¿Cómo se llama un lunar que crece?

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Un lunar que crece anormalmente, a menudo llamado nevo displásico, se caracteriza por un tamaño superior a 5 milímetros, con variaciones en color y textura, como una mezcla de tonos rosados y marrones oscuros.
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El Nevo Displásico: Cuando un Lunar Crece y Preocupa

Un lunar es, para la mayoría, una simple marca en la piel. Sin embargo, la aparición de un lunar que crece, cambia de color o textura, exige atención inmediata. Este cambio no siempre indica algo grave, pero es crucial descartar la posibilidad de un problema más serio. A menudo, un lunar que crece anormalmente se denomina nevo displásico.

A diferencia de los lunares comunes, los nevos displásicos presentan características distintivas que los hacen sospechosos. Su principal característica es el tamaño: suelen ser mayores a 5 milímetros de diámetro, superando significativamente el tamaño de un borrador de lápiz. Pero el tamaño no es el único factor determinante. La variación en color y textura es igualmente crucial. En lugar de un tono uniforme, los nevos displásicos exhiben una mezcla heterogénea de colores, a menudo presentando una combinación de tonos rosados, marrones claros y marrones oscuros, incluso con zonas de color negro. Esta variabilidad cromática, junto a la irregularidad en los bordes y la textura, los diferencia de los lunares benignos. Pueden parecer irregulares, con bordes difusos y mal definidos, a diferencia de la forma simétrica y regular de un lunar común. Algunos incluso pueden presentar una superficie ligeramente elevada o rugosa.

Es importante recalcar que la presencia de un nevo displásico no significa automáticamente cáncer de piel. Sin embargo, los nevos displásicos tienen un mayor riesgo de convertirse en melanoma, el tipo de cáncer de piel más peligroso. Por lo tanto, su detección temprana es fundamental para un pronóstico favorable.

¿Qué hacer si sospechas de un nevo displásico?

Ante cualquier lunar que presente un crecimiento rápido, cambios en su forma, color o tamaño, o cualquier otra alteración inusual, es imperativo consultar a un dermatólogo. El especialista realizará una evaluación completa, que puede incluir una dermatoscopia (examen con un dispositivo de aumento) y, en algunos casos, una biopsia para un análisis microscópico. La biopsia es un procedimiento sencillo que permite determinar si el lunar es benigno o maligno.

La prevención también juega un papel crucial. La protección solar constante, utilizando un protector solar de amplio espectro con un FPS alto, es esencial para reducir el riesgo de desarrollar nevos displásicos y otros problemas de la piel relacionados con la exposición al sol. El autoexamen regular de la piel, revisando lunares y manchas existentes, permite la detección temprana de cualquier cambio sospechoso.

En conclusión, aunque un lunar que crece no siempre indica cáncer, la vigilancia y la consulta médica oportuna son esenciales para garantizar la salud de la piel. No dudes en buscar atención profesional si observas algún cambio en tus lunares. Tu salud es lo primero.