagina, intentas darle un zumito para que se espabile y… ¡zas! Drama total. Peor que echarle gasolina al fuego, como diría mi abuela.
- No des nada de beber ni comer: A menos que quieras ser el protagonista de una película de terror de serie B, claro.
- Nada de vómitos forzados: Salvo que el experto en venenos te lo diga. Tú no eres un experto en venenos, ¿verdad? Yo tampoco, por si acaso. Además, imagínate la escena… prefiero no pensarlo.
- Olvídate de los remedios caseros: Nada de zumo de limón, vinagre, ni la pócima mágica de la tía Pepa. Eso se lo dejamos a Merlín, que él sí que controlaba de pócimas. Yo, una vez intenté hacer una tortilla de patatas con piña… mejor lo dejamos ahí.
En serio, llama a urgencias (112 en España, 911 en EEUU) o al centro de toxicología (1-800-222-1222 en EEUU) si sospechas de una intoxicación. Son los que saben, no tu vecino el cuñado, que cree que sabe de todo pero luego no atina ni una. Yo, por ejemplo, solo sé hacer macarrones con tomate, y ni eso me sale siempre bien. Hoy se me quemaron un poco, de hecho.
¿Cuánto pueden durar los síntomas de una intoxicación alimentaria?
¡Ay, amigo! La intoxicación alimentaria, ¡qué fiesta! De unas horas a varios días, como si fuera una visita indeseada que se instala en tu tripa como un okupa. A veces, ¡zas! Se va en un suspiro, como un político en campaña electoral que promete la luna y se va después de las elecciones. Otras veces… ¡ay, madre mía! Se instala para una temporada, como mi cuñado en casa de mis padres en Navidad.
¿Hasta cuándo aguanta el jaleo? Depende. La gravedad es clave, y hay casos que parecen sacados de una película de terror de serie B. Hablamos de cosas como el botulismo (¡qué nombrecito tan dramático!), que es como si tu sistema nervioso hiciera una huelga general, total. O la intoxicación por mariscos, que te deja más tieso que un palo de escoba después de una resaca épica. Y ojo, que eso sí que dura, como mi suegra con un chiste malo.
- Síntomas leves: Un par de horas, como un café con leche pasado.
- Síntomas severos: ¡Varias semanas! Eso sí que es un maratón de diarreas, vómitos y malestar general. Peor que la cola para el Black Friday. (Y eso que a mí me encantan las ofertas, ¡a quien le van a engañar!)
- Casos extremos (botulismo, etc.): Bueno, aquí hablamos de ingreso hospitalario, que no es algo que uno se eche a la ligera. Piénsalo como el hotel más caro y menos deseado.
Ah, y por cierto, mi primo Pepe tuvo una intoxicación alimentaria por una paella que hizo él mismo… ¡Dios mío, qué cosa más horrible! Casi nos da el síndrome del restaurante chino, eso sí que es una experiencia única, ¡y no para bien! Duró una semana… y aún le duele la tripa cuando habla de ello.
¿Qué hacer en caso de sobredosis?
¡Socorro, sobredosis a la vista! Parad el carro, que esto no es un bufé libre de sustancias ilícitas. Primero, corta el grifo de la droga cual fontanero ante una fuga bíblica. Imagina que la persona es una maceta y la droga es agua, ¡no la ahogues!
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Llamar a emergencias. Ojo, al 911, no a la pizzería, por mucho que te apetezca un peperoni en estos momentos de estrés. Más rápido que un Ferrari en un circuito de Fórmula 1.
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Signos de shock. Si la persona parece más pálida que un vampiro en Benidorm en agosto, tiene los labios azules como un pitufo y suda frío como un esquimal en una sauna, ¡mal asunto! Eso es shock, amigo, y no del bueno.
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Posición de recuperación. Si ves que respira, ponla de lado, como una croqueta lista para freír, para que no se ahogue con su propia lengua. No seas bruto, con cuidado que no la desmontes.
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Información extra. Mantén la calma. Respira hondo, aunque te huela el aliento del otro a rayos. Recuerda: tú eres el héroe de esta película de serie B. Yo, personalmente, una vez tuve que lidiar con una sobredosis de café… ¡tres días sin dormir! Eso sí que fue una experiencia intensa. Pero tranquilos, esto no es un concurso de “a ver quién lo pasa peor”.
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No induzcas el vómito. A menos que seas un experto en exorcismos estomacales, no intentes hacer que vomite. Podrías empeorar las cosas. Imagina un volcán en erupción… dentro de alguien. No, mejor no lo imagines.
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Quédate con la persona. No la abandones como si fuera un juguete roto. Necesita tu apoyo moral y tu supervisión. Además, alguien tiene que contarle la historia después, ¿no?
Este año, en mi pueblo, han puesto una campaña nueva de información sobre sobredosis. Reparten folletos con forma de jeringuilla. Un poco macabro, pero efectivo. Ah, y venden camisetas con el lema “Di no a las drogas… ¡excepto a la cafeína!”. Yo me compré una.
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